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Prólogo

Yeonjun odiaba conducir desde su trabajo en la ciudad de Busan hasta regresar a su pequeña cabaña ubicada en un bosque con hoja perenne, un poco tropical y fresco, pero muy solitario e infestado de mosquitos. Aunque Yeonjun no tuviera problema con lo último, le estresaba escuchar el zumbido de esos insectos cerca de su oído sin dejarle dormir en ciertas ocasiones. Pero bueno, eso sólo sucedía cuando llovía muy fuerte.

Y esa noche era una prueba de ello.

La camioneta algo fuera de un último modelo, con sus llantas manchadas de lodo y siendo una bestia todo terreno, se adentraba al camino despejado dentro del bosque con sus farolas amarillentas encendidas, alumbrando como podía. Yeonjun estaba agotado, claro que lo estaba. Vivir cinco meses en medio de ese bosque no era algo que le encantará tanto.

Los antiguos dueños del lugar le habían dicho al joven de cabellos rubios que a su alrededor se podría encontrar con animales grandes y ciertamente peligrosos. Como grandes osos hambrientos y tigres. Pero Yeonjun había corrido con suerte de no toparse con ninguna de esas bestias hermosas en su casa o alrededor de esta.

Si Yeonjun al ver un mapache en su puerta se ponía histérico... ¿cómo sería ver a un enorme animal dispuesto a arrancarle la cabeza de una mordida? El rubio no quería imaginarlo siquiera.

La lluvia era cada vez más fuerte y finalmente el chico llegó a casa, apagó la camioneta y apoyó su frente en el volante, juraba quedarse dormido con el relajante sonido de la lluvia. Pero el café caliente y las pantuflas de conejito lo estaban llamando y con toda la pereza del mundo, tomó su maletín, bajando del auto apresurado pues las gotas de lluvia estaban más que heladas y Yeonjun sentía congelar sus huesos cuando la fresca brisa chocaba contra él. Subió las pequeñas escaleras para llegar a su puerta y metió la llave en el cerrojo torpemente, pero consiguió entrar y cerrar la puerta tras él a la par que soltaba un largo y cansado suspiró.

━ ¡Casa! ━ Yeonjun chilló aliviado, subiendo las escaleras de firme madera a la vez que quitaba su corbata roja con cansancio.

Necesitaba una ducha inmediata, y una caliente para que su cuerpo entero junto a sus músculos se relajen y abandonen todo el estrés acumulado por el maldito día que tuvo.

Yeonjun quería conseguir un departamento en Busan para no tener que literalmente viajar a ese bosque. No tenía vecinos, prácticamente era el único habitante, pero ¿qué le hizo llegar a comprar la casa? Yeonjun estaba harto que en su antigua casa en Busan siempre estuvieran los vecinos con escandalosa música arriba de su departamento o a un lado, odiaba que siempre que dormía un Domingo por la mañana la lavadora de la vecina hiciera mucho ruido o inclusive estuviera gritándoles a sus hijos pequeños por sus travesuras. Yeonjun quería paz, vivir en una casa que al despertar, el canto de las avecillas de den la bienvenida. Pero eso significa salir de la ciudad y aquí está, metiéndose en la ducha en una casa en medio de un bosque con hoja perenne... y para terminar con broche de oro, lloviendo.

Minutos pasaron y Yeonjun ya estaba con una bata antiguamente roja, ya que con tantas lavadas se convirtió en rosa, pero no le desagradaba en lo absoluto. Estaba leyendo el periódico que no alcanzo a leer esta mañana mientras esperaba por su café. Un trueno golpeó sus oídos alarmándole sintió la fría brisa colocarse por la ventana de su cocina, sin dudarlo, se apresuró a cerrarla y cuando reviso su café listo, sirvió este en una taza.

Necesitaba relajarse, últimamente Yeonjun había tenido una carga pesada en el trabajo y solo quería descansar, por lo que se dirigió a su cómodo sofá y se recostó sobre éste. Podía quedarse dormido, pero el delicioso olor de su bebida le mantenía despierto y sin dudarlo comenzó a beberlo. El sonido de las gotas de lluvia junto a las hojas de los árboles chocar entre sí por el helado viento resultaba ser tranquilizador, y Yeonjun al terminar su café, se puso de pie para ir a la cama.

Pero escuchó como unas garras rasguñaban su puerta de entrada paciente.

¿Qué hace un perrito en medio del bosque? Yeonjun pensó ya que así solían ser los cachorros cuando los dueños los castigaban dejándoles dormir fuera de casa. No dudó y cruzándose de brazos para mantener su calor corporal nivelado, caminó hasta su puerta de entrada.

¿Y si solo es una rama? Preguntó el rubio mentalmente. Pero los rasguños nuevamente aparecieron y no tuvo opción que girar lentamente el picaporte de su puerta. Lentamente la abrió con miedo de encontrarse con un gran oso tendiéndole una trampa para comérselo.

Pero su sorpresa fue más grande y su corazón latió asustado.

