miedo.
“”= flashback.
Nayeon siente como si fuera a vomitar todo lo ingerido en sus treinta y un años de vida cuando despierta.
Sus ojos arden cuando el sol le pega directamente en el rostro, Nayeon gruñe llevando sus manos a su cara para cubrirla de aquellos potentes rayos.
Se levanta a tropezones, jadeando cuando un hormigueo le corre por todo el brazo izquierdo al dormir en una posición incómoda sobre él, mira a su alrededor y de cuenta de que cuenta durmió en el sillón de su propia habitación.
Arruga la nariz ante el fuerte olor a licor que desprende la habitación.
Con el cuerpo destrozado sale de su cuarto y se dirige a la cocina, donde escucha ruido.
Tzuyu y Chaeyoung se encuentran desayunando en el comedor, Sana con la cara hinchada tomando agua (incluso hay varias botellas vacías a su alrededor) y Mina está viendo televisión con un bowl lleno de verduras verdes.
Se ríe de ella y la alfa le lanza una lechuga al darse cuenta
— Buenos días, familia.
Saluda con voz ronca dejándole un beso en los labios a su alfa y revolviendo el rubio cabello de la omega a su lado, sonriendo cuando la omega emite una queja.
— ¿Me das una botell-
El gruñido que Sana lanza es suficiente para que deje la botella nuevamente en su lugar, incluso de aleja de forma lenta hasta que su espalda choca contra un sofá y se deja caer sobre el.
Mina la mira fijamente y le lanza una.
Nayeon se bebe todo el contenido inmediatamente, incluso algunas gotas se desbordan por todo su mentón.
— ¿Cuántos años tienes, Nayeon?
La mencionada ignora el comentario de Chaeyoung y pone atención a las noticias.
— ¡Noticia de último momento! La famosa detenida Hirai-Myoui Momo ha escapado de la cárcel en la que se mantenía cautiva durante los dos últimos años, aún hay mucha confusión sobre como es que logro salir pues la prisión era de máxima seguridad. La primera suposicion de la policías es que algunos guardias aceptaron algún soborno y le brindaron ayuda de alguna forma que no se viera sospechosa. Lo único que se hallo en su habitación fue una frase pintada en uno de los muros blancos: “Van a desear nunca haberme conocido, perritos y sus amos.” No se sabe a qué se refiere pero se recomienda tener discreción y sobretodo cuidado, ya se ha emitido una orden de aprehensión y la policía americana ofrece una recompensa de un millón de dólares a quien la entregué o tenga importante información sobre la exdetenida-
Mina apaga el televisor con la mano temblando.
Nayeon sale de su shock y corre hacia la habitación de su hermana. Llega en un tiempo récord e intenta abrirla.
— ¡DAHYUN!
Grita desesperadamente al notar que la puerta tiene seguro.
— ¡ABREME DAHYUN!
Tzuyu llega a su lado, toma impulso y con el costado de su cuerpo rompe la madera.
Entra a la habitación.
No hay nadie.
— Sus cosas aún siguen aquí, Nayeon.
Murmura la alfa.
La omega niega mientras comienza a rastrear cada parte de la habitación, cada cajón, cada mueble, cada rincón.
— ¡NO ESTÁ EL SEÑOR OSO!
Grita desesperada.
El señor oso, el único regalo que su madre le dio a Dahyun cuando su padre se lo permitió.
Lo más preciado que la delta tenía.
Rompe en llanto de pronto.
Su hermana la ha abandonado.
Y eso significa que no pudo cumplir su promesa.
Que mantendría a su querida hermana a salvo de todos y todo, incluso de ella misma.
Los fuertes brazos de Tzuyu se envuelven en ella.
Y Nayeon nota que no es la única que está llorando.
Pero sabe que son motivos diferentes.
Nayeon llora por su hermana, Tzuyu llora por sus vidas.
⌗ ⨟ ♡
“Nayeon entra a la su despacho como normalmente lo haría.
Todo parece estar en orden, la luz casi imperceptible del sol que apenas está saliendo de su escondite, el frío calandole los huesos apesar de su suéter de tela gruesa y el típico silencio de toda la mansión a las cinco de la mañana.
Todo normal.
Excepto por el fuerte olor a cigarro que le pega de golpe en la cara al entrar a la habitación.
Se maldice internamente por dejar su pistola en el buró de su habitación.
— Hola Nayeon.
Se prende la luz de mesa que tiene en su escritorio de madera.
Momo está ahí, con un cigarro en la mano y una sonrisa escalofriante en los labios.
— Hay algo que ha estado dando vueltas en mi mente y realmente necesito sacarlo, ¿serías tan amable?
Dice señalando la silla delante del escritorio.
A Nayeon no le molesta ver a su compañera en su silla, pero si le pone los pelos de punta y la piel erizada esa inhabitual calma que desprende la nipona.
— ¿Que sucede?
Pregunta una vez ya está sentada.
— Mi celo se aproxima, me preguntaba si es que lo puedo pasar contigo.
La omega frunce el ceño.
— ¿Qué has dicho? ¿No te das cuenta que tengo una alfa?
Momo suelta una risa seca.
— Una alfa con enormes cuernos, ¿no?
Nayeon se tensa.
— Podemos hacer un trio, Nayeon. Mi hermana, tú y yo. O incluso si nos ponemos más salvajes podríamos traer a tu bonita alfa, hay algunas personas que disfrutan de ver a su pareja ser follada por otro, igual y Tzuyu tiene ese raro fetiche, ¿no crees?
La omega sigue tensa, sin responder ni mover algún músculo.
— Ah, entiendo, las rubias no son lo tuyo, ¿verdad?
La alfa vuelve a reír.
— O solo te gusta una hermana, ¿eso es?
Nayeon gruñe.
— Lo que pase entre tú hermana y yo, se queda entre nosotras. La relación que tenemos no te incluye a ti ni a nadie más.
Momo da una calada a su cigarro.
— ¿Relación? ¿Llamas a usar durante cuatro meses a una alfa sin luna para luego botarla, una relación? Tsk, tsk. Hay que revisar unos cuantos diccionarios, Nayeon.
Murmura negando con la cabeza.
— Tu hermana ya sabía los términos y condiciones cuando estuvimos juntas.
— ¿Términos y condiciones? ¿Era una relación o un contrato? Me imagino lo que diría si estuviera por escrito: Que Mina se folle a Nayeon cada que la omega lo desee, que Mina sea el apoyo moral de Nayeon cada que la omega lo desee, que Mina se desviva por Nayeon cada que la omega lo desee pero que Nayeon no sea el apoyo moral de Mina apesar de que la alfa lo necesite, que Nayeon no se desviva por Mina cada que la alfa lo anhele y por supuesto, que Mina solo pueda follar con Nayeon cada que la omega lo quiera. ¿Estoy en lo correcto, Nayeon?
Cuestiona entre dientes, su rostro serio y su mandíbula tensa.
— ¿Q-Qué es lo que quieres, Momo?
— Que dejes esa fachada de niña buena, a la que todo le pasa y a la que hay que tenerle lástima. ¿Tu qué crees que pasaría si Tzuyu se enterara de tu aventura? ¿que terminara contigo? ¡Ja! ¡La sangre de mi hermana estaría por todo el blanco suelo de está mansión!
Alza la voz totalmente enfurecida.
Nayeon se asusta al ver un destello rojo en los ojos negros.
— E-Eso no es verdad.
— ¿No lo es? Te pondré un escenario hipotético pero que sirve en este momento, hay dos botones rojos, si Tzuyu pulsa el de la derecha, Sana, Chaeyoung, Mina, Dahyun y yo caeríamos a un pozo de agua helada y sin fondo pero tú te salvarías. Y si ella pulsa el de la izquierda tu caerías y nosotras nos salvariamos, dime tú, ¿cuál crees que ella pulsaría?
Nayeon se queda callada.
Ella mejor que nadie sabe la respuesta.
— Pobre de ella, es una buena alfa pero es muy bruta, es por eso que no le temo. Porque solo basta una palabra tuya para que ella se coloque en sus rodillas y deje que le disparen en la cabeza si eso significa que tú sobrevivirás.
— ¡Suficiente! ¡No voy a permitir que le faltes al respeto!
— ¿Cómo qué cara me dices eso, Nayeon? Ella es bruta porque solo sigue tus órdenes, sin ponerse a pensar por qué está disparando, por qué esta estrechando manos o por qué esta formando esa alianza. Fiel ante tus ideas cuál perrito faldero deseoso de aquella caricia que su amo le da cuando hace algo bien. Pero aquí está la diferencia entre ella y yo, pues yo no estoy hecha para seguir órdenes. Porque si yo fuera ella si me pararía un segundo a pensar el por qué de esa desición tomada por mi dulce y fiel omega.
Apaga el cigarro contra su mano.
— Porque cuando hay demasiada calma en el aire, cuando menos te lo esperas, ¡Bum!
Grita haciendo estremecer a la omega.
— Yo ataco. Estoy segura que lo entiendes, ¿cierto?
De pronto alguien abre la puerta
Sana entra con una mueca.
— ¿Todo en orden, chicas?
Momo asiente.
— Todo bien querida, solo platicamos.
— Lamento que tengo que llevarte conmigo, Momoring, mi ducha se dañó otra vez.
La alfa asiente y le vuelve a dirigir la mirada a la omega.
— No suelo pedir ayuda pero mírame, casi en mis rodillas rogándote así que te pido que pienses en lo que te he contado, Nayeon.
Da una última sonrisa y abandona la habitación.
— ¿Qué mierda tienes en la cabeza, Momo?
Sana le da un golpe al llegar a su habitación.
— ¡A Nayeon la debes respetar!
— No cuando le falta al respeto a mi familia, tu y Mina son lo único que me queda, Sana. Tendrán que pasar sobre mi si quieren hacerles algo.
Gruñe llena de ira.
La omega suspira y pasa su mano por el cuello de la alfa, desde los catorce años Sana suele calmar el enojo de Momo de esa forma, por lo que la nipona cierra sus ojos mientras sus labios dejan salir un suspiro.
— ¿Hasta cuándo seguirá está culpa, Moguri?
Pregunta.
Sana no ve a su amiga como todos los demás.
Sana ve a una niña de catorce años con el corazón descuartizado, los gritos de odio que sus propios padres se gritaban el uno al otro, el odio por ser la hermana mayor y por haber guiador a la menor a ese destino.
— Ella tenía un futuro brillante, ella no tendría porqué haberme seguido hasta aquí.
La omega no responde.
Es verdad.
Mina era una de las estudiantes más brillantes que todo Japón había tenidos el placer de ver.
Pero el divorcio sucedió.
Y Momo busco refugio en amistades incorrectas.
¿Que podría hacer ella? Los gritos de sus padres eran cada vez más insoportables.
Momo salía todas las noches.
Mina la seguía de lejos.
Hasta que una noche la droga en las venas de un beta hizo que estuviera apunto de matar a la nipona mayor, si no fuera por la alfa menor que fue quien recibió un corte muy profundo de navaja en la mano al intentar pararla, pues se dirigía al estómago de su hermana
Mina quería ser cirujana.
Y Momo le había arrebatado ese sueño.
— No fue tu culpa nacer primero.
Hay una razón por la que las madres rezan por no tener gemelos dentro de sus abultadas barrigas.
Porque solo uno tendría pareja predestinada mientras que el otro vagaría por la tierra sin su otra mitad.
Pero claro, Mina una vez demostrando que no era como los demás tendría una oportunidad.
La primera persona con la cuál se acostara sería su luna.
Nayeon...
— Tienes que dejar ir esa culpa, Momo. No puedes cambiar absolutamente nada del pasado.
— ¿Y...?
Momo la mira y Sana nota que sus ojos están levemente rojos.
— Y solo queda seguir adelante, con mentón en alto y pecho hinchado.
Momo asiente y se funde en el abrazo caluroso que su amiga le brinda.
Nayeon tapa su boca para evitar que su sollozo se escuche.
Estaba sacrificando a Mina.”
⌗ ⨟ ♡
Nayeon admira desde la comodidad de su habitación el patio trasero.
Tzuyu está practicando su tiro en arco, parece muy orgullosa de ella misma cuando acierta en catorce de los dieciséis objetivos.
Pero una voz insistente en la cabeza no la deja alegrarse.
“Es por eso que no le temo. Porque solo basta una palabra tuya para que ella se coloque en sus rodillas y deje que le disparen en la cabeza si eso significa que tú sobrevivirás.”
Y su mente la lleva a ese momento.
Dónde descubrió que aquella alfa era más de lo que parecía.
“— Cuando gustes venir a verme, Nayeon. Estaré ansiosa de dejarte sin palabras.
Recuerda esas palabras dichas con tono burlón por aquella alfa.
Tensa su mandíbula mientras le da un vistazo al reloj.
El entrenamiento de Momo y Tzuyu ha comenzado.
Se coloca sus ropas camuflaje y sale de su despacho, camina hacia al patio de forma cuidadosa y se sube a un gran árbol de dónde tiene una vista perfecta.
Gruñidos y jadeos es todo lo que se escucha.
Una muy sudada Tzuyu lucha para no dejarse vencer por una muy activa Momo.
La taiwanesa intenta golpear el centro del rostro ajeno, pero la nipona es rápida y la esquiva agachándose y tomando el pie de Tzuyu para jalarlo y tirarla al suelo.
