Era un domingo por la mañana afueras de la ciudad, donde se encontraban dos chicos más conocidos como Manuel y Julio, ¿qué hacian ahi? Simple, vinieron de vacaciones para darse el tiempo de pareja que necesitaban, mas no parecían ¿Por?, pues justo ahora estaban peleando, ¿Porque?, bueno ninguno queria hacer el desayuno.

— ¡TE TOCA A TI!—

— A MÍ, SI YO AYER HICE API CON BUÑUELOS, hoy te toca hacer tus macanas de mono—dijo con indiferencia el menor.

—ES COLA DE MONO—

El mayor cansado de discutir se fue de la cocina dejando a un boliviano confundido y enojado.

Manuel simplemente se encerró en su cuarto, este se dedicaba a maldecir entre dientes  a su pareja

—porque tenía que escogerlo a el, me ubiera quedado con Martin y ¡todo ubiera estado de maravilla!, pero no... tenia que ser imbécil y escogerlo al cara de condor—refunfuño

Mientras tanto en la cocina julio estaba sentado, pensando como termino asi, en una relación que solo parece odio, sufrimiento,  dolor... pero no podia negar que el amor que tenian podia ocultarse en factores tan inusuales y crear algo hermoso que los hacia volver con el otro, como este caso.

Se levanto del taburete con la mirada en alto y empezo a hacer un desayuno que les gustaba a los dos.

Termino la comida mañanera, y decidio ir a dársela, sabia que si entraba al cuarto o trataba de entrar la pelea volveria, decidió que no iba a hacer algo tonto y  penso.

—toca la puerta—...Manu el desayuno esta listo...—sin más puso el plato alli y se fue de la casa para descansar y sentir tranquilidad para volver a aquel lugar.

Manuel aun enfadado decide esperar unos minutos antes de abrirla no queria toparse con su novio. Pasado cinco minutos abrio la puerta viendo que no habia nadie por alli...solo su desayuno favorito, no entendía, ¿Qué no deberia estar enojado? ¿Porque se preocupó por el? ¿Es algun chantaje?, bueno si era un chantaje entonces se lo iba a tirar en la cara.

Salio del cuarto con el plato en la mano listo para tirarlo en la cara del menor. Busco por toda la casa y no lo encontro, por un momento penso que se estaba ocultando, mas penso con claridad y se dio cuenta que no estaba en la casa.

Esto le preocupó, no solo por el echo de que se perdiera, sino por que cuando quería tiempo a solas se emborrachaba y se ponia a llorar.

Dejo el plato en una mesa y salió a buscarlo. Pasaron segundos que se convirtieron en minutos y luego una hora, el chileno se empezo a desesperarse hasta que lo encontro, lo encontro en la parada de un micro. Apenas lo vio fue corriendo ande el boliviano.

No importaba cuanto se pelearan ellos se amaban así sin importar que pasaba

—hola...—

—hola...comiste—

—...no, tengo que esperarte—

—¿por?—

—por que tu eres el sazón de las comidas—

Ambos se vieron con una sonrisa que prebalecio milisegundos en el rostro de menor, que cambio a una mueca triste y sería.

—oye...Manuel—

—mande—

—tú aun ¿me quieres? pero de verdad—

El mayor se quedo perplejo ante aquellas palabras, ¿Porque esta dudando?, puede que parezca que prefiere al argentino pero no es asi, cuando lo dice es solo por enfadado, no es verdad.

—pues claro, ¿quien más se levanta al lado mío?, ¿quien más me entiende a tal grado que sabe todo de mí?, solo hay una persona y eres tú—dijo de forma convencida

—pero Martín...—

—solo lo digo por enfado, si quieres otra prueba de mi amor aqui la tengo—

De la nada lo agarra de la cintura y le dio un beso,no uno salvaje, sino tierno y cariñoso.

Los dos cedieron al beso les recordaba lo bueno. Se separaron y el silencio se rompió por el mayor.

—volvemos a casa—

—sip—

Volvieron abrazandose, al llegar a casa vieron una película y se fueron a dormir.

Sip lo típico de esta pareja.