014: sweet
Falta una semana para nuestra graduación y siento que es el fin del mundo. Hemos estado ensayando para la ceremonia y no paran de exigirnos un comportamiento excepcional para ese momento. Mis piernas ya parecen gelatinas y tengo dolor de espalda, lo que es curioso porque se nos pide mantenernos enhiestos para evitarlo. Además, Jungkook y yo no hemos podido vernos bien y, cuando lo hacemos, lo noto extraño, más callado y pensativo. Quizás solo está agotado... O intento convencerme de ello.
Saliendo de la cancha, Jimin y Hoseok se acercan a nosotros, cargando consigo unas boletas a blanco y negro más o menos bien recortadas.
—¿Qué es esto? —pregunto cuando recibo el papel. Jungkook recibe otro y enarca una ceja—. ¿Es una banda?
—Verás, el otro día estábamos hablando de lo genial que sería hacer una despedida de curso. Luego me acordé que Yoongi tiene una banda y le pedí que tocaran para nosotros —explica Jimin con semblante sereno, como si aquello fuera de lo más normal—. ¿Qué?
—¿Yoongi aceptó esto? —replico con incredulidad.
—¿Tú qué crees?
—¿Seguro lo escuchaste bien? —inquiere Jungkook.
—¡Sí, lo escuché bien! Hoseok también estaba ahí, ¿verdad? —Hoseok asiente, alargando su mano para darle un boleto a otra persona—. Eso sí, tuve que alquilar un salón, así que no pueden faltar mañana en la noche.
Jugueteo con la hoja en mi mano y camino hacia afuera de la cancha. ¿Por qué me siento tan molesto? Tal vez porque el imbécil de Yoongi no mencionó nada al respecto y me hubiera encantado saberlo de primera mano. Además, nunca me ha invitado a ver su banda, ni siquiera me muestra sus canciones. Si Jimin le pidió que tocara, es porque al menos debió haber oído algo, ¿no? Aunque escuchara de mí cosas maravillosas sobre Yoongi, no puedo decir que todo sea cierto...
—Yoongi no tiene que contártelo todo. El título de amigo aún no te lo has ganado —me reprocha Jungkook.
—¿Lo sabías?
—No, pero me alegro por él —dice, doblando con recelo el trozo de papel—. Algo me dice que si accedió, fue por qué no tendrá que volver a ver a los idiotas del salón.
—¿No incluimos también?
—Creo que sí.
Nos reímos un poco y seguimos avanzando. Aún sostengo el boleto en la mano y lo miro de cuando en cuando. A Yoongi le gusta el rock alternativo, así que seguramente la fiesta será muy animada. Me pregunto si interpretarán alguna canción escrita por él y, si es así, estaré complacido de escucharlo.
A Jungkook y a mí nos dan el permiso para ir con una hora límite. Tendremos hasta la una de la madrugada para volver a casa; ni un minuto más, ni un minuto menos fue lo que dijo mi madre. Observo el reloj de mi muñeca y cuento con los dedos de las manos las horas que me quedan: cuatro si no estoy mal.
—Si miras la hora tantas veces terminarás por perdértelo todo —comenta Jungkook—. No te preocupes tanto.
—Si no te llevo a tu casa a la una, tu mamá no te vuelve a dejar salir conmigo.
—¿La mía o la tuya? —refuta—. Mi mamá solamente dijo que me divirtiera y la llamara si necesitaba algo.
Gruño y lo miro con los ojos entornados, él ríe con suavidad y le despeino ligeramente el cabello.
—¿Intentas debatir sobre cuál madre es mejor?
No responde, en cambio, vuelve la vista a la ventanilla y deja que el viento de la noche le susurre al oído. Hace muchísimo frío y me froto los brazos. A pesar de llevar un abrigo, el viento llega a colarse bajo la ropa, provocándome escalofríos.
Jimin alquiló un salón a treinta minutos de la escuela. Según investigué, la zona donde está es algo... Nocturna. Siempre hay ruido y bebidas alcohólicas. Aunque Jimin dijo que no habría, sospecho que tiene preparado unas cuantas docenas de cervezas, y si no, alrededor —con algo de ayuda— podrá adquirirlas.
—Hay muchas personas... —dice el conductor cuando hemos llegado—. Tendré que dejarlos aquí, pero ahí está el salón Sanjin. Ustedes... ¿Son estudiantes de secundaria?
—Si —responde Jungkook, extrañado.
—Tengan cuidado. ¿Habrá adultos responsables con ustedes?
—Si —miento y miro a Jungkook. El hombre arruga el entrecejo y mando la mano al bolsillo para pagarle mientras Jungkook baja del vehículo—. Gracias.
Afuera, intento calentarme las manos frotándolas entre sí. Camino atrás de Jungkook e intento no perderlo de vista. El lugar, una perfecta "U", está repleta de personas, todas caminando de un lado a otro como si buscaran el lugar perfecto para entrar en calor. Los establecimientos emiten luces neones que llaman mi atención, proyectándose en personas que visten increíblemente bien.
Al mirar al frente, caigo en la cuenta de que Jungkook se me ha perdido y me empino, logrando ver su cabeza un poco más allá. ¿En qué momento avanzó tanto? Me abro paso entre la multitud y lo agarro de la parte de atrás de su abrigo, atrayéndolo hacia mí. Gira la cabeza, sorprendido y un tanto aliviado al saber que soy yo.
Nos detenemos en el salón que alquiló Jimin, reconociendo algunos rostros afuera de este. No están en nuestra clase, pero si son de la escuela. En el momento en que entramos, el frío es reemplazado por un calor exorbitante a nuestro alrededor. Huele a sudor y a algo más que no llego a identificar, como humo, creo. Avanzando un poco más, notamos un pequeño escenario y, sobre este, a cuatro chicos organizando sus instrumentos. Parece que la verdadera función comenzará en un momento.
—Hey —llama Yoongi, saliendo no se dé dónde. Lleva un bajo colgado del hombro y lo revisa con una naturalidad innata—. ¿Acaban de llegar?
—Si —asiento, sin quitar la vista del instrumento—. Creí que solo eras cantante.
—De hecho, solo toco el bajo —lo miro, sorprendido y el alza el pulgar para señalar atrás de él—. Minhyun es el cantante. ¿Quieren una cerveza? En la barra están sirviendo bebidas sin alcohol, pero atrás tenemos cerveza y vodka. Por si quieren.
Jungkook me mira, tal vez porque quiere una o me está pidiendo no acceder a la tentación de hacerlo. Creo que, para comenzar, podemos ir por una bebida en la barra.
—Más tarde —asiento.
—¿Cuántas canciones van a tocar? —pregunta Jungkook, interesado.
Yoongi se alza de hombros, sonriendo.
—No lo sé. Si les gusta y piden más, entonces daremos más. De lo contrario, serán cinco canciones.
Nos quedamos en silencio, hasta que Jungkook se mueve.
—Iré a pedir algo —me dice.
Volviendo la vista a Yoongi, me acerco un poco más.
—¿Se aprendieron la canción?
—¡Sí! No te preocupes. Somos unos profesionales. —Alzo una ceja y me cruzo de brazos—. Tampoco mencionaremos a Jungkook. Te mata a ti y me mata a mí de paso si hiciera eso...
—En eso tienes razón —respondo distraído, mirando a Jungkook a lo lejos. La música es suave por ahora y no hay necesidad de gritar.
—¿Y tú te aprendiste la traducción? —me pregunta de vuelta.
—Más o menos. No toda, pero si las partes importantes.
—De acuerdo, con esto quedaremos a mano —dice—. No sabía que eras tan celoso con tus amigos. Pobre de Jungkook.
—No son celos, nada más lastimaste mi corazón. Creí que ya éramos amigos.
—¡Yoongi, vamos a empezar! —grita uno de los chicos: Mark, si no estoy mal.
Yoongi me sonríe antes de dar media vuelta y subir al escenario. Ayer en la noche le mostré mi molestia y me envió información de su banda, también algunos de sus covers. Así que, aprovechando que estaba siendo amable, le pedí que interpretara una canción para dedicarle a Jungkook. Solamente tuvo esta tarde para aprenderlo y estoy sorprendido de que lo hayan hecho.
Vuelvo junto a Jungkook y esperamos las bebidas juntos, luego nos congregamos frente al escenario y vemos de primera mano la apertura que hace la banda. Cada uno se presenta y hace un pequeño solo con su respectivo instrumento. El cantante me sorprende por su voz y a mi alrededor todos gritamos, emocionados porque, inminentemente, los chicos tienen un gran potencial.
