Tras lo sucedido la noche anterior en la fiesta, Edward había llegado a una decisión. Por más que tuviera ciertos sentimientos por su novia sabía que ella corría riesgo estando a su lado.

Junto a su familia habían armado una especie de coartada para poder marcharse lo antes posible del pueblo. Estuvo esperando a la joven Swan que saliera de las clases para hablar con ella.

Bella bajo de su camioneta con la intención de entrar a su casa, pero logró divisar entre los árboles cercanos a su pareja al igual que notó como este portaba el mismo atuendo de la noche anterior.

— Hola — saludó la joven Swan con una sonrisa en su rostro la cual se borró al ver como su pareja no la miraba.

— Ven conmigo acompáñame, demos un paseo — dice Edward dándole una leve sonrisa.

Ambos caminaron sin estar tan cerca del otro como otras veces, no había duda que algo ocurría entre ellos, se podía sentir la tensión palpable.

Edward iba unos pasos más adelante que su novia, fue el primero en detenerse para girarse a mirar a Bella.

— Tenemos que irnos de Forks — comunicó el Cullen.

— ¿Porqué? — pregunta Bella dando un paso hacia adelante.

Edward guardó silencio unos segundos antes de continuar. — Carlisle es por lo menos diez años mayor de lo que se ve, ya empezaron a notarlo  — miente el Cullen.

— Okay... yo tengo que pensar que le diré a Charlie — dice Bella pensando en alguna excusa para su padre.

Al mirar a su novio, la chica Swan se da cuenta de cómo Edward cambia la expresión en su rostro logrando confundirla.

— ¿Dijiste tenemos? — pregunta Bella.

— Me refería a mi familia y a mi.

Los recuerdos de lo sucedido la noche anterior en casa de los Cullen golpearon la memoria de Bella.

— Edward, lo qué pasó con Jasper... no fue nada

— Tienes razón, no fue nada — empezó Edward. — Nada más de lo que siempre he esperado, y nada comparado con lo que hubiera pasado.

Los dos permanecieron en un pequeño silencio, de alguna forma parecía que Edward sufría al decir aquellas palabras.

— Tú no perteneces a mi mundo, Bella — dice Edward sonando seguro de sus palabras las cuales rompen de a poco a Swan.

— Pertenezco a tu lado — dice Bella.

— No, no es así.

— Yo voy contigo — dice Bella intentando hacer que Edward cambie de opinión.

— Bella, no quiero que tú vengas — ordena prácticamente el Cullen.

— ¿Ya no... me amas? — Bella retrocede tras la forma en que Edward le habló, al hacer la pregunta ella sintió dolor en su pecho.

— No — suelta Edward sin titubear.

— Eso cambia todo — susurra evitando el nudo en su garganta.

— Pero sino es pedir demasiado, podrías hacerme una promesa, no hagas nada imprudente — comenzó Cullen pensando en el futuro de Bella. —  Por el bien de Charlie, y yo te haré una promesa a ti, esta será la última vez que me verás, no voy a volver y tú podrás continuar con tu vida sin ninguna interferencia de mi parte será como si yo no hubiera existido lo pronto

— Si es por mi alma entonces, no la quiero sino te tengo a ti — murmuro Bella intentando no derramar lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.

— No habló de eso, solo que no eres buena para mi — una vez más las palabras de Cullen parecían dagas calientes en el corazón lastimado de Bella Swan.

— ¿No soy siguiente para ti? — preguntó la castaña mirando los ojos ámbar de Cullen. 

— Lamentó haber dejado que esto se alargara tanto —

— Por favor n...no — susurro Bella en un intento de acercarse pero se detuvo retrocediendo.

— Adiós Bella  — Edward se acerca dejando un beso en la cabellera de la chica para desaparecer. 

Edward desapareció gracias a su velocidad vampírica dejando a Bella Swan en medio del bosque quien gritaba su nombre a modo de llamarlo para tal vez continuar su charla, pero el mencionado no regresó, tampoco dirigió una mirada a sus espaldas.

Esa misma tarde la familia Cullen se marchó sin dejar rastro alguno de su paradero, se fueron sin dejar una nota o una señal de a donde irían, incluso sin dejar alguna señal de que iban a regresar.