Capítulo 13
Los ojos negros de Dust se habían empapados de lágrima intentando no perder control de su propio cuerpo, no podía perderlo estando su amado cerca.
Todos los Sanses presentes cayeron en aquel estado denominado genocida, menos Blueberry. Él miraba lloroso a aquel estúpido a tal punto que no era capaz de...
— Si tiene que matarme ¡¡Hazlo, Blue!! Aquél no seré yo...
Blue se agarró a su martillo y su pupila se encendió en un fuerte celeste, tenía lágrimas de temor... Temor a no ser capaz de matar al demonio, demonio que había tomado el cuerpo de su esposo y que ahora era como verlo a él, a Dust, pero no... Ya no era él.
En aquel momento las palabras dichas la noche anterior por Dust llegaron a la cabeza de Geno, aceptando su destino.
Aceptando que aquello ya no era pelea de los otros que habían visto a sus amigos caer, aceptando el cruel destino que se dejaba ver horrible y espantoso ante su ojo. Quizá ésta vez la determinación no le salvaría de la cruel realidad que se acercaba como el depredador más rápido y voraz, quizá no podría detener el destino.
Quizá él tiempo se había acabado.
En la casa donde los niños estaban había una calma plena y ordenada. Algunos niños pintaban, otros jugaban junto a Gradient, Silver observaba en silencio y de manera fija la pelea desde la ventana, una posición firme y digna de todo un señor. Una de las tantas cosas que había heredado de su padre.
Sus ganas de ayudar eran opacadas con lentitud por las palabras dichas por su madre antes de partir, pero... Algo faltaba, alguien faltaba. Algunos faltaban.
— Hermano... Sorell no está.
— ¿Qué? —Una mirada fría y, a la vez, preocupada fue la que dirigió Silver a Shino. No creía lo que escuchaba.
— E-es que... Sorell estaba con el señor Color y ahora ni uno está... Mi hermanito se puso a ver igual que tú por ls ventana no sé qué y... Y ya no está.
Las manos de Silver comenzaron a temblar y salió de la casa con rapidez, algo que hizo que todos fijaron su vista en él dándole completa libertad a Shino de seguir a su hermano. Iba con sigilo, pues su hermano siempre había sido muy hábil para pillar a la gente.
Los pasos eran rápidos y directos, su ojo libre estaba fijo en el suelo para no poder ver la pelea entre su madre y el padre de su mejor amigo, Silver solamente quería tomar a su hermano y mantenerlo lejos de todo peligro, si era necesario se metería en la pelea si alguien se atrevía a tocar a su pequeño hermano.
Tiempo fuera.
Un hueso gigantesco y algo glitcheado atravesó el cuerpo de Dust, dañando a R!Chara en el acto.
Un grito desgarrador se escuchó a kilómetros del lugar, Shino no evitó pegar un pequeño salto del miedo, pero siguió caminando tras su hermano sin ver lo que ya comprendía muy bien. Era una pelea la cual no deseaba ver.
El asesino determinado cayó de rodillas tomando el hueso entre sus manos y quitándolo con rapidez, su alma parecía romperse...
Pero se negó.
Dust lanzó cuantos huesos pudo en contra de Geno añadiéndole un Gaster Blaster, el contrincante del anteriormente dañado tenía una habilidad nata para esquivar cada uno de los ataques, sus movimientos eran únicos y astutos, rápidos y sin fallos.
Hace años que no se sentía tan Sans, hace años que no se sentía el mismo y aquella pelea era irrepetible. Era su oportunidad de ganarle por segunda vez a aquel demonio.
La determinación lentamente le comenzaba a cegar, su ira, su rabia en contra del demonio de negro comenzaba a sobresalir de si mismo. ¡¡Chara había dañado a su hijo y matado a sus amigos!! ¿Qué más podía hacer si no matarlo? Tenía unas ganas horribles de correr de ahí, agarrar del cuello a Dust y reventarlo hasta sacar ese demonio de dentro suya para matarlo una y otra vez, cargar la partida una y otra y otra... Hasta corromper todo.
— ¡¡Cuidado, Shino!! —Grito un tipo corriendo en dirección a la menor, haciendo que Silver y algunos de los Sanses se giraran. Era Radier.
El chico se lanzó encima de la menor recibiendo un impacto certero de un hueso, le había quitado la mitad de sus HP... Pero seguía en pie.
Todos estaban asustados debido a eso, pero Geno y Dust no paraban.
La pelea era interminable, era increíblemente agotadora, ni uno de los dos se dejaba ganar, se dejaba vencer...
Pero siempre hay gente en la vida que congela tu tiempo.
Y Sprinkle ganó.
Sus lágrimas brotaban con fuerza de sus ojos, aquel martillo de su madre que había tomado en un momento de despiste había golpeado con tal fuerza a su propio padre dejándolo en el piso a sólo 1 HP.
El demonio salió del cuerpo del moribundo Sans y rugió de ira.
Pero el tiempo ya se ha acabado.
Un hueso atravesó de lado a lado el alma del demonio, haciéndo que empezará a escupir un líquido negro y cayera al piso derrotada.
Goth había derrotado a la mayor enemiga de su familia.
Time Out.
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