Prólogo
Hoy hace tres años mi vida se puso patas arriba. Hasta ese día puedo decir con certeza que era feliz. Muy feliz. Tremendamente feliz.
Tenía un buen puesto de trabajo en una empresa que cada día crecía más y con ella mis posibilidades de ascender gracias a mi esfuerzo y buena praxis. Tenía a Óscar, el maldito amor de mi vida. Tenía a Lucifer, mi precioso gatito de ojos azules. Tenía a Miriam con sus dientecitos de piraña y sus risas. Y también tenía (en proceso) a Gabriel, que venía a completar nuestro pequeño puzzle.
No teníamos grandes lujos, pero no necesitábamos más... y sí, hablo en pasado. Porque hoy hace tres años que Óscar, mi amante, amigo y compañero de ruta me dejó sola y con el corazón roto.
Según los testigos, Óscar iba circulando correctamente por la autovía en nuestro coche de tercera mano (que estábamos seguros que duraría varios años más), cuando un motorista resbaló en lo que parecía un charco de aceite y fue directo hacia las ruedas de nuestro coche. Óscar hizo una maniobra imposible para no atropellar al motorista y que no afectara al coche que iba justo detrás de él. El motorista salió con un brazo roto, los demás coches ilesos, pero nuestro coche de tercera mano no fue lo suficientemente resistente como para que Óscar pudiera volver a casa.
Mi único consuelo es que fue instantáneo y que él seguramente se enorgullecería de no haber puesto en peligro a nadie. Pero yo perdí a mi marido y mis hijos a su padre y eso no es moco de pavo.
La primera semana tras la muerte de Óscar fue surrealista. Tuve que mantener el tipo con mis suegros y los hermanos de Óscar, que era el más pequeño de su casa. Tuve que mantener el tipo delante de mi hija de casi 2 años que preguntaba por su papá. Tuve que mantener el tipo en el funeral, con mis padres, con mis amigos y con mis compañeros de trabajo... el octavo día, cuando me levanté y vi su lado de la cama vacío, llamé a mi madre para que se quedara con la niña y a mi hermana para que me acompañara al hospital porque no podía respirar y necesitaba dejar salir todo el dolor que sentía o afectaría al bebé. Sí, también tuve que aguantar el tipo con el bebé. Al estar embarazada, el médico decidió no recetarme nada "lo estás llevando muy bien", me dijo... sip, mantener el tipo se me daba bien, pero hasta yo sabía que eso me iba a acabar explotando en la cara.
Dos meses después nació Gabriel, sano, grandote y con los ojos de su papá. Con las hormonas revolucionadas, la falta de sueño, llevar la casa sola y atender a una niña pequeñita y un recién nacido llegó lo inevitable y a la décima noche, en un momento de debilidad que a penas duró un microsegundo me planteé quitarme la vida y fue como una hostia bien dada.
A las 2 de la mañana llamé llorando a mi hermana, que tardó menos de media hora en presentarse en mi casa con la artillería pesada: mi madre y mis dos mejores amigas. Eso supuso un antes y un después. Me mudé temporalmente con mis padres para que me ayudaran con los niños, mientras mi hermana y mis amigas remodelaban mi casa (con mi consentimiento) para darle un toque nuevo "de viuda alegre".
Estuve en casa de mis padres durante toda la baja maternal y al reincorporarme al trabajo, decidí pedir una reducción de jornada para poder pasar tiempo con los niños ya que ahora... estaba yo sola llevando una familia. Por suerte mis suegros estaban bien económicamente y decidieron ayudarme para poder tirar hacia delante sin el sueldo de Óscar y la mitad del mío. Cuando Gabriel cumplió el año y entró en la guardería dejé mi empleo para trabajar como profesora de francés en una escuela primaria, lo que me dio un mejor sueldo y la posibilidad de pasar las tardes y las vacaciones con mis hijos, como siempre había hablado con Óscar que haría cuando la situación se estabilizara.
Con el tiempo el dolor se fue mitigando. El trabajo y los niños llenaban mis días, tenía que ser fuerte por ellos y por mí. Óscar que siempre me decía que admiraba mi optimismo y mi capacidad de salir adelante de cualquier adversidad. Yo me reía cuando me lo decía porque no me veía tan "fuerte" como él pensaba, simplemente actuaba con lógica y siguiendo lo que mi corazón me decía... pero su muerte confirmó que quizá sí que tenía razón y que yo estaba hecha para ver el vaso medio lleno.
Aún así lo echaba de menos. Su persona y su toque. Echaba de menos sus besos, sus abrazos y el sexo, claro. Echaba de menos hasta cuánto se metía conmigo por mi pésimo gusto al elegir películas cuando íbamos al cine.
- ¡Es que sólo te gustan las películas con monstruos, súper héroes o desastres naturales!
- Demasiado tarde, este anillo es la prueba de que eres mío para siempre y que ya no me puedes devolver, ja ja.
Y precisamente fue el cine lo que me ha llevado ahora a visitar una web nueva que hace furor según mis amigas y compañeras de trabajo más jovencitas y pecaminosas: una web de alquiler de tíos.
El funcionamiento de la web es simple; metes tus datos, seleccionas el servicio que quieres, cuándo lo quieres y escribes algunos requisitos especiales. Luego envías el formulario, pagas con tarjeta de crédito o Paypal y ellos te envían a un tío el día y la hora indicados.
