El mes de junio en la vida de un profesor es duro: exámenes, evaluaciones, tutorías con los padres preocupados por los probables malos resultados de sus hijos...

Si a eso le sumamos que también soy madre y que no puedo disponer de ayuda las 24 horas, pues se convierte en una fecha especialmente estresante. Por lo que la llamada que recibí una tarde mientras corregía una prueba de francés no hizo sino aumentar mis niveles de estrés.

¿Qué quién me llamó? Pues bien, me llamó un agente de la agencia de alquiler de tíos que, por su formalidad y templanza me hizo pensar que se trataba de algún superior...

- Disculpe, de verdad que no entiendo aún el motivo de la llamada. Como le he dicho la cita fue estupenda, el chico, Jake, fue encantador y todo fue bien. Simplemente olvidé rellenar la encuesta de satisfacción, pero si me da un rato que acabe con lo que tengo entre manos, lo haré encantada.

- Señorita, entienda que nuestra empresa funciona gracias a los comentarios. A las experiencias de los clientes, además dado el tipo de servicio que ofrecemos y para garantizar la mejor calidad posible, la empresa matriz realiza auditorías muy exhaustivas cada tres meses a cada una de las diferentes filiales.

- Ajá... ¿Y cuál es el problema? -escuché un suspiro al otro lado de la línea y pude visualizar al caballero con el que estaba hablando frotándose el puente de la nariz con cansancio.

- El problema, como usted dice, es que nuestra auditoría fue esta misma mañana y estuvieron cotejando los comentarios de los clientes con los diferentes trabajos de algunos de nuestros agentes, entre ellos Jake. Les llamó la atención que usted es la única cliente que no escribió reseña y por tanto pidieron el informe completo de este trabajo. Ese informe, si bien no incluye ningún dato personal, sí que muestra los detalles de su solicitud y el informe detallado que cada uno de nuestros agentes debe elaborar al finalizar la misma.

- Vale, pues como le he dicho ahora escribo el comentario y todo solucionado. No veo qué...

- Señorita, disculpe, si me permite acabar podrá entender que esto ya va más allá de un simple comentario. Usted cómo bien sabe solicitó cine más cena. El estándar. Pero según el informe de Jake por problemas personales usted tuvo que cancelar dicha cena.

- Sí, así es. Le dije a Jake que podía abonarle la cena si era necesario...

- No, no era necesario. Usted como cliente puede modificar el servicio siempre y cuando no suponga aumentar el número de horas, incremento del precio, etc.

- ¿Entonces...?

- El problema es que Jake, nuestro agente, en lugar de volver inmediatamente a la oficina como debía haber hecho, usó ese tiempo para atender asuntos personales. Normalmente hacemos la vista gorda cuando algo así ocurre ya que entendemos que a veces nuestros agentes aprovechan esos huecos para descansar un poco, pero por motivos que no puedo explicarle ya que atañen a la vida personal de nuestro agente, la agencia ha decidido sancionar a Jake...

- ¿¿Qué?? ¿¿Por qué?? ¡Pero si es encantador! Además por lo que vi de él es un chico muy serio, profesional, se toma de verdad en serio su trabajo... ¿No hay nada que pueda hacer para evitar esa sanción?

- Ahí es dónde yo quería llegar... Sí que hay algo que puede hacer por él.

- Pues... Dígame. ¿Cómo puedo ayudar?

- Fácil: vamos a concertarle otra cita. Irán al cine o donde le apetezca, cenarán y luego se despedirán.

- Vaaale... Pero me da la sensación de que hay algo más.

- Me temo que sí. La cita sería grabada por un equipo profesional y la usaría la agencia principal para la nueva campaña publicitaria que quieren lanzar el próximo mes.

- ¿Está usted tomándome el pelo?

- En absoluto, señorita, por supuesto no usarían todo el metraje y su rostro se vería lo menos posible...

- Yo... lo lamento mucho, ¡pero no puedo aparecer en un vídeo publicitando su agencia! Tengo dos niños pequeños, soy... Soy profesora ¡Y a mí madre le daría un infarto!

- Lo sé, lo entiendo, es por eso que Jake rechazó directamente esa posibilidad y aceptó la sanción... -vaya, eso sí que no me lo esperaba-

- No sé qué decirle -me sabía muy mal hacerle eso al pobre chico, no le conocía mucho, pero no me gustaba jugar con la vida de las personas.

- Mire, Jake es un chico con muchas cualidades que ha hecho mucho por nuestra filial. Aquí le apreciamos mucho y es por eso que estoy llamándole yo personalmente. -confirmado, era el jefe de Jake- entiendo perfectamente sus reticencias, pero le aseguro que haremos lo que esté en nuestras manos para que nadie pueda identificarla.

- No lo tengo claro, lo siento...

Se hizo un silencio al otro lado de la línea. Si seguía insistiendo acabaría por ceder, pero odiaba estar entre la espada y la pared. ¡Nunca tendría que haber rellenado ese maldito formulario!

- Verónica, disculpe que me dirija a usted por su nombre... Le ruego, no, le suplico que se lo piense. No puedo darle detalles sobre la sanción que será impuesta a Jake, pero le aseguro que le afectará y perjudicará. Él es un buen hombre y, según nos contó, usted debe ser una bellísima persona. Por favor, al menos medítelo un poco... sólo es un par de horas de su vida, comerá bien en un buen restaurante y no tendrá que pagar nada... Considérelo una obra de caridad...

Ya está, ya me había tocado la fibra. Este tío era un manipulador profesional. ¿Obra de caridad? Pfff... Espero que nunca coincidamos, sino le soltaré un par de verdades sobre el chantaje emocional.

- Está bien, usted gana, iré a esa maldita cita, pero mi cara no se puede ver y nada de que se escuche mi voz, ¿queda claro? Ah, y tendrá que ser el jueves de dentro de dos semanas, a las 9 y a las 12 como máximo debo estar en mi casa. Así que una cena y punto.

- ¡Por supuesto! Es usted realmente tan encantadora como dijo Jake... No sabe el bien que va a hacer con esto. ¡Muchísimas gracias!

Cuando colgué el teléfono quise darme cabezazos contra la pared. ¿Quién me mandaba a mí meterme en estos líos? Más les valía llevarme a algún sitio con estrellas Michelín para compensar...