➤Diecisiete.
( ͡° ͜ʖ ͡°) Enjoy your water, ahr ( ͡° ͜ʖ ͡°)
Camila estaba durmiendo en su cuarto y Lauren no sabía qué hacer. Pensó durante toda la tarde en tener este sábado con ella, pero la verdad, no creía siquiera que su hada tuviera ganas de moverse.
Aún así, se colocó su polerón largo y su capucha para luego bajar corriendo con unos cd's en la mano, unas mantas aterciopeladas en la otra y el número para llamar a la pizzería en su cabeza. ¿Serviría hacer todo esto para tener una noche de películas con Camila, o al menos esto podía recompensarla por todo? Lo dudaba, pues había trabajado pasada de las tres de la mañana durante todo este es mes. Estaba realmente agotada por culpa de su jefe, y no precisamente se refería al sexo con él, sino también que le estaban llegando tratos a la compañía muy seguido. Por supuesto que su trabajo era revisar cada uno de los papeles, realizar reuniones y asistir a ellos, rechazar a ciertas personas, contratar más gente, y así. Todo pasó muy rápido y su sueño siempre la consumía antes de tiempo. Llegaba al departamento sin ánimos y su hada la ayudaba mucho como para no darle un día a ella. Camila también necesitaba de sus abrazos o cariño, lo sabía y por eso hoy la compensaría con lo que estuviera a su alcance.
Sí que sí.
"¿Camz?" Preguntó, subiendo las escaleras con cuidado de no hacerlas sonar tanto.
Ya tenía todo instalado abajo. La televisión estaba esperando a que la película se reprodujera, el sofá anhelaba que alguien se recostar sobre él, las mantas querían ser acobijadas, el helado esperaba ser comido antes de derretirse y la piezza estaba llegando a su destino. Aunque probablemente su nuevo destino sería el estómago de su hada. ¿Era perfecto? Esperaba que lo fuera porque nunca le daban estas cortas vacaciones. Sólo esperaba aprovecharlas más que nunca.
Así sería.
Como no oyó respuesta, sólo empujó la puerta, viendo a Camila acostada. Su rostro relajado, su mejilla levemente aplastada por la almohada, su cabello revuelto, sus labios entreabiertos y una hermosa respiración calmada. Le daba algo de pena despertarla cuando la veía así de... Perfecta. Pero tenía que hacerlo porque esta noche sería una excelente noche, según Lauren.
Perfecta, según Camila.
"Déjame." Se quejó su hada, alejandola con su mano para luego voltearse y dejar su trasero hacia arriba. Lauren no perdió el tiempo mirando la sábana, por supuesto que no. ¿Quién sería capaz de ignorar esa gigante y preciosa parte de su cuerpo?
"Camz." Volvió a llamar, soltando una risita.
"Cállate." Lauren le hizo caso, no soltando ninguna palabra durante varios largos segundos. Se arrodilló al lado de la cama para quedar frente a su cara y hacerle cosquillas en la nariz en caso de que fuera muy necesario. Camila abrió uno de sus ojos, comprobando que seguía a su lado. "Se supone que deberías seguir insistiendo, no hacerme caso."
"Lo siento." Sonrió. "Despierta, que quiero ir a comer contigo. ¿Qué película quieres ver?"
"¿Habrá pizza?" Preguntó, dando un salto de la cama. "Si me compraste, juro que estaré abajo en menos de tres segundos."
"La encargué, pero..." Camila la calló con su dedo, negando.
"No se diga más." Dijo, poniendose unas pantuflas, calentando sus pies para luego salir de la habitación y bajar por la escalera con la velocidad más rápida que sus piernas le permitían.
Lauren bajó, riendo un poco con su enstusiasmo. Caminó hasta el sofá pero allí no estaba Camila. Miró hacia atrás, viendo todo oscuro menos la luz de la cocina. ¿Por qué estaría en la cocina? Se encongió de hombros, dirigiendose hacia dentro y creyendo que estaría vertiendose un poco de jugo o intentando hacer un sándwich. No había nadie.
Antes de que pudiera siquiera reccionar, unas manos tocaron suavemente su espalda pero con la intención de asustarla.
"¡AHH!" Gritó Camila, como una niña queriendo asustar a algún monstruo... Tal vez esa no era la referencia correcta, pero no tenía otra más.
"¡Hola!" Dijo, marcando un poco la palabra y meciendo su cabeza por eso. Camila soltó una carcajada. "¿Qué pasa, Camila?" Preguntó con una tranquilidad innegable, posando la mano en su brazo, haciendo un pequeño cariño.
"Quería asustarte."
"Realmente me asustaste, gracias." Habló, riendo. Camila soltó otra suave carcajada, posando su mano en su brazo. Era un contacto diminuto, casi imperceptible.
"Esperaba una reacción más grande."
"Yo esperaba que estuvieras en la cocina." Rió. "Iba a empezar a hacer unas cosas para ti, así que..." Dijo, queriendo insinuar que asustarla ahora no era un momento adecuado.
"¿Y? Todavía puedo asustarte cuando quiera." Lauren soltó una carcajada, viendo como su hada comenzaba a salir de la cocina.
"¡Está bien!" Exclamó, sin dejar de sonreír.
Camila se sentó en el sofá, tapandose todo el cuerpo y esperando a que Lauren terminara de hacer cualquier cosa que estuviera haciendo en la cocina. Algo olía bien, pero no sabía si podía ser lo que estuviera cocinando o el aroma a pizza que podía imaginar gracias a que su estómago ansiaba probar un solo pedazo. Aunque este ni siquiera hubiera llegado.
"¿Te gustan estos sándwiches con tomate?" Preguntó Lauren, saliendo con un plato y dos emparedados sobre él.
"¿Tiene pollito?" Camila tomó uno, abriendolo para comprobar. "Sí, si tiene. Ven, puedes sentarte, pero deja acostarme entera y tú en mi pecho, supongo." Lauren asintió, dejando el plato al lado del helado lista para sentarse a comer.
Vieron la primera película, animada cabe destacar, sin perderse mucho. Camila tenía su cabeza apoyada en el posabrazos, acariciando el cabello de Lauren cayendo en su pecho. No era una postura incomoda, de hecho, lo único que era extraño, era a Camila con las piernas abiertas para que el cuerpo de Lauren encajara con el suyo. Nada más. Todo era completamente perfecto en ese momento. Suena cliché en la cabeza de Lauren, pero definitivamente no existía mejor sensación que estar en los brazos de la persona que quieres, de la persona que alegra tu día al llegar del trabajo, de la persona que es capaz de hablar contigo aunque no tenga ni la más mínima idea de qué estén hablando. Esperaba que su hada se estuviera sintiendo igual o incluso mejor.
Lauren suspiró, cerrando sus ojos para luego volver a abrirlos. Las caricias le estaban dando sueño y lo que menos quería era dormirse justo ahora.
"¿Por qué la pizza no ha llegado?" Preguntó, acomodando unos cabellos detrás de su oreja. Camila sonrió. Ahora que lo pensaba, era mejor ver a Lauren que a la misma película.
"No lo sé." Se encogió de hombros.
No estaban muy conscientes de la hora, pero ya tenían claro que el helado se había acabado, la pizza parecía no llegar, la tercera película estaba comenzando y su hambre volvía a aparecer.
Camila hizo una mueca. Justo cuando quería disfrutar estar esta noche, su cabeza parecía tener millones de engranajes trabajando para hacerla pensar más de la cuenta. No era algo precisamente malo, amaba lo que estaba en su mente, pero ese no era el motivo de su miedo repentino, sino la pequeña chispa que recorrió su cuerpo.
Estaba muy a gusto debajo de ella, pero también era el momento para que la besara.
Si bien, ese tema no se había hablado mucho por culpa del trabajo, la idea de besarse jamás había abandonado sus mentes. Lauren mantenía en pie su promesa de no besar, Camila mantenía en pie la promesa de conseguir que le diera un orgasmo y fuera su pareja.
No había dejado de pensar eso desde el día en que Lucy salió por última vez del departamento.
Lauren era tan...
Oh, Dios. ¿Por qué se sentía tan asustada de pensar en ella? No había murmurado ni la más mínima frase, pero su cuerpo estaba reaccionando como si lo hubiese hecho. ¿Y si tal vez, sólo tal vez, dentro de ella estuviera confundiendo los significados de querer? Podría jurar que no, pero en vista de una persona más asociada con este tema, sí. ¿Querer a alguien era malo en algún sentido? No, claro que no. Algo así no podía ser malo.
¿Entonces por qué sentía miedo?
Tomó una profunda respiración.
"¿Sabes, Lauren?" Dudó en si hablar de eso ahora, pero ya había hablado. Mientras los créditos de la película terminaban, ella iba a confesarse.
"¿Sé qué?" Preguntó, mirando hacia arriba para verla un poco mejor.
"Prometeme que no te vas a enojar." Suplicó. Lauren se apoyó en sus manos para levantarse un poco y quedar frente el rostro de su hada. Frunció su ceño. Su hada parecía algo asustada.
Con la mayor delicadeza, tiró un poco de su cuerpo hacia abajo para dejarla completamente recostada. No sabía por qué pero sentía que podía observarla mejor en esa posición.
"Me enojé con el repartidor, pero contigo no lo haría," Le sonrió, pero Camila sólo tragó pesado. "Camz, puedes hablar conmigo."
"Lo sé." Susurró, inmediatamente desconcentrandose con esos ojos verdes bajo la tenue luz de la pantalla. No se veía romántico ni muchos menos unos buenos efectos de luz, pero se veía hermoso de todos modos.
"Camz, tómate tu tiempo." Pidió, dirigiendo su mano a su mejilla mientras que con su codo, se apoyaba para no aplastarla.
La hada volvió a suspirar con pesadez. Podía sentir su pulso acelerado de sólo imaginar todo lo que podría pasar. O peor, de lo que no podría pasar.
"Cuando eras una niña..." Empezó. "Yo te quería mucho. La mayoría de las noches te lo repetía aunque tú nunca me escucharas." Lauren se alarmó. Esto sólo llevaba una oración y comenzaba fuerte. "Ahora también te quiero, pero sé que es un cariño diferente, Lauren. Antes no pensaba en besarte, antes pensaba en cuidarte como una mamá debería con su hijo. Como tu mamá lo hacía contigo." Inconscientemente se aferró a sus fuertes brazos, enterrando sus cortas uñas rosadas, temiendo lo peor. "Me gustas y lo sé porque lo mismo sentía con Ariana... Contigo es el doble de fuerte. Lo siento si esto te está incomodando pero necesito desahogarme con la única persona que tengo y ha cuidado de mí durante estos tres meses." Suspiró. "Tengo sentimientos por ti y sólo quiero que seas mi pareja." Mordió su labio, aún más nerviosa. Lauren no pudo evitar bajar la mirada para ver eso. "Siento que mi destino como hada no está destinado a estar con otra hada, sino contigo. ¡DIOS, LAUREN! Me voy a poner a llorar de la nerviosa que estoy." Soltó una risita. "Por favor, necesito que..."
"¿Aún tienes abierta tu propuesta de besarte?" Preguntó, sonriente. A pesar de que no tenía planeado nada, le había encantado todo. Haló su pelo hacia un lado para inclinarse aún más cerca, sintiendo su suave aliento errático rozar su nariz.
"Lauren, no he terminado de hablar."
"No me importa, quiero besarte." Camila se atragantó con su propia saliva, teniendo que voltear su cara para toser.
"Lo siento, es que... No esperaba que alguna vez me dirías algo así." Sonrió como una boba, pero rápidamente dejó de hacerlo. "Espera, ¿Estás jugando conmigo? Porque si es así..."
"¿Puedo besarte?" Preguntó exasperada. Ahora pareciera que los papeles estaban invertidos.
Camila sintió su garganta secarse, sedienta, como si un beso fuera capaz de darle el agua que necesitaba. Al inicio quiso responder un no en venganza a todas la veces que le insistió sin recibir nada, luego quiso decirle sí sólo para al fin poder sentir sus labios, pero después no supo qué responder.
Miró sus ojos esmeralda, intentando dar una respuesta sin la necesidad de hablar. Pero ella miraba sus ojos marrones, esperando por una respuesta de sus labios, no de sus ojos.
"Sí." Susurró. Lauren sonrió, feliz.
