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◖🍥 ،، Unico

Choi JongHo y Jeong YunHo eran catalogados como la pareja más envidiada, tanto por hombres como mujeres, a la par que extraña.

No era de esperarse menos, siendo Choi JongHo una bolita de amor andante, que causa demasiada ternura a cualquiera por ser tan pequeñito y adorable; cuerpo delgadito pero bien proporcionado, piel bronceada y tersa, unos grandes ojos expresivos color océano de infarto, y claro, su encantadora estatura de 1.60 cm.

Era un viernes en el que caminaba de la mano de su novio a la salida de la escuela; que más bien, la escena parecía ser YunHo arrastrando a un diminuto y esponjosito osito de peluche cuál niño pequeño. Aunque claro, este no era para nada un niño pequeño, sino todo lo contrario.

Jeong YunHo, jugador estrella y capitán del equipo de baloncesto; innumerables tatuajes y una que otra perforación, y lo más destacable en él, su estatura, siendo el jugador más alto en su escuela con 1.94 cm.

Todos se hacían la misma pregunta...
¿Cómo carajo es que aquellos dos terminaron juntos? Y la respuesta era sencilla, al menos sólo para ellos dos y su mundo.

Durante el verano, YunHo se ofreció voluntariamente a cuidar del jardín y ayudar en unas cuantas cosas más a su vecina; una anciana bastante risueña al igual que encantadora, y muy muy bajita.

No había día en qué no estuviera metido en la comodidad de ese hogar; algunas veces atareado de aquí para allá, o simplemente comiendo lo que la amable viejecilla le preparaba con amor, y otras tantas espiando a su hermoso nieto, por el cual le preguntaba siempre y cada vez recibía regaños.

Sí, estaba enamorado del pequeño JongHo.

Aunque en ese tiempo, éste último lo evitaba cada vez que visitaba a su abuelita como sí su vida dependiera de ello. Más que nada porque le aterraba el pelinegro, sabiendo el historial que tenía en la escuela y su intensa mirada hacia él, tenía miedo de que intentara hacerle daño. Y sí eso ocurría, terminaría perdiendo por obvias razones.

Salía prácticamente despavorido cuando YunHo intentaba acercarse para saludarlo amistosamente. Pero JongHo nunca lo vio así, al ser movimientos algo bruscos y torpes, lo asustaba en repetidas ocasiones y lo veía como una amenaza potencial.

Fue hasta un día de verano donde el sol estaba en su máximo apogeo, que la anciana obligó a su nieto a llevarle un vaso de limonada fría al intimidante chico que cuidaba de sus flores. JongHo al principio se negó rotundamente en hacer aquello, pero después de un adorable chantaje de su abuelita, terminó sediendo.

Cuando salió al patio trasero con su pequeño cuerpo temblando, se encontró con YunHo dándole la espalda, seguramente plantando unas cuantas flores más; pero grande fue su sorpresa al descubrirlo jugando con el lodo, haciendo lo que parecía ser un intento de castillo.

Ahí se dio cuenta que el más grande, a pesar de su apariencia y aura intimidante ¡Era más inofensivo que incluso sí mismo! Así que se unió a él, ayudándolo a construir su castillo.

El resto fue historia; los meses pasaron muy rápido para los dos enamorados y se acercaba su primer año como novios.

Después de un ameno camino entre charlas y risas, por fin abordaron a la casa de JongHo. Era costumbre que YunHo acompañara a su noviecito hasta la puerta de su casa, esto para asegurarse que llegara a salvo y estar más tranquilo.

La mayoría del tiempo era muy sobreprotector con su bebé, parecía tan frágil e indefenso, que hasta el mismo viento podía romperlo. Tenía miedo en todo momento de que algo o alguien lo lastimase, así que trataba de hacer todo lo posible para evitarlo.

- Bebé, espera. -Paró frente a la puerta, evitando ser arrastrado por la diminuta mano de su novio que lo conducía a entrar. Él nombrado se dió la vuelta algo confundido y miró hacia arriba, a los ojos de YunHo, esperando por respuesta.

- Tengo que ir a la práctica, chiquito. Lo siento. -puchereó.

Observó cómo el contario hacia lo mismo, pero en cambio él frunció el ceño abultando sus mejillas, y al momento que quiso agacharse a besarlo como despedida, este le dio la espalda.

- Jong~ dame un besito, sabes que no me puedo ir cuando mi bebé está enojadito. -sujetó las caderas, para pegarse a él e intentar besarle la mejilla, sin embargo, éste se negó y se separó a duras penas de su novio para darle la cara.

- Vete a tu tonta práctica, de seguro allá la pasas mejor que con migo. -atacó molesto.

YunHo chasqueó la lengua y respondió algo dolido-: Sabes que no es así, chiquito.

- ¡No has tenido tiempo para estar con migo en más de un mes! Entiendo que trabajes pero, ¡Gran parte de tu tiempo libre estás practicando! -bramó, encogiendo cada vez más mientras sus comisuras decaían. Las palabras salían descontroladas y no podía contenerse, se lo había estado guardando por mucho tiempo, y ahora es un tren descarrilado. -He intentado ser paciente y comprensivo, sé que tú sueño es ser jugador profesional, pero ¿Y yo qué? ¿Dónde quedó en tus planes? ¿Acaso ya dejé de ser tu sueño, YunHo? -su voz ésta vez se quebró debido al creciente atosigamiento del llanto.

Él más grande, usando como ventaja su fuerza no dudo en abrazarse al pequeño, levantándolo unos cuantos centímetros del suelo. JongHo al principio pataleó intentando liberarse, más no se lo permitieron por lo que terminó correspondiendo a sus brazos, enrollando sus extremidades al cuello y cadera del azabache para ser cargado.

Fue llevado en brazos a su hogar, para después ser conducido hasta su habitación, cerrando ésta bajo llave. Una vez solos, el llanto de JongHo era plausible, llegando a alterar a su mayor, quien para ese momento también estaba hecho un mar de lágrimas silenciosas. Solo podía pensar en lo mucho que se odiaba por no tener en consideración los sentimientos de su chiquito, al punto de llegar a herirlo. Qué ironía.

- Bebé mírame. -dijo suavemente, colocándose en cuatro pretendiendo acostar a JongHo y en el proceso no aplastarlo, pero este seguía pegado a su cuerpo como un koala. -Jong, quiero mirar tus lindo ojitos, por favor.

Esta vez, convencido por las lindas palabras de su novio se soltó de él, rebotando leve en el acolchado. YunHo acunó el redondito y pequeño rostro de su novio, limpios sus lágrimas con sus labios, dándole suaves besos por todo el rostro.

- Bebé, discúlpame por descuidarte últimamente, tú novio es un idiota. -lo apretó contra su pecho -Ten por seguro que sí práctico el doble y trabajo el triple; es por ti, por nosotros. Quiero poder darte la vida que te mereces y tenerte viviendo como mi rey, en un palacio. -esta vez juntó sus frentes, mirándose fijamente a los ojos, compartiendo respiración -Recuerda que siempre has sido mi motivación y mi único sueño en esta vida, no hay nada más para mí que tus ojitos hermosos. Por favor, no me rompas el corazón dudando de ello. -terminó lo dicho con el roce de sus labios, para después cellarlos en un efímero beso, con sabor salado debido a las lágrimas de ambos, pero lo suficientemente dulce para calentar sus pechos y hacerles saber que todo estaría bien, que solo era un pequeño bache en el gran camino que recorrerían.

Al separarse de la añorada danza por sus labios, nuevamente juntaron sus frentes; el eco de sus respiraciones impregnando sus pieles haciéndose una misma, fue el causante de erizarlos, sintiéndose tan a gusto, tan completos, que sin saberlo permanecieron así por largos minutos, en los que el silencio fue su grato acompañante.

- YunHo... -susurró, y el otro solo le hizo un ademán para que continuara -Yo no necesito ninguna lujo, ni que te mates trabajando por mí, con estar a tu lado ya me haces sentir como un príncipe, en un bello reino donde solo tú y yo existimos. -su voz se fue haciendo un hilo conforme terminaba su oración. Abrió sus ojos tímidamente, encontrándose con la mirada empalagosa de su novio, sonrojándolo.

- ¡Basta Jeong! ¡Deja de mirarme así! -golpeó su pecho sin fuerza.

- Te amo, ¿Lo sabías? -soltó de repente, enternecido por las lindas acciones de su pequeño novio.

YunHo termino por romper la distancia entre sus bocas, ésta vez más lento y pausado, disfrutando cada rincón de la cavidad contraria, sus lenguas en una lucha constante por el dominio, retorciéndose entre sí, hasta que se separaron y se miraron unos segundos, algo aturdidos.

Estando embriagados por sus más bajos instintos, no duraron mucho tiempo en retomar aquel beso con un toque de salvajismo añadido a la mezcla, JongHo soltando quejiditos y empuñando la camisa de su mayor cada vez que éste mordía sus labios hambriento, cuela león a presa. Al final se separaron a regaña dientes debido a la falta de aire; pupilas dilatadas, respiración agitada, labios rojos e hinchados, y un creciente calor en su vientre bajo, fueron los focos rojos para querer frenar antes de que esto se descarrilara. ¡Mierda! Su pequeño sabía tan bien, que podía comérselo ahí mismo, pero debía tener autocontrol.

Él pequeño se aventuró primero, sus manos estaban sujetando la camisa del mayor, por lo que fue fácil aproximarse a él, logrando embarrar sus anatomías y frotar sus caderas contra las del azabache, creando una leve fricción, haciendo a ambos suspirar. JongHo estaba muy necesitado, incluso más que YunHo.

La conciencia recayó sobre YunHo, y antes de ser hipnotizado por los movimientos de su novio, sujetó sus caderas para apartarlo de él, recibiendo un mohín disgustado.

- ¿Ahora que, YunHo? -lo interrogó molesto al cruzarse de brazos, sabiendo claramente las palabras que usaría su novio.

- Bebé, no quiero lastimarte al momento de... Ya sabes. -musitó sonando avergonzado.

- Siempre dices lo mismo. -sus labios formaron una línea recta- Nunca lo hemos hecho... ¿A-acaso es por qué no te gusta mi cuerpo? -JongHo se reincorporó en su lugar, abrazándose a sí mismo en signo de protección, teniendo el enorme cuerpo de su novio encima, más no aplastándolo.

La manera en que lo dijo y su expresión al hacerlo fue la causante de destrozar por completo el corazón de YunHo; él amaba todo de JongHo, y se lo hacía saber siempre que podía, así que le dolió descifrar que por más que se lo recordara, le plantó una inseguridad al no querer intimidad con él.

Aunque claro, no era porque no quisiera. Deseaba a su pequeño en todos los sentidos, sobre todo en el sexual; con decir que, solo hacia falta mover un dedo para tener a YunHo babeando por él mientras lidiaba con una severa erección. Si no que, había un gran problema... Muy, muy grande. Enorme, diría yo. Demasiado. Sí.

Y era por ese gran problema, para él considerado su inseguridad, que evitaba la intimidad más allá de caricias y roces con JongHo. No quería lastimarlo con su torpeza, ya de por sí lo asustaba con sus movimientos bruscos, como un pequeño gatito indefenso.

- JongHo, sabes que eres el ser más perfecto e irrealista a mis ojos. Me encantas. Me encanta tu cuerpo. Me encanta que seas tan pequeñito. -acunó el rostro, haciéndolo ver más pequeñito debido al tamaño de su mano, y sonrió al ver que JongHo relajaba sus facciones siendo acariciado- De verdad... No te quiero lasti-...

JongHo ya harto del mismo argumento y sin querer oír más de aquello se lanzó al pelinegro, siendo acogido por los fuertes brazos al instante, colocándose a horcajadas en su regazo. Reclamó el control apoderándose de los labios del mayor en un acto desesperado y revoltoso, rodeó su cuello profundizando el beso y a la vez evitando que este pudiera escapar de sus brazos, aunque obviamente YunHo se hallaba gustoso probando a su pequeño. Pero como siempre, detuvo la manita traviesa de su novio cuando se escabulló por su pecho y descanso en su prominente erección, dando un leve apretón.

- Bebé, mhg... E-espera... -gruñó entre labios.

- Cállate de una jodida vez y párteme el culo, YunHo. -sentenció.

Está vez el mayor, sorprendido por las palabras de su bebé, se dejó hacer por sus bracitos, que lo empujaron suavemente hasta caer en la cama de JongHo arriba de él, ahogando su entrepierna con su regordete trasero, mientras los besos se encaminaban por su cuadrada mandíbula seguido del cuello. El pequeño aprovechó la posición y se restregó contra él, dando saltitos.

- Estás tan duro, Yunnie... Lo puedo sentir, mhgn~ -mordió su labio avergonzado, tratando de callar las incoherencias que salían disparadas de su boca.

YunHo sonrió. Nunca se imaginó que su JongHo fuera tan sucio.

