veintiséis
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Esa tarde fría, Jane decidió usar un bonito vestido color gris con algunos detalles en blanco. Algo elegante pero cómodo, nada muy llamativo pero lo suficientemente bonito para hacer sentir cómoda a la chica.
Regulus había ido por ella hasta la puerta de su casa y le repitió que no era necesario que hiciera aquello pero la chica ya estaba más que decidida. Y aunque se negara a aceptarlo, Black estaba bastante nervioso y aterrado.
El único ser en la tierra que lograba aterrarlo de esa manera y lo hacía dudar, era Voldemort.
Jane se aferró al brazo de su prometido y caminaron sin prisa durante un largo momento hasta que hicieron una aparición. La chica no reconocía dónde se encontraban pero Regulus le mencionó rápidamente que era la mansión Malfoy.
Al parecer, al señor tenebroso le gustaba mucho esa mansión y la había hecho algo así como su cuartel general.
Pero sin duda alguna era espectacular, aunque escalofriante y aterradora. Había mortífagos por todas partes y la castaña sintió unas terribles náuseas que tuvo que reprimir. Nunca había estado en una, pero se sentía como estar en prisión y estuviera en camino a su sentencia de muerte.
Sin embargo, un terrible mareo casi la hace caer cuando Regulus llamó a la puerta y esta se abrió dejando ver a un elfo doméstico que los guió hasta una sala de estar. Había tomado con mayor fuerza al hombre, debía controlarse.
La pareja permaneció de pie, Jane se aferraba al brazo de su prometido para no caer mientras intentaba encontrar un buen ritmo para su respiración.
Pasaron sólo unos pocos minutos donde Jane se mentalizaba, tratando de pensar en cualquier otra cosa. Estar agarrada fuertemente de la mano a Regulus ayudaba de mucho.
Quedó petrificada cuando la puerta de la sala se volvió a abrir. Jane dirigió su vista al recién llegado y se sintió bastante sorprendida y algo confundida al ver a un guapo hombre.
Alto, delgado, de cabello negro azabache y unos intensos y fríos ojos castaños. Sonreía con superioridad, como si nadie fuera digno de estar en la misma habitación que él. Aguantó el aire un momento.
¿Ese era Voldemort? Jane se imaginaba algo más… tenebroso. No a un hombre increíblemente atractivo con cara de pocos amigos. Aún así, el miedo no se esfumó, más bien incrementó.
Las apariencias engañan, ¿cierto?
El hombre caminó con pasos suaves hasta llegar a la pareja. Analizó detenidamente a la chica hasta que levantó la mano, con la palma hacia arriba. La chica tenía que levantar un poco la cabeza para lograr verlo a la cara.
Jane miró a Regulus y este asintió. La chica tomó la mano del hombre frente a ella, sus manos estaban congeladas y sus dedos eran muy largos y delgados con algunos anillos. Voldemort la tomó con suavidad y dejó un beso en el dorso de su mano.
Eso había sido tan espeluznante y asqueroso, de alguna manera. Ella se tuvo que tragar la bilis que subía por su garganta.
—Entonces… tú eres de quien todos han hablado las últimas semana.
Jane se quedó congelada, ¿qué se supone que debía contestar a eso?
—Sí, ella es Jane. Mi prometida —Voldemort miró por primera vez a Regulus desde que entró a la habitación.
Fue una mirada tan intensa y fría, pero Black apenas se inmutó, él ya estaba acostumbrado a la presencia de Voldemort y aunque se seguía sintiendo intimidado por él, era capaz de soportarlo.
—Joven Black… —lo miró de pies a cabeza— ya entiendo por qué no habían dejado de hablar de ella, es una chica hermosa. Imagino que es una sangre pura.
Querían evitar este tema, Jane no quería mencionar su apellido. Principalmente porque su hermano pertenecía a la Orden del Fénix y estaba en contra de ese hombre.
—Sí, lo soy —habló con increíble seguridad que no tenía ni idea de dónde había sacado. La adrenalina del momento, tal vez.
El hombre la miró fijamente, ella tuvo que retener el impulso de retroceder o salir corriendo.
—¿Y cuál es tu apellido, querida?
Hubo un momento de silencio, había tanta tensión en esa habitación que cualquier movimiento brusco provocaría una explosión.
—Potter, señor —confesó finalmente— mi nombre es Jane Potter.
Voldemort se sintió más interesado por ella, era como haber encontrado oro puro en un momento de desesperación.
—Sin embargo —continuó ella— no he tenido contacto con mi familia desde hace dos años. Tuvimos una pelea fuerte y preferí alejarme.
Quería alejar a James de todo este drama a como diera lugar. Él no tenía la culpa de nada en todo esto.
—Es una pena —el frío dedo del hombre recorrió la mejilla de la chica hasta que llegó a su barbilla y la hizo levantar la mirada— tu familia parece interesante. Hubiera sido magnífico tenerlos de mi lado… pero te tenemos a ti y ahora te casarás con un Black.
—Sí —logró responder la chica.
Los ojos de Voldemort se dirigieron a Regulus, a quien miró con severidad.
—Fue un placer conocerte, Jane. Espero que nos veamos el día de tu boda.
Sin más, dio media vuelta y salió de la habitación. Jane liberó el aire que había estado aguantando y se dejó caer sobre sus rodillas, su cuerpo temblaba y sus ojos se habían llenado de lágrimas. Regulus se inclinó para abrazarla y tratar de consolarla.
—Regulus, no puedo… no quiero estar frente a él nunca más —murmuró aterrada— fue una horrible sensación de maldad, crueldad y frialdad. No puedo, Reg… no de nuevo.
—Está bien, Jane. Tranquila —la envolvió entre sus brazos.
Permanecieron en el suelo un momento más hasta que alguien llamó a la puerta y se pusieron de pie rápidamente. Esta vez fue Lucius Malfoy el que entró a la habitación.
A Jane nunca le agradó Malfoy pero tal parecía que él y Regulus se llevaban bastante bien.
—Hoy no pareces muy platicadora —observó el platinado, con un tono despectivo y burlón. Sus brazos estaban cruzados sobre su pecho.
—Malfoy… —habló con advertencia Regulus.
—Sólo venía a felicitarlos por su compromiso.
—Gracias —contestó Regulus— te puedes ir.
Jane no era capaz de encontrar las palabras, seguía en un pequeño estado de shock y abrazaba con fuerza a Regulus.
—¿Me das órdenes en mi propia casa? —preguntó burlón. A Lucius le parecía bastante cómico todo este asunto.
—Sólo necesitamos un momento a solas.
Malfoy los miró un momento más antes de volver a hablar.
—El señor solicitó que la boda se realizara aquí —informó, no parecía a gusto con la orden pero no se iba a negar a las órdenes y deseos de Voldemort.
Jane le dirigió una mirada llena de terror a Regulus.
—Gracias, Lucius.
—Narcissa les ayudará con los preparativos. Díganle a ella todo lo que necesitan.
Sin más, dio media vuelta y se retiró de la habitación. Jane comenzó a llorar en silencio sobre el hombro de Regulus.
—Todo estará bien, lo prometo —besó su cabeza.
Pero incluso él sintió un poco de miedo. No esperaba que las cosas salieran de esa manera pero ya no había marcha atrás.
Lo único que podía hacer en ese momento era mantener la Jane a salvo lo más que pudiera. Más ahora que el señor tenebroso parecía muy interesado en ella.
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