
♡₊˚🌷.୧﹕17
Jay detrás del teléfono frunció el ceño al notar lo agitado que estaba su hijo pero no tenía tiempo para preguntar por eso.
— Hola, Gulf.— habla tan dulce como puede.— Hablaba para decirte q-que tu padre volvió.— suelta sin más.
Gulf se queda en silencio mirando un punto fijo de la habitación, un fuerte dolor se hizo presente en su pecho y los recuerdos de su infancia llegaron a su mente.
Pero luego de unos segundos parpadea intentando no llorar y balbucea al teléfono.
— ¿En serio mamá? ¿Después de casi 10 años lo dices así como si nada?— logra formular sin sonar dolido o vulnerable.
— Quiere verte.— la mujer ignora lo antes dicho. Parecía estar apurada y Gulf pudo notarlo.— Él... él espera que hayas cambiado.
Eso fue un golpe muy bajo para Gulf.
Pero una vez más, no lo haría notar.
— Espero que le hayas dicho que no.— murmura.— No tengo nada que cambiar y tampoco quiero verlo. Si es todo lo que tenías que decirme, creo que se acabó esta conversación. Adiós, Johanna.
Después de eso la llamada se corta y el castaño no puede retener más las lágrimas y comienza a llorar, olvidándose por completo que Mew está detrás suyo.
Éste se da cuenta del estado de Gulf y se coloca su bóxer antes de acercarse a él y rodearlo con sus brazos, no sabía que pasaba pero no podía hacer más que eso.
El ojicafe se sobresalta un poco pero corresponde el abrazo y se aferra al cuerpo del azabache.
— É-él sólo llega para hacerme daño.— murmura entre sollozos.— Y-yo estaba bien, ¿sabes?— muerde su labio en un intento de calmar el llanto pero no lo logra.— N-no sabes lo que me ha costado quererme y aceptarme como soy... Y-y él sólo destruye todo eso.— solloza con fuerza hundiendo su rostro en el pecho desnudo de Mew.
El mencionado sólo podía susurrar en su oído que todo estaría bien y mecerlo lentamente como si se tratara de un bebé.
— ¿De quién hablas, cariño?— murmura el azabache cuando siente que Gulf está más calmado.
El menor seca sus lágrimas y suspira antes de alejarse un poco para ver al ojinegro.
— De mi padre.— dice con una pizca de rabia.— Cuando... C-cuando era pequeño siempre tuve gustos "diferentes". Me gustaba la ropa "femenina", como ahora, pero yo era un niño y no sabía que esas cosas eran supuestamente para las chicas, sólo sabía que me gustaban y se veían bonitas. Me gustaban los peluches, el maquillaje, las muñecas y todas esas cosas que decían ser para las niñas. Y eso, claramente no le gustó a mi papá porque "no era normal".— ríe sin ganas antes de seguir.— Entonces me obligaba a hacer deportes, a vestir "masculino" y me compró muchos autitos y juguetes que según él, eran de niños y los que debía tener yo. Pero pasó el tiempo y yo sufría porque no sabía que hacía mal, no entendía que tenían de malo mis gustos, y mi papá comenzó a frustrarse porque "yo no cambiaba" porque yo seguía siendo igual, pasó el tiempo y se rindió, se fue de la casa. Pero antes de eso me dijo hasta de lo que iba a morirme, me trató horrible y me golpeó. A todo esto mi mamá nunca hizo nada, ni para "cambiarme" o para hacerme y hacerle entender a mi padre que yo no tenía nada de malo.— suspira sorprendiéndose al notar que no había soltado ni una lágrima.— Y ahora ha vuelto, piensa que he cambiado. Y yo pasé por muchas cosas, Mew. No tienes ni idea de lo que me ha costado llegar a lo que soy ahora, sé y entiendo que no tengo nada que cambiar. Antes me dolía que mi papá o mi familia no lo entendiera como yo, pero ahora sólo me da rabia. No quiero que nadie arruine todo el trabajo que me ha ll evado ser lo que soy.
— Él ya no puede hacerte daño, Kana. Tú eres fuerte y no lo vas a permitir.— sonríe dejando un besito en su frente.— Y también estoy yo para protegerte, y no voy a permitir que una vez más te lastime, amor.
Gulf sonríe abrazándolo con fuerza. Y agradeciéndole una vez más a su cuenta de tik tok por otra cosa buena que le había traído.
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Pero lo que él no sabía es que Jay sólo trataba de advertirle. Lo malo apenas empezaba.
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