Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

O1: dangerous? it's a baby !

JungKook suelta un suspiro, aburrido. hace mucho que jugar con otros niños no le entretiene como lo hacía antes.

Jugar al escondite, a las traes, a las carreras... Tal vez sea porque ya no es un niño y está entrando a la adolescencia y sus gustos cambian, pero mientras jovencitos de siete a quince años se divertían jugando en alguno de los tantos rincones del pueblito, él no les seguía el paso.

Ya no le divertía, además de tener suficientes cosas que hacer en vez de perder el tiempo, como decía su padre.

Su camisa negra con bordes grises se mueve con el viento, suavemente, ciñéndose unos segundos en su figura. Unos shorts también negros que le llegan a la mitad de los muslos hacen resaltar su pálida piel.

Contrario a otros chicos de su edad, JungKook posee un cuerpo bien ejercitado, que le hace verse unos cuantos años mayor de lo que en verdad es, pero que con sólo ver su rostro juvenil y dulce, te das cuenta de que es un chiquillo de no más de unos quince años.

Sus hebras negras que están envueltas en una coleta la mayor parte del tiempo, son uno de sus visuales más atrayentes. Y sus delgados labios que parecen siempre brillar son los causantes de muchos corazones rotos.

JungKook no es la persona de la que te deberías enamorar. O, al menos, así piensa él.

—¡Hyung!

El emocionado llamado de uno de los niños más bonitos del pueblo le hace alzar la mirada para verlo; los ojitos verdes del chico rubio le observan con brillitos.

El pelinegro ya sabe qué significa.

—Hyung, ¿A dónde se dirige? —preguntó el pequeño de trece años, curioso—. Yo...

—MinGyu —interrumpió jeon, sabiendo de antemano lo que quería decir—. No puedes, iré al bosque.

—Pero no me dejaste terminar de hablar... Y no es justo.

—La vida no es justa.

—Si es peligroso, ¿Por qué tú si vas? —se quejó con un puchero—. Quiero ir contigo.

—Porque yo soy mayor.

—¡Por un año!

JungKook muerde sus labios, un poco irritado del evidente berrinche que hacía su Dongsaeng, que ahora mismo lo miraba absorto. Nunca fue bueno con los niños, pero por alguna razón, muchos de ellos lo seguían.

—Es imposible que vayas, MinGyu, ¿Quieres saber por qué? —el otro asintió—. Es porque hay feroces osos en el bosque, grrr —le gruñó y le sacó la lengua.

Mingyu parpadeó, mirándolo asustado.

—P-pero...

—Nada de peros, tienes que mantenerte a salvo en el pueblo —murmuró, acariciándole los cabellos rubios—. Cuando vuelva, prometo que jugaremos a las escondidas.

—¿De v-verdad?

—Sí, pero por ahora debo irme —le avisó, desatando su coleta para ajustarla mejor—. Te veo luego, pequeño.

Y sonrió, causándole cosquillitas en el estómago al menor que ni pudo despedirse, pues JungKook ya se había ido a su hogar a buscar su canastita para las frutas que iría a buscar al bosque.

—Cariño, ¿No es muy temprano para que te vayas?

La consulta de su madre hizo que JungKook volteará a verla antes de salir de su casa, en su antebrazo derecho cargaba una canasta mediana, la que siempre llevaba al recolectar hierbas y frutos.

—Parece que lloverá en la tarde, mamá, y prefiero no pescar un resfriado.

—Comprendo, ve con cuidado, cielo.

El mini Jeon asintió, cerrando la puerta a sus espaldas; tomando rumbo hacia el bosque dream, conocido por tener los mejores frutos y medicinas naturales, pero también por poseer un oxigeno bastante extraño, el cual te hacía dormir en cuestión de una media hora o menos tiempo si llevabas respirándolo muchos minutos.

Todavía no explicaban el por qué pasaba aquello, más nadie iba a entrar más profundo en aquel sitio para averiguarlo.

La ventaja de ese aire, era que no era dañino, solamente tenías que buscar rápidamente lo que necesitabas e irte, porque sino, inevitablemente caerías dormido sin saber cuándo despertarás.

O si no lo harás.

JungKook suspiró aliviado de llegar al bosque, observando unos segundos lo hermosamente espeluznante que se veía, adentrándose al instante.

Ya había ido unas cuantas veces, y nunca se había perdido. Pero extrañamente, sentía que estaba un poco desorientado.

—Mm, mamá dijo que las bayas rojas servirían para el pastel de papá... —susurró para sí, atravesando varios arbustos con cuidado de no herirse con las espinas—, pero sólo veo azules.

Siguió atravesando arbustos, chocando con algunas ramas a su paso, más nunca encontrando las dichosas bayas rojas.

—Qué raro, casi siempre están cerca del río.

Y de nuevo, el sentimiento de que no recordaba el regreso lo invadió, confundiéndolo. Miró detrás suyo pero no notó nada raro, ¿Qué estaba pasando?

Un gritito abandonó su garganta cuando escuchó un fuerte chillido, entre agudo y grave, sonando desesperado.

