Voz nasal.
Jeongyeon suspira al cerrar la puerta de su apartamento.
Otro día en el que lloro en el baño de su trabajo.
Y otro día en el que llorará en el suelo de su habitación.
Arrastra sus pies hasta llegar a su habitación, se sienta en el suelo y alcanza esos antiguos albums de fotografías.
Tzuyu de ocho años la abrazaba con fuerza, temiendo que su primera y única amiga la abandonara en uno de los bailables que la escuela organizo.
“— ¡Eres un bonito ratón, TzuTzu!
— ¿Enserio? ¡Muchas gracias, Jeong-ah!”
Otra donde Tzuyu y ella salen embarradas de pastel pero con dos grandes sonrisas, el cumpleaños número diez de Jeongyeon.
“—Psst, ¿me dirás tu deseo?
— ¡Que seamos amigas para toda la vida, Tzu!”
Y sin quererlo, la primera lágrima cae cuando sus ojos se enfocan en Tzuyu y ella mirándose en silencio, con el fondo lleno de árboles y los ojos expresando lo que las palabras nunca podrían.
“— Hey, Tzuyu.
— ¿Mmh?
— Te amo mucho.
— Yo también te amo, Jeong. Con toda la fuerza de mi cuerpo.”
Ella abrazando con fuerza a su mejor amiga cuando detuvieron a su padre por traficar sustancias ilegales.
“— Ya Tzuyu-ah, te prometo que yo siempre te protegeré.
— ¿S-Siempre?
— Siempre.”
Tzuyu y ella en la secundaria, casandose en la kermes de la escuela.
“— ¡Yo los declaro, marida y mujer!
Grita una profesora llena del ambiente del día de San Valentín.
— Hey, lindo velo mi mujer.
Dice la alta alfa dándole un guiño.
— Gracias mi marida, linda corbata.
Responde entre risas.”
Las dos en el primer día de preparatoria, Jeongyeon con una mueca y Tzuyu con una sonrisa tímida.
“— ¡Mamá ya es tarde para una foto!
— ¡Shh! ¡Rápido posen!
Y Tzuyu sonríe apesar de tener algunos cuantos ojos curiosos sobre ellas y a Jeongyeon a su lado quejandose.”
Ellas en el primer día de universidad, una selfie de ambas con grandes y orgullosas sonrisas.
“— ¡Di queso, Tzuyu!
— ¡Quesoooooooo!”
Y la última.
Ella graduándose de la academia para policías.
“— Di queso, mi amor.
Le pide su madre.
Jeongyeon solo alza su placa y su uniforme con un rostro serio.”
De pronto se encuentra sollozando, mientras abraza el álbum contra su pecho.
Ha perdido a su otra mitad.
¿Cómo puede seguir adelante?
Sin esa sonrisa tímida, sin esos hoyuelos, sin esos ojos juguetones y sin esos brazos que siempre la sostuvieron cuando las cosas se volvieron difíciles.
— T-Tzuyu...
Pide entre sollozos.
Y justo cuando esta apunto de tocar lo más profundo de la oscuridad, unos brazos la envuelven.
— Mi niña, aquí estoy.
Un rostro maduro similar al suyo es lo que puede notar apesar de las lágrimas que le hacen borrosa la visión.
— M-Mamá...la-la extraño t-tanto.
— Lo sé mi amor.
Jeongyeon había mantenido su promesa a lo largo de los años y aún cuando tuvo la oportunidad de informar que su mejor amiga se había vuelto la más pesada traficante de armas de todo el continente, no lo hizo.
Pues la Jeongyeon de once años, se lo había impedido.
Se funde en un abrazo con su progenitora, siendo calmada con suaves murmuros, besos en la cabeza y caricias por toda su espalda.
Sin notarlo, cae dormida.
“— ¡Jeongyeon!
Grita esa voz.
La rubia tensa la mandíbula mientras sigue andando.
— ¡No te vayas! ¡P-Porfavor!
Unos brazos le impiden seguir.
Se detiene cuando escucha el primer sollozo de su amiga.
— L-Lo siento tanto, Jeong. ¡Y-Yo no sabía que hacer!
Finalmente toma coraje y se da la vuelta.
La puede ver de cerca y se da cuenta del paso de los años.
Tzuyu ya no es esa niña de universidad.
Ahora es una mujer hecha y derecha.
Pero esos ojos.
Esos malditos ojos que en tantos sueños la atormentaron, que no la dejaron descansar en paz, siguen igual que antes.
Hermosos y brillosos.
Rojos y mojados.
Y cuando Tzuyu la lleva a su pecho, Jeongyeon se permite llorar.
Pues su mejor amiga no está muerta como tantas veces creyó.
Pues su mejor amiga está ahí.
Y después de unos cuantos años, dos corazones vuelven a estar conectados.”
⌗ ⨟ ♡
— Hola.
Jeongyeon frunce su ceño cuando esa dulce voz la recibe.
— Sí, soy yo. Estoy aquí. Tranquila.
Vuelve a cerrar los ojos y deja que la omega siga con esas caricias reconfortantes en su corto cabello rubio.
— Tu madre me dijo lo que pasó. ¿Estás bien?
Claro, pero no puedes mantener un secreto por mucho tiempo.
Aquella omega se volvió en el amor de su vida al conocerla en la comisaría.
Juntas habían escalado hasta que ella se volvió la jefa de policía de la ciudad y Jeongyeon su mano derecha.
Por lo que la alfa no podría esconderle un secreto ni aunque quisiera, Jihyo la conocía como a su propia palma de mano.
— Gracias por estar aquí, Jihyo.
Murmura.
La omega rie.
— En cuánto la señora Yoo me llamo le dejé el caso a la detective Kang para venir a verte, dulzura. ¿Otra vez pensando en ella?
Jeongyeon la mira.
Y siente que todo lo demás no importa.
Se inclina hacia ella y junta sus labios en un beso lento.
El maldito cielo después de tres meses sin verse ante un fuerte caso de homicidio que se le había asignado a Jihyo fuera de Corea.
— Quiero que pongamos en marcha el plan b.
Antes de que la omega pueda decir alguna palabra siente esos suaves labios contra los suyos y como su espalda choca contra el colchón, Jeongyeon coloca sus manos a ambos lados de su cabeza y comienza a dejar un rastro de besos por todo su cuello.
— D-Dios, ¡Espera! ¿E-Estas segura?
La alfa sale de su escondite y asiente.
Decisión y firmeza brillando en sus ojos.
«¡Genial! Tengo una respuesta.» Piensa Jihyo.
Y cuando Jeongyeon en vez de hablar vuelve a unir sus labios, la omega tiene la respuesta faltante.
La alfa comienza a morder su mandíbula.
Y Jihyo toma su teléfono para dar aviso.
Termina de escribir con dedos temblorosos y lo avienta, concentrándose en unos ojos amarillos y juguetones.
Sí, Jeongyeon había perdido su otra mitad.
Pero aún estaba el amor de su vida.
Y no podría pedirle nada más a la vida cuando mira ese rostro lleno de pureza y felicidad.
Sonrío mientras paso el jabón por mi torso.
Había sido un buen día.
Sana y Mina me llevaron a un centro comercial a gastar la tarjeta de regalo que Nayeon y Tzuyu me dieron.
Cien mil dólares fue el primer regalo de la pareja.
Sana la hizo comprar toda prenda en la que sus ojos estuvieran durante más de cinco segundos mientras que Mina estuvo siguiendolas con las manos llenas de bolsas.
Un muy bonito día.
Me sentí como una típica chica de compras con sus amigas.
Quitando el hecho de que gaste cien mil dólares, obviamente.
Pero ahí estoy yo, dándome un baño para colocarme un vestido morado para la pequeña fiesta que el piso cinco tendrá en mi honor.
Unos minutos después salgo con el vestido pegado a mi piel, maquillaje discreto y unas enormes arracadas de oro en las orejas
Una suave musica pop a través de unos altavoces es lo primero que escucho al salir de mi habitación.
Me encaminó con rapidez al comedor, donde creo que están.
Cuatro rostros conocidos en ropas elegantes y caras a la vista me reciben. Un hermoso pastel en el centro con el número veintiséis en grande y las chicas alrededor de la mesa negra.
— ¡Feliz cumpleaños Chaeyoung-ah!
Grita Tzuyu.
Y todas la imitan.
Rápidamente me sientan y me hacen soplar las velas.
— ¡Di tu deseo para que te lo podamos cumplir!
Grita Sana.
Yo sonrió y miro a una alfa alta.
— Que Tzuyu baile conmigo.
Todas vuelven a gritar y Nayeon empuja a su alfa hacia mi con una sonrisa.
Dahyun y Sana, Nayeon y Mina y Tzuyu y yo comenzamos un reto de bailar en parejas.
Quién lo haría mejor ganaría un favor de las perdedoras.
Y Tzuyu y yo fuimos las dueñas de la pista.
Y así comenzo la fiesta.
Sin embargo, después de unas horas el alcohol en nuestra sangre hizo de las suyas, volviéndonos torpes y sin sentido alguno.
Fuimos descuidadas, sí.
A miles de kilómetros de nuestro hogar, cadenas se dejaban menos apretadas de lo común, puertas y ventanas entreabiertas y llaves doradas a la vista.
Recapitulo ideas y pensamientos y se que es verdad, no debíamos quitarle el ojo de encima y confiarnos de esa forma, tan ilusas de que algo podría pasar.
Pero lo hicimos.
Pues mientras Sana bailaba borracha encima del comedor, Mina intentaba que no se quitará la playera y Nayeon, Tzuyu se reían de ella y yo la grababa entre risas y tropezones, una llamada entrante de un número desconocido hacia que Dahyun nos dejara y fuera al patio trasero para poder escuchar mejor.
— ¿Hola?
Contesta finalmente.
Y de pronto la delta siente que se ha quedado sin aire cuando una voz nasal le responde.
— Hola mi reina.
ok esto se va a descontrolar 👍🏻
en fin, feliz cumpleaños momito por eso he hice salir de nuevo ><
un cap para el final no estoy lista :(
le gustaría que publique los dos seguidos o uno por uno???
espero q les este gustando <3
tqm
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