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sixteen✧

Dejo a un lado mi pesado libro de estadísticas, doy la vuelta en mi cama, quedando boca arriba y me quedo observando el techo de mi habitación. Por haber dormido toda la tarde ahora no tengo sueño, así que decidí estudiar y adelantar un ensayo para el jueves. Coloco mis manos sobre mi estómago y dejo soltar un largo suspiro.

El reloj me indica que son las 2 de la madrugada, la casa está en silencio, con Hilary dormida al igual que Lilie. Luke no ha regresado desde que se fue con una mala expresión.

Frunzo el ceño al recordar el llanto de Lilie una vez que quedamos solo las tres. Por razones obvias, fue Hilary quien le consoló de cerca, yo me había quedado viendo todo en silencio. Aún sigo dándole vuelta a las palabras que soltó mientras esnifaba y secaba sus lágrimas.

"Se ha enojado por mi culpa."

¿Qué hizo Lilie?

Una vez terminó de llorar, su actitud cortante regresó, me dedicó una mirada que hasta ahora lo logro entender y se fue a encerrar a su habitación.

Si soy honesta, tampoco creo que ella esté dormida, no sabiendo que Luke anda por ahí en la calle a estas horas.

Decido cerrar mis libretas y el libro de una vez, suficiente por el momento, quizás deba apagar mi lámpara y fingir que duermo hasta caer dormida de verdad.

Me levanto de la cama para cambiarme por una camisa cómoda, suelto mi cabello, dejándolo desordenado, ordeno mis cosas y justo cuando estoy a punto de meterme debajo de mis sabanas, escucho ruidos viniendo desde la sala.

Me quedo petrificada, el sonido de algo cayendo al suelo zumba en mis oídos, espero a escuchar algo más, pero el silencio ha vuelto a reinar. Dudosa me acerco a la puerta de mi habitación, no sé si debería salir a checar, lo más probable es que sea Luke.

Susurro una maldición cuando el impulso de ir a la sala me gana. Esta sigue a oscuras por completo, dirijo la mirada hacia la puerta del cuarto de Lilie, pero por la rehendija de abajo no se ve luz, quizás sí está dormida después de todo.

No es una sorpresa ver una figura desparramada en el sillón, mitad de sus extremidades ni siquiera están puestas en el mueble, su otra pierna sigue flexionada al igual que su brazo, que choca con la mesita. Mis fosas nasales pican al percibir cierto olor fuerte de alcohol, entre más me acerco más potente es. No cabe duda que Luke está ebrio.

— ¿Stevie? —escucho mi nombre ser pronunciado con dificultad, me detengo al extremo del sillón para observarle, se ha quitado el brazo del rostro para ver a mi dirección. La poca luz de los foros que entra por la gran ventana de la pared (que Hilary olvidó cerrar sus cortinas) me ayudan a mirarle.

— ¿Viniste conduciendo en esa condición? —pregunto preocupada, Luke hace el intento de levantar su cabeza, pero falla por el mareo. Sus ojos buscan los míos apenas—. ¿Estás demente? Pudiste chocar, solo mírate, ni siquiera puedes reincorporarte.

—Shhh —sisea—. Un taxi —es lo único que me dice y aunque no es mucho, logra tranquilizarme.

— ¿Necesitas algo? —suelto en un susurro y me obligo a acercarme más, me agacho, apoyándome en mis rodillas para poder quedar a su altura. Sus ojos azules no se separan de mí en ningún momento.

—Ese es mi favorito —arrastra las palabras, frunzo el ceño al no comprender a qué refiere, pero me quedo estática cuando lleva una de sus manos hacia mi rostro y con su dedo índice toca la punta de mi nariz con suavidad.

— ¿Favorito qué? —cuestiono, mis mejillas se han calentado y aparto la mano de Luke para dejarla sobre su pecho.

—Lunares.

Permanezco quieta procesándolo, hablaba del pequeño lunar que posa a un lado de la punta de mi nariz, me sorprende que se haya fijado en ese.

—Luke, dime, ¿Necesitas un vaso de agua o una manta?

El arruga el ceño y niega de inmediato.

—No, quédate acá —me pide y ya no sé qué hacer cuando su mano busca las mías.

—No puedes-

—Shhh.

El ambiente entre los dos es pesado, puedo escuchar su respiración lenta y profunda, no dudo que los latidos de mi corazón pasen desapercibidos. Su mirada azulada y cansada provoca que mis palabras se atasquen en mi garganta, su tacto es delicado, pero a la vez frío, sus dedos adornados con algunos anillos se enrollan en mis manos, dando apretones de vez en cuando como para recordarse que está aquí.

Siento una molestia en mis rodillas por el tiempo que llevo en el suelo, frente a él. No sé si es correcto querer quedarme viéndole, parece vulnerable, frágil y quieto. Puedo notarlo en sus ojos.

—No sé qué estoy haciendo —me susurra, muerde su labio inferior con inseguridad y luego alza sus comisuras. El olor al alcohol viene a mí en olas, me pregunto cuánto había tomado y la razón. Por lo que sé, Luke no es de esos que les gustara embriagarse siempre, en las pocas fiestas a las que hemos coincidido antes, él suele quedarse vigilando a Lilie, quien siempre terminaba borracha, histérica y perdiendo sus zapatos.

— ¿Y qué estás haciendo exactamente? —me animo a cuestionar con curiosidad. Luke cierra sus ojos por unos segundos, como si necesitara tiempo para pensarlo a profundidad.

—No puedo decirlo, no sé cómo —musita confuso, su ceño se ha fruncido y ahora me ve con extrañeza— ¿Qué estás haciendo tú, Stevie?

