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Jane se miraba en el espejo mientras acomodaba su corbata y sonrió orgullosa cuando notó que el nudo le había quedado perfecto. Enseguida se colocó la túnica y acomodó su cabello que caía grácilmente sobre sus hombros y espalda. Salió del dormitorio junto a una de sus compañeras y caminaron hasta el comedor para tomar su desayuno.

Delia y ella hablaban animadamente sobre cómo les había ido en el verano y lo emocionadas que estaba por iniciar con las clases. Delia Chalk y Jane se habían conocido desde el primer año y pronto habían formado una buena amistad, aunque no se la pasaban todo el tiempo juntas, pues la chica Potter siempre estaba con una nueva persona cada día.

Mientras Jane le hablaba a Delia sobre los elefantes y lo maravillosos que eran, James entró junto a sus amigos al comedor haciendo un gran escándalo. Chalk miró en aquella dirección y sonrió como una tonta al ver a Sirius, fue cuando Jane se dio cuenta que la conversación había finalizado.

Realmente no entendía qué le veían a Sirius Black, no negaba que era guapo y todo eso, pero tampoco era para tanto, su arrogancia no le ayudaba de mucho, al menos en eso se parecía a su hermano. Ambos eran unos completos egocéntricos y arrogantes que creen tener el mundo a sus pies. Amaba a su hermano, pero debía aceptar que era un imbécil de primera, además había pasado el suficiente tiempo con Sirius para saber que en definitiva no era el mejor tipo.

Delia se puso de pie muy nerviosa y salió corriendo, al parecer no podía estar cerca de Sirius sin sentir sus hormonas estallar. Se entristeció un poco porque la dejó allí sola, pero aún quería seguir desayunando.

James y Sirius se sentaron a su lado, Peter y Remus frente a ellos. Jane les dirigió una cálida sonrisa a los dos chicos del frente y ellos nerviosos, también le sonrieron, aunque con cierta torpeza. Luego, Sirius pasó su brazo por sus hombros y la acercó a él. La chica lo miró con gran confusión y pronto escuchó la risa de su hermano.

—Mi querida Jane, el día de hoy luces espectacular —elogió el ojigris.

La nombrada lo miró con la boca ligeramente abierta y el ceño fruncido. ¿Qué bicho le había picado a Sirius? Por lo general nunca se hablaban, tal vez un intercambio de palabras de vez en cuando pero no más que eso. Ese verano, Sirius había frecuentado mucho la casa de los Potter y se habían visto muy seguido pero nunca intercambiaron más de cinco oraciones seguidas.

—¿Estás bien? — preguntó casi sin pensar, aún confundida por la extraña cercanía del hombre. No le incomodaba, ni mucho menos, podía darle un fuerte golpe en la cara de ser necesario, pero realmente estaba confundida por aquella actitud.

Sirius rió con ganas sin soltarla y sin dejar de mirarla directamente a los ojos.

—Estoy excelente, gracias por preguntar.

Aún con el ceño fruncido, dirigió su vista a James, que se encontraba devorando su desayuno sin ponerles mucha atención. Comenzaba a ponerse nerviosa, pero no en un buen sentido.

—Sirius, no sé qué estén tramando ahora pero por favor... no me metan en problemas. El año pasado estuve dos meses castigada por su culpa y no quiero que vuelva a pasar.

El rostro del moreno estaba muy cerca del de ella, podía oler su colonia. Extrañamente era un olor agradable, fresco.

—Tranquila, Jane. Sólo trato de pasar más tiempo con la hermana de mi mejor amigo.

—Realmente no puedo confiar en tus palabras —dijo rápidamente— sé que tramas algo y no pienso ser cómplice de sus travesuras. Así que me iré ahora, antes de que mi vida corra peligro.

Escuchó algunas risas y finalmente quitó el brazo de Sirius de sus hombros y se alejó un poco para terminar sus alimentos con calma.

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Jane caminaba con una gran sonrisa por el pasillo, estaba bastante emocionada por comenzar con las clases y entró muy emocionada al aula de pociones. No era de sus materias favoritas pero no les desagradaba comenzar con aquella clase el día.

Para su sorpresa, se dio cuenta que compartiría con Slytherin. No conocía a muchos, por lo que le emocionaba hacer algún nuevo amigo o amiga de la casa de las serpientes, aunque debía tener cuidado, no siempre eran muy amables.

Miró el aula desde la entrada, ya estaban la mayoría de las mesas ocupadas por lo que suspiró algo decepcionada y se sentó en la única mesa disponible y que estaba completamente sola. Dejó caer su mochila al suelo golpeó con sus dedos la mesa, estaba algo impaciente y miraba a todos lados tratando de buscar a alguien pero todos estaban completamente absortos en sus asuntos.

El profesor Slughorn entró ruidosamente al aula y le sonrió a sus alumnos pero antes de que pudiera decir algo, alguien más entró. Jane miró al desconocido, le resultaba extrañamente familiar.

—Oh, señor Black —habló el profesor— estábamos por iniciar, por favor tome asiento.

Jane se sintió feliz de ya no estar sola, sin embargo, ahora recordaba que se trataba del hermano de Sirius y eso la hizo sentir ligeramente incómoda. Aún así, eso era mejor que pasar tres horas sola.

El chico de cabellos negros y ojos grises se sentó a su lado en completo silencio y sin siquiera mirarla.

"Que grosero", fue lo primero que pensó la chica Potter. Al menos pudo haber dicho hola o tan siquiera pudo haberla mirado.

—Hola —lo saludó con amabilidad y una gran sonrisa.

El chico la miró por un momento sin alguna expresión en particular. La escaneó con la mirada y luego de soltar una risa parecida a un bufido, volvió a mirar al profesor.

Definitivamente era un grosero. Aunque no pudo evitar mirar con gran atención, cómo los ondulados cabellos de su nuevo compañero se movían y se acomodaban en un fino y hermoso rostro. Lo miró un largo momento, su perfil era bastante bonito con esa nariz respingada y la mandíbula marcada. ¿Por qué lo estaba admirando? ¿Por qué no paraba de hacerlo?

—¿Podrías dejar de mirarme? —aquellos ojos grises la miraron con molestia— es muy molesto.

La chica frunció el ceño.

—Eres muy grosero— dijo sin pensarlo.

El chico rió con verdadera diversión.

—¿Y?

Se miraron un largo momento en completo silencio hasta que el profesor levantó más la voz y apartaron la vista para prestar atención a la clase. Jane no volvió a intentar hablarle, pero comenzaba a aburrirse de estar tan callada.

—Para la siguiente clase, quiero que me entreguen por parejas un trabajo sobre la poción que está anotada por allá. Será la que prepararemos, pero antes deben conocerla— habló el profesor antes de que finalizara la clase— su pareja será la persona que tengan más cerca y no habrá cambios.

Regulus miró con fastidio a la morena y pese a que a ella tampoco le agradaba la idea de trabajar con él, le sonrió y levantó ambos pulgares con emoción. Sólo se ganó que Black la mirase con el ceño fruncido.

La siguiente clase era el viernes, por lo que debían terminar lo antes posible aquel trabajo para evitar que se juntaran más tareas. Cuando la clase terminó, todos se pusieron de pie ruidosamente y comenzaron a salir del aula.

—¿Te parece si nos vemos en la biblioteca después de clases? —preguntó aún bastante animada.

Regulus se limitó a asentir y le dio la espalda mientras salía del salón con increíble rapidez. Jane no pudo más que soltar un largo y profundo suspiro. 

De todas las personas del colegio, ¿por qué le había tocado precisamente con un Black? ¿Era que el universo la odiaba por hablar tanto? ¿Era una especie de castigo?

Aún así, no se iba a dejar intimidar por Regulus Black, si él no era amable, estaba bien pero ella no dejaría de sonreír y tratarlo con amabilidad.