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003. eye contact

003. real-life
contacto visual


cena de compromiso
giselle&jamie
7 de octubre

ANDREW SE SENTÍA EXTRAÑO.

Bueno, más extraño de lo normal.

Él conocía a Charlotte, la conocía de años; no sería la primera vez que se verían en lo absoluto. Ni la primera vez que charlaran. Ni la primera vez que escuchara su risa. Lo que quería decir es que no eran desconocidos... Era Charlotte Preston, demonios, la dulce e inofensiva Charlotte que siempre le pareció demasiado blanda para su propio bien.

Charlotte.

Preston.

Charlie.

Sólo en el elevador, Andrew se permitió pronunciar su nombre y sentir cómo las vocales se resbalaban sobre su lengua.

Habían pasado dos semanas desde que había tenido el honor de ver Retrato en su fecha de estreno, la primera película escrita, dirigida y protagonizada por Charlie. Seguían pasando los días, pero la mente de Andrew parecía inamovible. Cada que recordaba alguna de sus escenas, se creaba un agujero en su estómago.

El cómo proyectaba la inocencia, la vulnerabilidad de sus diálogos, la crudeza de su actuación... Era difícil de describir, misma razón por la que se había guardado sus comentarios para sí mismo. No sabría cómo explicarle a una tercera persona que Andrew se había sentido completamente visto por la obra de una mujer que había vivido bajo sus ojos por años. Como humanos, él pensaba que era parte de su naturaleza sentirse completamente incomprensible a ratos; existir como un rompecabezas sin resolución y darle a las personas solo las partes de ti que les puedan parecer entendibles. Contrario a esto, sentado en esa sala de cine, Andrew se había sentido completamente transparente.

La añoranza de volver a experimentar ese sentimiento lo había llevado a ver Retrato otras tres veces más. Era absurdo e inexplicable, pero ahora lo único en lo que Andrew podía pensar era en dejar de ver a la artista a través de una pantalla y por fin verla en todo su esplendor, frente a él.

La cena tomaría lugar en la terraza de un elegante restaurante que había ganado fama en los últimos meses. Aparentemente, su coctelería era de primera y la ambientación les cedía a las celebridades la privacidad que tanto necesitaban. En cuánto Andrew se ubicó en su mesa asignada, sus ojos tomaron vida propia al escanear la multitud en busca de Charlie. No tardó en localizarla junto a Isabelle Geller y Riley Keough. Su mirada se posó en ella por tan solo una fracción de un segundo; lo que le tomó a su corazón volver a latir de nuevo. El confirmar que ella efectivamente se encontraba ahí le había concedido una oleada de sosiego y la calma que necesitaba para poder ir a saludar a los prometidos sin que su mirada siguiera escrutando a sus alrededores ansiosamente.

Andrew mantuvo conversaciones triviales como en cualquier otra noche. Rondó el lugar, saludó, le dio pequeños sorbos a su bebida, pero sus ojos no encontraron paz que durara demasiado. Inevitablemente, se escapaban a buscar a la castaña. La veía en la mesa, riéndose con sus amigas. La veía llamando al mesero para pedir otra bebida. La veía poniéndose de pie, saludando a más personas. La veía juntando sus labios, esparciendo el espeso labial rojizo que tenía puesto. La veía moviendo sus dedos al ritmo de la canción que sonaba. La veía y no podía parar, preguntándose cuál sería el momento en el que fuera a cruzarse en su camino.

Mientras Pattinson se reía de una historia que otro de sus amigos contaba, supo que no podía esperar más por el momento correcto. Se disculpó con una sonrisa y fue directamente hacia ella. Las acompañantes de Charlie lo detectaron, cuando solo se encontraba unos pasos lejos de ellas, por lo que pudo alcanzar a escuchar nítidamente:

—Vamos a ir por shots, Gigi está muy sobria. Te dejamos con Andrew —Isabella lo encaró con una sonrisa inocente, caminando del brazo de Riley—. ¡Hola, Andrew!

—¡Adiós, Andrew! —completó Riley con la misma sonrisa, tirando de Isabella con dirección a la barra.

Charlie las vio alejarse, mientras soltaba una risa y pronto lo miró con ojos inquisitivos. Hubo un corto silencio en el que se observaron el uno al otro; él momentáneamente corto de palabras y ella intentando descifrar cuáles eran sus intenciones.

—Andrew —pronunció como saludo.

—Charlie —la imitó—. ¿Cómo estás?

—Muy bien, gracias. ¿Te mandó Gigi?

—No, para nada. Solo vine a saludar.

Charlie lo miró de forma graciosa, extrañada por la iniciativa fuera de lo común. El actor tuvo que romper el silencio nuevamente.

—¿Recibiste mis flores?

Ella frunció el ceño, recordándolo, y asintió.

—Sí, de hecho. Muchas gracias, fueron preciosas. Perdón que jamás te mandé mensaje, he estado lidiando con muchas cosas... —se disculpó, visiblemente culpable. Evitó agregar que había asumido que su equipo de relaciones públicas las había mandado, no él personalmente—. De verdad perdón. Gracias por las flores y por ir a la premier.

—Gracias a ti por invitarme.

—¿Te gustó la película? —preguntó por cortesía.

Andrew posó una mano en su pecho y suspiró.

—Me pareció una obra de arte.

Charlie casi se ahoga a mitad del trago que estaba tomando a su bebida.

—No digas eso.

—Lo digo en serio —contestó con honestidad—. Tienes que aceptar cuando algo de lo que haces es jodidamente bueno.

Ella lo miró, mientras mordisqueaba su labio inferior.

—¿Jodidamente bueno?

Andrew la miró con confusión, intrigado por su reacción.

—¿No lo ves así?

Charlie se removió en su lugar, debatiendo en su mente qué tanto quería compartir con ese individuo. Sin embargo, era su cuarto trago, sus mejillas se sentían calientes y Andrew la escrutaba con la mirada cargando la intensidad de alguien a quien le importaba mucho lo que ella tenía que decir, cosa que la emocionaba y la hacía querer hablar. Así que eso hizo. Dio un paso inconsciente hacia él y habló solo para ellos dos.

—¿No te pasa que a veces creas solo por crear y no para que seas visto? —Él asintió, pero no la interrumpió, invitándola a continuar—. Siento que como artista, tenía este sentimiento que no podía cargar más conmigo misma y tenía que crear algo con eso. Y eso hice. Y después lo compartí. Y no sé en qué momento ésta parte de mí que creía tan íntima y personal, ahora ésta siendo compartida por millones de extraños. Personas como tú que creen que es algo bueno, algo excepcional, y yo no puedo dejar de verlo como algo oscuro que solo quería alejar de mí, quitar de mis hombros.

Andrew la miró con un peculiar brillo en sus ojos y su falta de comentario hizo que Charlie se sintiera incómoda, sorbiendo nuevamente de su bebida que era más hielo que alcohol.

—¿Qué?

—Nada —sonrió complacido, el sentimiento de añoranza sobándole el pecho—. Me gusta eso, lo que acabas de decir.

—Estás raro. ¿Quieres que busque a Dornan?

El actor se rio y negó.

—No, está bien. Perdón.

—No te disculpes.

Andrew podía recordar distintas ocasiones en las que ellos dos se habían encontrado en esa misma posición. Una conversación incómoda, uno frente al otro. Sin embargo, nunca jamás se había sentido de esa forma: como si Charlie tuviera una fuerza gravitacional que le evitara mover sus pies de donde estaban o pensar siquiera. Quizás si el potencial o talento fuera visible de forma tangible, él hubiera podido percibir algo parecido a un brillo dorado bajo la piel de Charlie con más anticipación. Pero no era así y todo eso era nuevo para él.

—¿Cuál es tu siguiente proyecto? —Andrew se sintió idiota haciendo preguntas tan superfluas, pero no quería irse y no quería dejar de escucharla hablar.

—Quizás una obra de teatro. Regresar a mis raíces, reconectar con las artes escénicas. ¿Qué hay de ti?

—¿Ahora mismo? Llegar al desayuno.

Eso la hizo reír.

—Tus pronósticos no son muy buenos. Isa, Gigi y Riley vienen para acá...

—¡Char, ten, tómatelo! —exclamó Gigi con una sonrisa, tendiéndole un shot.

Isabella, que venía detrás con una charola llena de estos, vitoreó en su nombre para animarla.

—¡Chicas, no! —se negó, pero eso no detuvo su insistencia.

—¡Vamoooos, por mí! —Gigi le hizo un puchero, acercando el caballito de tequila.

—Andrew, ayúdanos —pidió Riley, dándole un codazo.

—Vale, vale —Charlie lo miró como si estuviera loco, mientras él tomaba el shot que Gigi le tendía y tomaba otro de la bandeja—. Tú y yo, a la salud de los prometidos.

Gigi lo miró sorprendida, extrañada por ver la camaradería que él mostraba con su mejor amiga.

—Planeo llegar entera a casa.

—Y yo me encargaré de que lo hagas —aseguró.

Charlie achicó los ojos en su dirección, pronunciando lo siguiente con verdadera fascinación por la faceta que él estaba demostrando—: ¿Quién eres?

—Andrew Garfield, mucho gusto —pronunció teatralmente, provocando que las amigas de Charlotte se miraran entre ellas con cierta complicidad.

—A la mierda —murmuró, tomando el caballito de sus manos y chocándolos entre sí—. ¡Salud!

—¡Salud!

Ambos echaron sus cabezas para atrás y dejaron que el líquido ardiera por sus gargantas, mientras las chicas celebraban. Sabiendo que el ritmo de la noche solo iría en aumento, Charlie se vio en la última situación en la que pensó que se vería en esa cena.

Supongo que Andrew Garfield tendrá que llevarme a casa esta noche.





🫧☁️: new entry...
¿qué está pasando? no lo sé
jajshajjajsa


espero les esté gustando.

besitos,
nia. <3

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