A este punto ya no había vuelta atrás. Había probado demasiado y la lujuria desencadenada en su cuerpo lo dejaban pensando en lo bien que se sentiría profanar el estrecho agujerito de su bebé; por lo que levantó a JongHo para colocarlo debajo de él y seguir besándolo, de forma ruda y apasionada. Sus fuertes y grandes manos vagaron con facilidad por el cuerpecito, conociendo cada parte de éste por debajo de la camiseta hasta que decidió quitarla, llevando consigo la propia.

Acción que no pasó desapercibida por JongHo, posando sus manos por el trabajado pecho de su novio y deslizándolas por sus fuertes brazos, disfrutando plenamente del tacto tan caliente que se generó junto a la ligera capa de sudor en sus anatomías.

Estaba tan perdido y extasiado por los carnosos labios de su novio consintiéndolo de aquí a allá, besando, chupando a su paso y sobre todo mordiendo su cuello, dejando tenues marcas rojizas que seguramente se volverían violetas al pasar de los días; no percató que ambos pantalones de vestir terminaron en el suelo, dejando expuestas unas lindas braguitas, cosa que a JongHo lo avergonzó y quiso ocultarlo con sus manitas, pero YunHo se lo impidió entrelazándolas con las suyas.

- Eres hermoso bebé, no te ocultes. -murmuró a la piel sensible del pequeño, sonrojándolo.

YunHo repartió castos besos por la extensión del acaramelado pecho, brindándole leves cosquillas en el proceso, hasta que sus labios se encontraron con la tela y de igual forma plantó unos cuantos en la zona, haciendo suspirar y impulsar sus caderas en busca de más contacto, pero el pelinegro fue más rápido y sujetó sus caderas imposibilitado el movimiento, para después renovar aquellos besos, solo que ahora eran destinados a sus carnosos muslos, haciéndolo desesperar.

- YunHo~... Por favor, por favor... -suplicó, lloriqueando.

- No entiendo que es lo que quieres, bebé. -jugó un poco, su aliento caliente chocando en su piel haciéndolo estremecer.

- Follame el culo, por favor, úsame sucio y duro para tu polla Yunnie, t-te lo ruego, te necesito tanto-o~... -pronunció en un hilo, sonando meloso sin perder su toque de sensualidad.

- Lo que mi bebé ordene.

Deslizó la prenda por las cortitas piernas, liberando a su rosadito y goteante miembro, el cual no dudó en acoger en su mano moviéndose de arriba abajo y sobando la punta para lubricar sus dedos con su esencia.

JongHo estaba envuelto en suspiros y pequeños gemiditos, que más bien parecían maullidos. YunHo estaba encantado escuchándolo, así que se aseguraría de escucharlo con más fuerza.

Lo agarró de las caderas, volteándolo con facilidad debido a su ligereza, y sus manos se quedaron ahí con sus codos al colchón, haciendo un tipo de soporte con su ante brazo para que el culo de JongHo quedara alzado a su altura y completa disposición.

- Y-yunnie... ¿Qué hac- ¡ahh~! -no pudo contenerse en soltar un grito, cuando su orificio se vió atacado por la húmeda y habilidosa lengua del mayor, a la vez que introducía uno de sus dedos anteriormente lubricado, abriéndose con delicadeza. Pasó su bracito por detrás de su espalda empuñando los cabellos negros, obligándole a probar más de él; estando el otro aceptando gustoso, añadiendo dos dedos más en su interior. Trataba de ser delicado, pero entre las exigencias de JongHo y su adolorido miembro suplicando por atención, no hacía más que desesperar por proclamar su estrechez.

- Mhgr... ¡A-ah~! E-estoy listo, YunHo, tú bebé te necesita-a~ dentro... -suplicó al borde del llanto.

YunHo suspiró y obedeció como buen novio. Lo volteó nuevamente, quedando frente a frente y vaciló en quitar su bóxer bajo la atenta mirada del pequeño, hasta que por fin lo hizo de golpe.

JongHo quedó sin aliento. Trato de disimular su asombro, carraspeando y mirando a otro lado con las mejillas hirviendo. De un momento a otro, todas la negativas de YunHo tuvieron sentido. Y en efecto, entendía a qué se refería con no querer lastimarlo.

Era tan enorme; asimile la vista, calculaba fácil alrededor de unos 22 cm de largo, pero lo que realmente lo dejó anonadado, era lo terriblemente gorda y venosa que era. Mierda.

