Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5: Sin respuestas

Todo está formado por partículas (átomos) en continuo movimiento unidas entre sí por fuerzas atractivas.
Uno de los fenómenos más sorprendentes de la física cuántica es la presencia de correlaciones entre partículas que no se pueden explicar desde el punto de vista de la física clásica: partículas unidas por conexiones que van más allá de la velocidad de la luz.

Este fenómeno implica que las partículas subatómicas, una vez "entrelazadas" comienzan a comportarse como si fueran una sola, incluso después de haber sido separadas.

EL ENTRELAZAMIENTO CUÁNTICO FUE PROPUESTO ORIGINALMENTE POR LOS AUTORES EINSTEIN, PODOLSKY Y ROSEN.

KIM SEOK JIN
Fecha: 12 de mayo de 2030

Era una noche oscura, fría y ventosa. Pero al estar dentro de ese laboratorio experimental sin visión al exterior, no sólo estaban ajenos a las distracciones sino que también lo estaban al paso de las horas y del clima.


Apoyado sobre el borde del amplio tablero lleno de luces e interruptores, el científico miraba ensimismado los números que arrojaba la compleja pantalla junto a su compañero de investigación. Ambos sonreían fascinados, sin poder evitarlo, mientras repasaban una y otra vez el enunciado final que parpadeaba en color verde: ESTABLE.

Lo habían conseguido. Finalmente, luego de tantos años, habían concretado su sueño más descabellado.

Miró a su colega de lentes y cabello castaño, quien volteó su rostro con una sonrisa tan amplia que convertía sus ojos en dos medialunas por las que podía asegurar que ya no podía ver.


—Está pasando...—murmuró con voz quebrada Jin.

—Así es.—Le contestó él en otro susurro, como si hablar fuerte pudiera romper el momento.


—¿Lo vemos...? — Se atrevió a preguntar el mayor, ahora mirando al frente, enfocando su vista más allá de los múltiples monitores que arrojaban resultados y parámetros en tiempo real del monitoreo. Allí, a unos metros, estaba el último vidrio de contención protegido por una compuerta blindada.

El muchacho de lentes se mordió el labio ansioso mientras asentía con su cabeza, ahora con su atención puesta en el mismo sitio que Kim. Levantó con su mano derecha la tapa protectora de un botón rojo que se encontraba entre los comandos, sabiendo que Jin estaba realizando lo mismo con un botón idéntico a su lado.


—¿Estas listo?—dijo entonces con la palma suspendida en la superficie de la goma, temblando de anticipación.

—A la cuenta de 3— contestó Jin, con el pulso acelerado y las manos sudorosas. Detrás de ese visor, había muchas más contenciones, pero aún así les permitiría ver lo imposible.


—3...


«—Señor Kim Seok Jin?
—¿Sí...?
Sepa disculpar el horario...
—¿Quién es usted y cómo tiene mi número?
Llamamos de la estación de policía.»

—2...


«—No. No puede ser cierto.
Señor Kim...
—¡LO QUE ME DICE NO PUEDE SER CIERTO! ¡ELLA ESTABA BIEN! »


—1..

«—Si le sirve de consuelo.. Ella nunca lo supo, ni lo sintió.
-¿Y el niño....?
-...
-¡CONTÉSTEME..!»

El sonido a metal corriendo por los engranajes parecía el sonido similar a un portón grande pero increíblemente más estridente, suficiente para sacar a Jin de sus recuerdos recurrentes y llevarlo nuevamente a su presente. Mientras las toneladas de duro material se iban abriendo hacia cada lado, el resultado de todos los años de investigación empezó a iluminar toda la sala.

El destello blanco los bañó, como si miraran de frente a un enorme panel de estadio encendido.
Nadie más estaba allí para apreciar la luz que ambos hombre miraban. Ellos habían pactado hacer esta prueba solos, como había sido siempre, desde sus inicios.


A escondidas del resto del equipo, solo sus dos almas vieron el poderoso resplandor. La materialización de la meta más descabellada que se podrían haber planteado.


Se sentían ambos en un sueño.


Aunque claro, por motivos diferentes.


—Esto es hermoso, JiMin.


—Lo es, Jin.


Una lágrima lo traicionó y cayó silenciosa por su mejilla,

Ahora estaba por fin cerca de su redención.