¿Y que hace una viuda de 35 años con dos niños pequeños y un trabajo serio alquilando un tío? Simple: quiero a alguien con quien ir al cine.
Pensaréis que estoy loca, que para eso no hace falta pagar. Que aún soy joven, tengo las tetas y el culo en su sitio (más o menos y con kilillos de más... menudencias) y que cualquier tío estaría dispuesto a tener una cita conmigo. Y ese, amigos, es el problema: que yo NO quiero citas. No quiero involucrarme sentimentalmente con nadie. Yo ya conocí el amor, fue maravilloso, pero no tengo tiempo, ni ganas, de meter a ningún tío más en mi casa. Y tampoco quiero sexo. La sola idea de tener que perder tiempo enseñándole a alguien lo que me gusta y como me gusta me da horror. Las novelas erótico-festivas y las películas nos han hecho creer que por tocarnos una teta ya tenemos un orgasmo. Pues resulta que no, que el componente afectivo es importante y como ya he dicho, no quiero a nadie en mi vida de forma permanente, ni mucho menos voy a meter a un desconocido en mi cama donde a las 5 de la mañana todos los días, festivos incluidos, se meten MIS hijos, MIS bebés, a dormir con mamá por el motivo que sea (porque han tenido una pesadilla, porque el ruido de la lluvia les ha asustado, porque pensar en el ruido de la lluvia les ha asustado... cualquier excusa es buena y, sinceramente, no me quejo ya que en breve serán adolescentes y pasarán de mí...). Esto descarta a cualquier tío que conozca o que me puedan presentar.
¿Y la opción de ir al cine sola o con alguna amiga? Ambas descartadas. Ir al cine sola me pone de mala leche, no poder comentar la película con nadie y mi (probablemente paranoica) sensación de que la gente me mira con lástima, me hace descartar esta opción. Ir al cine con alguna amiga... está bien, lo he hecho, pero echo demasiado de menos poder coger de la mano a mi acompañante en las escenas con demasiada tensión o de miedo... que no quiera a un hombre en mi vida no significa que no eche en falta en ocasiones el contacto con alguien del sexo opuesto...
Además, al pagar siento que yo llevo el control, que tengo las riendas de mi vida y que todo se va a hacer como yo quiera sin reproches, miradas de lástima o momentos incómodos. O eso es lo que supuestamente ofrece esta web... y lo que yo quiero creer.
Así que, aquí estoy, con mi amiga Toñi que me asegura que no me voy a arrepentir aunque yo, la verdad, no lo tengo tan claro.
- Ya te vale no haber pedido un buen revolcón, ¡con lo que te hace falta! ¿Tú crees que Óscar a estas alturas ya no se habría buscado alguna amiguita que le hiciera "favorcillos"? -Toñi, como véis, siempre ha sido muy sincera. Demasiado.
- Ya te lo he dicho muchas veces, Toñi, no necesito un polvo. Sólo alguien con quien ver una película sin que se monte él una en su cabeza...
- Vamos, que le estás dando uso al conejito rampante... -y tampoco se puede tener una conversación seria con ella... ¡como si los intrusos nocturnos de mis hijos me permitieran usar vibradores cuando me apetece!
- Venga, Toñi, céntrate, quiero que el chico me recoja en casa el viernes a las 8 de la tarde que mi madre se queda con los niños...
- ¿Y a ella que excusa le has puesto? ¡porque dudo que se quede con los niños sabiendo que su hija va a contratar a un gigoló para que la saque de paseo!
- ¡Ay Toñi! ¡que no es un gigoló! -contesté entre risas- y por supuesto que no le he dicho nada de esto, ¿estás loca? me mandaría a un convento... No, se cree que voy a salir con un compañero de la escuela -lo cual es imposible porque o son gays o están casados.
- Pues más te vale que no se entere o a la señora Lola le da un infarto... uy, franja de edad. ¡Cuanto más yogurín, más dura!
- Déjate de yogurines... tiene que tener entre 35 y 40 años. Quiero un tío de verdad, nada de niños, que con los míos y los del cole tengo más que suficiente.
- Venga, ahora rasgos físicos, expláyate.
- Pues, puestos a pedir, me gustaría que fuese moreno y guapete, a ser posible de ojos verdes, ¡que una tiene que alegrarse la vista!
- ¡Bien dicho! ¿y rasgos de personalidad? ¡mira tú que lista se acaba de desplegar! ¡y puedes seleccionar hasta 15 rasgos! esto es mejor que el Tinder, ¡te lo dije! "crossfitero", "vegano", "dominante" y "fiftyshades", ¡marca esos cuatro ipso facto!
- ¡Mira Toñi, que la tenemos! a mí no me pone un tío la mano encima ni harta vino... los Christian Greys que se busquen a otra, además, que lo que quiero es ir al cine, PUNTO. Vamos a ver que elijo... a ver, que sea muy simpático, caballero, educado, inteligente, hetero ¡y con estudios superiores! que me de un poco de conversación en el camino y si finalmente salimos a cenar y que no se ponga a hablar de animales muertos, ni de las bondades del crossfit... y, lo más importante y para terminar, que ni se le ocurra meterme mano o insinuarse de cualquier forma.
Y animada por Toñi, le di a enviar... si en ese momento hubiera sabido dónde me estaba metiendo, igual lo habría pensado dos veces.
Bueno Óscar, allá donde estés... ¡deséame suerte!
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PRÓXIMAMENTE
(Editado: en algún momento de 2019, ¡lo juro!)
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