Mojándose en la fría lluvia y pasando el frío clima, yacía recostado un empapado, precioso, y gran tigre, su respiración estaba entrecortada y más abajo de su vientre había una herida de posible bala, sangre caía desastrosamente por culpa de las gotas y Yeonjun no sabía si huir de casa por tremenda bestia feroz en su puerta o acobijarle y tratar de curar su herida.

¿Qué mierda hago? ¿Y si después de cerrar la puerta se muere? Detesto los tapetes con piel de animales. Pensó el rubio asustado, nunca había estado tan cerca de un felino de ese tamaño, y mucho menos de uno de la cual sus patas sean más grandes que su cabeza.

━ G-gatito...━ Yeonjun habló temerosamente, llamando la atención de la bestia y enderezar una de sus orejas en su dirección.

Ojos azules y brillando en dolor penetraron la mirada de Yeonjun.

El animal dificultosamente se puso en cuatro patas y se adentró a la casa, Yeonjun lo observó cojear del dolor y no sabía si el animal pensó que al llamarlo, le invitaba a entrar o simplemente le dió su bendita gana hacerlo. Y se sacudió cuál perro pulgoso para alejar el agua de su cuerpo.

━ ¡N-no hagas eso! ━ Yeonjun chilló cuando vio su piso mojado.

Grrrrr. El tigre gruñó enseñándole sus filosos colmillos.

━ O-olvida lo que dije.━ Yeonjun rió nervioso y casi corriendo subió las escaleras.

Mierda ¡tenía un puto tigre en casa! ¡Uno que le acababa de amenazar con sus colmillos! Yeonjun removió su cabello nervioso ¿Y si de una mordida me come mientras duermo? Pensó el rubio. Pero juntando toda su valentía, tomó la antigua toalla de su último perro y bajó de nuevo las escaleras en silencio, tenía bastante miedo de que ese animal lo mate en su propia casa.

El tigre yacía en su mismo lugar donde se quitó un poco de agua, recostado de lado para no tener dolor y miró al humano acercarse a él con miedo y una toalla en sus manos.

━ L-lindo gatito...━ Yeonjun musitó temeroso y se agachó lentamente a donde el tigre, que por cierto lucia majestuoso desde su lugar.

Yeonjun podía jurar que el animal lo burlaba con su mirada, tal vez estaba siendo muy patético, pero diablos ¡No estaba acostumbrado a un gato salvaje! Debía calmarse, o sus nervios lo matarían y no el gatito feroz. Yeonjun con miedo colocó la toalla en el estómago del animal y al notar que este solo lo miraba, prosiguió a comenzar a secarlo, muy lenta y temerosamente. Conforme pasaron los minutos, Yeonjun secó por completo al tigre y prosiguió a buscar su botiquín.

¿Y si me muerde? Pensó Yeonjun al imaginar el dolor que sentiría el gato por querer sacarle la bala de su cuerpo. Sin embargo, tenía en mente curarlo para dejarle ir nuevamente, no podía ser un humano cruel y dejarlo ir con un hueco en su cuerpo. Volvió a sentarse frente a él cruzando sus piernas y abrió el botiquín. El gatote lo miraba sacar un hilo y unos algodones con sumo cuidado.

━ No me vayas a morder, gatito...━ Yeonjun habló sin poder mirarle, y eso al tigre le gustaba, el intimidarle.━ Seré cuidadoso y sanaré tu herida, pero debes ser un gato bueno...

Yeonjun se sentía completamente estúpido al hablar con un tigre que posiblemente no entendería una mierda de lo que decía, pero al verlo parecía una mentira pues el tigre lucia tranquilo.

Y comenzó, pasando los algodones mojados en alcohol desinfectante por la herida. El tigre sacó sus garras y rasguño el suelo lentamente, pero no parecía querer asesinar a Yeonjun, eso creía el rubio.

Minutos pasaron y Yeonjun ya estaba colocando una venda alrededor de la herida del gato, este parecía cómodo por el suave tacto de Yeonjun a su herida muestra de ello era la enorme pata sobre una pierna de Yeonjun, el rubio sintió sus rasposas almohadillas en su piel, y cuando terminó, se dio el gusto de acariciar su pata, era suave y un poco pesada, cubría su mano de lo enorme que era y eso le hizo sonreír. Aquél tigre tenía la cabeza recostada en el suelo y solo lo miraba perezosamente. Yeonjun decidió dejarle puesto que ya debía ir a la cama, bostezó y acarició bajo la oreja del animal a la vez que lo cubría con una manta que trajo junto con una toalla.

━ Iré a la cama, gatote salvaje, no destruyas nada.━ Dijo a la vez que se ponían de pie y se iba rumbo las escaleras. Las luces se apagaron, y el animal espero unos minutos para verificar que el humano estuviera dormido.

Y cambio de forma.

━ Hmp, gatote salvaje.━ Murmuró Soobin en su forma humana, poniéndose de pie dificultosamente para recostarse en el sofá.

Gatote salvaje, supongo que el humano miedoso trataba de ser amable para que no me lo coma. Pensó Soobin para segundos después perderse en sus pensamientos.

ADVERTENCIA
ninguna prosigan

ESCRITORA
@

JUANC0C0


Soobin ¡ top
Yeonjun ! bottom

[jeonbites adaptación | 01-01-2021]

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