twenty✧
Luke se había ido de la casa, ni siquiera esperó para que amanecería, digo, de todos formas él tenía planeado irse al día siguiente, pero que se haya marchada antes de tiempo (Sin importar que hayan sido unas horas) no me hace sentir bien.
No quise salir de mi habitación cuando él estaba yéndose, quería evitar esa imagen por alguna razón.
Por muy tonto que sonase, sentía que yo también estaba teniendo una especie de ruptura con Luke... lo sentía así.
Había pasado el fin de semana más raro de mi vida, ni siquiera tenía ganas de salir de la casa (Solo el viernes por la tarde para ir al trabajo y luego unas horas el domingo en la mañana para cubrir un turno).
Lilie andaba de un lado a otro, apesarada, no me había dirigido la palabra en todo ese rato, solo a Hilary. Mi amiga solo me lanzaba miradas con duda de vez en cuando, este fin de semana ella no fue donde Michael, se quedó con nosotras y eso me alivió.
Es lunes y tampoco sé nada de Luke, nunca intercambiamos número ni lo seguía en redes sociales, cuestiono si él es de esos de mantener un Instagram, pero la cuestión es que es como si él hubiese desaparecido, «PUFF» un chasquido y Luke ya no estaba.
Es raro estar preparándome para ir a la universidad y estar desayunando y no verle andar recogiendo su bolso y llaves, o verle caminar con el cepillo de dientes en la boca. Tengo que admitir que me había acostumbrado a su presencia y ahora me siento extraña. Sabía que esto iba a pasar, pero... bueno, no hay un pero.
— ¿Te piensas comer lo último del helado? —me pregunta Hilary mientras inspecciona con la mirada el contenido del refrigerador.
—No, termínalo tú.
Ella asiente, toma una cuchara y se sienta en el taburete de mi lado (solo eran dos) y se medio recuesta en la isla, con pereza.
—Es extraño —susurra, asiento y llevo otra cucharada de cereal a mi boca.
La puerta de la habitación de Lilie es abierta detrás de nosotras, me tenso en mi lugar, solo esperando ver a la rubia, me confunde que no entre a la cocina, sino que rodea el exterior hasta quedar enfrente de nosotras, al otro lado de la mesa alta.
—Me mudaré —nos comunica de golpe. La cuchara de Hilary se queda a medio camino de su boca, yo suelto la mía.
—Pero- —Empieza a hablar Hilary, pero Lilie le detiene con la mano.
—No puedo vivir aquí —explica y sus ojos se encuentran con los míos por unos segundos—. Ya estuve buscando otro lugar este fin de semana, están rentando una habitación en un apartamento no tan lejos.
—Bueno, pues, ¿Cuándo piensas irte?
—En esta semana.
—Vale.
Hilary me lanza una mirada, sé lo que le preocupa, el tener una vacante disponible y que los gatos de la renta nos salgan más caros. No puedo evitarlo, pero me siento culpable de esto también.
— ¿Te vas por mí? —le cuestiono sin pensar, mi pregunta le toma por sorpresa, pero no niega.
—Sería todo incomodo, me equivoqué con lo que pasó el jueves, no debí hacerlo, pero pasó y creo que lo mejor es irme —responde seria, asiento y dirijo la vista a mi cereal (que ya está todo aguado y pastoso por la espera.)
—Lo siento —le digo, y soy honesta. Aunque no hay un motivo exacto por el cual me estoy disculpando o si debería estarlo haciendo, pero siento que debía hacerlo. Lilie se encoje de hombros.
—Es lo que es —bufa, alzando las manos para luego retroceder y Lilie camina hacia su habitación nuevamente, dejándonos a Hilary y a mí liadas.
—Bueno, mi helado se derritió —indica la castaña a mi lado, mostrándome el botecito con lástima.
—Mi cereal se desbarató —agrego y ambas nos damos una sonrisa lastimera.
***
Los periodos de clases se me hicieron largos y pesados, me encontré viendo el reloj en lo alto de la pared, esperando que todo terminara, con cierta angustia porque mis pensamientos eran (y siguen siendo) una rebobinación de todo lo sucedido estos últimos días.
Y a eso de ir a mi último periodo de clases, el protagonista de esos pensamientos y recuerdos se hace presente en mi campo de visión.
No debería de tomarme por sorpresa verlo por el campus, andando tranquilamente, porque al fin de cuenta no es la primera vez, pero con todo lo que ha pasado se me es extraño verle, siento como si meses han pasado, aunque en realidad han sido días.
Luke va concentrado en su celular, camina lento para no tropezar, lleva una camisa negra simple y unos pantalones medio holgados igual de oscuros y sus converse. Me doy cuenta que me he quedado quieta en medio del césped, así que camino hacia una de las bancas que están a los alrededores.
Me debato sobre si ir donde él, sobre si es buena idea preguntarle cómo está, se supone que seguimos siendo amigos, ¿No? ¿O acaso que rompiera con mi ex-compañera de casa significa que también rompió con nuestra amistad? ¿O...?
Mi mente deja de formular preguntas cuando a lo lejos, aquellos ojos azules se encuentran con los míos. Luke ha alzado la mirada de su celular para ver en frente y entonces se ha percatado de mí. Inmediatamente me encojo en mi lugar, es tonto que me sienta cohibida, pero lo hago, peor al ver que ha decido caminar hacia mi dirección.
Luke llega hacia mí, no dice nada, simplemente se sienta a mi lado, dejando varios centímetros de distancia entre nosotros. Volteo a verle de reojo, solo encontrándome con su perfil afilado viendo hacia el frente, con su ceño ligeramente fruncido.
— ¿Cómo te encuentras? —es él quien suelta la pregunta.
—Hilary y yo tenemos que buscar una nueva inquilina y eso es estresante —confieso lo primero que se me cruza por la mente. Luke vuelve a verme y sus ojos me escudriñan la cara.
— ¿Se fue?
—Lo hará pronto.
—Lamento eso —expresa, regresando la vista al frente.
—No es tu culpa —me encojo de hombros—. Tarde o temprano iba a pasar, momentáneamente se iba a cansar de nosotras —suelto una ligera risa desganada.
—Yo me cansé —suelta serio, le veo ofendida, pero al instante me muestra una sonrisa jocosa—. Bromeo, por supuesto que voy a extrañar escuchar a Hilary hablar de Harry Styles y robar sus galletas.
—Eso suena a mi rutina actual.
—Deberías decirle que busque un nuevo escondite en el estante.
— ¿Y no poder seguir robándole más? Ni en broma.
Luke ríe, no es su risa normal, sino una más apagada, pero me agrada que lo esté haciendo.
— ¿Tú cómo te encuentras? —me atrevo a preguntar. Luke solo se encoje de hombros.
—Trato de no darle importancia.
Alzo mis cejar, no idea por qué me asombra esa oración viniendo de él porque si Luke pudiese tener una frase plasmada en la frente, sería "no me importa".
— ¿Seguro? Quiero que sepas que puedes hablar conmigo-
—Stevie —me detiene, nuestros ojos se conectan y hay una leve sonrisa en sus labios—. Gracias, pero ya trato de dejar todo lo que pasó atrás.
Muerdo mi labio inferior, insegura.
— ¿Seguiremos siendo amigos?
Mi pregunta le toma desprevenido porque parpadea varias veces, concentrado en mi cara antes de responder.
—Sí, ¿Qué clase de pregunta es esa? ¿Quién te ayudaría con Cálculo si no?
No quiero sonreír, pero lo termino haciendo.
—Tienes razón, realmente necesito ayuda en Cálculo —le sigo el juego y me da un impulso de chocar mi hombro con su brazo. Luke frunce el ceño ante mi gesto, pero parece no importarle porque me sonríe.
—Llego tarde a una oratoria —comunica a los segundos, suelta un suspiro y endereza su postura.
—Uy, yo igual, tengo clases con Sullivan —le digo, de repente agobiada porque por estar hablando con Luke se me había olvidado mi verdadero destino. Él al oír el apellido solo me da una mueca de horror.
—Corre o te cerrará la puerta en la cara.
— ¿Te ha pasado ya?
—Dos veces en primer año.
Le lanzo una mirada aterrada y no la pienso más en levantarme de la banca.
— ¡Adiós! —le grito ya empezando a caminar lejos y Luke solo alza una de sus manos en señal de despedida.
***
Sullivan no terminó cerrándome la puerta en la cara porque justo llegando, otro chico también iba ingresando con apuro. Estando en clases quizás deseé que lo hubiese hecho para evitar pasar por el aburrimiento que era oír al viejo maestro.
Al salir por completo de la universidad, me topo con Calum a lo lejos, a como siempre, él lleva un cigarro entre sus dedos.
— ¿Y Lorena? —cuestiono, llegando a su lado en el estacionamiento, cerca de su auto.
—Una maestra nueva la agarró como ayudante y ahora no para de mandarme mensajes quejándose de eso —responde con gracia y me pregunto si mi bandeja de mensajes estará igual.
Saco mi celular de mi bolsillo y en efecto, Lorena se queja de su nueva responsabilidad en letras mayúsculas.
—Te vi sentada con el rubio en una banca, ¿Algo que quieras decirme? —le veo con el ceño fruncido, pero una sonrisa surca mi rostro.
—Pensé que Lorena te decía todo.
—Me atrapaste, no todo, usualmente ocupamos las bocas para otras cosas-
—Para —le detengo con una risa. Calum se encoje de hombros, divertido, para luego darle una calada larga al cigarrillo.
—Entonces...
—Entonces nada, somos amigos, solo nos poníamos al tanto.
—Amigos —saborea la palabra para luego hacer un gesto de disgusto—. Sí, creo que no me gusta ese término.
— ¿A qué te refieres?
Le miro confundida. Calum se recuesta en la parte trasera de su auto, cruzado de brazos, el humo del cigarro le sale de un lado.
—Llámame loco, pero creo que ustedes deberían estar juntos, digo, para matar la jodida tensión de una vez.
—Loco —suelto, me siento exaltada de repente—. No hay ninguna tensión.
—Bueno, lo que sea —bota la colilla de cigarro y la apaga con su zapato—. Lorena dice que son compatibles, algo de horóscopos o una mierda parecida.
—Astrología.
—Sí, eso mismo.
—Bueno, eres Acuario, así que pobre Lorena —le digo, teniendo en cuenta que no sé nada de Astrología a como lo hace mi amiga. Calum me da una mirada confusa.
— ¿Eso qué significa? —pregunta interesado, me encojo de hombros y empiezo a caminar de retroceso para irme, hoy me toca ir al trabajo.
— ¡No te diré!
— ¡Stevie! ¡¿Eso qué significa?! —repite en un grito, pero ya me he dado la vuelta y voy lejos.
ya fue, los signos de luke y stevie son compatibles, qué más pruebas quieren para estar juntos¿¿ jajaajsk
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