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003: for you


La profesora Yeji nos ha puesto en equipos para jugar voleibol, pero se ha olvidado de colocarnos a Jungkook y a mi juntos como siempre lo ha hecho. ¿Qué bicho le habrá picado? Siempre está quejándose porque nos distraemos cuando estamos juntos, no obstante, ¿cómo no hacerlo cuando somos el centro de atención del otro?

Observo mi reflejo en el espejo y resoplo, pasándome las manos húmedas por mi cabello hasta llevarlo completamente hacia atrás. El sudor aun perla mi frente y mi cuello, esparciéndose por mis hombros hasta la espalda baja. En serio odio sudar. Y el calor me enfrasca tanto que me irrita de sobremanera. Tomo una toalla de papel y me seco rápidamente las películas de sudor antes de salir del baño.

Llegando a la cancha busco a Jungkook con la mirada, dándome cuenta de que no está en ningunos de los dos equipos que se enfrentan ahora. Jimin, que está sentado en las gradas con el cabello húmedo y las mejillas sonrojas, agita la mano para llamar mi atención. ¿Acaso Jungkook fue al baño también? Es raro no habérmelo encontrado en el camino.

—¿Dónde está Jungkook? —le pregunto en cuanto me acerco.

—Eh, deberías intentar pasar algunas horas lejos de él. ¿Seguro que no tienes apego emocional? —Chistea y yo frunzo el ceño. Inspirando hondo, prosigue—: De acuerdo, dejaré de molestarte solo porque esta vez sí se vale tu preocupación.

—¿De qué hablas?

—Está en la enfermería, recibió un golpe... ¡Eh! —grita cuando le doy la espalda, saltándome dos escalones enseguida.

El corazón se me agita y por un segundo me tiemblan las manos. Me vale que las personas crean que...

—¡Kim Taehyung! —exclama alguien atrás de mí, con tanta autoridad que me obliga a detenerme—. ¿A dónde crees que vas? La clase no ha terminado.

La profesora de educación física se ha convertido en mi menos favorita el día de hoy. Soy uno de sus mejores estudiantes y hoy, precisamente, me está obligando a dejar de serlo. Exhaló con fuerza mientras me giro, haciendo obvio mi molestia. Ella enarca una ceja y se cruza de brazos, guardando su planilla bajo la axila.

—Jungkook... —menciono con un deje de desesperación.

—¿Crees que no lo sé? Cuando la clase acabe podrás ir con él.

—Pero está en la enfermería, ¿y si es grave?

—Primero respira un poco, ¿ok? —dice, tomando aire hasta que sus ojos se ponen grandes y brillosos, para luego expulsarlo mientras sus mejillas se desinflan en cámara lenta—. Vamos, hazlo conmigo.

—Profesora...

—Hazlo —me reta.

Me esfuerzo para no poner los ojos en blanco y hacer justo lo que me pide. Tal vez libera un poco la presión de mi cerebro, pero no el de mi corazón. En serio estoy preocupado. ¿Qué tan fuerte pudo haber sido el golpe como para estar en la enfermería? Un golpe en la cabeza puede ser fatal, ¿no?

—Eso es, una vez más. Yoongi está con él, así que...

—¡¿Yoongi?! —le grito sin poder evitarlo, logrando que todos mis compañeros volteen a verme. La señora Yeji me mira con los ojos muy abiertos y un gesto contrariado en sus labios—. Disculpe. Lo siento.

—¿Qué pasa contigo, Kim? —chilla decepcionada, meneando la cabeza. Me pongo rojo y, finalmente, ella grita para que todos se concentren en lo que sea que estuvieran haciendo y no en nosotros. —Ustedes dos son como uña y mugre, ¿no? Puedes ir, pero espero que algo como lo de antes no vuelva a ocurrir. Deberías aprender a controlarte, Taehyung —me recomienda, apuntándome con la planilla.

Le sonrío y hago una reverencia como gratitud antes de salir corriendo de la cancha. Lo admito, que Yoongi esté con Jungkook, me hace hervir la sangre. Jungkook tal vez esté incómodo y no se atreva a decir nada aun cuando le duela mucho, sin embargo... Es lo mismo que haría conmigo. Y aun así me molesta. ¿Por qué no fue Jimin en lugar de Yoongi? Es incómodo incluso para mí. ¿Qué debo hacer? ¿Darle las gracias?

La enfermería está en el mismo piso que la cancha, por lo que no tardo en llegar. El frío me hace temblar un poco, quizás porque he sentido mi cuerpo en llamas los últimos minutos. Mi hermana, quién trabaja aquí como enfermera desde el año pasado, sale del último cubículo con una charola en la mano y me escudriña con la mirada.

—¿Jungkook está bien? —le pregunto, caminando a zancadas hasta ella.

—Hubiera apostado con Lia a que no tardarías ni diez minutos en llegar. Deberías volver a clase —sugiere, pasando de largo.

—Noona...

—Está bien —afirma, quitándome un peso de encima.

Giro en punto y despliego la cortina, encontrándome con la cama vacía y a Yoongi sentado en una banqueta revisando su móvil. Al verme, lo guarda con desvergonzada calma y se retrepa en la silla.

—Jungkook fue al baño.

Asiento, adentrándome al cubículo para sentarme en el borde de la camilla.

—Puedes irte, yo me quedaré con él —le aviso, intentan sonar amable y, sin embargo, sale gruesa y algo grosera. Lo reafirmo porque enarca una ceja y reprime una sonrisa burlona—. ¿Qué?

—Eres un poco receloso con tu amigo, ¿no crees?

—Es normal preocuparse por un amigo, ¿no crees? —refuto, cruzándome de brazos—. A no ser que, por supuesto, tú no lo entiendas.

—Lo entiendo, créeme.

—Genial.

Nos sumergimos en un silencio incómodo, con nuestras miradas retándose. Esto es ridículo y, aun así, no puedo detenerme. Tal vez minutos más tarde, el silencio se fragmenta por la hebilla de la cortina al ser jalada con fuerza. Mi hermana aparece con una ceja enarcada y los brazos cruzados a la altura de su pecho.

—¿Qué están haciendo?

—Yo estoy esperando a Jungkook. No sé qué sigue esperando él.

—Lo traje, es normal que quiera estar enterado sobre su estado —responde él con voz con dura—. Deberías de calmarte un poco, polluelo.

—¿Polluelo? —gruñó, tensándome al instante.

Antes de que me mueva, mi hermana da un paso adelante y alza los brazos.

—Ya basta. Lo que sea que esté pasando entre ustedes dos deberían de arreglarlo. —Miro a Yoongi, sintiendo la sangre hervir en mis venas—. Pero no aquí, por supuesto. Ni mucho menos así, ¿escuchas, Taehyung? —agrega, retándome. Es una advertencia para no acudir a nuestra madre.

—Como sea —bufo.

—Y deberían de volver a clase —agrega con desdén—. Jungkook está durmiendo.

—¿Cómo que está durmiendo? —cuestiono.

Ella inspira profundo y se masajea el puente de la nariz.

—Es suficiente. Vayan a clases o voy a reportarlos con la profesora.

Yoongi se levanta apesadumbrado por la orden y se despide de mi hermana antes de irse.

—¿Jung está bien? —curioseo por segunda vez.

—Te dije que está bien. —Al verme con los ojos tristes, suspira ruidosamente—. Dios, en serio estás muy enamorado. Pareciera que fuiste tú quien recibió el golpe y no él. Ve a tu clase y agradece que no hablaré de esto con mamá. Creí que eras amigo de todos, ¿qué pasa contigo? El chico hizo algo bueno y tú querías lanzártele encima. ¡Qué vergüenza! —brama, volviendo a su pequeño escritorio que está al lado de la puerta.

Cierro los ojos y dejo caer mis hombros que, hasta el momento, mantenía tensos. Mientras salgo, no puedo evitar echar un vistazo a los otros tres cubículos, encontrando a Jungkook en el segundo. Mi hermana me da una advertencia con la mirada y lo dejo descansar.

—Adiós —me despido.

—¡Discúlpate!

Tal vez lo haga, tal vez no. Dudo que Yoongi se sienta ofendido por no haberle agradecido... O, tal vez, me estoy equivocando. ¿Por qué me molesta tanto? Es exasperante. El tipo es pedante y siempre tiene una mirada acusadora.

Que se joda. 

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