Era una mañana soleada y la pequeña familia se hallaba desayunando en un profundo silencio. Era bastante incómodo, o al menos así lo sentía la única mujer de la casa.

──¿Por qué están tan silenciosos? ──preguntó finalmente, auyentando al silencio del comedor── Se supone que deberían estár alegres porque hoy viene Hyunwoo a casa.

──Podemos hablar en otro momento en el cual no tengamos comida en la boca. ──respondió el hijo mayor.

──En este momento estamos los cuatro juntos, hay que aprovechar.

Changbin se encontraba a punto de responder, pero Felix se adelantó y lo hizo por él:──Tienes razón, hablemos de lo que quieras, mamá.

──Bien...hay algo de lo que quisiera charlar.

──¿Qué?

──Sobre la novia de Changbin ──soltó sin más, a lo que el susodicho se ahogó con la comida. El primero en socorrerlo fue su hermano menor, quien le entregó un vaso de agua y palmeó su espalda. Antes de que los adultos pudieran ayudar, el de cara afilada se recuperó──. ¡Dios mío, Bin! ¿Estas bien?

──Ya lo estoy... ──dijo mientras sujetaba su pecho con una mano──. ¿Por qué quieres hablar de mi novia?

──Bueno, es sólo que...quiero que la traigas a casa, es mi primera nuera y quiero conocerla, necesito saber si es una buena persona.

──Ustedes ya le conocen y más que nadie saben lo buena persona que es. ──dijo, sin nombrar a esa persona, lo que resultó raro para su familia y provocó confusión en ellos.

──¿No es más sencillo que digas de quién se trata? ──interrogó el hombre mayor con el entrecejo fruncido──. Es demasiado extraño. Dices que es buena y ya la conocemos, pero te rehusas a decir quién es. ¿Acaso hay algo más?

──¿Acaso estás hablando de Wooqi? ¡Es menor de edad, Lee Changbin! ──dijo con asombro la progenitora.

──¡Por dios, HyeWon! ¿De verdad te atreves a decir que nuestro hijo es un pedofilo? ──regañó a la mujer.

──Por supuesto que no es Wooqi, lo pensaría dos veces antes de meterme con ella e ir preso ──habló con un tono que expresaba ofensa. ¿Quién creía su madre que era?

──Perdón, no fue mi intención ──se disculpó la mayor──. ¿Entonces quién es?

──Lo sabrán cuando el destino así lo quiera. ──terminó por decir, entonces se levantó y llevó consigo el desayuno.

──¿Nos dejarás así, en serio?

La espalda de Minho se situaba recostada en la pared del instituto, con un Jeongin de brazos cruzados y el ceño fruncido a su lado. Ambos esperaban a la llegada de Jisung y Soojin.

Luego de que se haya despedido del pelirrojo la tarde anterior, sintió el peso del arrepentimiento sobre sus hombros, y vaya que le era pesado. Lo supo reconocer, no actuó bien frente a ellos, y quién sabe qué pensaron de él, tal vez que fue un total patán. No fue un buen comienzo, no dio una buena primera impresión. Era su hora de disculparse y comenzar de nuevo. No deseaba perder a los que podrían ser unos buenos amigos sólo por estár necesitado de sexo.

Observó la puerta de entrada una vez más, seguían sin aparecer. ¿Cuándo pensarían llegar? aquel peso parecía estár a punto de aplastarlo. No podía a seguir de ese modo, sentía la necesidad de pedir perdón.

──Creo que hoy no asistirán. ──dijo.

Jeongin no le respondió, simplemente hizo oídos sordos a lo que había dicho. Era obvio que aún seguía molesto.

La espera se alargó a unos cuantos minutos más. Luego de ello, vio a Jisung adentrarse a la institución. Su frente se encontraba descubierta ese día, su cabello se ubicaba a un costado, con un pequeño mechón rebelde descansando en el lado derecho de su frente. ¿Ya había dicho que era jodidamente guapo? No lo sabía, pero lo decía ahora.

──¡Ve ahora! ──le susurró Jeongin, empujándolo hacia él.

Se acercó hacia el chico, estaba nervioso y no sabía con exactitud lo que diría. Con discreción se posó detrás de Jisung y con delicadeza estampó un dedo sobre su hombro, provocando que volteara hacia él. Han no lo evitó e hizo una mueca de desagrado.

──Hola, Jisung. ──saludó.

──¿Qué necesitas? ──preguntó en un tono que no expresaba más que frialdad.

──Perdón si te molesto, sólo venía a disculparme por lo de ayer. Estuvo mal lo que hice, sé que no debí tocarlos sin consentimiento y sé que debí parar cuando evidentemente les disgustaba. Fue despreciable y lo siento ──su vista chocó con el piso, ya no se sentía capaz de mirarlo a los ojos──. Dile a Soojin también que le pido perdón y que no volverá a suceder.

──No hace falta. ──aquella dulce voz le hizo dar un pequeño brinco en su lugar──. Acepto tus disculpas, Minho. Aceptaste que estuvo mal y te disculpaste, eso es lo que cuenta. ──le sonrió amablemente. Después observó a su amigo castaño, gritándole con la mirada que lo perdonara.

──Yo... espero que no se vuelva a repetir. ──dijo, intentando mostrarse indiferente, lo logró hasta cierto punto. Pero por dentro estaba gritando como un total maniático, oírlo disculparse provocó que algo dentro de sí empezara a latir. Tal vez no era un idiota como creyó.

El suave viento resoplaba contra su rostro y provocaba que la cabellera azabache se elevara levemente al aire. A la distancia se hallaba el rubio de ojos miel, admirándolo una vez más. Para él se veía tan perfecto con su melena elevándose ligeramente y manteniendo a la vez esa pequeña sonrisa de labios cerrados que lo enloquecía.

──¿Otra vez espiando a Hwang, Lee Felix? ──cuestionó una voz a sus espaldas, asustándolo──. De verdad no te cansas.

──Y tú no te cansas de asustarme así, Lee Minho. ──golpeó su hombro a modo de queja.

──Ya, perdón.

──¿Dónde estabas? ──preguntó, dejando en el olvido lo anterior. Ante la interrogante, Minho hizo una mueca.

──Ayer, cuando tú te fuiste con Chan, yo fui con Jeongin. Él me regañó por haber coqueteado y acariciado la pierna de Jisung y Soojin. Así que hace un rato estuve disculpándome con ellos.

──Hizo bien, lo que hiciste estuvo mal.

──¿Tú también? Por Dios, ya lo sé.

──Deberás aguantar a Chan después ──sonrió con burla y Minho no hizo más que pellizcar la piel del menor con brusquedad, robándole un gemido──. No era necesaria la violencia.

──Me golpeaste hace unos momentos, debía cobrartela de algún modo. ──ahora era su turno de sonreír burlescamente.

──Idiota. ──bufó con molestia, acto seguido, se volteó y procedió a ignorarlo por la siguiente hora.