YOONGI
Fecha: 28 de marzo 2020

Su mareo parecía no querer menguar, sino que incrementaba junto con el timbre agudo de un pitido en sus oídos. Con ambos codos apoyados en el lavabo, miraba el agua caer por la canilla del lavabo, totalmente incapaz de oírla.
Estaba al borde del desmayo. No sentía siquiera las gotas que resbalaban por su cara y le seguían mojando la remera.


Yoongi no sabía por qué, pero algo dentro de su ser le pedía a gritos más respuestas. Una especie de instinto que no podía explicar con palabras y que le decía que se empape en ese frío líquido.


Tomó una inspiración profunda y volvió a sumergir su cabeza en esa cascada helada.

Claro que Yoon no podría haber sabido que en ese mismo instante en el que el chorro impactaba en su nuca y lo envolvía, en el otro extremo de ese piso Namjoon estaba experimentando el primer quiebre de su vida.

Tampoco pudo ver la onda expansiva de luz cegadora que salió del salón 102, invisible para todos los demás. No la vio, ni fue consciente de cuando la corriente impactó contra su cuerpo dispuesto a llevárselo consigo a otro destino incierto. No podría haber sabido tampoco que si la distancia al quiebre no hubiera sido suficiente y el agua no hubiera ayudado a canalizarla se hubiera marchado sin poder concretar su objetivo.


Siendo ignorante de tantas cosas, "el blanco" chocó contra él, metiéndose en cada poro, recorriendo cada vena dentro de su torrente sanguíneo, alterando cada sinapsis de su confundido cerebro y tensando cada músculo.

Yoongi sólo pudo sentir que se ahogaba y que sus helados brazos descubiertos en aquel día de invierno se tensaban involuntariamente. El pecho, para entonces empapado de agua, le dolió como si miles de agujas se clavaran en sus pulmones.

Los sonidos en eco de sus memorias se suponían entre sí , intentando mostrarse mientras que el joven se esforzaba por no alejarse del líquido.

«Un niño de unos 10 años sentado en un pupitre en un salón primario absolutamente vacío lo miraba con una sonrisa que resaltaba sus paletas grandes. Min pensó para sus adentros que parecía un conejo.

Era pequeño y delgado, llevaba uniforme pero no veía a nadie más allí, como si la clase en realidad ya hubiese terminado hacía largo tiempo.

—¿Dónde estoy?—se oyó a sí mismo preguntar.


—¿No preferís saber quien soy?

Confundido, terminó acercándose al chico con curiosidad.

—¿Quién sos?

—¡Lo sabía!— chilló triunfante y sonriendo más amplio.— Vos aún no me conoces. Soy Jeon. Soy un despierto también.

—Un...¿Qué?»


Yoon salió del agua dando bocanadas desesperadas en busca de aire.
Sus ideas estaban confusas, pero conceptos que no sabía de dónde se originaban estaban claros. Como si supiera el contenido de un libro que no recordaba haber leído.

El recuerdo de su primer encuentro con Jeon había alumbrado varios recovecos de su oscurecida mente. Se sentía más estable, lo suficiente como otra poder hilar ideas. Para él, poder hacer eso era mucho más de lo solía conseguir.

Sin embargo los impulsos sobre él seguían siendo tan fuertes e instintivos que rozaban lo animal: necesitaba ir a ver a ese tal Namjoon. No tenía idea de por qué, pero sentía que debía hacerlo. Guiado por una fuerza casi magnética, se dirigió a pasos largos hacia el salón 102.

Debía llegar a él. Solo lo sabía, y no sé molestó en buscarle una razón.

Cuando llegó nuevamente donde se dictaba la clase optativa IV, logró ver al alto moreno saliendo de allí con aspecto deplorable y pasos débiles, claramente mareado. Yoon lo observó con atención agudizando sus sentidos mientras Nam se detenía en el umbral y se sostenía del marco de la puerta como si fuera a desmayarse. Tenía la mirada perdida e incluso a la distancia pudo notar que temblaba. La certeza de que acaba de sufrir un "quiebre" se terminó de consumar en su mente.

"Es un despierto. Es como yo." confirmó para sí el pelirrojo entonces, apurando sus pasos hasta quedar a solo un par de metros. Supo en un instante de lucidez que debería mantener cierta distancia, su encuentro inicial no había sido el mejor y no quería asustarlo.

Joon no parecía haberlo notado, parecía estar demasiado conmocionado y desorientado como para percatarse de su presencia.

Min sintió empatía por el muchacho.


—Hey. —Se animó a llamarlo.


Kim se giró con la tensión pintada en el rostro, estaba claro que reconoció su voz.


Vos...—susurró casi para sí mismo al verlo, y automáticamente su postura cambió a una más rígida, claramente a la defensiva.

Obviamente el adolescente no esperaba que confíe plenamente en él, pero de todas formas le dolió un poco su reacción. Él lo entendía, había sido un patán, sin embargo la idea infantil de tener un amigo le seguía haciendo ilusión. ¿Podían culparlo? Seguía siendo un jovencito solo y confundido en una pesadilla sin sentido.

Los ojos avergonzados del menor detectaron que el joven frente a él aún temblaba y se sintió impotente al no poder acortar la distancia. Estaba ansioso por demostrar que era alguien de fiar, pero nuevamente, supo que no era prudente presionar.


—¿Qué tan malo fue?—se animó a consultar, con la sensación de vergüenza haciéndole arder las orejas.

El moreno no respondió, lo miraba con una mezcla de sensaciones que no supo entender. Quizás ni el mismo moreno se entendía. Lo observaba con cautela, recorriendo sus facciones en busca quizás de algún indicio para desconfiar, hasta que se detenía sobre su ropa goteando: estaba generando un pequeño charco bajo sus pies.

Su cara ardía a la vez que notaba que estaba mojado y con aspecto enfermo.

"Cómo se supone que confíe en ti, Min Yoongi? Pareces un desquiciado.." se reprochó con amargura. Sus mejillas calientes lo dejaban en evidencia, y por instante deseó huir del mismo modo que había hecho momentos antes. Rascando su nuca y mirando el piso para no sentir la mirada del pelinegro, se animó a tratar de continuar lo que por el momento era un monólogo:


—Lamento el encuentro confuso que tuvimos.— admitió, sintiéndose pequeño otra vez.

Namjoon siguió en silencio, sin perderse ningún movimiento. Yoon levantó su vista para encontrarse con la suya, y supo que no respondería. Al menos no por el momento.


"¿Tiene algún sentido intentarlo...?" dudó "Mis manos sudan... ¿o es el agua? Carajo. Debí pensar mejor esto."


—Me quedé preocupado, por eso vine. Yo tenía que ver que estés bien, sabía que-...—Min tragó en seco, confundido. Era incapaz de explicar por qué sabía que algo sucedería cuando ni él mismo entendía sus impulsos o su conexión con el chico que aparentemente no tenía idea de quién era él.

Otro sonoro suspiro escapó de sus labios y se refregó la cara sintiendo que era imposible hacerse entender.

—Es complicado. Yo... Soy Yoongi— dijo finalmente.—¿Podríamos irnos a tomar un café?—agregó con temor a ser rechazado.

Los ojos de Joon se abrieron en sorpresa, estaba claro que no esperaba una pregunta como esa ni verlo actuar de un modo tan diferente a su primer episodio juntos.
Los segundos parecieron horas para el adolescente, quien se mordió el pulgar con ansiedad, esperando.


—Si digo que sí...—contestó por fin, haciendo que el más bajo contenga la respiración expectante—¿No vas a empujarme diciendo incoherencias?

Una sincera y algo apenada sonrisa se presentó en su pálido rostro.

"No me odia".


—Lo prometo.


La cafetería estaba mucho menos concurrida porque era horario de clases, así que el bullicio no era tan insoportable. Los dos chicos se encontraban sentados en una pequeña mesa alejada a la que se dirigieron sin emitir palabra.


De hecho desde que iniciaron su caminata hacia allí ninguno de los dos volvió a hablar, y Yoongi se sentía más incómodo de lo que jamás se sintió.

"O al menos que recuerde, aunque claro eso no es muy fiable.."

El chico sabía que debía hablar, pero no tenía idea de por dónde comenzar. Él era quien había invitado al moreno, y sin embargo no sabía qué decir.


—Me disculpo por el empujón.— Terminó murmurando con una leve inclinación de cabeza, sintiendo de nuevo las mejillas calientes


—No entiendo por qué lo hiciste— respondió con honestidad el otro joven, que aún mantenía prudente distancia a pesar de haber acompañado al pelirrojo hasta allí.

Yoongi se removió incómodo en el asiento. "¿Cómo decirle lo de los recuerdos? ¿Entenderá? ¿Me llamará loco y se irá sin voltearse?"


—Es sólo que verte con el otro chico... Me hace sentir incómodo.—confesó entonces.


—Hoseok?—Su expresión era de absoluta confusión.

—Hoseok...— repitió Min como un recordatorio para sí mismo. Sentía que tenía que ponerle un nombre al joven de su recuerdo, cuyas palabras tenía grabadas a fuego. Ese extraño había dicho que era un error que Namjoon y él se conocieran. No podía entender sus razones, pero su sentimiento de enojo era tan fuerte como el frío que sentía su descubierto y mojado cuerpo.

Estaba convencido de que ese muchacho no era bueno. Y él haría caso a su intuición.


—Lo conoces?— inquirió entonces el mayor


—N-no... Yo no...— Yoon cerró sus ojos ante una puntada inesperada de dolor en su cabeza que lo hizo maldecir por dentro.


Cuando sus párpados volvieron a abrirse, el mayor lo miraba ahora con un dejo de preocupación, y aunque se sentía como la mierda le dio esperanza ver que al menos su compañero de mesa no parecía sólo comunicarle desconfianza. Juntando valor y arriesgándose a que lo deje solo por chiflado, Yoongi decidió sincerarse


—Lo poco que conozco no me da confianza, ¿Bien?— retuvo el aire en sus pulmones un momento, buscando toda la valentía que tenía en su interior. Namjoon lo observaba atento a lo que decía. — Bueno en realidad, de lo que voy a conocer, aún no ha pasado.

Silencio. El rostro del pelinegro se tensó en un gesto que mezclaba sorpresa y miedo.

—Sé que ahora no estás entendiendo nada, pero lo vas a hacer...— no sé animó a confesar que el tampoco entendía mucho, y que lo que entendía, no recordaba muy claramente de dónde o desde cuándo.


El labio inferior del su acompañante estaba temblando, al igual que las manos que éste tenía sobre la mesa. Supo, o mejor dicho sintió, que el muchacho estaba entrando en pánico.

—Namjoon, necesito que te concentres y no te dejes llevar por el miedo— le dijo inclinándose hacia delante buscando la mirada perdida del universitario. —Tenemos que hablar. Sé que tenemos que hacerlo, lo siento. Yo mismo me siento estable... Y honestamente no sé hasta cuándo voy a quedarme en este día.

—Qu-quedarte?— Más pánico.


"Ok. Pésima elección de palabras.."


—Namjoon— volvió a llamarlo, tomando sus manos.

Otra punzada de dolor arremetió contra él nublando su vista en el instante en que ambas pieles tomaron contacto.


«—¿Qué es esto?

El niño dientes de conejo le estaba dando una bolsa con algo dentro.

Tintura. Necesito reconocer que eres el Yoongi que ya es un despierto.

Min sacó la caja de una tintura fantasía barata de tonalidad roja y la miró desconfiado.

No me alcanzaba para pagar algo mejor—confesó ante el ceño fruncido del mayor.

—¿Por qué necesitas saber si soy despierto o no?

-Porque significa que te irás más rápido. Generaremos un quiebre. Los despiertos los generamos si estamos juntos. »


Yoongi alejó sus palmas luego de la sensación de electricidad y el recuerdo repentino que llegó a él. Se sentía mareado. Era la primera vez que sentía que tenía tantas cosas claras en tanto tiempo que se sentía abrumado. Su cercanía al joven alto era un ancla para su mente, pero ahora podía recordar que no era tan conveniente como creía.


—¿Qué está pasando hoy?—oyó preguntar a Joon.
Alzando la cabeza vio al moreno consternado mirándo sus propias manos, como si tambien hubiese sentido algo fuera de lo normal.

Necesito explicarte esto lo más rapido posible...—dijo ansioso, siendo de pronto consciente de que el blanco cegador se lo llevaría pronto.—Hay más de nosotros, los---

—¿Despiertos...?— se atrevió a completar el otro muchacho con la voz temblorosa.

Min asintió en silencio.

—Hoseok dijo que no había más nadie como nosotros.— agregó con un dejo de decepción.

—Ese chico parece ocultar muchas cosas... ¿Cómo puedes confiar en alguien que no es honesto?

—Yo... No lo sé.— murmuró bajando la vista. —Hoy el tiempo...— Se aclaró la garganta incómodo— Hace un rato... Fue como si...—Namjoon alzó la vista nuevamente, y lo observó como si no encontrara las palabras para describir lo que quería decir—Hoseok lo llamó "quiebre". El momento se "estiraba".

Yoon se mordió la lengua frustrado. No era momento para hablar de ese chico.


—El tiempo se resquebraja. Si lo notaste sos un despierto como yo.


—Entoces... Vos y yo... ¿Somos iguales?— preguntó con voz quebrada


La pregunta le revolvió el estómago. Su compañero pelinegro acababa de hablar del tiempo estirándose, como había descrito sus experiencias el niño Jeon con quien tenía recuerdos confusos y cortados que no podía unir entre sí.


—No necesariamente. No es nuestro caso...Vos te colás en las roturas del tiempo, es como si se parara para vos.— Se acomodó mejor en la silla, tragando el nudo en su garganta.— Yo no puedo hacer eso— agregó.

—Si yo hago eso... ¿Entonces qué haces vos?

Sintió sus ojos humedecerse sin permiso y se esforzó por contener la angustia que quería aflorar trepando por su garganta.


—Caigo.— dijo en voz baja y grave.— Las grietas me absorben, o eso parece. No entiendo mucho de eso. Estoy repitiendo lo que me han dicho.

Parpadeó varias veces, desempeñando sus ojos. Tenía los sentimientos a flor de piel. Quizás por no poder hablar de lo que le sucedía con ninguna persona o tal vez por la cantidad de revelaciones en un mismo día. Hacía mucho tiempo que no sentía su mente pensar con tanta claridad, se había resignado a sencillamente existir sin pertenecer a ningún sitio, sin tener nada ni nadie.


Volvió a morder su pulgar. Se sentía abrumado. Observó a Joon, y notó que parecía más confundido que antes.

—No sé cuándo aparezco. Ni cuánto voy a durar ahí... No lo controlo.— Las palabras comenzaron a salir como una catarata que venía conteniendo hace tiempo.— Me cuesta entender en qué tiempo estoy, casi nunca lo termino de saber con certeza. Me pone de los nervios conocer a quienes aún no saben de mi.


Frenó un instante para respirar, se estaba angustiado nuevamente.


—Soy una especie de invitado. No encajo en ningún tiempo en realidad...— algo en su pecho se sintió más liviano cuando notó que su compañero de mesa no huyó, sino que lo miraba con empatía como si entendiera su dolor. Quizás, con este muchacho no estaba tan fuera de lugar como solía estarlo.


—Lamento oír eso— dijo inclinándose ahora él, para poder verlo de cerca. Min lo sintió de pronto como una especie de hermano mayor.

—Yo también lo lamento...— murmuró cansado. Se sentía otra vez con las energías drenadas. Su cuerpo estaba débil nuevamente.


—¿Por qué nos pasa esto?—Oyó lejanamente que le preguntaba Namjoon a la vez que su mente empezaba a divagar nuevamente.


« —¿Qué?— era su propia voz la que preguntaba.

Estaban en un parque Jeon y él.

Que podemos arreglar esto.

No te entiendo.

Los despiertos deberíamos cumplir alguna función aquí, ¿no? Creo que existimos para arreglarlo.

Sigo sin entenderte... ¿Arreglar qué?

Al tiempo, Yoongi-ssi. »

—¿Yoongi?

—Yo... Perdona. No lo sé. Pero alguien que conocí me dijo que debe ser porque nosotros podemos arreglarlo.


—¿Arreglarlo..?— Repitió con duda en la voz.

-—Sí. Arreglar el tiempo.


Namjoon abrió la boca en una perfecta "O" .

—Pero no es tan sencillo— se apresuró a aclarar el peli-cereza.—No sé cómo reparar algo que no se ve.

El mayor parecía que estaba tan conmocionado que había olvidado como hablar. Su boca seguía abierta sin poder emitir sonido.

—Yo-...—El pitido en sus tímpanos fue tan fuerte que le impidió hablar. Un mareo intenso y el dolor en su cabeza lo hicieron lanzar un casi imperceptible grito ahogado.

Lo supo al instante: el blanco venía por él otra vez.


Usando toda la fuerza de voluntad y la energía que tenía, se esforzó por mantener los ojos abiertos. Namjoon lo miraba con miedo pintado en todas sus facciones. Lo estaba asustando.


—¡No hay tiempo!— Llegó a decir jadeando.— Nos vamos a ver por primera vez, no se cuándo... Pero...— Tomó una dolorosa bocanada de aire. Sentía que le costaba hablar, todo se veía luminoso y le cortaba la respiración.— Yo necesito que me hagas saber que nos conocemos, dime dónde buscarte hoy... Yo lo voy a recordar.


—¿¿¿¿Qué está pasando????— Namjoon estaba pegado al respaldo de la silla, mirándolo con horror.


—Hay que arreglar esto...— llegó a decir antes de que la luz cegadora se lo lleve.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro