Capítulo 21: Culpa
Costa y Tobar (científicos actuales) plantean la teoría que los acontecimientos a los que está sometido un sistema físico siempre se reajustan para prevenir inconsistencias.
Tomando de base la teoría de Einstein y los viajes por curvas temporales, aseguran (matemáticamente) que incluso aunque nos esforcemos por crear una paradoja haciendo cambios en un evento, el universo (como todo sistema físico) tratará de recuperar su equilibrio para volver a su estado original.
De esto surgen dos puntos importantes:
1) Si una persona viajara en el tiempo hacia atrás, no existiría dos veces sino que se reemplazaría a sí misma. El universo se reacomodaría para que los eventos coincidan con su presencia en el sitio donde esté.
2) Lo que modifiquemos del pasado, terminará sucediendo de otra manera porque el universo tratará de mantener los hechos originales, por lo que sucederán de todas formas.
MIN YOONGI
Fecha:?????
— Cuantos más viajes realices y más de tu historia pasada modifiques, más vas a acercarte a ese destino.
Las piernas del adolescente temblaron ligeramente.
“¿Mi destino es este? ¿Terminaré diciendo incoherencias en un mundo propio sin recordar quién soy?” pensó sintiendo su garganta cerrarse en una sensación angustiante que amenazaba con ahogarlo.
—Lamento ser el de las malas noticias.— Dijo con voz queda el de lentes.—Haber conocido a Vante así, por supuesto que no ayuda a tomarlo con optimismo.
Yoon asintió con un ligero movimiento de cabeza y emitiendo un apagado ruido similar a una tos contenida. Al parecer su participación en las charlas con aquel tipo no variarían demasiado de eso, pero ya le importaba una mierda. Tenía peores cosas en las que preocuparse en vez de verse hablador o menos ignorante.
—¿Sabes una cosa? Antes de que irrumpieran en el edificio, empecé a pensar y dar vueltas al asunto. —Al castaño parecía realmente no molestarle su falta de elocuencia en la conversación, porque continuó sin esperar otro tipo de respuestas.—Estoy seguro de que esto se inició hace tiempo con un cambio en el pasado. Podría nombrarse como “El Evento Cero”, algo así como el comienzo de la inestabilidad..
—Evento Cero.— El ceño de Yoon se frunció en confusión a medida que repetía el término del científico—¿Cómo podría haberse generado un cambio antes de los atemporales? Es decir, sería imposible porque dijiste que nosotros somos el resultado de esa inestabilidad.
—Sé lo que dije, pero también sé que es poco probable que hayamos sido los primeros en buscar viajar en el tiempo. Bueno, en realidad es totalmente seguro que cada país tenía su propio proyecto al respecto. Duele aceptar ser más lento que otros pero, tal vez alguien lo consiguió antes.
—¿Crees que otro gobierno lo logró y viajó?
—El universo en general siempre busca un equilibrio, creo que ustedes son el resultado de algún desorden que no debió pasar. Y ha ido incrementando como una bola de nieve hasta llegar a este punto.
—Lo dices como si fuera una tontería tan simple, que parece poco posible.
—Sé como suena. Pero si llegara a ser así y si lográramos saber cuál es ese evento para evitarlo... Quizás conseguiríamos terminar con esto.
—¿Pero eso no sería generar un cambio otra vez?— Yoon se refregó la cabeza con fastidio, como si pensar le molestara y doliera en partes iguales.
—No si hacemos que las cosas sucedan como deberían— refutó de inmediato JiMin, como si le molestara que alguien le discuta su teoría.
—¿Y cómo sería eso?
—Yo… —La fiereza de sus ojos rápidamente volvió a desaparecer—Aún no sé qué pasó, no sabría decirte. Es imposible saberlo. Cómo se generó esto sólo lo sabe quien lo hizo. Probablemente a estas alturas ni siquiera esté con vida.
—Por lo que seguimos sin poder comprobar nada— bufó. Desconocía si se trataba de su condición cerebral, pero la frustración le llenaba las venas al punto de querer pelearse con alguien a puñetazos.— ¿Al menos sabes la fecha del Evento Cero?
—Habría que rastrear cuándo apareció el primer atemporal para saberlo. Acá no tengo más que equipos improvisados para medir radiación y tampoco sé si yo sobreviviría a otro viaje.
—¿Qué quieres decir con eso? ¿Estás entonces dejándome ese trabajo a mi?— Chilló indignado, a la vez que cerraba la distancia que mantenía del hombre.—¿Para qué me cuentas esto, sino?