La primera canción que interpretan es "Sweater Weather" de The Neighbourhood. Jimin y su sequito de amigos nos encuentran y nos saludamos rápidamente para no perdernos ni un minuto del acto.
La segunda es "Sex, drugs, etc" de Beach Weather, sorprendiéndonos porque lo mezclan en una perfecta sincronía con "Friends" de Chase Atlantic. Tan emocionante que, en cuestión de segundos, más personas se consagran a nuestro alrededor. Incluso los chicos parecen sorprendidos.
En la pausa que hacen para la tercera canción, Jungkook y yo nos dirigimos a la barra por más bebidas. Mientras esperamos, se me acelera el corazón. Jungkook está concentrado en la banda y yo en él, en sus ojos brillantes y su sonrisa gigante, haciéndome sonreír como un auténtico enamorado. Nos entregan las bebidas y nos damos un tiempo antes de volver. Hace demasiado calor y ya estamos sudorosos. En la parte de atrás ya hay personas gritando y saltando, así que nos unimos para disfrutar el momento.
Según mis cuentas, esta sería la séptima canción y no han cantado la que he pedido. Aunque estoy preocupado, me dedico a saltar y tocar la cintura de Jungkook, obligándolo a bajar la cabeza y sonreír apenas.
De repente, cambia el ambiente.
—Esta canción es diferente a las que hemos cantado anteriormente. —Hace una pausa para beber agua y vuelve a tomar el micrófono. El corazón está que se me sale del pecho—. Alguien nos ha pedido que la cantemos porque quiere dedicársela a una persona especial, sin embargo, no diremos quién es... Si tienes a esa persona contigo, abrázala y siente esta canción.
Reprimo una sonrisa y agarro con más ímpetu la cintura de Jungkook, sorprendiéndolo.
"Sweet" de Cigarettes After Sex comienza unos segundos más tarde. La voz de Minhyun le da un toque suave y armonioso, increíblemente inspirador. No obstante, no puedo perderme demasiado, necesito cantarle, escuchar atentamente para saber en qué parte traducir.
—Sabes que estoy obsesionado con tu cuerpo —canto en su oído y él gira la cabeza, mirándome con ojos enormes y los labios fruncidos—. Pero es la forma en que sonríes lo que me encanta.
Me alejo y acuno su rostro entre mis manos.
—Es tan dulce —Cierro los ojos, acariciando sus mejillas con mis pulgares—, saber que me amas, aunque no necesitamos decirlo el uno al otro, es dulce. —Lo escucho reírse y lo acompaño, intentando controlarme—. Saber que te amo y pasar mis dedos por tu cabello. Es tan dulce.
Entonces, exploto en una carcajada, alejándome un poco. Jungkook tiene sus manos aferradas a mi camiseta y me jala porque tampoco puede aguantarse una risotada. Me limpio las comisuras de los ojos y lo observo por un tiempo.
—Te amo —le digo.
Se calma, sonriendo poquito. En lugar de responderme, me abraza y besa mi cuello.
—¿Fuiste tú el de la dedicatoria? —pregunta, su voz siendo amortiguada por mi cuerpo.
—¿Tú qué crees?
—Taehyung... —me llama, erizándome como un gato—. Hagamos algo especial cuando nos graduemos. Algo entre tú y yo.
—¿Algo? Podemos ir a donde quieras. ¿Un mirador, tal vez?
Se queda en silencio, la música aun retumbando en el salón, controlando nuestros movimientos.
—No —dice al fin—. Algo... Algo más privado.
Cuando dice aquello, sus brazos presionan con más fuerza mi cuerpo, como si estuviera previniendo mi reacción de apartarlo para ver su rostro. Y es que, aunque quisiera verlo, no puedo, me quedo pasmado, pestañeando lento.
—Tú... —Me lamo los labios y paso saliva. Me acerco más a su oído y, en voz baja, intento encontrar las palabras—. ¿Te refieres a...? Jungkook, ¿quieres que hagamos el amor?
No me contesta y, sin embargo, su silencio y la forma en que se oculta sobre mi hombro, es una respuesta afirmativa para mí. Luego pienso: ¿por eso actuaba tan extraño? ¿Lo estuvo considerando todo este tiempo? A pesar de todo, me hace feliz.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro