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➤Dieciocho.

"LAUREN ES MI PAREJA, LAUREN ES MI PAREJA." Comenzó a gritar Camila apenas se levantó, sin importarle si Lauren aún seguía durmiendo. "AMÉN, SEÑOR, AMÉN."

"CAMILA, CÁLLATE." No pudo evitarlo, pero una pequeña carcajada salió de su boca.

"Eres mi pareja, la gente debe saberlo."

"Camz, aún no somos una pareja." Lauren se volteó, quedando boca arriba para mirarla.

"¿Qué?" Preguntó, haciendo un puchero. Sus uñas cambiaron de color un poco. "Pero si ayer nos besamos..."

"Eso no significa nada."

Lauren se arrepintió completamente de soltarlo así sin más, no esperaba que sonara tan... Duro. Hasta ella misma se sintió con el corazón en la mano con esas palabras.

"¿Qué?" Volvió a preguntar. Ahora sí, sus uñas comenzaban a llenarse de el tono celeste.

Maldita Lauren fría.

"No, espera. No me dejaste terminar, lo siento." Camila bajó la cabeza, algo desanimada. La había cagado. "Camz... Ven aquí." Pidió.

Lauren se levantó un poco de la cama para apoyarse en la cabecera, haciéndole una seña con la mano para que viniera. Camila caminó lento hasta ella, para luego pasar sus piernas por sus caderas y sentarse, acostándose en su pecho.

"¿No te gustó nuestro beso?" Preguntó, suspirando.

"Por supuesto que me gustó." Casi gritó. Era imposible que un beso de Camila Cabello no fuera lo suficiente para alguien. "Es más, quiero que me beses ahora mismo."

"Entonces por qué dijiste que el beso no significó nada..."

"No dije eso. Dije que los besos no tienen ningún significado, pero al tuyo le di uno." Camila alzó su cabeza para mirarla.

"¿Cuál?"

Lauren no respondió. No quería responderle de todas maneras. Existen millones de sentimientos, pero no sabía cuál de todos esos era lo que sintió en el beso. Tampoco podría ser amor, pues sería muy rápido.

Lauren simplemente acarició sus mejillas, acercándola para volver a besarla.

Camila sonrió en medio del beso. Era extraño cómo se movían sus labios unidos. No imaginaba que un beso se sentiría con esa textura ni con ese sabor, pero todo en Lauren estaba bien, así que le encantaba.

Puso sus manos en su cuello, acariciándola con timidez. Lauren bajó sus manos con cautela, respetando todo lo que podría parecer una señal de sobrepasarse con su cuerpo. Llegó a su cintura, acariciando sus costados con cariño. Haló su labio, riendo un poco. Camila también lo intentó de manera inexperta, pero lo hizo un poco más fuerte, dejando un pequeño ardor allí. Lauren gimió un poco adolorida, la mordió de vuelta en venganza. Camila jadeó un poco indignada y se separó.

"Tú empezaste." Lauren le sonrió, inocente con sus ojos verdes entrecerrados. 

"Me dolió un poquito." Se quejó, cruzandose de brazos.  Lauren rió, lanzandola de espaldas en la cama para colocarse sobre ella.

"A mí también me dolió." El hada tomó sus mejillas y la acercó a su boca, sin siquiera dejarla respirar un segundo.

A este punto no le importaba. Lauren la besó y ahora la estaba besando. ¿Acaso eso no era suficiente para notar que a Lauren le encantaba esto? El que ignorara ese punto, era realmente un idiota. A kilómetros se podía notar que la ojiverde amaba estar con ella en cualquier caso, sin  necesidad de besarse o tocarse, sólo con miradas. 

●●●

"¿Aún queda pizza de ayer?" Preguntó Camila, bajando por las escaleras con solo una camisa blanca. 

Sí, al parecer, el que casi interrumpe su momento especial, era el repartidor. Lauren se había levantado para ver quién era el que tocaba la puerta, pero sólo se encontró las dos cajas de pizza en el suelo con una nota encima pidiendo disculpas por la tardanza. Claramente Lauren no tuvo que pagar y el estómago de Camila quedó contentó.

"Creo que sí, Camz." Respondió, abriendo la caja y encontrándose tres rebanadas de pizza. Suspiró, sacando una caja de cereales para ella. Le dejaría la pizza a Camila y ella se llenaría con cereal y leche. Aveces se sorprendía de lo empática que estaba siendo. Ni Normani había llegado tan lejos. "Sí, si quedan. Deja calentarlos un poco."

"Está bien, Lern. Si te apuraras sería genial porque podría comerme una vaca viva ahora mismo." 

"Ah, qué rico." Comentó, riendo.

Luego de que Lauren terminara de hacer el desayuno y que Camila también se devorara el cereal con leche que dejó, la mandó a escoger otra ropa porque jamás dejaría que saliera mostrando sus perfectas piernas al mundo. Ahora ya no podía. Probablemente estaría sintiendo celos con cualquiera que se le cruzara.

Sin esperar mucho, terminaron por salir hasta el centro comercial. 

Caminaban con tranquilidad, estaba claro que el tiempo que demoraran en llegar no era importante. La cabeza de Lauren estaba en muchas situaciones a la vez, pensando si sería indicado darle la mano, pero no, así le estaría dando aún más señales de que eran parejas y no quería que se ilusionara tan rápido. Camila miró hacia abajo, viendo la mano de Lauren tan cerca de la suya que no pudo evitar entrelazar sus dedos de una manera torpe, pues no recordaba tomar la mano de nadie. Lauren rió, ayudandola a entrelazar sus dedos.

"¿Por qué venimos aquí?" Preguntó el hada, meciendo suavemente sus manos. "¿Quieres comprar algo?"

"La verdad, quería llevarte a comer."

"¿Qué cosa?" Preguntó, sonriendo.

"Espera a que lleguemos y me dirás lo que quieres comer."

Lauren soltó una risita cuando sintió sus brazos abrazando su torso desde un costado. Era incómodo caminar así de inclinadas y gente observando sin disimular que estaban molestas por no poder apresurar el paso, pero tenían toda la demás calle para moverse, así que Lauren también la abrazó como pudo.

Algo que siempre se debe destacar, es lo posesiva y celosa que puede llegar a ser Lauren con lo que es o debería ser suyo. Tal vez era una inseguridad terrible, pero no, no lo era. Todos saben que lo último que existe en su cuerpo y mente es la desconfianza consigo misma. ¿Tal vez era la inocencia de Camila la que señalaba a otros deserebrados que estaba coqueteando con todos? ¿Y si tal vez eran las curvas en su cuerpo las que resultaban llamativas? En cualquier caso, era completamente inaceptable que alguien se le acercara con otras intenciones.

Es por eso que aquí se encontraba Lauren con la mandíbula apretada y de brazos cruzados, esperando que el chico que debía atenderlas, terminara con sus halagos de una vez.

"Quiero eso, Lern." Murmuró el hada, señalando el cartel promocionando comida.

"Lo tendrás, Camz." Respondió, sacando dinero de su billetera. "¿Ahora sí nos vas a atender o quieres seguir hablando?" Preguntó, mirando directamente los ojos del chico.

Agradecía que sólo estuvieran una tres personas más detrás de ella. Si la fila fuera más larga, acabarían en un gran problema. La poca paciencia que tenía no era cuestionable.

"¿Qué va a pedir?" Lauren señaló un simple sándwich junto a una bebida. "¿Y tú, princesa?" Preguntó, mirando a Camila. Lauren rodó los ojos, enojada, para luego tronar sus dedos frente a su cara.

"Escúchame, princisi, quiere eso, ya te lo dijo." El chico la miró fastidiado, terminando por anotar todo en la pantalla.

"¿Cuál es tu nombre? Te llamaré en seguida." ¿De verdad él estaba ignorando a Lauren? ¿No podía hablar con las dos en vez de sólo mirar a su hada? Dios.

"Me llamo Camila."

Lauren hubiera sonreído con su inocencia mientras la veía con sus codos apoyados en el mesón y su cabeza sobre ellos, pero él ya le había arruinado el día. No del todo, pero sí su momento con Camila.

Lauren entrelazó sus dedos y se encaminaron hasta una mesa, terminando por sentarse una frente a la otra.

Camila tomó su mano y comenzó a jugar con sus dedos, cerrando su puño repetidas veces para luego estirar su dedo, bajarlo y volver a estirarlo. La ojiverde sólo dejaba utilizar su mano como si de verdad fuera un gran juguete.

Los minutos pasaban y sus estómagos cada vez rugían más. Camila habiéndose comido tres trozos de pizza y casi una caja de cereal completa, aún seguía con hambre. ¿Qué existía dentro de ese abdomen?

"¿Camila?" Llamó el chico, buscandola con la mirada.

Camila saltó de su asiento, caminando rápidamente hasta su comida. Ya podía sentir el agua en su boca del hambre.

Lauren no se quedó sentada viendo cómo posiblemente le volvía a coquetear. Digamos que su hada se veía aún más hermosa ese día.


Lauren cominó hasta posicionarse detrás de su hada, quien ni siquiera se tomó el tiempo de revisar lo que llevaba la bandeja; sólo tomó las dos gaseosas y se fue hasta su mesa dando pequeños saltitos.

Lauren miró rápidamente la servilleta que había debajo del vaso que tomó.

"Vaya." Murmuró, tomando el papel. "¿Esperabas que Camila te llamara?" El chico rodó los ojos, aunque completamente decepcionado. Por un momento creyó que tendría la oportunidad de hablar con Camila y por eso dejó su número anotado. "Te equivocas, princisi." Mientras hablaba, partía el papel en partes diminutas, despedazandolo totalmente. "Ella no lo hará." Se sacudió las manos, dándole una sonrisa completamente falsa mientras dejaba los restos de la servilleta en el mesón. "Que tengas un buen día."

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