Tragó duro observando el enorme trozo de carne que YunHo estaba por servirle en el culo. No tenía intenciones de echarse para atrás, estaba dispuesto a recibir todo lo que YunHo estuviera dispuesto a darle y mucho más. Quería tener contento a su novio.

Así que lo tomó con su diestra, estimulando un poco y la guío hasta su apretadita entrada, restregando la punta, haciendo suspirar a ambos.

- ¿Estás seguro de esto bebé? -susurró YunHo muy cerca de sus labios, a lo que él otro asintió frenéticamente mirando a sus ojos.

Ambos se encontraron otra vez, abrazándose y consintiéndose con apasionados besos. Las piernas de JongHo estaban sobre los hombros de YunHo, alzándose para él, y continuaron besándose como si su vida dependiera de ello, distrayendo al más joven antes de que YunHo finalmente se hundiera en él. JongHo gimió al sentir como su cuerpo se abría para él, como trataba de llegar al fondo lentamente y dolía como el infierno.

- ¡Y-YunHo! -gimió entre labios, aferrándose a los muslos del nombrado.

Se detuvo al estar completamente dentro de él, y pudo apreciar con claridad el rostro de JongHo; labios semiabiertos con un fino hilo de saliva por la comisura, cabeza inclinada, dejando a su merced un cuello lleno de marcas, con los ojos perdidos y delirantes, y unas mejillas de tono carmesí.

Tuvo que pasar un tiempo para que las paredes del pequeño se acomodarán a su tamaño, y fue él mismo quien comenzó a moverse contra su cadera, sintiendo los testículos chocar con su trasero, puso los ojos en blanco cuando YunHo salió de él, para volver a entrar de lleno con fuerza, enviando temblores a cda fibra del pequeño cuerpo. Sus estocadas eran pausadas y precisas, pero nada aburridas. Daba en el punto exacto para hacer lloriquear a JongHo que se aferraba a lo que podía , y cuando la sábanas no fueron suficientes para apaciguar su éxtasis, se aferró a los fuertes brazos de su novio, enterrando sus uñas en él, arañandolo.

- ¿T-te gusta, bebé? ¿Te gusta cómo se siente mi polla enterrada en tu culo? ¿Eh? -jadeó el pelinegro.

-¡Sí! ¡Me encanta! M-más... ¡Más duro~! ¡Ah! ¡YunHo!

Entraba y salía de JongHo, está vez con la fuerza y velocidad suficientes para hacerle ver el cielo. YunHo miraba con atención las expresiones del menor, motivándolo a incrementar sus movimientos a tal punto de escuchar sus testículos golpear con frenesí el mullido trasero.

Él sometido no hacía más que gemir y jadear a su paso, soltando de vez en cuando incoherencias al torturar con precisión su punto dulce.

Sus piernas temblaban terriblemente y la presión en su vientre bajo le nublaba la vista, indicándole que estaba próximo a su orgasmo. Y al parecer YunHo estaba en la misma situación, ya que sus embestidas se hicieron erráticas y desesperadas. La cama rechinaba bajo sus cuerpos y tuvo que sostener a los barrotes de está, para evitar ser impulsado debido a la brutalidad de las embestidas. JongHo casi no podía respirar por la abrumante excitación de momento y la ola de estamos que estaba experimentando.

Y así terminaron en el clímax, el primero de muchos; JongHo llegó primero manchándolos a ambos, mientras que YunHo le siguió llenado el interior con su semilla.

Sus pechos se movían agitados y permanecieron en la misma posición hasta que pudieron recuperarse de la actividad. Él pelinegro salió lentamente de su interior y en seguida se recostó al lado del pequeño para recogerlo en su pecho.

- ¿Estás bien chiquito? ¿Te lastimé? Perdón si fui demasiado brusco bebé, no fue mi intención, en serio, me dejé lle...

- Eso fue increíble, YunHo. -afirmó, reconfortado a su novio- Pero le duele demasiado mi traserito. -puchereó.

- Pero querías más... -respondió en tono de burla, recibiendo leves golpes en su pecho de un sonrojado JongHo.

- Aún así... Creo que puedo aguantar una segunda ronda. -levantó la vista a su novio, expectante a una confirmación. A lo que YunHo respondió abalanzándose y comiéndole la boquita a su novio.

Y esa fue la segunda de cuatro rondas que continuaron ese día.


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