017: Calm down
Desde que salgo del ascensor, diviso al señor Jeon sentado al fondo del pasillo junto a la señora Hana, la hermana de Gyuri. Mi madre está frente a ellos con la cabeza gacha mientras se masajea las muñecas. Desde hace semanas ha estado quejándose por un dolor en ellas y, sin embargo, sigue sin ir al doctor.
—Papá... —llama Jungkook en voz baja, deteniéndose frente al señor Jeon. El alza la cabeza despacio y lo escudriña. Hana mira a Jungkook como si fuera de cristal, como si él fuera a romperse.
—¿En dónde estabas? —pregunta con voz gélida. Se toma las manos con fuerza y se le tensa la mandíbula. Se está conteniendo de armar una escena desagradable aquí.
Doy un paso hacia ellos, con intenciones de terciar por Jungkook, pero mi hermana pone sus manos sobre mis hombros y presiona, diciéndome que no me meta. Mi madre me dice que me siente junto a ella y le obedezco. La señora Hana no puede apartar los ojos de Jungkook y su padre por si las cosas se salen de control.
El señor Jeon es agradable casi todo el tiempo, a excepción de cuando se molesta, entonces no mide sus palabras ni mucho menos sus acciones. En el pasado lo vi molestarse con Jungkook unas cuantas veces, en las cuales prefería irme, pues Jungkook se sentiría avergonzado después y meterme no serviría de nada.
—Estaba... Fui al centro comercial.
—Podrías haberlo advertido si te hubieras quedado en casa.
—Cuando se casaron juraron amarse en la salud y la enfermedad, ¿no? ¿Se supone que ahora tome tu lugar? —le reclama, y aunque suena egoísta, sé a lo que se refiere. Además, tampoco es que él sea bueno defendiéndose.
—¡Es tu mamá! —replica, levantándose.
—¡Y también era tu esposa! Sabías por lo que estaba pasando y aun así decidiste irte. Yo solo pensé... Solamente pensé que se sentía triste, nunca que haría esto.
—Deberíamos irnos —me susurra mi madre al oído.
—Pero... No puedo dejarlo solo.
Hana se levanta y empuja con cariño a Jungkook. Apartándolo unas sillas más delante de nosotros, se sientan y hablan en bajo. Es como si ella le estuviera explicando lo que sucede y me alivia que lo haga. El señor Jeon tiene el rostro enrojecido y sudoroso, vuelve a sentarse y respira fuerte.
—Lo más probable es que pase a ver a su mamá en unos minutos, nada harás quedándote aquí afuera. Vámonos a casa, cariño. —Se levanta y mi hermana la imita, pero yo no me muevo—. Taehyung.
—Lo mejor es que te vayas, Jungkook estará bien con su tía —comenta el señor Jeon, después mira a mi madre—. Gracias.
Ella asiente y miro a Jungkook, quién también me busca y casi sonrío. Me dice con un gesto que me vaya y me levanto a regañadientes, no obstante, me vuelvo hacia mi hermana.
—¿Tienes un cargador?
—¿Qué?
—Jungkook tiene su celular descargado y no traíamos cargador.
—Ah —exhala lento y mete la mano a su bolsa—. Apenas alcancé a guardar uno portátil. No creo que le cargue todo, pero...
—Gracias —la interrumpo y voy con Jungkook.
—Carga tu celular para escribirte luego. Si necesitas algo avísame. —Mira a su tía y se pone rojo hasta las orejas—. Adiós señora Hana.
No habrá beso de despedida ni un abrazo, sin embargo, estoy tranquilo. Hana toma la mano de Jungkook y le da golpecitos, es lo último que veo antes de que las puertas del ascensor se cierren.
—Sé que estás preocupado, pero él estará bien. Después de ver a su madre, no habrá otra cosa que pueda distraerlo —dice mi hermana y mira a mi madre—. Por cierto, ¿por qué está el señor Jeon aquí? Dudo mucho que la señora Gyuri quiera verlo.
Mamá se encoge de hombros, respirando lento.
—Aún se preocupa por ella, tal vez.
—O se siente culpable —agrego sin el menor tacto.
—O se preocupó por Jungkook —replica, mirándome por sobre el hombro—. A pesar de como reaccionó...
No he podido conciliar el sueño. Jungkook me escribió hace una hora, dijo que habló con su madre y dormía, desde entonces no hemos hablado. Ya casi saldrá el sol y yo sigo sin poder dormirme. Inhalo y exhalo con fuerza, sintiendo una punzada de dolor en mi cabeza. Bajo de la cama y voy a la cocina para prepararme algo, las tripas me chillan y se retuercen como castigándome.
Al medio día, Jungkook me avisa que está en casa. Mamá me da unos contenedores con comida y corro para llevársela. Tal vez esté con su padre y lo siento en parte por Jungkook, porque sé que no se sentirá cómodo en su propia casa.
Cuando me abre, noto sus ojos hinchados y rojos. Su piel pálida y la profundidad de sus ojeras me hacen saber que a paso una noche terrible, y no es para menos. Él me recibe los contenedores y los deja en la cocina, desplazándose con pereza hacia el sofá de la sala.
—¿No vas a comer? Debes aprovechar que está caliente. —Pone los brazos sobre el respaldar del sofá y me mira desde allí, con sus ojos grandes que pierden brillo y sus labios húmedos y abultados—. No pasó algo más, ¿cierto? Es decir, tu mamá...
—Sigue igual, pero van a internarla.
—¿Por cuánto tiempo?
—Dos o tres semanas, tal vez más.
Despeino su cabello y dejo un beso en su cogote, haciéndolo estremecer.
—Lo lamento.
—Papá quería venir y quedarse conmigo, pero le dije que quería estar solo. Mi tía se comprometió a pasar de vez en cuando para echarme un ojo —confiesa, medio riendo. De repente, me toma del borde de la cama y hace un puño—. Tú... ¿No quieres quedarte aquí? No podré visitar a mamá, así que tendré que quedarme aquí sí o sí.
—¿Seguro?
Asiente con la cabeza.
—De acuerdo.
—¿En serio? —cuestiona, sorprendido.
—¿En serio crees que podría desaprovechar una oportunidad así?
—¿Oportunidad de qué? —refuta con gracia y yo me siento a su lado—. Prácticamente vives aquí, Tae.
—Me refiero a la oportunidad de verte cuando vayas a dormir y cuando vayas a despertar —confieso, perdido en su mirada. Se retrae y se oculta el rostro tras una mano—. Hablo en serio.
—Ya...
—¿Tu papá... habló con tu mamá? —Me mira un instante y luego menea la cabeza
—No. Yo entré apenas pude y me quedé con ella hasta esta mañana, que lo hizo mi tía. —Hace una pausa, pensativo—. Mamá me prometió que no lo haría de nuevo, pero... No es algo que pueda prometer tan a la ligera. ¿Qué tal si la próxima vez... se va para siempre?
Aunque no llora, puedo sentir su angustia en la voz y la mirada, tan horrorizada, que me recuerda al momento de ayer cuando le dije que su madre estaba en el hospital. Me inclino y le acaricio un costado del rostro, mi pulgar detallando su nariz y sus labios.
—Es algo que no podemos controlar. Tu mamá te ama, Jungkook, y estoy seguro de que hará todo lo posible para quedarse aquí contigo.
Niega con la cabeza y me quita la mano lentamente, sosteniéndola entre las suyas.
—Amar a alguien no es motivo suficiente para quedarse.
—Jungkook —lo llamo, pareciendo más una advertencia—. Ella estará bien.
—Todos dicen eso —espeta—. Todos dicen que ella va a estar bien, pero ¿realmente lo estará? Una vez que vuelva a casa se dará de cuenta de que todo sigue igual y ella... —Se calla porque no quiere decirlo, porque imaginarlo le quema el pecho. Hace una larga pausa—. Estoy tan asustado —admite luego, en un susurro angustiante.
Me pongo casi sobre él, abrazándolo mientras se deja tocar y besar. Desearía tener mejores palabras, un monólogo dedicado a él y a este dolor que siente, sin embargo, sé que al final, diga lo que diga, no será suficiente. El tiempo debería poder arreglarlo todo. O eso es lo quiero creer.
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