Su pregunta hace que deje de respirar por un momento, no entiendo a qué se refiere, seguro y son palabras sin sentido producto al licor.

—No sé —admito, siguiéndole la corriente. Él solo sonríe, mostrando su dentadura y los hoyuelos que reposan en sus mejillas.

—Estamos igual —murmura, hace el amago de apoyarse en sus codos, su rostro se arruga por el mareo y dolor de cabeza, pero logra quedarse en uno de sus brazos, se inclina hacia mí, su otra mano viaja hacia mi rostro. Permanezco quieta, mi respiración se corta, ojalá tuviese el poder el poder de retroceder, pero me veo quieta bajo su mirada—. Es una lástima —comienza a decir bajo, en un susurro para mí, sin importar que solo los dos estemos en la sala.

Sus dedos se enrollan en un mechón de cabello que choca con mi mejilla, lo aparta a tientas, observo la duda en su rostro a la vez que se debate en poner toda su palma en mi cachete, pero no lo hace, solo toca mi pómulo con su pulgar para luego dejarse caer en el sillón de nuevo, suelta un quejido y esconde su rostro con uno de sus brazos.

No debería de preguntar, pero lo hago de todos modos.

— ¿Qué es una lástima?

Su respuesta tarda, hasta llego a pensar que se ha quedado dormido, pero gira su rostro mi dirección, apenas y puedo ver sus ojos por culpa de su brazo que sigue apoyado en su frente.

—Esto, todo —balbucea, sus ojos se cierran con cansancio, sé que en cualquier momento caerá dormido.

Luke toma una de mis manos otra vez con su mano que estaba tendida fuera del sillón, su vista va a hacia nuestro agarre, yo le imito. Mi mano se ve tan pequeña y liviana a la par de la suya.

—Me gustan tus lunares —musita, ya ha cerrado los ojos, nuestro agarra se va haciendo más débil poco a poco—, y tu risa, cuando ves algo gracioso en la tv, la forma en la que dices mi nombre... dilo seguido —lo último ya sale en un balbuceo inaudible, pero que llego a captar.

No hago nada por lo que parecen ser minutos, me quedo quieta viéndole respirar pesado, se ha quedado dormido, soy yo quien sostiene su mano ahora, me obligo a dejarla sobre su estómago. Trato de esfumar todo lo que ha dicho, pero no puedo, hacen un gran estruendo en mi cabeza.

Me levanto a duras penas, le observo por un rato más, esperando que se mueva, pero sin dudas ha quedado inconsciente, voy a la cocina en busca de una aspirina en los estantes, agarro un vaso, lo lleno de agua y regreso donde él, coloco todo en la pequeña mesa del centro. Cuando despierte verá la pastilla y quizás le ayude a sobrellevar la terrible resaca que le espera.

Cuando ya me digo que tengo que regresar a mi habitación, mis piernas se sienten pesadas, en mi estómago se ha alojado un gran nudo y mi corazón va y viene con culpabilidad.

***

No sé cuántas horas dormí exactamente, pero sé que fueron pocas porque mi cuerpo se siente pesado, mi cabeza duele y se me hace difícil abrir los ojos cuando mi alarma suena. Estoy aturdida.

Silencio mi celular, me quedo quieta unos segundos y los recuerdos vienen uno tras otro como olas. Un nudo se instala en el centro de mi estómago al recordar a un Luke ebrio susurrándome que le gustaban mis lunares mientras me tomaba de las manos.

Me reincorporo de inmediato, sintiéndome fatal y dejo soltar un gruñido de frustración. Odio todo esto, lo detesto, no lo pedí, tampoco lo busqué. No hice nada para estar en el centro de esta gran catástrofe. Ojala tuviese la facilidad de hacerme chiquita y esconderme en los bolsillos de mis pantalones por el resto de mi vida.

Tengo que comenzar a alistarme para ir a la universidad, luego me toca ir al trabajo, sin dudas un día bastante productivo y una acá sin haber dormido del todo. Genial.

Cuando salgo hacia la sala por fin con mi toalla en manos y mi mudada, me quedo quieta para analizar el ambiente y saber con qué tendré que lidiar. Hay dos personas.

Hilary me sonríe desde la cocina, está sentada en los taburetes comiendo lo que creo es cereal, ya va lista.

Entonces me centro en la otra persona. Luke está sentado en el sillón, no en el que durmió, sino en el otro que le da la espalda a la cocina. Tiene su cabeza reposada en la cabecera, sus ojos los mantiene cerrados, sigue con la misma ropa de ayer, se ve fatal, hasta llego a sentir algo de lástima.

Me percato de que la aspirina que le he dejado en la mesita ya no se encuentra ahí.

Me encamino hacia el baño, me alegra saber que no haya percatado de mi presencia, no estaba lista para mirarle directo a los ojos, no sabría qué hacer, aunque, si en un dado caso Luke no recordara nada de lo ocurrido en la madrugada no me tomaré la molestia de mencionárselo, haré como si nunca pasó.

Al terminar de bañarme y alistarme, salgo del baño con miedo. Mi cabello húmedo y mi cara fresca es lo primero que ve Luke cuando voy a la cocina. Gracias a Dios Hilary sigue ahí, pero ha terminado de desayunar.

Él se ha levantado, parece bastante desorientado, sus ojos buscan los míos, como si tratara de hallar respuestas. Con incomodidad agarro una botella de agua y me dirijo de nuevo hacia mi habitación.

Quizá deba seguir el consejo de Calum sobre dejar que pase lo que tenga que pasar. Después de las confesiones del rubio me di cuenta de que esto no está en mis manos. 





me alegro que las haya gustado el capítulo anterior narrado por Luke, quizás haga más en un futuro<3 

voten y comente, les tkm<3

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