De un movimiento rápido, el cuello de la ropa desgarrada del científico fue tomada por las manos rápidas del adolescente que lo miraba enfurecido. Sus caras estaban a tan solo unos centímetros, consiguiendo así empañar los cristales rotos de él con la respiración irregular del peli-cereza.
—¿Qué pretendes?—Murmuró con los dientes apretados Yoongi— ¿Qué viaje de una fecha a otra perdiendo mi cordura hasta dar con ese momento?
Estaba jodidamente cabreado. ¿Quién se creía ese tipo para decidir por sobre su salud? Al fin y al cabo, toda esa desgracia parecía ser el resultado algún científico igual a él, que había actuado con la posibilidad de cambiar algo de la línea temporal original.
Alguien que también había jugado a ser Dios.
Su sien palpitaba y veía algo borroso. Estaba enfurecido, jodidamente enfurecido . “Que se lo lleve un demonio a éste a y todos los demás sabelotodo de lentes” repetía una y otra vez su cabeza “¡Quienes son los responsables de arruinar toda mi jodida vida son ellos!”
—No es por eso.—Aseguró con rostro firme pero la voz temblorosa el hombre al que estaba dispuesto a moler a golpes, consiguiendo captar su atención un momento entre los impulsos que abombaban su cerebro.—Yo no he sido totalmente honesto contigo Min Yoongi. Creo que no es la primera vez que nos vemos.
La ira, tan volátil e impredecible como siempre en su organismo, se disipó con la misma rapidez con la que había tomado magnitud. El agarre firme de su mano debió aflojarse sin notarlo, porque JiMin se había logrado apartar velozmente mientras levantaba una mano frente a él como si buscara apaciguar un animal salvaje a prudente distancia.
—Tenía mis dudas pero mientras más vi tu cara, más pude recordar claramente. Esta es la segunda vez, al menos para mí.
SEOK JIN
Fecha: 4 de Abril del 2020
Sus dedos temblaban alrededor de la jeringa, mientras intentaba aplicar la adrenalina en el cuerpo de Hoseok, quién había sido ingresado el día anterior a aquella habitación pequeña y oscura marcada con un cartel en la puerta que dictaba “uno” secamente en números romanos. El sudor caía por su frente no sólo como el lógico resultado luego de haber corrido por los pasillos, sino también producto del nerviosismo que sentía recorrer sus venas como un veneno que quemaba.
Hacía tan solo unos minutos atrás, desde la sala donde tenían a Taehyung —o mejor dicho, lo que quedaba de él— se fue a ver la jodida lista de ingresados intentando no parecer sospechoso ante la secretaria que estaba apostada en su escritorio mascando chicle. Agradeció a sus facciones simétricas y a la clara atracción de esa mujer hacia él, que lo salvaron de una llamada de autorización incómoda que no habría podido justificar y que le permitieron acceder al listado de nombres por fecha de llegada.
No fue necesario hurgar demasiado porque junto a Jung había sido ingresado nada más y nada menos que el hijo del abogado que había habilitado la tenencia de Jeon: Kim Namjoon.
Las letras del nombre cayeron una a una sobre su espalda como kilos de concreto, sentenciando de forma silenciosa que ya no podía más huir de sus culpas. Estaba claro para él cuál era el nexo, aquel dato que se obligaba a ignorar con todo su ser durante el último tiempo. Lo que le ocultó a JiMin… No, lo que le había ocultado al mundo.
Debía afrontar la realidad.
Debía hacerse cargo de la responsabilidad que tenía.
Pero aún necesitaba respuestas que solo Hoseok podía darle sobre el día del accidente y no pensaba irse sin obtenerlas. No actuaría hasta no saber la verdad completa. Lamentablemente para ello necesitaba al muchacho consciente, por lo que sin seguir perdiendo tiempo valioso en debatirse internamente apretó el émbolo de la jeringa con determinación hasta que el tubo quedó completamente vacío.
—Despertaste.— dijo con voz seca cuando apartó la aguja y lo notó retorcerse de dolores que segundos antes el sueño le impedía sentir.
El pelirrojo ahogó un sollozo, apretando fuertemente sus párpados y negándose abiertamente a verlo. Por supuesto que podría tratarse de terror por las obvias condiciones de la situación y el sitio donde estaba atrapado, pero Jin supo que era más que eso. Supo que lo había reconocido.
—Sé que despertaste— insistió.
El cuerpo de Jung temblaba incontrolablemente mientras gruesas lágrimas caían por sus resecas mejillas. Jin sintió el corazón estrujarse en su pecho cuando por fin las orbes empapadas del chico se fijaron en las suyas, viéndose rojas, exhaustas y rodeadas de unas ojeras violetas.
—Señor Kim—murmuró con la voz quebrada el joven.
—Hoseok— El hombre se inclinó hacia él hasta quedar a pocos centímetros, para que puedan sus desorbitados ojos centrarse en él y le preste completa atención.—Hoseok.. Necesito que me hables con detalle sobre ese día y ese accidente.
Kim tragó con dificultad, intentando controlar su propia ansiedad. Los recuerdos del hospital y sus propios gritos cuando los enfermeros lo sacaron de la sala de emergencias se mezclaban en su mente con los del funeral de Jeon y el rostro de Taehyung. Estaba mareado y le costaba normalizar su respiración.
Tenía genuino miedo, miedo de terminar de comprobar sus sospechas.
—Hoseok es importante…— insistió, con los latidos desbocados de su corazón retumbando en sus tímpanos.—¿Qué es lo que no me dijiste? ¿Qué me ocultaron?
—Eres real.— Gimoteó en voz baja, más como una afirmación para sí que como palabras dirigidas a él.— Una vez más vuelvo a ver tu cara… Una vez más en un hospital.
—Ya pasó un año— murmuró el científico sin apartarse y siguiendo con atención los rasgos del joven que parecía haberse consumido de forma alarmante en tan poco tiempo desde la última vez que se habían encontrado en el cementerio, pareciendo un auténtico paciente terminal en aquella camilla.
—Un año desde que Jeon…— la voz de Jung se quebró, incapaz de terminar la oración mientras trataba de contener un espasmo por el sollozo que quería soltar.
Kim contuvo la respiración un momento, viendo las lágrimas empapar la almohada descuidada que le habían dado a quien cierta vez iba a su vieja casa con el pequeño niño al que había adoptado.
—Creo que es momento de que me digas con honestidad cómo fue el accidente.
Los párpados del joven se cerraron nuevamente, a la vez que una sonrisa derrotada y cargada de dolor se asomaba por sus labios partidos.
—El día más largo de mi vida...—suspiró luego de unos segundos.
JUNG HOSEOK
Fecha: 28 de marzo del 2019
Aún vistiendo el uniforme de su universidad y recostado contra la entrada al campus de la primaria, estaba Hoseok esperando pacientemente mientras miraba hacia el cielo despejado.
El calor sutil de la primavera, las voces de los estudiantes saliendo de clases y las primeras flores rosadas de cerezo en las calles le daban a esa tarde un ambiente relajado, como las escenas de transición de las películas románticas que le gustaba mirar a su madre. La brisa corría con suavidad haciendo bailar su pelo —ya algo crecido para su gusto— y trayendo a su nariz los olores dulces de la época.
—Es un lindo día— murmuró con una sonrisa, disfrutando del sol en su rostro.
Estaba de buen humor. Siempre que se juntaba con el pequeño Kook lo estaba. Al principio se había negado a admitirlo, pero era reconfortante sentirse acompañado y entendido, incluso habiendo una absurda diferencia de edades como para hablar de una real amistad ante el ojo ajeno a la distópica realidad de ambos.
No había pasado tanto desde que el niño había irrumpido en su vida convenciéndolo de que no estaba loco, hablando con términos infantiles sobre el tiempo “estirándose como un chicle”.
El niño era real, lo pudo comprobar luego de confirmar que su madre también era capaz de verlo, por lo tanto si Jeon no era producto de su imaginación se aferró a cada definición que el pequeño dijo como si fueran verdades irrefutables. Una locura, sí… Pero se había adherido a él como si de un hermano se tratase, confiando en todo lo que contaba sin rechistar y siguiéndolo a donde pidiera. No quería estar solo. No sé sentía capaz de soportar su vida sin al menos una persona que comprenda su situación.
No quería saber de dónde sacó su conocimiento, ni quería indagar sobre las teorías que tenía aquel curioso chiquillo de ojos grandes: no era por ello que lo quería cerca. ¿Era egoísta por simplemente buscar un apoyo para evitar caer en la real locura? A veces, en la noches largas donde no podía conciliar el sueño, se lo planteaba una y otra vez. pero esos remordimientos quedaban en la nada cada vez que huía con cobardía de las charlas que Jeon quería debatir sobre “arreglar el tiempo”.
—¡Viniste!— La voz a su lado lo sacó de sus pensamientos. Allí estaba el azabache con una sonrisa enorme en su rostro infantil, la respiración algo entrecortada y las mejillas rojizas, por lo que supo que había corrido hasta ahí al verlo.
—Me pediste por mensaje que venga— alegó Jung sacudiendo con despreocupación el celular que tenía en una mano y revolviendo el cabello del niño con la otra libre. La diferencias de alturas y edades era incluso más notoria cuando estaban con uniforme, de hecho solían confundirlos con hermanos de sangre cuando se veían en esas condiciones.
—Sí. Tengo un plan.—Confirmó él, inflando su pecho con algo que parecía ser orgullo.
El ceño de Hoseok se frunció, su boca de transformó en una línea recta y su pecho rápidamente se contrajo en una sensación extraña que no le gustó en absoluto.
—¿Plan?— repitió.
MIN YOONGI
Fecha: 4 de Abril del 2020
Faltaban diez minutos para la medianoche, acababa de comprobarlo en un cartel luminoso de la calle antes de finalmente ingresar al estacionamiento del hospital, arrugando en sus sudorosas manos el papel que le había dado un JiMin pulcramente vestido y arreglado luego de casi arrollarlo con un auto esa misma mañana. Minutos antes de eso, por la madrugada, había encontrado las casas de Namjoon y Hoseok con un vallado que dictaba “en desinfección”, por lo que había confirmado que de un día al otro habían sido encontrados por el gobierno. No podía saber si habían sido capaz de ver la nota que les había dejado el día anterior, o si no había importado su intento de interferencia en la línea temporal. Como sea, estaban cautivos, siendo ratas de laboratorio. Y no podía evitar sentirse jodidamente culpable por no haberlo evitado.
¿Casualidad haber casi muerto a manos de los captores de sus amigos? Debía de serlo. Una muy peculiar, debía admitir, pero útil. Estaba seguro de que aquel científico no había visto en él nada que le llame la atención: no tenía la menor idea de quién era Yoongi, confirmando que para aquel hombre era la primera vez que se veían. Y aunque no se acostumbraba a la situación a pesar de que no era la primera vez que le sucedía, se sintió agradecido de ello, porque ese desconocimiento le permitió continuar en libertad hasta entonces.
Gracias a aquella tarjeta de identificación impresa en un pulcro cartón blanco que para entonces estaba empapada de sudor en su puño Yoon sabía dónde estaban operando y ,por lo tanto, sabía dónde estaban Namjoon y Hoseok. ¿Destino? Él no creía en eso. Pero no podía evitar pensar que aquél casi-accidente provocado por su ataque de nervios y miedo al ver las cintas refractarias en las puertas del edificio de Joon y que lo llevó a correr sin rumbo ni cuidado de mirar antes de cruzar la calle tenía un cierto aire a “intervención divina”. Es decir, tenía que serlo, ¿Cierto? ¿Cuáles eran las posibilidades de semejante casualidad en el momento exacto?
Aún no tenía planeado algo concreto, había dado vueltas al asunto todo el jodido día pero no había conseguido armar un plan de escape que no parezca una película de acción hollywoodense. Finalmente, ya parado a unos pasos de las puertas dobles de ingreso al hospital, había llegado a la conclusión de que solo bastaba con poder llegar a los chicos para tomarlos y viajar juntos. Y bueno, también esperar que salgan ilesos del viaje, como había hecho JiMin con Vante.
Min tragó duro, juntando fuerzas para reiniciar su andar. Sabía que una vez que entrara, ya no habría vuelta atrás.
Buscar sin saber hacia donde, era esperar que la “unión” que compartía con los demás atemporales sea suficientemente fiable para recorrer pasillos aleatoriamente con la esperanza de igual conseguir llegar a ellos… Y esperar no ser visto por nadie en el camino.
—Permiso.
Un ligero empujón dado por detrás que casi lo hace caer de bruces y el aroma intenso a whisky entrando por sus fosas nasales lo hizo distraerse totalmente de sus cavilaciones. Un hombre tambaleándose ligeramente se dirigía con un paso que pretendía ser firme hacia el mismo sitio que él, y aunque no le había visto la cara bien, lo había reconocido de inmediato por la amplia espalda que cargaba: era el acompañante de Park, el que iba al volante.
La respiración quedó estancada en su pecho por unos momentos, congelado por la sorpresa en su sitio viendo avanzar al hombre frente a él. ¿Otra casualidad? Sus piernas parecieron pensar por sí mismas al verlo pasar el umbral de entrada, porque actuaron solas para seguirlo a paso veloz antes de perderle de vista, olvidando por completo las dudas que lo detenían segundos atrás.
Si estaba allí, por la razón que fuera, él lo guiarla a los chicos. ¿Cierto?
¿Qué podía salir mal?... Es decir, el tipo estaba claramente ebrio, era imposible que lo note.
¿Verdad?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro