CAPÍTULO I
- No- dijo YoonGi. Salió de su despacho y se dirigió a la cocina.
- Considéralo, al menos- pidió SeokJin.
- Ya lo he considerado, y mi respuesta sigue siendo no- repuso YoonGi.
- ¿Por qué no? Sólo serán unos días y...
- ¡SeokJin!
Aquello dejó estático al mayor. YoonGi siempre le llamaba "Jin" y, en algunas especificas ocasiones, "hyung" pero que le llamara "SeokJin" demostraba que estaba realmente enfadado.
- Me importan tres mierdas la publicidad o los premios, ya he ganado y demostrado todo lo que tenía que ganar y demostrar. Tú lo sabes, así que dame una razón y dime porque tengo que meter a ese niñato en mi casa.
- Porque ya has ganado y demostrado todo lo que tenías que ganar y demostrar- dijo, con tranquilidad- en cambio, ese niñato, como tú le llamas, sólo ha escrito un libro en toda su vida y no sabe en qué consiste esto.
- ¿Altruismo?
- Sí.
- ¡Que te jodan!- dijo. Cogió la botella de agua de la nevera y volvió a su improvisado despacho.
- ¡Eso lo haces todas las noches!
- Y dejaré de hacerlo si ese crío viene aquí- dijo, con sorna.
- ¿Estás diciendo que lo harás? ¿Dejarás que venga?
- Lo consideraré y, si lo acepto, será bajo mis condiciones.
- Gracias... ¿Qué vi yo en ti?- masculló antes de salir del despacho.
Para su desgracia, YoonGi no sólo le escuchó sino que le respondió.
- Mi increíble voz, mi gran talento y mi entrepierna.
SeokJin se giró, pero el menor estaba enfrascado en su siguiente novela.
Aquella noche, YoonGi imprimió el email que le enviaron con la propuesta a cerca del mocoso como él solía llamarle.
Estimado señor Min YoonGi.
Por la presente carta queríamos ponernos en contacto con usted para felicitarle por los merecidos premios de su última obra y para hacerle una propuesta que no podrá rechazar.
Como bien ha podido observar en el panorama actual del mundo de la escritura, los tiempos están cambiando, ya no se publica tanto en papel como antes, los temas de publicación ya no son los mismos y debemos adaptarnos.
Si bien es cierto que usted se mantiene se mantiene en la línea de publicación clásica aplicando temas de lectura como bien puede ser el racismo, la homosexualidad, el dinero, abuso de poder... hay otros autores que no se decantan por esta rama, prefieren un contenido más sexualizado y una publicación por entero vía online, como es el caso del joven Park JiMin, que a sus veintidós años ha conseguido que Amazon se haga cargo de la distribución de su novela debido a la gran cantidad de "like" y "comentarios" que su novela estaba teniendo en la plataforma online Go'n'Read.
Tras estudiar detenidamente sus cifras y las del joven Park creemos que sería conveniente una "convivencia" entre ambos para que usted pueda llevar al joven Park por el mejor camino.
Esperamos su respuesta ante nuestra propuesta.
Atentamente.
Kim ChanSoo.
Suspiró, tumbado en su cama, leyendo y releyendo aquella carta una y otra vez. Quería poner él sus condiciones pero a estas alturas sabía muy bien que debía hacerlo si leía bien lo que le exigían, de lo contrario, todo saldría muy mal.
Cuando lo tuvo claro, le escribió un mensaje por chat a SeokJin.
"Estoy dispuesto a dejar que ese mocoso pase unos días en mi casa... bajo unas condiciones. Primero: si lo que queréis es altruismo y que aprenda de mí, le enseñaré, leeré su libro y charlaré con él sobre lo que está bien y lo que está mal. Segundo: que ese crío tenga las hormonas revolucionadas y escriba porno en su casa y lo suba a la red, no quiere decir que yo lo vaya a hacer, así pues, si es lo que esperáis de mí, me vais a comer a polla y en fila india, así se lo puedes decir a ChanSoo. Tercero: yo decidiré cuando el crío entra en mi casa y cuando se va. Cuarto: escribo en papel y lo seguiré haciendo, lo siento por los árboles, de verdad, pero estoy dispuesto a trabajar en nuevas técnicas y fórmulas de papel reciclado y todas esas mierdas que le encantan a la gente verde. Quinto: no quiero publicidad de que el mocoso está en mi piso. Y sexto: más te vale chupármela bien en agradecimiento a esto"
Sin pararse a pensar, mandó el mensaje, estaba tan cabreado que no se paró a esperar una respuesta, simplemente se acostó a dormir.
A la mañana siguiente, los golpes en la puerta de su habitación le despertaron.
- Pero... pero ¿qué? Qué coño...
Abrió la puerta de su habitación y se encontró a SeokJin más enfadado de lo que nunca le había visto.
- ¿Es que no tienes reloj?- preguntó, malhumorado.
Por toda respuesta, SeokJin le abofeteó.
- ¿Qué mierdas te pasa?- preguntó, enfadado.
SeokJin volvió a abofetearle.
- ¿Sabes querido? Es una suerte para mí que hoy sea domingo, hoy no soy tu puto secretario, ni tu manager. Hoy sólo soy tu novio ¡Y me tienes harto! De hecho, a todos en la editorial nos tienes hartos, de hecho, sólo te aguantamos porque eres el autor que más dinero das- dijo, con tranquilidad- pero que seas el autor que más dinero da no te da el derecho a tratarnos como la mierda, ni a los que están en la empresa y mucho menos a mí, porque yo soy tu novio, YoonGi, no soy tu puta, así que baja el tono. Mañana vendrá JiMin a tu casa...
- Pero...
- Sin peros. Se quedará una semana. Tienes tiempo más que de sobra para leer su obra, corregírsela y enseñarle, luego se podrá ir. Si por cosas de la vida no te da tiempo, se quedará otra semana. Ya está avisado, está haciendo su maleta.
- Yo...
- Tú vas a hacer lo que yo te diga, para eso soy tu manager. Serás amable con el muchacho, controlarás tu vocabulario, es joven, no queremos que le corrompas.
- ¿Él escribe porno y yo le voy a corromper?- dejó escapar.
- No me hagas hablar- dijo, mirándole de arriba abajo- y de lo nuestro, ya hablaremos.
SeokJin se dio la vuelta, dispuesto a irse.
- ¡No! ¡Espera! ¡Joder, que te esperes!- dijo YoonGi.
- ¿Alguna duda?
- Sabes que mi última novela me tiene estresado- dijo- no es razón para tratarte así, lo siento. Pero he recibido tantos premios y reconocimientos que no sé exactamente lo que la gente espera de mí y me siento a escribir y las palabras... las acciones de los personajes se mezclan entre lo que yo quiero que hagan y lo que creo que a la gente le gustaría leer y me confunde... y me malhumora.
SeokJin le miró. No quería ser comprensivo, no lo merecía, pero no podía no serlo.
- Cuándo escribiste el primer libro, ¿qué hiciste?
- Sólo escribir- dijo, sin más- luego lo leí y lo estructuré.
- ¿Y con el segundo?
- Algo parecido. Pero tras escribir el segundo, me fui dando cuenta de los fallos que cometí con el primero.
- ¿Cuántos libros tienes en el mercado?
- Ocho. Pero eso ya lo sabes, me has visto escribiendo todos, incluso los otros treinta o cuarenta que sólo escribí por diversión- se sentó en la cama y miró al suelo.
- ¿Y todos esos libros los has escrito tú o tus fans?
- Supongo... que yo- dijo con la boca pequeña.
- Eso es, los escribiste tú. No dejes que las ideas sobre lo que tus fans quieran ver en tu obra nublen tu vista, es tu obra, tus ideas. Sólo escribe.
YoonGi se tapó la cara.
- Lo siento, tengo la impresión de que no te he tratado bien... siempre soy muy rudo pero me he pasado.
SeokJin tomó el mentón de YoonGi, con suavidad le obligó a mirarle y le miró.
- Me gusta que seas rudo- confesó.
YoonGi sonrió y le besó con pasión. Tiró de la cintura del mayor y lo colocó sobre sus piernas.
- Entonces seré rudo para ti... pero sin pasarme...
SeokJin sonrió y le empujó para que se tumbara sobre el colchón. Ahora sólo le apetecía una buena reconciliación.
- SeokJin... ¿de verdad quieres acostarte conmigo? ¿de verdad quieres que te haga el amor?
- Nunca me lo habías preguntado así- dijo SeokJin, asombrado- pareces antiguo.
- Sí, es cierto, y a ti te gusta rudo...- sujetó a SeokJin de la cintura, giraron y le abrió con fuerza la camisa que llevaba, esparciendo los botones por toda la habitación- ¿quieres que te folle?
- ¿Qué necesidad había de romperme la camisa?
- Joder, Jin...
- Para ti, soy tu hyung, enano maleducado...- dijo, besándole.
- Ese es mi chico...
Dedicaron toda la mañana a amarse y reconciliarse. Tras una reparadora ducha, YoonGi comenzó a secar su pelo con una toalla, se puso unos vaqueros negros, una sudadera negra y unas deportivas, también negras. Jin, por su parte, se ducho y secó su cabello rubio con un secador y se volvió loco en el armario de YoonGi, no sabía que escoger. YoonGi era cinco centímetros más bajito que él, todos sus pantalones le quedaban cortos ¿Cómo es que no tenía ropa suya en el departamento de YoonGi? Al final se decidió por un chándal gris y una camiseta blanca. Abrió las ventanas de la habitación del chico y fue en su búsqueda.
Estaba en el salón, con una taza de café en la mano y otra en la mesita. Había galletas y donuts en un plato.
- ¿Sueles desayunar esto?
- Sólo los domingos.
- ¿Y el resto de días?
- Un café en mi despacho.
- Muy sano de tu parte.
- Si te quedaras aquí, te desayunaría a ti.
Jin sonrió, YoonGi le había planteado más de una vez el tema de la convivencia pero siempre tenía alguna excusa. Llevaban saliendo más de diez años, ¿por qué no quería vivir con él?
- Cuando JiMin se vaya, me instalaré aquí- prometió.
- ¿Y por qué no antes?- preguntó.
- ¿Antes cuándo? ¿Ahora?- preguntó, riendo.
- Sí, ¿por qué no? Piénsalo, sería genial, JiMin sería como nuestro hijo adoptivo.
- Que él sea un mocoso, no quiere decir que nosotros seamos unos viejos.
- Yo no he dicho eso y tampoco lo opino, hyung.
- ¿Y qué opinas?- dijo Jin, divertido.
- Opino que él tiene veintidós, es un bebé. Yo tengo veintinueve, soy adulto. Tú, en cambio, hyung, ya tienes treinta y dos, tú eres el viejo aquí.
- Desde luego, eres de lo peor- dijo, mientras reía.
Aquella noche, Jin no se quedó a dormir a pesar de las insistencias de YoonGi, consideraba que tenía que ir a su casa y dormir tranquilo, además, en casa de YoonGi no tenía ropa.
El lunes por la mañana YoonGi se despertó de mal humor, como todos los lunes, y los días del resto de la semana que tenía que cumplir compromisos con la editorial. No tenía ni idea de qué ponerse para la situación, así que llamó a Jin.
- Tu salvación al habla.
- Qué haría sin ti... ¿qué me pongo?
- ¿Estás desnudo?- preguntó, con interés.
- No, lo hubiera estado si mi novio hubiera dormido conmigo, pero como me dejó sólo y caliente...
- Capto la indirecta- dijo, con una sonrisa- supongo que no sabes que ponerte para conocer a JiMin.
- Estás en lo cierto.
- Pantalón vaquero, el azul oscuro te queda bien, camisa blanca, nada de corbata y americana azul.
- ¿Zapatos? ¿Los de charol negro?
- Vas a acabar conmigo. Los botines azul oscuro, los de ante...
- ¿Antes de que?
- Ante, cariño, ante... ¡los de pelito!
- Ahhh...
- Bien, así estarás guapo, sexy y juvenil. En una hora estaré allí con JiMin.
- Si vienes solo sería genial.
- No cuentes con ello.
Con esa última risa se despidieron y YoonGi se vistió con aquello que Jin le había indicado. Se miró al espejo por todos los ángulos habidos y por haber. Se sentía guapo y sexy.
Sonó el timbre y bajó a recibir a los recién llegados. Allí estaba Jin, con un chico rubio de gruesos labios.
- Pasad- dijo YoonGi- sentaos.
YoonGi le indicó el asiento más grande a JiMin, mientras que él y Jin se sentaron cada uno en uno individual.
- Min YoonGi- dijo el chico estirando la mano para presentarse formalmente.
- Park JiMin- dijo, sin mirarle.
YoonGi retiró la mano, JiMin estaba tan cortado y asustado por aquello que no parecía querer ni hablar. Observó su vestimenta juvenil: pantalones rotos, camiseta holgada y botines. Le recordaba tanto a si mismo cuando tenía su edad. Trató de ponerse en sus zapatos y no le resultó nada difícil.
- Bien- dijo, tomando las riendas de la situación- estás aquí porque eres un escritor nobel cuya primera novela ha tenido una gran repercusión social y quieren que yo lea tu obra y la corrija ciertos puntos. No es para tanto...
- Lo que usted escribe es tan...
- No me trates de usted- pidió.
- Lo siento- se asustó- es sólo que... tú eres un escritor con trasfondo. Yo no. No sé a qué viene esto.
YoonGi miró a SeokJin con ligero gesto de asesino.
- Lo adivinarás con él, no te preocupes- dijo Jin, con amabilidad- YoonGi es el mejor y te ayudará a desarrollarte en todo lo que tengas problema.
- Claro...
- Bien, os dejo solos para que habléis de libros, si ocurre algo, JiMin tiene mi número. Pero nada va a pasar- dijo, con una sonrisa.
Lanzó una mirada de advertencia a YoonGi y salió del piso de su novio.
- Que incómodo- comentó JiMin.
- ¿Esperabas otra cosa?
JiMin no respondió y YoonGi comenzó a temer que sus días fueran así. ¿Y si por culpa de la timidez de JiMin no avanzaban?
- Bien, tengo tu libro en PDF, voy a imprimirlo para poder leerlo, ¿Me acompañas a mi despacho mientras lo imprimo?
JiMin asintió y en completo e incómodo silencio subieron al despacho de YoonGi. Una vez arriba, JiMin dejó escapar un sonido, mitad mezcla de admiración, mitad gemido. YoonGi le miró y JiMin se puso completamente rojo.
- Tienes tantos libros...- se excusó.
- Oh- dijo. Observó su gran biblioteca, Jin le había ayudado a montarla, luego a llenarla de libros y, durante más de diez años, se había dedicado a empotrar a su novio contra aquellos libros- supongo que sí- dijo, sin más. ¿Cuál es tu escritor favorito?
- Dostoyevski, por supuesto- dijo JiMin, emocionado.
YoonGi le miró con los ojos muy abiertos.
- ¿Lees a Dostoyevski?
- ¡Por supuesto! ¡Él es genial! Considero que Crimen y Castigo es muy duro, El Jugador no estuvo a la altura de mis expectativas pero El Idiota fue simplemente increíble. ¿Quién es tu escritor favorito?
- Dickens- respondió al acto- lo cual es curioso, yo amé la lectura por Oscar Wilde, su forma de escribir sobre cualquier tema... pero Dickens lo hace con un amor... y con ironías.
- ¡Como en David Copperfield!
- Nací y crecí...
- ¡Según me han dicho y yo lo creo!- terminó JiMin, entre risas.
Era demasiado agradable estar allí, con JiMin, rodeado de libros y hablando de temas de los que habitualmente no hablaba porque no tenía a nadie con quien hablarlos.
- ¡Ven! ¡Esto te encantará!
Tomó la mano de JiMin, que se le antojaba pequeña, y lo llevó hasta una estantería, mostrándole la pila de libros que estaban allí.
- ¡Todos los clásicos!
- Todos y cada uno de ellos: Dostoyevski, Wilde, Dickens, Allan Poe y Lovecraft, Hemingway, Austen, Goethe, Shelley, Víctor Hugo, Melville, Tolstoi, Bukowsky y su estilo duro, por supuesto, Bram Stoker, y algunos más como Cervantes, Julio Verne, Quevedo, Azorín...
YoonGi paró su perorata de autores al ver la cara de casi éxtasis de JiMin. El chico tenía la boca abierta y miraba todos aquellos libros como si fueran un tesoro.
- Puedes venir aquí siempre que quieras y leer- dijo.
- ¿En serio? Esto es tu despacho.
- Si te sientes incómodo aquí, puedes ir a tu habitación, al salón, dónde quieras...
- ¡Gracias!
- Bien, hablemos de tu obra mientras se imprime.
YoonGi se sentó en su silla de escritorio, con un movimiento elegante de su mano, invitó a JiMin para que hiciera lo mismo en la silla de en frente.
- ¿Qué necesitas que te cuente?- preguntó nervioso y cohibido, de nuevo.
- ¿En qué pensabas cuando la escribías?- preguntó de forma distraída. Miraba al ordenador, abriendo carpetas, buscando el PDF para imprimirlo.
- Todo gira alrededor del protagonista- respondió cohibido.
A pesar de que estaba muy centrado en su ordenador, no pudo dejar de observar que JiMin no hacía más que secarse el sudor de sus manos y tirar de los hilos sueltos de los rotos de sus pantalones.
- ¿Conoces al protagonista? ¿Está inspirado en un amigo?
- En una persona que admiro.
- Oh- la impresora comenzó a funcionar y YoonGi le miró directamente a los ojos- ¿El resto de los personajes?
- El otro protagonista...- el muchacho se puso colorado hasta las orejas- podría decirse que está basado en mí, en mi carácter, mi forma de ser... el resto ha salido de mi imaginación.
- Entonces es mitad fanfic, mitad narrativa- dijo con naturalidad.
- Sí, por decirlo así.
- ¿En qué persona está escrito? ¿Primera? ¿Tercera?
- Ehhhh...
- Sí, te explico- dijo, con amabilidad- primera persona sería "Él me hizo caso y se fue a nadar". Tercera persona sería "JiMin le hizo caso a YoonGi y se fue a nadar".
- Tercera- dijo, con una sonrisa- gracias por la aclaración.
- De eso trata esto. ¿Cuántos capítulos tiene?
- Trescientos cuarenta y dos.
Si YoonGi hubiera estado bebiendo algo, posiblemente hubiera escupido.
- ¿Disculpa?
- Trescientos cuarenta y dos.
Se quedó quieto y miró a ambos lados, como si así encontrase la respuesta al por qué ese dichoso libro era tan largo.
- ¿Por qué?
- Empecé a escribir y...
- Y te fuiste de madre.
- Es que...- se volvió a poner rojo y calló.
- Cuéntame- pidió, con tranquilidad.
- Yo no tenía planeado que esto pasara- reconoció- siempre me ha gustado leer, me ha gustado escribir y lo hacía para mí. Un día... esto es tan vergonzoso...
- No soy mucho más mayor que tú...- le recordó YoonGi.
JiMin suspiró.
- Un día conocí a esta persona a la que admiro, ya sabes, por revistas. Él es un escritor famoso, leí sus libros y me encantó. Así que escribí...
- Tus fantasías con él- terminó YoonGi- no es tan raro, ni anormal. De hecho, es lo más lógico del mundo, todos lo hemos hecho, hasta aquellos que no escriben, en algún momento de su vida han escrito en papel un relato erótico con aquel a quien desean. Ahora bien, tú lo subiste a la red y la gente se sintió identificada.
- ¡Ese es el problema! ¡Cuando yo lo subí no esperaba que nadie lo leyera! ¡Pero lo leyeron! ¿Sabes cuántas personas han leído lo que quiero hacer... le... a esa... persona? Y que... esa persona... me haga... a mí.
- ¿Por qué opinas que van a adivinar que tú eres uno de los protagonistas? Que lo sepas tú, no quiere decir que lo vayan a saber los demás. Y que me lo hayas dicho a mí, no quiere decir que yo lo vaya a decir a los demás. Lo que pasa en este despacho, se queda en este despacho. Créeme, si este despacho hablara, yo estaría arruinado.
JiMin alzó una ceja pero no dijo nada.
La impresora dejó de sonar y YoonGi se levantó a por las hojas, eran demasiadas.
- Creo que tendré que encuadernarlas... y por separado... ¿Me ayudas?
- Claro- dijo. Se levantó y se acercó a YoonGi- ¿Qué tengo que hacer?
- Lo más divertido- dijo, con sorna. Le entregó cuatro espirales- ¡meterla!
JiMin se quedó estático y YoonGi apuntó en su cabeza no hacer con él las bromas que solía hacer con Jin o con el resto de sus amigos.
- ¿De dónde eres?- preguntó para aflojar tensión.
- Busan- dijo.
- ¿Y has venido a Seúl sólo para unos días para que te enseñe?- preguntó.
Separaba el mamotreto en varias partes, dividiéndola por capítulos, ayudándose del autor.
- Me vine a Seúl hace cuatro años- informó- mis dos mejores amigos y yo decidimos que lo mejor para nosotros sería hacer la universidad en Seúl.
- ¿Ellos también aparecen en tu libro?
- No, ni siquiera sabían que yo escribía hasta que les conté que una editorial online lo quería publicar por Amazon.
- ¿Cómo reaccionaron?
- Bueno, se sorprendieron, claro, pero luego quisieron leerlo y les gustó.
- ¿Y a que ellos no saben que tú eres uno de los protas?
- ¡No!- dijo, riendo- bueno, cuando lo terminaron, yo se lo conté.
Durante diez minutos estuvieron en completo silencio, encuadernando aquel libro infinito.
- ¡Pues a leer!- dijo YoonGi- pero te enseñaré la casa antes.
Salieron y entraron por la puerta que estaba justo a la izquierda. Era una habitación muy amplia con cama de armadura antigua y muebles a juego. JiMin suspiró, así es como debía ser la habitación de un escritor. Tenía varias estanterías y todas ellas repletas de libros, casi podía jurar que su habitación olía a papel antiguo.
- Este es mi cuarto, no es muy amplio, pero en esta casa nada lo es. De ahí su encanto.
Pasaron a la habitación de en frente. Era notablemente más pequeña, sólo tenía una cama individual, un armario de dos puertas y una mesita de noche. En realidad, no había sitio para más.
- Lo lamento, quizás estés incómodo.
- ¡No! ¡Para nada! ¡No te preocupes!
- Como la distribución de esta casa es así de genial, el baño está abajo, así que si de noche te meas, tendrás que arriesgar tu vida y bajar las escaleras.
- ¿Arriesgar mi vida? ¿Alguien me va a raptar?
- Depende de la ropa que lleves puesta- soltó sin más. JiMin volvió a quedarse blanco- ¡había olvidado que no debo hacer esas bromas contigo!
- ¡No pasa nada!- dijo, riendo.
Bajaron las escaleras y llegaron al salón. YoonGi le condujo hacia una puerta que estaba tras el sofá, era corredera.
- Este zulo es el baño.
Al lado de la pequeña puerta corredera estaba el retrete, justo en frente el lavamanos y a un lado, entre el retrete y el lavamanos, estaba el plato de ducha.
- No es un jacuzzi, pero quedarás limpio. El salón que ya lo conoces y eso de ahí es la cocina.
Separado por una pequeña pared de pladur y una puerta corredera estaba la cocina donde no cabía más de una persona,
- Bueno, aquí no creo que te pierdas... sé que quizás esperabas más pero me gusta esto, es...
- Pequeño y acogedor- dijeron ambos a la vez.
Rieron y se quedaron en silencio, mirándose.
- Voy a leer- dijo YoonGi.
- Yo voy a hacer un trabajo para la Universidad, me llevará días, así que aprovecharé, ¿puedo ponerme en la mesa del comedor?
- Claro, hay poco sitio pero, si necesitas un enchufe, detrás tienes. Si necesitas un internet, en la nevera tienes la clave del Wi-Fi.
- En la nevera...
- Sí, con un imán...
- ¡Oh, claro!
- ¡No guardo la clave del Wi-Fi con la carne!
- Mejor, con la carne no hay que guardar nada, en todo caso, sacar.
YoonGi le miró un segundo luego sonrió con picardía.
- Me gusta tu humor con doble sentido. Hay que ser inteligente para captarlo.
JiMin sonrió y se quedó en el salón, enchufando su ordenador para poder hacer su trabajo de Literatura.
Por otro lado, YoonGi subió a su despacho y se pasó las siguientes horas leyendo el libro de JiMin. Era muy fácil de leer, no era nada que no hubiera visto con anterioridad, pero el principio se le antojaba un poco pesado. No dejaba de ser la novela de cómo un chico conocía a la persona a la que admiraba y vivían un intenso romance.
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