Momo con una velocidad impresionante tiene el brazo de su alfa detrás de su espalda en un angulo sumamente doloroso, un par de centímetros más y se lo rompería.
— ¡Kimchi!
Gruñe Tzuyu y finalmente la alfa la suelta.
Momo jadea mientras le extiende la mano a la taiwanesa para hacerla levantarse del suelo.
— Ese último golpe fue muy bueno, Tzuyu. Probablemente si no lo hubiera esquivado me habrías roto la nariz y algún hueso destrozado hubiera provocado problemas serios.
— ¡Mira quién lo dice! ¡Estaba segura de que me romperías el brazo! ¿Cómo eres tan escurridiza, eh?
Momo sonríe de forma engreída mientras alza los hombros.
Comparten unas cuantas palabras y Tzuyu se adentra en la casa.
Y por alguna extraña razón Momo comienza a correr hacia lo más profundo del bosque que está cerca del final del patio.
Justo cuando la ha perdido de vista Nayeon piensa en como bajarse pero antes de poder hacer algo, alguien trepa el árbol con una velocidad casi animal y la hace saltar del miedo.
Unos brazos la sostienen con fuerza.
Una sonrisa burlona brilla.
— ¿Que te pareció el show, Nayeon? ¿Estuve bien?
La omega gruñe quitando las manos callosas de sus extremidades.
— Tzuyu lo hizo bien.
Momo hace una mueca mientras sus manos se dirigen a su pecho.
— Me dueles Nayeon, ¿quién fue la que pidió piedad?
Disgustada, Im baja del árbol.
Con un temor que se forma en lo más profundo de su pecho.
Momo es más fuerte que Tzuyu.
Y siente como en su estómago comienza a formarse un vacío.
Pues en cualquier momento ella podría vencer a su alfa.”
⌗ ⨟ ♡
Tzuyu rasguña la puerta antes de entrar.
Un ambiente incómodo la recibe.
Nayeon y Mina desprendiendo feromonas de ira mientras que Sana deja salir algunas de temor.
— ¿Y bien?
Pregunta ella.
Nayeon la mira y niega con la cabeza.
— Tu no irás a ninguna parte Chou Tzuyu, ¡y tú tampoco!
Grita señalando a la alfa nipona.
Mina frunce su ceño.
— ¿Perdón? ¿En qué momento de la reunión decidimos eso?
— Yo lo decidí justo ahora y mi palabra es la única que tiene ley en esta casa.
Gruñe.
— ¡Mi hermana es de quien estamos tratando, omega! ¡Este no momento para caprichos, hablamos de que sus vidas peligran mientras se queden aquí! ¡Cada jodido segundo cuenta, Nayeon!
— ¿Capricho? ¿Llamas a querer que mi familia no muera un capricho, Minari? ¡No permitiré que ustedes vayan detrás de esa loca! ¡P-Planeare algo! ¡Mucha gente nos debe favores! ¡Debe haber algo más!
Se acerca a paso firme a la alfa.
— Sana, Mina, déjenos solas porfavor.
La fuerte voz de Tzuyu resuena en toda la habitación ante el tenso silencio que se forma cuando Nayeon y Mina solo se retan con las miradas.
Sana sale corriendo de la habitación, pues el olor es muy fuerte para ella.
Mina le dirige una última mirada de fuego a la omega enfurecida antes de seguir a su amiga.
Cuando la puerta se cierra, Nayeon vuelve a hablar con los ojos fijos en el rostro sereno de su alfa, apunta con su mano el pecho de la misma mientras hace un sobre esfuerzo para no ponerse a llorar.
Los ojos de Tzuyu la hacen reír, suspirar, pero también la hacen sentirse débil y sin fuerza alguna.
Y eso no le gusta.
— Tu no te vas de aquí, Tzuyu. Tendrás que pasar mi maldito cadáver si es que quieres correr al peligro.
La alfa se acerca ella.
— Nayeon...
— ¡No! ¡No puedes abandonarme! ¡Juraste ante Dios que me protegerías y cuidarías!
Dice alzando su mano derecha donde un anillo de oro descansa en su dedo anular.
— ¡Juntas para la eternidad, Tzuyu! ¡Lo prometiste!
Señala la grabación en el oro.
— Es lo que debo hacer, amor. Te estoy protegiendo, te estoy cuidando más que nunca.
Murmura con una voz calmada mientras intenta acercarse una vez más.
Sin embargo, Nayeon parece huir de ella mientras sigue negandose.
— ¡Dije no!
Grita con fuerza.
— ¿Cómo pretendes que detengamos a Momo si no peleamos con ella? ¡Estas siendo irracional Nayeon!
Tzuyu finalmente pierde la calma mientras que con sus manos toma su largo cabello castaño, llena de desesperación.
— ¡Es fácil decirlo para ti! ¿No?, tu no has perdido a nadie en toda tu maldita vida, yo perdí a mis padres y a mi propia hermana, ¿y tú? ¡Tú lo único que haces es abandonar a todos! ¡Me dejaste durante cuatro meses este año! ¡Dejaste a Jeongyeon botada hace seis años y ahora quieres volver a botarme a mí! ¿¡Por qué eres tan cruel!?
Estalla la omega.
Tzuyu la mira con los ojos cristalinos.
— ¿Eso es lo que piensa de mi, Nayeon?
— Es lo que es.
Dice con la voz entrecortada.
Im tensa su mandíbula, retira su mirada de la mirada triste y le da la espalda a una llorosa alfa.
Se deja caer contra el suelo después de que unos pasos resuenan y una puerta se cierra, sus manos y rodillas tocan en el suelo mientras Nayeon deja salir sollozos preguntándose un sin fin de cosas.
¿Por qué les tenía que pasar esto a ellas?
⌗ ⨟ ♡
“Mina gruñe lanzando las dagas a su oponente, con velocidad y destreza máxima pues todas golpean el rojo centro del muñeco.
— ¿M-Minari?
La alfa voltea encontrándose con una asustada pelirroja.
— ¿Qué sucede, omega?
— S-Se que no es el momento pero, ¿te gustaría acompañarme a ver una película?
Mina niega con la cabeza.
— Como lo has dicho, no es el momento.
Dice y se dirige hacia el costal lleno de arroz.
¡Habían entregado a Momo durante su ausencia! ¡Tenía que calmar la ira que corría por sus venas para no hacer ninguna tontería!
La omega tensa sus labios para no romperse en ese instante.
Al igual que Mina, ella esta devastada.
Acaricia sus propios brazos buscando un refugio que se le fue robado desde hace mucho tiempo, obliga a sus pies a volver a su fría habitación.
Una vez llega se recuesta enmedio de su cama, tapada con todas las mantas que pudo obtener de un cajón y con un suéter gigante que le robo a la furiosa alfa que está golpeando a todo lo posible.
Los juegos del hambre comienzan a reproducirse y de manera inconsciente, busca el calor que solo esas dos hermanas le podían brindar.
Los ojos se le llenan de lágrimas.
Ha perdido a Momo, a su alma gemela.
Y quién su lobo eligió como su alfa cuando la defendió de aquel hombre borracho que estaba apunto de abusar de ella ese tres de noviembre.
Pero ella eligió a Dahyun.
Y esta bien.
Pero aún duele.
Ante el cansancio emocional pronto cae en los brazos del morfeo.
Hasta que es despertada al sentir a alguien hundirse en el colchón junto a ella.
Un olor a hierbabuena fresca llena la habitación, la alfa pasa su mano por su cadera y la pega contra su pecho.
— Viniste...
Murmura una adormilada Sana.
Mina la mira y deja un beso en la punta de su nariz.
— Nosotras siempre encontraremos el camino devuelta hacia ti, Sana. Siempre volveremos a ti.
Lleva su mano al tatuaje que las tres se hicieron juntas. Sus dedos recorren el ante brazo de la omega, acariciando la tinta negra impregnada en la piel bronceada.
Una brújula señalando hacia “hogar” era el tatuaje que a Sana le había otorgado mientras que las alfas tenían dos barcos en el hombro, y si alguna hermana se colocaba a un lado de la omega, la brújula apuntaría al barco.
Pues Sana las guiaba, las ayudaba a no perderse.
Pues Sana era el hogar de las dos.
Recordando esos viejos días donde las dos llegaban con golpes por todo el rostro pero con algo de comida y como Sana cocinaba con tanto amor y como curaba sus heridas con tanta paciencia y tanto cariño, que las alfas casi se deshacían por aquellas suaves manos.
— Nuestra película favorita...
Mina vuelve a hablar al mirar la pantalla plana.
Sana asiente.
La alfa sonríe débilmente y besa la frente de la pelirroja.
— Gracias omega.
Murmura.
Su mente va a esos momentos donde las tres se reunían y siempre terminaban viendo esa película, bromeando sobre quién moriría primero y por qué.
Una película que las unía aunque solo fuera por unas horas.
— Felices juegos del hombre, y que la suerte este siempre de su lado.”
no me quiero ir señor stark 💔💔
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