Geno y Dust, con leve mareo, caminaban tras los demás Sanses con pereza debido a que no podían evitar olvidar las caras de sus hijos al irse... Menos Silver, Silver estaba neutro. Tenía todo perfectamente asumido.

Un momento después de estar lejos de la casa, el asqueroso demonio se hizo presente de manera estrepitosa.

— ¡¡JA!! Es Reaper y su pandilla de Sans. ¿Saben cuán divertido se me hace verlos juntos?

Reaper tomó su guadaña y, dándole un apasionado beso a Geno, se dignó a hacer el primer ataque.

Geno se quedó totalmente rojo en su lugar.

Super wtf.

Las manos hábiles y astutas de R!Chara atacaron, lanzando miles de cuchillos en dirección a Reaper. El dios las esquivó con debilidad e hizo una señal.

Los dioses peleaban después de tanto tiempo de tranquilidad, quién diría que todo esto por un pequeño ser se iba a desatar.

¡Oh, dioses misericordiosos! ¿Qué no entendéis que ésta pelea un gran mal va a ocasionar? Paren, paren la rivalidad ¿O es que acaso todo destruido quieren hayar?

La locura de ambos enemigos se hace presente de la nada sin dudar, todos unidos decididos a atacar, no saben qué es lo que ya va a pasar y ni en cuenta toman la baja vida del de de más edad.

La guadaña cae y un de HP es más que fácil de matar, la vida se le va, se le escapa, mas su amado no dejará eso pasar.

— Hey, Chara, ven, ven.

— ¿Geno? Cuánto tiempo, pequeña anomalía. ¿De qué deseas hablar? —Chara se acercó desafiante y lanzó una mirada intimidante al menor.

Pff ¿Quién diría que After!Sans tendría tales huevos de golpear a un demonio? La sangre obscura y negra entre sus dedos cayó, Chara sangraba, Geno reía, la determinación le invadía.

Los huesos de la anomalía empezaron a destruir la piel de la de ojos vacíos, ataque tras ataque ella ya no podía esquivar.

Desde lejos, el niño veía siluetas borrosas de energía chocar y chocar, nadie sabía como el pequeño de Sorell de su casa había logrado escapar y llegar ahí, ver a su madre pelear en aquel momento se le hacía extraño, indebido, aquello debía ser parado... Y no quería ver a ni un herido.

Los pasos lentos y decididos de Sorell lo hicieron acercarse a metros de aquella batalla imparable, veía las siluetas brillantes de los huesos y cuchillos ir de un lado a otro, las almas unidas pelear y pelear sin sentido alguno, por una rivalidad estúpida y más que simplemente increíble. Pero todo a veces sale mal y una simple visita lo puede empeorar.

Los vacíos ojos del demonio notaron al pequeño de capa roja, su sonrisa cansada y exhausta de tan dura batalla se amplió, tenía la clave de la victoria en sus manos, aquella corona de olivos podría posar de una vez en décadas sobre su cabeza hasta marchitarse. O era matar al niño o era darse por vencida.

Pero no, a veces los planes salen mal y bien a la vez.

Killer divisó a quien había criado como hijo y vió por error las intenciones del demonio, y por lo lejos su amado esposo venía corriendo a por el pequeño. Sabía que la muerte estaba cerca, y que ésta vez Reaper no lo llevaría al sueño eterno.

El antes asesino y esclavo de Nightmare corrió y tomó la mano de Color, dándole un último beso apasionado y m
melancolico, poniéndose en el momento justo en frente del pequeño ciego, recibiendo un ataque mortal y dejándolos en el piso. Sus vidas se iban, se escapaban en cada segundo y no querían terminar sin saber que el pequeño regalo y alegría de sus vidas estaba dañado.

Las manos de Color se posaron en la mejilla de Sorell durante unos segundos para caer casi muertas sobre el frío suelo, Killer con sus últimas fuerza depositó un suave beso en sus labios, susurró un último te amo y ahí, ahí por fin llegaron al descanso eterno sabiendo que sus vidas no habían sido un fracaso.

— ¿P-papi Killer...? ¿Mami Color...?

Los otros Sanses no sabían si hablar en aquel momento o llorar, pues el pequeño niño se aferraba a los cuerpos de la pareja entre lloriqueos, pues ya no veía más energía en sus cuerpos, sólo los sentía al tacto, ya no los veía... Ya no estaban con él.

Reaper y Geno atacaron locos por dentro, aquella pareja a la que le debían mucho, una pareja inocente y que no había llegado a más... Todo se había esfumado, todo era culpa de ese demonio y lo tenía que pagar.

Geno empezaba a sentir sudor, no quería creer que se estaba volviendo a derretir, pero cuando sintió la mano de su amado todo el miedo se esfumó. Todos los Sanses atacaron dejando ya casi en el piso al demonio.

La risa despiadada de Chara inundó todo el lugar a kilómetros a la redonda y Dust cayó en un grito ahogado, pues el tiempo aún no se ha acabado.

El tiempo se acabará cuando las almas griten, corran y pidan piedad por sus pecados cometidos.

Pero... ¿Qué pasará cuando tu único pecado fue amar?