Se inclinó aún más, intentando rozar sus labios para tentarla, quería que Camila se aferrara a alguna parte de su cuerpo para acercarla, para dar una señal que de verdad lo necesitaba más que a nada. Sus respiraciones estaba combinadas y el cosquilleo que sentían al respirar el aire de la otra, era mágico. Lauren tuvo que cerrar sus ojos, pues ver a Camila tan cerca, le provocaba una desagrdable doble visión. Se sentía bizca.
Lauren estaba lista, la iba a besar porque quería, no por lástima. Jamás hubiera hecho algo así. Pero también había algo que la invitaba a probar de sus labios, y era que, aparte de querer sentir el sabor de su boca, también había pasado muchas semanas de no dar un maldito beso y ahora que tenía a su hada así, la estaba volviendo loca.
Entonces la puerta sonó.
Lauren gruñó, frustrada y completamente enojada. ¿El mundo estaba en su contra o era la venganza por no haberla besado antes? Cualquier respuesta era injusta.
Intentó levantarse, pero Camila atrapó su cuello, halandola hasta dejarla una vez más frente a su rostro.
"Camila." Jadeó, sintiendo sus labios tentadoramente cerca y ese pequeño suspiro que se escapó entre ellos. Se estaba desesperando con esto. "Necesito abrir la puerta, espérame."
"No lo hagas, por favor." Suplicó, acariciando sus mejillas. Lauren volvió a gruñir sobre sus labios, bajando una mano para toparse con su cintura y acariciarla.
"Necesito hacerlo."
"No, necesitas besarme." Lauren sonrió, un poco complacida de oír a alguien suplicar por uno de sus besos. No por sexo. Besos. Por primera vez alguien quería de verdad un beso suyo.
Ignoró el sonido de la puerta, decidiendose por probar lo que más anhelaba.
Besar a su hada.
Atrapó su labio inferior entre los suyos, queriendo sentir a Camila corresponderle con un mínimo movimiento, pero ella simplemente había sentido su cabeza desconectarse apenas había comenzado a besarla.
Su primer beso.
Lauren volvió a mover sus labios con tranquilidad, intentando que su hada fuera capaz de volver para así no sentir que estaba besando a su espejo. Camila reaccionó, apretando un poco su cuello por la adrenalina del momento. Lauren sonrió, era genial saber que su hada no sabía cómo mover su boca, porque así, ella sería la que le enseñara.
Camila soltó un suspiro, enrrollando sus dedos en su cabello, apretandola un poco más hacia ella. Era impresionante lo bien que aseguraba no querer separar sus labios de los de ella. Acababa de probarlos, de sentir la textura de otros labios, pero aún así, sabía que no habían mejores labios que lo suyos, que no habían más adictivos que los suyos, que no habían otros que besaran mejor que los suyos.
Lauren se separó ligeramente para dejarla respirar, tampoco quería matarla. Camila rápidamente se aferró a su cuello, pidiendo sentirla nuevamente. Sus labios se movían algo descoordinados por la poca experiencia que tenía la hada, pero eso no quería decir que era un mal beso. Lauren creía que el beso lo era todo por la imperfección de su hada. Camila creía que el beso lo era todo por la perfección de su ojiverde.
Era un beso perfecto.
Lauren mordió su labio, halandolo y escuchando un suave jadeo impactar con su boca. Intentó con todas sus fuerzas no calentarse ahora, porque de verdad quería desfrutar. Pero su otro lado pedía a gritos que bajara su mano a su cadera o apretara su culo, pero no. La respetaría todo el tiempo. Sólo se dedicó a acariciar su mejilla mientras succionaba con la presión perfecta. Camila volvió a jadear, rasguñando la parte trasera de su cuello.
Lauren depositó un último beso antes de separarse completamente. Sentía su respiración completamente irregular, su cabeza estaba a punto de apagarse, su cuerpo explotaría por toda la emoción.
"Si pudieras sentir el latido de mi corazón ahora, te golpearía como un martillo." Susurró.
Jai, nadie va a leer esto, pero quiero advertir que de aquí no subiré capítulos en ocho años más :v Mis vacaciones acaban de morir y mi poco tiempo para escribir revivió, gg
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro