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➤Veinticuatro.

"¡Lauren, Lauren!" Camila chilló, sentándose y sujetando su cabeza. Apretó fuertemente los ojos, queriendo llorar. La cabeza le punzaba de una manera horrible. "Lauren, por favor." Gimió, recibiendo un suave ronquido a cambio. Bufó, mirándola. Sin pensarlo le pegó una cachetada en un gesto desesperado. Lauren se levantó asustada, tocando su mejilla ahora rojiza. "Lauren, ayúdame, siento que me saldrá un bebé de la cabeza. ¡Agh! ¡¿Qué es ésto?!" Miró a Camila impresionada, sobándose.

Soltó una ligera risita. Agradecía a cualquier Ally por no hacerla despertar a ella con ese horrible dolor. 

"Yo te dije ayer que quería ir a buscar agua para..."

"¡LAUREN, ME IMPORTA UNA MIERDA!" Gritó, abrazándose a sus rodillas y meciéndose como si estuviera loca. "T-tráeme algo, ayúdame, o te juro que me tiro por la ventana."

"Estás siendo dramática." Lauren se levantó. Iría a buscar un vaso con agua y una pastilla. Normalmente jamás le funcionaban las pastillas en la jaqueca (aunque la tomaba de todos modos), pero esperaba que a Camila sí.

"¡No estoy siendo dramática, me duele!"

"Sí, claro." Rió, abriendo la puerta.

"¡Agh! Tú mamá ya me hubiera traído las pastillas hasta con desayuno incluido." Dijo, enojada. Lauren se detuvo. "Ella era un amor, tú no, tú me estás dejando morir." 

Se volteó para mirarla, indignada. "De acuerdo.. Entonces, ya quiero verte de novia con ella... ¡Qué digo! ¡Mejor cásense!"

"¡No!" Gritó, levantándose débilmente. El dolor latente azotándola con fuerza.

"¿Y por qué no quieres casarte con ella si dices amarla tanto?" Camila quiso reír. Su ojiverde hasta parecía realmente celosa. Se acercó enojada hacia ella, bufando. "A ver, explícame."

"¡Porque yo sólo quiero casarme contigo!" Saltó en sus brazos, desesperada por sentir su toque. Lauren rápidamente la sujetó por los muslos, sonriendo divertida con su mueca de dolor. "Llévame en brazos que no puedo moverme solita, por fi."

Lauren hizo caso cuando su hada se escondió en su cuello, sollozando por el dolor. Tal vez no estaba siendo dramática y de verdad su cabeza estaba muy mal. Bajó las escaleras con cuidado, intentando hacer las pisadas lo más suave posible.

La sentó en la encimera, dándole una pastilla. Echó agua en un vaso y se volteó para entregarselo. Se detuvo. La pastilla no estaba por ningún lado, y Camila parecía estar como nueva.

"¿Ya te lo tragaste? ¿Sin agua?" Preguntó. Camila asintió, sonriendo. Recibió el agua, bebiéndola antes de suspirar, relajada.

"Ya no me duele la cabeza." Lauren alzó una ceja, incrédula.

"Claro, ¿En dos segundos se te quitó el dolor? Eso es totalmente realista." Habló, ironizando. "Aunque también puede ser algo inconsciente porque cuando uno..." Camila la detuvo. No es como si no le gustara escuchar cuando se apasiona con sus cosas 'científicas' pero no quería hacerla hablar dos horas con sus teorías para luego tirarlas a la basura.

"Lauren, soy una hada. Sólo me tomaba la pastilla y podía acelerar su efecto." Hizo un gesto obvio con sus manos. "Duh."

La ojiverde la miró dudosa. "Creo que más natural hubiera sido darte un vasito de lo que tomaste anoche" Camila negó.

"Estás loca. No hubiera tomado eso con dolor de cabeza."