¿Un oso? ¿Un lobo? Tal vez un ciervo...

—U-uh, n-no parece se-ser un ciervo.

Y ahora tartamudeaba, JungKook sólo tartamudeaba cuando tenía miedo o estaba muy emocionado.

¡Él le había dicho de broma a MinGyu que habían osos! Sí habían, pero en la zona norte, no dónde él se encontraba.

—A-ay, no... —titubeó, otro chillido se hizo a oír pero ésta vez un poco menos fuerte.

Fuera lo que fuera, parecía que estaba chillando de dolor.

¿Qué debía hacer?

Podía simplemente irse sin las bayas rojas pero poniéndose a salvo, o ir a ver qué era lo que soltada esos sonidos feos y tratar de ayudar, si era mínimamente posible.

Sa segunda opción no era la mejor, pero al escuchar ahora un gimoteo, un puchero se instaló en sus labios.

Muy bien, Koo, vamos.

Reforzando la canasta en su antebrazo, JungKook se dirigió hacia donde provenían los gimoteos. Y no tuvo que ir muy lejos, sólo recorrió un corto ratito hasta llegar a donde iniciaba lo profundo del bosque.

Fue ahí en donde aquellos sonidos se detuvieron; y sus grandes y curiosos ojitos observaron un gran y precioso río, el agua estando tan limpia que podía visualizar a los peces nadando.

—No había visto éste rÍo —sonrió, sus dientitos de conejito reluciendo ante el feroz tigresito que yacía en una de las grandes rocas que por ahí habían, su presencia aún no siendo notada por el humano al haber parado de quejarse al sentir a alguien aproximándose. Su mirada se tornó enrabiada y sus colmillos salieron, gruñiendo en voz alta.

JungKook pegó un brinco del susto, dejando caer su canastita al pasto y retrocediendo unos pasos. Finalmente reparando en el pequeño tigre que "descansaba" en una gran piedra.

—O-oh, no t-te había visto, gatito... —el apodo pareció enfadar al felino, pues gruñó mas fuerte y fingió tomar posición de ataque, pero aquello hizo que soltará un gimoteo adolorido. JungKook ladeó la cabeza entre confusión y temor, notando que la colita del tigre estaba atrapada en una trampa de osos y por ello se quejaba—. ¿C-cómo terminaste así? Uh, en primer lugar, ¿Qué ha-hace un tigre en un bosque?

TaeHyung volvió a gruñir, buscando intimidar al muchacho de sonrisa linda. Aunque estuviera atrapado no se dejaría dominar.

—No me gruñas... No te haré nada malo—puchereó, recogiendo su canasta y los pocos frutos que había recolectado, dejando a un lado ésta—. P-puedo llamar a alguien para que te ayude a salir de ahí.

El tigre se quedó en silencio unos segundos, volviendo a gruñir. No quería más humanos. Seguramente su familia tigresa lo buscaría y sino, pues él se libraría solito.

—Ah, pero estamos muy lejos de mi aldea —recordó—. Yo puedo a-ayudarte, sólo no me muerdas.

El animal lo miró feo, según JungKook, pero en realidad Taehyung estaba analizando sus posibilidades.

Aunque el chico intentará dañarlo, se veía delgado pero en forma, y a simple vista parecía una ternura de jovencito. Tal vez sus intenciones eran buenas.

Y si no lo eran, él se encargaría de morderlo muy fuerte.

Con lentitud, TaeHyung bajó la guardia y dejó de gruñir, regresando a su posición anterior.

JungKook tomó eso como un sí.

—Bien, cachorro... —y TaeHyung no supo por qué le gustó escuchar eso—. Respira y trata de pensar en algo que te relaje.

El pelinegro sabía cómo activar una trampa para osos, al igual que sabía abrirlas, su padre le había enseñado y parecía que al fin iba a servirle ese conocimiento.

Tratando de acercarse suavemente para no alarmar al tigre, JungKook puso ambos pies a los lados de la trampa para osos y logró abrirla en un abrir y cerrar de ojos, sin complicaciones.

—Listo —murmuró, sonriendo poquito, alejándose considerablemente del tigre.

TaeHyung sintió su colita ser liberada y abrió grande sus ojos, mirando al bello chico que salvó su vida. Ya no sentía su cola ser perforada fuertemente, pero sí que sangraba. Necesitaría reposar un par de días.

Sus profundas orbes de un llamativo color celeste, observaron con atención al jovencito que tomaba su canasta y retrocedía un poco, seguramente con temor a que lo atacará.

TaeHyung ronroneó, maravillado con aquel chico de cabello largo y negro como el carbón.

—Y-yo ya me voy... —murmuró Koo, nervioso, pues el tigresito había empezado a gruñir—.¡C-corre, t-tigre! vuelve con tu fa-familia.

El animalito sólo se le quedó mirando, haciéndole caso al cabo de unos minutos, corriendo tan rapido cómo sus patas le permitían. Sin dejar de gruñir, prometiendo que volvería por el humano y le agradecería por el favor.

Cachorro...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro