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twelve✧

— ¿Qué te pasó en la mano?

Luke va entrando a la casa, llaves en mano, sigue con su gorra negra hacia atrás y su Hoodie azul, su bolso negro cruzado por el hombro. Ha venido de la universidad, de haber ido de verdad esta vez, claro está.

Me encojo de hombros, bajo la mirada a mi mano que está cubierta con una compresa helada para bajar el dolor punzante en mi muñeca. Su expresión es de confusión, es compresible, estoy tirada en el sillón viendo televisión, envuelta en mantas y lo único a la vista es mi cara y mi mano apoyada en un cojín.

Regina me ha dado el día libre luego de que Josh le comentara lo que me pasó ayer después de salir del trabajo, ella me llamó y dijo que comprendía si necesitaba quedarme en casa, por supuesto que lo aproveché, no es como si hubiese podido servir helados con esta mano.

— ¿Así que solo te gusta ponerte compresas heladas porque sí? —insiste a la vez que se acerca, se quita el bolso para dejarlo sobre el pequeño sillón seguido de sentarse en el borde. Sus ojos no se despegan de mí y sé que tarde o temprano tendré que despegar la mirada de la pantalla de la televisión para verle.

—Abofeteé a Ashton.

Dirijo mi mirada hacia él y Luke no hace nada para esconder su expresión de asombro.

—Creo que le pegué en un mal ángulo o algo.

— ¿Tengo permitido preguntar por qué? —es lo que dice luego de un rato. La luz de la pantalla alumbra su rostro y cabello, la sala está a oscuras y la única fuente de luz fuerte es el de la cocina.

—Fue un idiota, pero ¿Qué es lo nuevo? —suelto con ironía.

— ¿Te hizo algo?

—No, no me lastimó si a eso te refieres.

Asiente, se deja caer en el respaldar del sillón individual, aplastando su bolso. Pone su atención en la televisión, pero no estoy segura si un programa sobre el mejor pastelero le interese.

—Hilary no tarda en venir, salió a comprar una caja de harina para panqueques —le cuento, de Lilie no le digo nada porque ambos sabemos que ella anda trabajando y sale más noche. Apenas y son las 6.

Nos sumimos en silencio. Luke se quita la gorra en un momento, revuelve su cabello dejándolo hecho un desastre. Me inquieta que esté haciéndome compañía. Hace como dos semanas hubiese ido directo a encerrarse en el cuarto de Lilie, ni siquiera hubiese entablado una conversación conmigo.

—Es posible que en una semana reparen por completo las tuberías de mi piso —dice cuando aparecen los comerciales—. La fuga fue bastante grande, a varios de mi piso se le arruinaron los muebles por la humedad.

—Qué bien —musito—. No lo de los muebles de tus vecinos, sino que pronto te reparan la fuga, debe de ser fastidioso.

Luke sonríe ante mis palabras, yo le imito.

—Stevie —me llama al rato, ni siquiera tiene su mirada fija en mí, sino en el televisor. Frunzo el ceño y espero a que diga algo—. Siento que debemos hablar, es de tontos, pero tengo este sentimiento que no quedamos bien en la mañana.

Alzo mis cejas a modo de sorpresa. Jamás de los jamases esperé esto viniendo de Luke.

—No sé por qué te mentí —empieza, pero luego hace una mueca de contrariedad—. Bueno, sí sé, quería ayudarte.

Se queda en silencio, presiona su boca en una línea y le observo confusa cuando suelta un gruñido de exasperación.

—Vale, ya, solo quería protegerte.

Sé que seré una completa idiota con lo siguiente que diré, pero no retrocedo.

—Pero no podría importarte menos.

Por supuesto que recuerda sus propias palabras y eso hace que su expresión cambie a una ceñuda.

Respiro hondo, sintiéndome extraña de un momento a otro. Aparto la compresa de mi mano y quito la manta que me cubre la cabeza. Me siento erguida en el borde del sillón.

— ¿Por qué?

—No lo sé —susurra, cansado.

—Me caes bien, Luke, eres demasiado bueno y aunque pareciera que no te importa nada, sí lo haces. Y no entiendo y creo que no quiero entender por qué este repentino cambio de actitud —digo, le bajo el volumen al televisor, Luke solo me observa expectante—. Deberíamos seguir a como hemos estado, es agradable hablar contigo, a veces no vendría mal que me ayudaras con Cálculo.

Espero a que diga algo, pero no lo hace, al final termina asintiendo.

—No debería por qué haber algo extraño entre los dos, ¿No? —cuestiono.

—No debería.

—Bien, entonces somos amigos oficiales —espeto como si estuviese cerrando un caso.

Luke pone los ojos en blanco a la vez que se levanta del mueble con sus cosas, pero llego a percibir una sonrisa en sus labios cuando se retira de la sala.

Una vez estoy sola de nuevo, con el ruido de la televisión de fondo, me dejo caer en el respaldar del sillón, suelto un quejido cuando mi mano choca con el cojín y hago una mueca de fastidio.

Esto es lo mejor, me digo a mí misma.


***

Lilie está en silencio cuando entro a la cocina para buscar algo de desayunar. Camino a pasos lentos porque me acabo de despertar, es sábado, lo que significa que Hilary no está en casa porque a como suele acostumbrar, se va los fines de semana donde Michael, dejándome sola con la rubia… los rubios, mejor dicho.

Mi mano sigue doliendo si hago un movimiento brusco. Cuando le conté lo sucedido a Lorena, ella gritó una canción de victoria, Hilary también estaba feliz de que hubiese puesto al idiota de Ashton en su lugar.

No quiero tener que admitir que el silencio entre Lilie y yo es bastante incómodo, pero lo es. Me frustra esta situación.

Saco una sartén, pero antes de que encienda la estufa de la cocina, mi nombre es pronunciado.

—Así que lo tuyo con Ashton se acabó definitivamente —cuestiona, pero es más que obvio que es una afirmación. Está untando mantequilla a unas tostadas, toda su concentración en esto, no dirige su mirada al hablarme y no sé cómo tomarme eso.

—Sí, ya no tengo nada con él.

—Te tardaste en dejarlo, ¿no? —suelta una pequeña risa, me cruzo de brazos, dejándome apoyar en el pantre. Lilie me da la espalda—. Eso de esperarte para decirle algo, Dios, qué estrés.

No sé qué decirle, tampoco sé qué quiere que diga ni el rumbo de esta conversación.

—Pues ya acabó —suelto, decido continuar con lo mío, me giro hacia el fuego para comenzar a cocinar.

—Una lástima —susurra, y antes de que pueda decirle algo, Lilie sale de la cocina con su plato de tostadas directo a su habitación a encerrarse.

Totalmente confundida sigo con lo mío, pero es como si el destino no quisiera que tuviese paz mental porque a los minutos escucho el sonido de la puerta cerrarse y el tintineo de unas llaves.

Sirvo mi comida en un plato, lo tomo y voy a la sala, topándome con Luke, quien viene con una bolsa de compras y la capucha de su Hoodie puesto, dándole un aspecto casi misterioso.

—Buenos días —me dice, pasa de mí para ir al taburete de la cocina y dejar las compras, le devuelvo el saludo y por fin me siento en el sillón para luego encender el televisor.

Puedo escuchar cómo Luke rebusca en la bolsa, no me tomo la molestia de verle, estoy demasiado ocupada comiendo, pero me toma por sorpresa cuando se viene a sentar en el sillón individual, lleva una soda en mano y bolsa de cheetos.

—Para nada saludable —musito, oculto mi sonrisa cuando él me observa receloso.

Quisiera poder hacer como si nada pasara, pero tengo esta incertidumbre que me ronda como un molesto zumbido. Luke debería estar comiendo con Lilie, no conmigo. Su novia está a metros de nosotros sola y es como si a él no le importara en lo absoluto. Inhalo fuerte.

—Lilie está en su habitación desayunando —informo, Luke despega la mirada de la TV, su ceño está ligeramente fruncido cuando me observa.

—Ya lo sé.

—Bueno.

—En el cuarto de Lilie no hay televisión —dice lo obvio, asiento y meto una cucharada de huevos revueltos con mortadela a mi boca, mastico en silencio mientras le observo escéptica.

A Luke ni siquiera le gusta el programa de remodelación de casas.








me gusta demasiado escribir esta fic, espero les vaya gustando también ♡ voten y comenten, les tkm♡

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