vi. welcome to king's landing
capítulo seis !
welcome to king's landing
Rocadragón y Desembarco del Rey se encontraban a una distancia corta del otro, a lomos de dragón los Targaryen tardaban tan solo minutos en transportarse de la isla a la ciudad y viceversa.
Sin embargo, la familia de Orys y Rhaenyra preferían transportarse en barco, pues contaban con niños aún muy pequeños para permitirles dominar el cielo de tal forma en sus dragones.
―Niños, aléjense de la orilla. ―Orys habló fuerte hacia los gemelos.
Aemon y Rhaegel se pasaron todo el viaje, por más corto que hubiera sido, corriendo y jugando en la cubierta del barco. Logrando preocupar a sus padres cada vez que los veían acercarse a la orilla de éste.
Orys los tomó a ambos por los hombros y los alejó de allí, claramente cansado de repetir tantas veces la acción.
―¿Por qué no van con su madre?
―¿Se encuentra bien? ―preguntó Rhaegel enseguida, las náuseas por el embarazo de Rhaenyra aún permanecían y el niño se encontraba preocupado.
―Acaba de recostarse hasta que llegamos a Desembarco, se encontraba mareada. ―Orys dijo con una mueca, notó como los gemelos parecieron calmarse. ―Pueden hacerle compañía.
Los principitos, idénticos si no fuera por la diferencia de sus cabellos, salieron corriendo.
―¡Sin correr!
Enseguida desaceleraron su paso. Orys Targaryen no les gritaba a sus hijos, pero había situaciones que simplemente lo superaban a él y su blando temperamento.
La puerta que daba a los camarotes de la familia real fue abierta de imprevisto, por suerte los gemelos no recibieron ningún golpe, pero miraron con asco cuando su hermano mayor Lucerys salió corriendo para acercarse al borde del barco.
Orys frunció el ceño, sabiendo lo que sucedía, e hizo la misma mueca que los gemelos ante el sonido del vómito cayendo directo al agua.
Al menos no había expulsado el desayuno dentro de la cabina.
El mayor se acercó al príncipe y le colocó una mano en la espalda, sin mirarlo directamente.
―Eso es, Luke, sácalo todo.
Una vez más la puerta de madera fue abierta, no se trataba ni de Aemon o Rhaegel. Era Jacaerys cargando a su hermanita Vaelys en brazos.
El príncipe se acercó con la niña aún en brazos, Vaelys rodeaba el cuello de su hermano mayor con ambos brazos. Los rizos castaños de ambos se mezclaban en una imagen adorable.
―Princesa, ¿no estabas con mamá? ―dijo Orys en cuanto la vio.
―Solo queríamos confirmar que Luke no haya caído al mar con tanto tambaleo ―explicó Jace con una sonrisa divertida mirando a su hermano y luego a su hermana. ―¿No es cierto, Lys?
Lucerys lentamente se enderezó y respiró con fuerza, sus manos sujetadas con firmeza a la madera frente a él.
―¿Luke te encuentras bien? ―preguntó la niña cuando estuvo frente a él, Lucerys se limpió los labios con el dorso de la mano.
Cuando estaba preparado para responder, sintió nuevamente esa necesidad de expulsar cualquier alimento que hubiera ingerido. Las olas del mar eran traicioneras.
―Necesitará unos minutos más, hija. ―Orys cometió el error de mirar a Lucerys y ver como el vómito de su boca salía tal cual un proyectil. El príncipe se cubrió la boca con el puño, intentando mantener la compostura. ―Necesitamos un minuto.
Sin más que decir, Orys y Lucerys se encontraron aferrados al borde del barco sintiendo ese ardor en sus gargantas una y otra vez.
Vaelys río y aplaudió. ―Papi tonto, le diré a mamá que estás burlándote de Luke otra vez.
Jace soltó una carcajada ante la imagen de su padrastro y hermano, además de lo que acababa de decir Vaelys.
―Mejor vámonos, Lys. No queremos terminar salpicados.
La princesa hizo una mueca y se aferró aún más a Jacaerys, mientras se marchaban Orys oyó como su única hija decía algo de no querer ensuciar su nuevo vestido.
Con el sol aún en su punto más alto, los Targaryen arribaron al muelle de Desembarco donde una comitiva se encontraba esperándolos para transportarlos a la Fortaleza Roja.
Orys ayudó a su esposa a adentrarse en el carruaje. El príncipe y la princesa heredera se sometieron a encerrarse en ese pequeño espacio con sus ocho hijos, este recorrido se sintió aún más eterno que el que habían hecho en barco.
―¿Por qué dijiste que estamos aquí, padre? ―Aegon le susurró a Orys, aprovechando que su madre estaba distraída con los gemelos.
―Asuntos de la familia, hijo. ―Lo tranquilizó Orys, Aegon le había comentado que se encontraba nervioso. ―Podrás conocer a tu abuelo y tíos, además. El castillo es enorme, tendrás mucho con que entretenerte.
―Tengo mucho con que entretenerme en casa ―exclamó Aegon por lo bajo echándole una mirada a sus hermanos menores, quienes creyeron que era el mejor momento para jugar ahí dentro. ―Ahora quiero un descanso de tanto entretenimiento.
Orys soltó una risa.
Tan solo minutos después, los caballos que tiraban del carruaje comenzaron a bajar la velocidad y oyeron las grandes puertas del patio de entrenamiento abrirse.
―Salve, Rhaenyra de la casa Targaryen, princesa de Rocadragón y heredera al trono de hierro, y su consorte real, el príncipe Orys Targaryen.
Orys tomó la mano de Rhaenyra y deposito un delicado beso en el dorso de ésta, intentando tranquilizarla.
La primera en bajar fue la princesa heredera, tras unos segundos los niños la siguieron apresuradamente, Orys fue el último en salir y el silencio en el patio le pareció inusual.
El viento y el sonido distante de unas campanas le dieron la bienvenida. No había nadie allí. Ni Viserys, ni Alicent y mucho menos la progenie de éstos. Solo se encontraban los guardias.
Orys miró a su alrededor confundido, pero cuando vio a los ojos violetas de su esposa se dio cuenta que ni siquiera ella esperaba esto.
Era la falta de respeto más grande de todas, ella era la princesa heredera y la hija del rey, deberían estar adorando la tierra por la que ella caminaba. Lentamente la ira comenzó a calar sus huesos.
―¿Dónde está el príncipe tuerto? ―Aemon susurró en dirección a Joffrey, quien se encogió de hombros.
―Silencio. ―Lucerys volteó a verlos de inmediato ante la mención de aquel chico.
En ese momento las puertas del castillo se abrieron y lord Caswell, cuya importancia en la corte no era la suficiente como para recibir a la heredera y su familia, salió del interior. Orys se contuvo de soltar un suspiro, pero su cara era un poema fácil de leer.
―Bienvenida, princesa ―dijo el hombre tras una reverencia y acercarse un poco más.
―Lord Caswell.
Rhaenyra hizo un esfuerzo porque las palabras salieran de su boca, seguía atónita.
Orys negó levemente con la cabeza y tomó el lado de su esposa.
Siguieron a lord Caswell hasta el interior del castillo, quien se ofreció amablemente a guiarlos hasta los aposentos del rey.
La pareja había decidido aceptar silenciosamente la amabilidad del viejo lord, aunque un aura incomoda los rodeaba a los tres, porque incluso Caswell se dio cuenta de la bienvenida de tan baja estima.
Apenas ingresaron al castillo los hijos de Orys y Rhaenyra miraron todo asombrados. Eran tan pequeños y ese lugar era enorme incluso para los adultos.
―Wow. ―Aemon acercó su dedo a una antorcha que se encontraba en la pared. Jacaerys lo levantó tomándolo por debajo de las axilas y lo alejó.
―¿Hacen muchos bailes por aquí? ―preguntó Vaelys a Luke, quien la llevaba de la mano.
Aegon miraba su alrededor con curiosidad, mientras que Viserys solo pensaba en cómo arreglárselas para que el maestro de armas lo entrene aunque sea por unos días.
―Joff. ―Rhaegel llamó a su hermano mayor, él se acercó enseguida. ―¿Recuerdas algo de cuando vivías aquí? Me gustaría ir a la biblioteca.
Joffrey negó. ―Era solo un bebé cuando nos mudamos a Rocadragón.
Así fue hasta que, al llegar a las escaleras, hubo algo que llamó la atención de ambos. Rhaenyra miró a Orys de reojo.
―Agradecemos su servicio, lord Caswell, pero de aquí en adelante podemos seguir por nuestra cuenta.
Mientras Orys desplazaba al lord de la forma más gentil, Rhaenyra se había acercado a su primogénito para encargarle que acompañara a sus hermanos a sus aposentos.
Lord Caswell comprendió de inmediato, casi de una forma nerviosa y asintió antes de realizar una reverencia.
―Por supuesto, mi príncipe. ―Miró a Rhaenyra e hizo otra reverencia. ―Princesa.
Sin más que decir desapareció.
Donde antes se encontraban figuras del emblema de la casa Targaryen, el dragón tricéfalo, había sido reemplazado por una estrella de siete puntas.
Ni Orys ni Rhaenyra eran tontos, sabían que el rey no se sentaba en su trono desde hace tiempo, su esposa y la Mano gobernaban en su lugar, pero esa no era razón para comenzar a remodelar el castillo que sus ancestros habían construido.
―Me gustaría decir que me alegra volver a casa, pero casi no la reconozco.
Orys se contuvo de rodar los ojos e incluso soltar un suspiro, jamás creyó que extrañaría tan pronto la arena en sus botas y el olor del mar.
No era solo por él, gran parte de su vida fue menospreciado y subestimado por todo el mundo, pero ahora no iba a tolerar que hicieran lo mismo con su familia. Mucho menos con su esposa.
Rhaenyra tomó su mano y entrelazó sus dedos, conociendo esa cabecita suya que seguro ya se encontraba pensando cientos de cosas negativas, ninguno dijo nada solo se miraron.
Y en un segundo se encontraban encaminados nuevamente hacia el cuarto del rey.
Los dos guardias en la puerta del rey Viserys los dejaron ingresar de inmediato. Rhaenyra soltó a su esposo y se adelantó.
El ambiente era raro, olía algo curioso, y había cierto humo en el aire que causo disgusto en Orys.
El príncipe observó la vieja chimenea y las dos sillas que se encontraban frente a ésta, lucían polvorientas, como si no hubieran sido utilizadas en un largo tiempo. La sorpresa fue cuando volteó a ver lo que parecía una maqueta de... la antigua Valyria.
Había visto aquel proyecto de su primo unas pocas veces, cuando solía hablar con él hasta tarde en esos mismos aposentos. Viserys siempre fue tan dedicado con esas figuras, que se sorprendió de ver las telas de araña alrededor de las piezas.
Cuando volteó a ver a Rhaenyra, notó las cortinas de tela suave y casi transparente que cubrían el lecho del rey. Oyó a su esposa presentarse ante Viserys y se acercó lentamente.
―Padre. Soy yo, mi rey. Rhaenyra.
El silencio previo le había permitido oír la respiración débil de su primo Viserys y había captado brevemente el estado en el que estaba, hizo un esfuerzo y salió de entre las cortinas aunque no quisiera.
Aunque no quisiera ver a Viserys de esa forma.
―Estoy aquí con Orys.
―Orys... Orys... ―El rey susurró su nombre y él se acercó más a la cama.
Ni siquiera sabía que era lo que sus ojos veían. Viserys tenía la mitad del rostro cubierto por un vendaje blanco, le faltaba un brazo y la mano que le quedaba era similar a la de un cadáver en descomposición.
―Mi primo.
Ya no era Mi primo favorito. Ahora solamente era Orys, mi primo.
Rhaenyra miraba a su padre con cariño y una mezcla de pena, no soltó su mano desde el momento en que ingresó a esa habitación.
Por el silencio de la princesa, Orys reconoció el estado de sorpresa en el que estaba. Aquel que la hacía olvidar la razón por la que estaban ahí.
―Mi rey, estamos aquí para realizar una petición en favor a su nieto, Lucerys. ―Comenzó el príncipe, Rhaenyra no lo detuvo. De todas formas, Orys no miraba más allá que sus propios pies al hablar. ―La Serpiente Marina fue gravemente herida en batalla en los Peldaños de Piedra.
―¿Cuándo? ―Viserys lo interrumpió con la respiración irregular. ―Daemon ganó esa guerra hace años.
Orys miró a Rhaenyra, quien continuaba con los ojos fijos en su padre. No fue necesario decir nada, se dieron cuenta de lo poco informado que estaba el rey. O quizás su mente ya no funcionaba como antes.
―La triarquía ha resurgido, primo. Y la pelea se reavivo. ―Guardó silencio un segundo antes de continuar, sin saber cómo realmente hacerlo. Pero esta vez miró a Viserys. ―Hay una pet-petición para decidir la sucesión de Marcaderiva y el heredero al trono de madera.
Rhaenyra se removió incómoda.
―¿Petición? ―Viserys soltó la mano de su hija para dirigirla a su cien, estaba sufriendo. ―Alicent y Otto, ellos se encargan de todo eso ahora.
Rhaenyra y Orys se miraron, eso no era bueno.
―No, primo, escúchame. Removerán a Lucerys como el sucesor de Corlys Velaryon, lo declararan como...
Se detuvo cuando Rhaenyra lo tomó del brazo. Era suficiente, su padre no estaba en el mejor momento.
―¿Le pasó algo a lord Corlys?
En ese momento las puertas del cuarto se abrieron y múltiples pasos fueron audibles en la habitación, Orys volteó en esa dirección enseguida al reconocerlos.
―Padre, queremos presentarte a unas personas. ―Rhaenyra habló encarecidamente.
La princesa se alejó unos segundos, dejando a solas a Orys y Viserys. El príncipe castaño solamente miró a su primo y luego apartó la vista otra vez.
Aegon, Viserys y Vaelys se encontraban caminando hacia él junto a Rhaenyra.
―¿Quién es él? ―preguntó el rey, sonaba algo agitado, mirando a los niños.
―Padre, él es Aegon. ―El hijo mayor de su segundo matrimonio hizo una reverencia al rey y luego se colocó junto a su padre. ―Y este es Viserys.
Orys, que tenía una mano sobre el hombro de su hijo, lo soltó. Una indicación de que se acercara a su abuelo, todos lo estaban conociendo por primera vez.
Mientras que Vaelys se aferraba a la pierna de su padre con fuerza, oculta detrás de ésta.
―Viserys ―musitó el rey extendiendo una mano hacia el niño, quien miró a su madre en busca de una señal. Rhaenyra le asintió y él se acercó a su abuelo. ―Ese es un nombre digno de un rey.
Los tres rieron, el rey, la princesa heredera y el hijo de ésta. Rhaenyra colocó ambas manos en los hombros del niño, que era más alto de lo que debería.
―¿Y esos rizos oscuros que intentan esconderse de mi escasa vista? ―Viserys miró en dirección a Orys o mejor dicho, hacia Vaelys.
El príncipe cargó a la niña en sus brazos y se acercó a su primo, Vaelys se sujetó a su cuello con fuerza. Viserys intentó estirar su mano para tocarla, pero la niña se removió incómoda.
―Vaelys, este es tu abuelo. El rey.
La niña tenía el rostro oculto en el cuello de su padre, pero podía ver de reojo al hombre en la cama.
―Vaelys. ―Viserys dijo su nombre lentamente. ―Una niña tan hermosa como su nombre.
Lentamente la pequeña se separó de su padre y al cabo de unos segundos se encontraba parada junto a la cama del rey, la niña era solo un poco más alta que el lecho.
―¿Usted es el padre de mi madre? ―musitó la niña, mirando a Rhaenyra y luego a Viserys.
―Así es, reconozco tu confusión, Vaelys. No soy tan agraciado como tu madre ―exclamó Viserys con una dolorosa risa, Orys observaba la escena con dulzura. Lentamente Vaelys tomaba confianza. ―Su belleza viene de tu abuela, mi Aemma. Y tú eres tan hermosa como ellas.
Vaelys sonrío y volteó a ver a su madre con una mirada juguetona, había oído de su abuela Aemma antes.
Sin embargo, cuando la niña volteó para continuar su conversación con el rey, Viserys comenzó a jadear de dolor y su rostro se contrajo.
La pequeña se asustó al verlo de esa forma y tan de cerca, como instinto retrocedió, y los aullidos de dolor de Viserys solo sirvieron para que sus ojos lilas se llenaran de lágrimas.
Orys la tomó en brazos enseguida y se marchó de allí con ella y sus dos hijos. Mientras Rhaenyra atendía el cuidado de su padre.
―Lo siento, lo siento.
Viserys murmuraba al ver a los niños alejarse de él.
―¿Ese es el rey? ―preguntó Viserys, el menor, con una mueca.
―Ahora no, Viserys. ―Le advirtió Orys antes de que hiciera algún comentario que no debía. ―¿Y los gemelos? Se supone que tienen que conocer a su abuelo.
―Oh, Elinda no podía encontrarlos ―dijo Viserys como si nada.
Orys lo miró con los ojos abiertos por demás.
―No te preocupes, padre. Sabes cómo se pone Aemon y como influencia a Rhaegel. Seguro están corriendo por ahí. ―Aegon intentó calmar la situación.
Orys negó con la cabeza y llevo sus dedos al puente de su nariz, nada estaba saliendo bien y sentía que se ahogaría en el estrés.
nota de autora !
holisss,
nuevo capítulo de till forever falls apart 🍾✨️😍🥰🥂💗
yo sé que aparezco cada muerte de obispo en este fanfic, disculpen. amo escribir sobre nyra y orys y sus ocho (nueve técnicamente) retoños, solo q me da mucha paja y más con este calor por dios. la computadora LEJOS la quiero.
btw, feliz año nuevo, esta es la primera actualización en este fic del 2025!!!
me encanta escribir sobre la relación q tienen orys y nyra con sus hijos, esos nenes son mis hijos también yo los amo a todos. y amo escribir sobre la relación de los más chiquitos con los niños velaryon por dios😭
ustedes leyeron lo q son jace y vaelys juntos nonono ELLA ES SU HERMANITAAA🥺
en fin, espero que les haya gustado el capítulo y lo disfruten tanto como yo al escribirlo.
no se olviden de votar y comentar que les va pareciendo la historia hasta ahora🫰🏿❤️🩹
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