"Aunque no lo creas, eso te regula y deja de dolerte." Rió un poco. "Bueno, no lo sé. Una vez bebí con mi papá y los dos despertamos con dolor de cabeza fuerte, pero el bebió cerveza por la mañana y se le quitó. Y a mí también, fue lo mejor." Camila no le creyó. No sonaba coherente quitar la resaca con más alcohol. "Aunque también sirven las bebidas isotónicas."

Camila la miró sin expresión. Odiaba cuando Lauren se ponía a decir palabras que no entendía, es como si hablaran diferentes idiomas.

"Lauren, no sé lo que es eso..."

"Es una bebida energética." Se corrigió. "Tengo una guardada, así que te la regalaré para que te hidrates."

Lauren intentó voltearse para buscar en la nevera, pero rápidamente sintió como Camila la atrapó y la colocó entre sus piernas, atrayéndola y besándola necesitada. Lauren se alejó suavemente de sus labios, hablando antes de que pudiera pensar cualquier cosa.

"Creo que no se debe tomar paracetamol en la resaca." Y otra vez volvió al tema. La hada suspiró, un poco frustrada, pero de todas maneras la siguió también.

"O sea que estás diciendo que me voy a morir..."

"¡¿Qué no?!" Se apresuró, negando. "Lo estoy diciendo porque el para..."

Camila la tomó del cuello y la forzó contra sus labios nuevamente. Lauren se dejó, y colocó las manos en su diminuta cintura, acariciándola con cariño. Inclinó sus cabeza a un lado para profundizarlo un poco más, pero entonces volvió a detenerse. Se alejó como si supiera que había alguien viéndolas. Le dejó un dulce beso antes de volver a hablar.

"No sé si Dinah se fue con Normani y no quiero que nos vean así..." Juntó sus labios otra vez como si le estuviera pidiendo disculpas. "Iré a ver si están..."

"Espera, Lauren..." La llamó, un poco tímida.

"Dime, amor." Camila soltó una risita nerviosa, abrazándola por el cuello. ¡Le dijo amor!

"Si D-Dinah y Normani no están... ¿P-podemos estar en tu cuarto lo que queda del día?"

"Pero recién son las diez de la mañana, ¿Quieres estar encerrada todo el día? ¿En serio?..." Tal vez no usó el tono correcto, porque el rostro de su hada cayó, triste. "No estoy diciendo que no quiera... ¿Pero qué idea tienes en mente para querer estar allí todo el día?"

"Tú sabes..." Se sonrojó profundamente, desviando la mirada. Apretó la camisa de Lauren con ansiedad y anticipación.

"Dilo." Mandó. Iba a hablar, pero Lauren hizo un gesto para que se quedara en silencio. "Mejor no digas nada, cállate un segundo." Miró la puerta de la cocina, frunciendo el ceño. "Dinah, Negrita linda preciosa..." Dinah asomó su cabeza por la puerta, Normani también. Lauren rió. "¿Qué están haciendo ahí?" Dinah entró a la cocina, bufando de brazos cruzados. Normani apareció con una cara de niña berrinchuda, bufando también.

"Justo cuando se estaba poniendo bueno." Habló Dinah."Sólo queríamos despedirnos porque ya nos vamos, pero la conversación de ustedes estaba muy buena, me encantó." Sonrió, moviendo las cejas de arriba a abajo para Camila. "Y yo que te creía santa, Chanchito." Camila se avergonzó, bajando la cabeza. "Oh, Mila, no te pongas así. Normani y yo lo hacemos cada tres horas y ella aveces me..."

"Camz no tiene por qué saberlo." Lauren se apresuró en mantener a Camila a salvo, riendo.

"Lauren." Normani la llamó, aclarándose ma garganta.

"¿Qué?" Preguntó, alzando una ceja. "Parece serio."

"Dinah y yo manchamos las sábanas..." Lauren puso su cara de culo. "No fue culpa mía. Yo estoy bien, mi familia está bien. Gracias por todo."

"¿Con qué mancharon?"

Un silencio extraño se formó entre Dinah y Normani.

"Creo que ya todos saben con qué manchamos tus sabanitas." Normani juntó sus manos como dado por concluida la conversación. "Y como sé que has visto mis fluidos post-sexo, no te molestará lavarlas... Y si te molesta, puedes llamarme en cualquier momento."

Fluidos. Esa palabra hizo eco en la cabeza de Camila. ¡A ella también le pasaba cuando estaba con Lauren! Sin necesidad de tener sexo... Sólo con besos y...

"Una vez tuve que lavar mis sábanas porque Alexa se sentó y las dejó rojas... No creo que ahora me moleste." Dinah rió.

"Lauren, sabes que te amo y todo, pero quiero que me alimentes." Dinah bajó a Camila de la encimera, sacándola junto a Normani de la cocina para sentarlas a desayunar. "Yo le hago el desayuno a mi señora, y tú se lo haces a la tuya." Lauren asintió, buscando algo. "Y si puedes, hazme el desayuno a mí también."

Lauren lo hizo, pero primero le sirvió un desayuno a Camila. Probablemente lo necesitaba más.

Lauren debía admitir que comenzaba a querer a Dinah. En momentos como ahora, en donde la mesa pudo haber estado en un silencio pleno y hasta incómodo, Dinah tenía que empezar a hablar y decir estupideces.

Lauren fue a despedirlas en la puerta, y cuando se volteó para volver adentro, Camila saltó en sus brazos, aferrando sus piernas a su cintura y sus brazos en el pálido cuello. Lauren afirmó sus muslos con una mano mientras que con la otra cerraba la puertas, sus ojos jamás despegándose. Camila no esperó más y la besó desesperada, acariciando su pelo azabache, apretándolo para sentirla más cerca. Lauren con sumo cuidado la apoyó en la pared mientras acariciaba su piernas, imtentando ser tierna, bajando sus labios hacia su mandíbula, succionando suavemente un punto exquisito en su cuello, lamiendo su piel para luego repartir pequeños besos.

Camila rápidamente sintió mojarse, una palpitante sensación entre sus piernas.

Lauren comenzó a subir las escaleras a pequeños trotes, abriendo la puerta de su cuarto. La recostó en la cama con cuidado. Se subió sobre ella y le dio uno, dos, tres últimos besos y una caricia en su mejilla antes de levantarse y dirigirse al baño. Camila frunció el ceño.

Ahora se sentía frustrada, se sentía con las ganas horribles de que Lauren la tocara una y otra vez, ¡Y ella sólo se había parado y se había ido!

"¿Camz?" Lauren preguntó desde el baño, abriendo la puerta a los segundos. "Lo siento, es que duermo con dulces de menta todas las noches pero eso no significa que no deba lavarme los dientes por la mañana." Camila rodó los ojos. Esa no era una excusa para ella. "Sé que eres una hada y puedes controlar cosas tan básicas como lavarse los dientes, porque déjame decirte que el sabor de fresa en tu boca es espectacular." La hada volvió a sonrojarse por tercera vez en dos horas. "Pero lavarse los dientes es parte de la rutina de un humano y tú dijiste que te avisara si estabas haciendo algo de hada y... Lo estás haciendo."

Camila corrió al baño.

Lauren se mantuvo de pie en la puerta del baño, apoyada en el marco, viendo cómo su hada se lavaba con el cepillo rosa que tenía la etiqueta de Mi princesa rosa, en honor a lo hermosa que se veía con el pijama que tenía guardado.

Camila terminó de lavarse y se paró frente a ella, tomando sus manos para entrelazarlas. Lauren sonrió, viendo esos ojos de un color demasiado común pero con un brillo tan único que hasta parecía irreal verlos de cerca.

"¿Qué tengo que hacer ahora?" Preguntó, tímida. Lauren la alzó agarrando sus muslos. Camila abrazó su cuello.

"No sé, ¿Qué quieres que haga yo por ti?"

"Lauren, ¿Por qué...?" Se calló unos segundos, dudando en si decirlo o no. "¿Por qué aveces me siento como... Mojada cuando te beso mucho tiempo?" Lauren alzó sus gruesas cejas.

"Excitación." Respondió con simpleza. Camila asintió, aún un poco confundida. "Cuando te sientes así, ¿Sientes las ganas de que te toque?"

"Sí."

"¿Te gustaría... Te gustaría que te tocara ahora?" Camila asintió, eufórica. "¿Y... Quieres que te dé un orgasmo?" Los ojitos marrones se iluminaron a la vez de que soltó una risita de alegría.

"¡AHHHHHHH!" Chilló. "Después de tanto tiempo, mi momento ha llegado. Dios, ¿Ésto de verdad está pasando?" Lauren rió. Si tan sólo supiera lo que es un orgasmo, probablemente no estaría celebrando como si le fueran a dar un dulce.

"De acuerdo, te lo mostraré... Pero antes necesito preguntarte algo..."

"¿Sí?" Pestañeó repetidas veces.

"¿Alguna vez has soñado conmigo?" Camila se extrañó con la pregunta, pero de todas maneras respondió.

"Sí." Se encogió de hombros. "Todos mis sueños se tratan de ti."

La respuesta que quería fue aún más fácil de lo que esperaba.

"Y... ¿En algunos de esos sueños son de nosotras, tocándonos?"

"S-sí..."

"De acuerdo..." Bueno, ahora podía salirse de toda duda de porque tenía que limpiarla con cuidado de no despertarla cuando soltaba gemidos por la noche. "Intentaré ser lo más romántica posible, pero no tendremos sexo." Algo en sus palabras no calzaban, así que se corrigió. "Quiero decir que no habrá penetración o algo porque te puedo dar un orgasmo sin necesidad de meterte algo. Sólo intentaré estimularte con la ropa puesta." Camila asintió. "Ahora te dejaré en el suelo y bésame porque me gustan mucho tus besos." 

"Claro..." Sonrió, tímida.

Apenas los pies de Camila tocaron el suelo, besó los labios de Lauren, entregando de todo su cariño al inicio. Sus delicados labios moviéndose de forma dulce, suave, embriagador. Sonrió, sintiendo las delicadas manos de Lauren colarse por dentro de su playera, acariciando su cintura y provocando que toda su piel se erizara. 

"Abre un poco la boca." Lauren murmuró contra sus labios. Su hada rápidamente la obedeció, abriéndolos ligeramente. "Vamos a intentar algo nuevo y quiero saber si te gusta."

La cálida lengua de Lauren comenzó a escabullirse por su boca. Camila soltó un suspiro tembloroso. No sabía qué hacer porque no esperaba que algo así pudiera pasar, pero siguió su intuición y dejó que sus lenguas se encontraran, enrollándose con timidez. Jadeó, la sensación era deliciosa. Lauren inmediatamente tomó el control en el beso, haciendo que Camila, rendida, tuviera que seguirla.

La hada enrolló sus brazos en su cuello, intentando pegarla lo más posible a su cuerpo. Lauren bajó sus manos a su cadera, caminando hasta la pared y pegándola contra ella. 

"Ah." Camila jadeó, inclinando su cabeza hacia un lado por inercia, intentando profundizar el beso. 

"Amo esta parte de tu cuerpo, así que, con tu permiso..." Lauren murmuró, bajando sus manos y apretando el culo que tanto quiso desde hace meses. Quiso jadear de la emoción. Tanto tiempo deseando tener un culo así entre sus manos y ahora podía saciarse cuando quisiera. Volvió a besarla, pero Camila no le seguía en el beso, no podía. En cambio, jadeó con la boca abierta, apretando sus hombros de la excitación que estaba sintiendo. "Creí que no te iba a gustar, y me hace muy feliz de que sí." Admitió, tentándola con su boca, rozando sus labios.

"¡Nhng!" Gimió con un apretón especialmente fuerte, escondiendo su cara en el cuello pálido para que no la viera.

Lauren con delicadeza movió sus manos hacia el frente, desabrochando los apretados pantalones de Camila, procurando que no se alarmara. Metió una de sus manos, sin dejar de ver sus ojos, y frotó su coño por sobre las bragas, escuchando un dulce gemido que la hizo temblar y desear volver a arrancar uno más de sus labios. Bajó un poco los pantalones y volvió a aferrarse a ese precioso culo, pegándola contra ella. Camila gimoteó fuerte, el calor acumulándose en su cuerpo del placer que le provocaban sus manos.

Alzó el rostro de Camila para besar sus labios antes de comenzar a bajar por un sendero de besos hasta su cuello. Chupó con la presión correcta, mordió, y lamió, dejando suaves zonas rojizas, marcándola como suya. Siempre odió esas marcas, pero las quería ver en Camila como si un lado posesivo estuviera controlando su cuerpo. La escuchaba jadear con la boca ligeramente abierta y sin dudarlo tomó esa oportunidad para meter su lengua en su boca, sintiendo el recebimiento completo, deseoso.

Lauren la tomó de los muslos para alzarla. De forma inconsciente, Camila gimió. Su coño estaba demasiado sensible y sentir su abdomen presionar contra ella, era inevitable no sentir nada.

Lauren comenzó a caminar hasta la cama, recostándola con cuidado de no lanzarla. Rápidamente se posicionó entre sus piernas, atacando sus labios. Se apoyó en uno de sus codos para no aplastarla, mientras que la otra se escabullía dentro de sus pantalones. Se sorprendió cuando sintió las bragas de Camila con la mancha de excitación. Sintió su propio coño punzar, y miró a Camila antes de comenzar a jugar con su clítoris sobre la braga, frotándola de arriba a abajo.

"¿Cómo te sientes?" Preguntó con la intención de cuidarla, bajando a su cuello y besándolo. Camila gimió, cerrando sus ojos y dejando caer su cabeza en la almohada. Lauren aprovechó el espacio para tener más profundidad en su cuello, besando en las partes que pedían atención.

"Sí." Realmente no podía dar otra respuesta; no tenía fuerzas para hablar ni tampoco quería pensar en algo más que no fueran sus dedos estimulándola. Sus bragas le incomodaban, quería arrancárselas y dejar que Lauren tocara piel con piel. Seguro la sensación era aún mejor.

Lauren retiró sus dedos para colocar sus caderas sobre las de ella. Tomó uno de sus muslos e hizo que la enrollara en su cintura. Meció sus caderas, mordiendo su labio cuando la vio soltar un gemido ahogado sin dejar de ver sus ojos. Las pupilas de ambas dilatadas y oscuras, diciendo todo el placer que estaban sintiendo sin necesidad de hablar.

Comenzaban a dejarse a llevar, embistiendo una y otra vez, sabiendo que hoy no habría interrupciones y que Camila por fin conseguiría el orgasmo que tanto ansiaba.

Una de las manos suaves de Lauren se adentraron por la playera de Camila, acariciando su cintura, sus costillas, y por sobre la curvatura de sus pequeños senos. Agradecía que a Camila no le gustara llevar brasier, le hacía el trabajo de estimularla mucho más fácil.

Pero eso sería para una próxima vez.

Embistió duro, sintiendo las manos de Camila aferrándose a su cuello para atraerla a su boca y besarla, ahora ella sintiéndose más valiente y dejando que sus lenguas se encontraran. Comenzó una seguidilla de embestidas, cada una más fuerte y placentera que la otra, haciendo que Camila dejara de besarla y comenzara a gemir libremente, pidiendo más rapidez sin realmente hacerlo. Alzó sus caderas de forma inconsciente, buscando más contacto, excitándose más con la fricción deliciosa que le provocaba cada movimiento.

Lauren se escondió en su cuello, jadeando, pasando su lengua en cada sector, succionando su pulso. Camila sintió su abdomen bajo apretarse y sus piernas intentaron cerrarse rápidamente, asustada. Lauren se detuvo al segundo, mirándola preocupada.

"¿Te hice daño?" Preguntó con ternura, besando sus labios. Camila soltó un suspiro tembloroso.

"N-no. Y-yo sentí que a-algo se me apretó a-aquí." Tocó su abdomen, respirando pesado, su corazón apunto de estallar. "M-me asusté."

Lauren sonrió. Camila iba a tener su primer orgasmo, y como jamás lo había sentido, se había asustado. No duró tanto como esperaba, pero era su primera vez, no podía pedir mucho más. Sólo quería hacerla sentir bien y estaba funcionando. Pensó en extenderle un poco más la pasión del momento, y no dudo en actuar, sentándose sobre sus rodillas.

"Está bien, es un orgasmo, no te preocupes, te estoy cuidando." Camila asintió, calmándose.

Lauren tomó el borde de sus pantalones y comenzó a bajarlos de forma lenta, Camila teniendo que alzar sus caderas para que las retirara más rápido. Cuando las retiró, las lanzó en alguna parte sin importarle dónde, vio cómo Camila se abría de piernas, invitándola a acomodarse sobre ella nuevamente.

Sabía que su hada no era consciente de la imagen que le estaba dando por culpa de su inocencia, pero ver sus bragas excesivamente húmedas como ahora, sólo la invitaba a romperle las bragas y comer su coño hasta que se corriera en su boca. No lo haría, definitivamente no.

Se recostó sobre ella, aunque evitando que sus caderas quedaran pegadas. Camila iba a preguntar por qué, pero una mano bajando por su cuerpo la calló. Lauren llegó hasta donde quería, y frotó sobre la tela, encontrando su clítoris y aumentando la velocidad a cada segundo; en círculos, de lado a lado, buscando su placer máximo. Camila se retorcía, poniendo su mano sobre la suya, pidiéndole que vaya más despacio porque sentía que podía colapsar en cualquier momento.

Lauren la besó, acariciando su paladar con la lengua. Camila sintió cómo sus paredes comenzaban a apretarse y su abdomen bajo quemaba de una forma deliciosa. Lauren frotó más rápido y Camila soltó un fuerte gemido, rasguñando su brazo.

"¡A-ah!" Sentía cómo fluidos salían de ella y se quedaba sin aire. Respiraba fuerte, sintiendo el calor acumularse en su coño, pulzando una vez tras otra. "¡Lauren!" Dejó caer su cabeza y gimió fuerte, mordiendo su labio. El fuerte orgasmo la colisionó, sus paredes apretándose repetidas veces, espasmos tensando su cuerpo. Lauren sonrió. La imagen de Camila llegando al orgasmo era hermosa. Su ceño fruncido, sus ojos cerrados, y su boca entreabierta dejando escapar gemidos. Camila volvió a tomar consciencia de su cuerpo y abrió lentamente sus ojos. Sus mejillas sonrojadas y sus ojos brillando. Se veía hermosa.

"¿Qué te pareció?"

"¿Podemos intentarlo de nuevo?"

Lauren soltó una carcajada. Con gusto le daría otro, pero tenía que hablar con ella de algo más.

Era simple, sólo tenía que pregutarle si aceptaba cenar con su familia. Pero jamás había hecho ésto y no sabía cómo empezar. Nunca había tenido a alguien que quisiera llevarla con su familia, o siquiera presentarsela. Camila la miró, invitándola a hablar, pero simplemente no podía.

"¿T-te gustaría..." Camila soltó una risita, y Lauren se dio cuenta que estaba sonrojada. Bufó. Jamás le había pasado ésto. Tomó fuerzas de donde pudo y volvió a intentarlo. "¿Te gustaría ir a cenar con mis padres?"

Camila no entendía cuál era su nerviosismo. ¿Qué había de malo cenar con sus padres?

"Por supuesto, Lern."

Lauren le dio un pequeño beso en los labios antes de tomarla entre sus brazos. Se daría un baño con su hada, y tal vez, sólo tal vez, podría darle otro orgasmo bajo la ducha.








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Barbaaram_Jaureguii Feliz cumpleaños, waxita linda. Culea mucho, vendisuone ❤

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