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Capítulo 5

— ¿Soobin?, ¡Soobin! —Yeonjun llamó a dando golpecitos en la mejilla de Choi suavemente.

Pero Choi estaba perdido mirando los labios de Yeonjun e imaginando un beso que jamás sucedió, solo una mala jugada de su estúpida mente.

— ¡Binnie! —Gritó Yeonjun haciendo que Choi diera un respingo alarmado y el color azul de sus ojos se esfumara por completo.

— ¡¿Ah?!— Preguntó el más alto pestañeando varias veces para salir por completo de su ensoñación y preguntarse repetidas veces si ese beso era parte de su mente o si había pasado en realidad.

No te besó, Choi, para ya. Pensó el híbrido al ver al rubio inflar sus mejillas y sorber su pequeña naricita. Joder, es tan tierno. Un ronroneo hizo vibrar su pecho, haciendo que el más bajo riera al sentir un cosquilleo en su mejilla apoyada sobre éste.

—Yah~ para, no hagas eso, me haces cosquillas... —Murmuró Yeonjun desapareciendo sus ojitos al sonreír.

Y Soobin volvió a ronronear, solo para ver la brillante sonrisa del rubio y escuchar su melodiosa risa. Yeonjun río nuevamente al ver el pecho del más alto vibrar y puso sus pequeñas manos sobre ésta para sentir más cosquilleo.

—Yeonjun... —Soobin llamó seriamente al recordar la causa del por qué Yeonjun tenía rasguños en la piel de su cuello.

— ¿Ah? —Preguntó apoyando su mentón sobre el fuerte pecho del pelinegro y sonreír dulcemente.

—Me vas a llevar mañana al trabajo, donde está ese infeliz. —Dijo Soobin— Y no es una pregunta, es una orden.

Yeonjun bufó mirando al pelinegro con falsa molestia.

—No es necesar...

—Lo es y punto —Terminó la plática Soobin, cerrando sus ojos y fingir dormir.

—Sabes que no lo es. —Yeonjun se enderezó sobre Choi y se cruzó de brazos— No te llevaré.

—Yeonjun, ya te dije que me llevarás y punto. —Soobin sonó más plano de lo que Yeonjun esperaba— No me contradigas.

Éste estúpido tigre está hablando en serio. Yeonjun pensó al notar el ceño fruncido del pelinegro.

—Binnie, si haces un escándalo mañana, perderé mi trabajo —Yeonjun mencionó desesperado— Aunque puede ser que ahora mismo no tenga empleo... —Murmuró para sí mismo— ¡Pero no importa!, ¡No te llevaré!

—No voy a armar desastre, no hasta que ese imbécil anciano me haga enojar más de lo que ya estoy —Dijo abriendo sus ojos y observar al rubio sentado sobre parte de su torso— Quiero que vea que estás acompañado.

—Pero si realmente no estoy acompaña...

—Para que te deje de molestar, cabeza de sol —Choi rodó los ojos.

Yeonjun se lo pensó un momento, no es como si no le gustase el hecho de que Choi gatote salvaje Soobin le quiera cuidar poniéndole tras su espalda, realmente le comenzaba a encantar, pero... ¿y si el idiota le arranca una pierna al ancianito? Siendo un humano tiene su gatote salvaje interior y puede dominar su cuerpo si se llena de furia, ¡además no es millonario en caso de pagar daños al señor de las cinco décadas! Esperen... ¿cinco? ¿Seis? ¡Da igual! ¡No estaba en la condición de arriesgar su dinero por culpa de su lindo minino gigante!

Que por cierto ya no tenía intenciones de abandonar su casa.

El muchacho de cabellos negros y sonrisa gatuna estaba con sus brazos cruzados sobre su ancho pecho, miraba al rubio tener su batalla mental por unos largos minutos.

—Binnie... ¿seguro que no le arrancarás una pierna?, ese señor está muy viejo. Y lo puede matar —Preguntó Yeonjun mirándole indeciso.

Soobin adoptó una mueca de asco y negó—Yo no como cosas podridas, cabeza de sol.

Yeonjun sonrió ante la graciosa expresión de Soobin y revolvió sus cabellos— De acuerdo, seguiré pensándolo.

—No hay nada que pensar... —Soobin observó a Yeonjun ponerse de pie en el sofá y sus ojos bajaron a su curveado trasero, embobándole unos segundos y hacerle tragar saliva duramente— Ya veo porque al viejito pene vegetal le gustas... —Murmuró muy bajo.

— ¿Ah? —Yeonjun le miró ya que no escuchó lo último que Choi mencionó— ¿Qué quieres comer vegetales?

—Eh... ¡N-no! —Soobin se sentó avergonzado en el sofá y negó— Decía que tengo ganas de comer un enorme filete que vi en televisión—Choi alzó la voz un poco.

— ¿Enorme? —Preguntó Yeonjun curioso, alzando sus cejas.

—Pues, de este tamaño y son redondos —Soobin con sus manos trató de formar dos círculos y con una expresión de asombro, miró al rubio— Lucían muy jugosos.

—No sé de qué carne me hablas, raro... —Yeonjun negó confuso dándole la espalda.

—Hablo de la que tienes acumulada bajo la espal...

— ¡Cállate! —Yeonjun reaccionó a tiempo completamente sonrojado y le lanzó un cojín al más alto de ambos, dándole en el rostro— ¡Sin vergüenza!

—Auch, mi nariz —Gimió de dolor Soobin, arrugando ésta repetidas veces y cubrirla con sus manos.

Tiernamente idiota. Pensó el rubio yéndose enojado escaleras arriba con destino a su habitación.

—Cabeza de sol, deberías sentirte completamente bendecido de que aún no te haya mordido las nalgas... —Murmuró en voz baja el pelinegro al verle desaparecer por las escaleras con sus mejillas infladas.

Ya se enojó... ¿ahora qué hago? Se preguntó el pelinegro mirando a su alrededor sin saber qué hacer en ese momento.

Yeonjun se encontraba leyendo en su habitación, aún el sol estaba sobre su hogar y alumbraba acogedoramente, sin embargo, sentía un poco de frío, su ventana yacía abierta y sus cortinas color celeste se elevaban, dejando a la vista los verdosos árboles a su alrededor.

El aire frío comenzaba a erizarle la piel al rubio, por lo que se levantó de su cama y caminó rápidamente para cerrar su ventana, pero tan pronto como lo hizo, observó una escena bastante curiosa.

En el pasto, justo cerca de los árboles, había un minino gigante revolcándose aburrido y seguidamente observar una mariposa volar cerca suyo.

¿Qué hace ahí afuera? Yeonjun quería estar molesto con él por ser un depravado mirón, pero verlo jugar solito en el pasto le causaba dulzura.

El tigre miró hacia la ventana y sus ojos se conectaron, Soobin le pilló observándole y Yeonjun fingiendo su mejor expresión de molestia, cerró indignado su ventana. Espiándole tras la cortina.

Habían pasado dos horas de tortura para Soobin, resultaba aburrido no escuchar la dulce voz de la cabeza de sol molestarle con sus tontas preguntas, y la tonta mariposa se paseaba a frente a él molestosamente

¿Tú lo que quieres es morir, verdad, alado idiota? Preguntó mentalmente el tigre molesto. Dándole una idea, alzó sus orejas y comenzó a perseguirla.

Yeonjun por su parte se alejó de la ventana y regresó a su cama, recostándose sobre ésta aburrido y miró la pared inflando sus mejillas. Ese tonto tigre le estaba poniendo de cabeza, primero, se aparece herido a la puerta de su casa, segundo, le intimida con su aura de gatote asesino y quiere dominar la situación de todo, tercero y más difícil de asimilar ¡se adueñó de su sofá! ¡De su preciado y bonito sofá donde tomaba su café todas las noches al llegar del trabajo! Cuarto, se adueña de toda su casa.

La herida del gatote salvaje estaba cicatrizándose de poco en poco, y eso le hacía pensar al tonto tigre que podía quedarse en su casa. No puedes echarlo, Yeonjun, a pesar de todo, su compañía te gusta. Se regañó el rubio, sintiéndose tan torpe por no poder decirle nada a Soobin.

De repente, rasguños se escucharon en su puerta blanca, Yeonjun mirando por la pequeña ranura, observó la sombra de Soobin, le fue imposible no sonreír enternecido. Los rasguños nuevamente se oyeron y Yeonjun comenzó a poner su mejor rostro serio junto a su voz plana.

—Empuja la puerta, Binnie. —Dijo Yeonjun sin interés.

El tigre empujó la puerta lentamente con su cabeza y entró mirando al suelo. Yeonjun notaba que en su boca traía algo.

—Qué es es... —Guardó silencio un momento.

Soobin se sentó cerca de la orilla de su cama y con timidez, dejó algo sobre su colchón, bajando las orejas junto a su cabeza arrepentido.

La mariposa. Recordó Yeonjun viendo la mariposa sin vida, con sus alas coloridas sin recibir daño alguno que las rompiera.

El rubio gateó sobre la cama y tomó la pequeña mariposa entre sus manitos, sonriendo tontamente.

—Binnie... ¿te estás disculpando? —Preguntó mirando al minino gigante con sus orejas abajo, incapaz de poder corresponderle la mirada.

Yeonjun bajó de la cama y estando a la altura del tigre, lo atrajo a su cuerpo en un abrazo, aquél gesto fue bastante tierno como para que Choi no le perdonase, el tigre había logrado desaparecer el enojo de la cabeza de sol y se sentía tranquilo con ello.

—Te perdono, gatote salvaje. —Murmuró Yeonjun dejando besos entre las ojeras del tigre y reír cuando éste gruñía satisfecho ante su cariño, dejando caer su peso contra él, disfrutando de sus mimos.

¿Ves que sí eres un gatito de sala, Binnie? —Preguntó Yeonjun con una pequeña risilla, observando los ojos serios del tigre— Eres un bonito gatito de sala.

Bueno al final no cumpli lo de temprano, yo supongo que a estas alturas de la vida ustedes ya no caen en mis sucias mentiras, pero si estoy trabajando en el otro capítulo así que espero que puedan tenerlo en un rato es considerablemente largo así que no prometo nada

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