Camino a trabajar. Las agujas del reloj están a punto de tocar las tres de la tarde. Un joven en el suelo. Otro al lado, tambaleándose, intenta agacharse para levantarle. Un tercero enciende su cigarro sonriendo. Secuelas de la noche anterior padeciendo hoy. Sin tráfico apenas. Comercios cerrados. Tiendas chinas de alimentación puertas abiertas. 16º para acompañar esta tarde de diciembre. El Sol en la cara. Una sonrisa se escapa de la comisura de mi boca y se funde con la brisa fresca. Imagino: terraza, amigos y cerveza. Tropiezo. Es la realidad: trabajo.

© Oana Frumuzache
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