02 - Planeación y consecuencia
Por primera vez en ciudad Ritma llovió. Una tormenta de balas que dejó ríos de sangre y un pueblo lleno de inseguridad. Fueron valientes jóvenes los que dieron su vida por el bienestar del sistema y ahora yacen sobre el frío piso con una manta blanca sobre sus rostros, mientras que sus compañeros lastimados asimilan la gravedad de la situación.
No hay ruido, únicamente el hecho de que ninguno ahí presente puede cambiar el pasado. La habitación metálica, en donde los cuerpos fueron llevados, y es el centro de comando de los uniformados, no cuenta con el espacio suficiente para tantos hombres caídos, por lo que conforme llegan se apilan uno sobre otro, símil a sacos de arena formando una barricada, pero la guerra está afuera y no ahí.
De la pantalla, que abarca un muro completo, aparece el rostro de un hombre de edad avanzada, sus cabellos blancos imponen respeto provocando que los guardias presentes, aún cansados, se pongan de pie. Los ojos oscuros del hombre escanea al pequeño grupo en busca del líder. Según el informe Bolívar no fue abatido, pero quería asegurarse del hecho. Todos los presentes reconocieron de inmediato a su superior. Nico, uno de los representantes de quienes gobernaban ese planeta fue el que dio la cara. Su discurso ensayado empezó por el agradecimiento hacía el esfuerzo realizado, prosiguió con el informe de los rebeldes y una estrategia que no puso a discusión, porque en su sistema no existe la democracia, los guardias deben seguir estrictas órdenes y la Junta, conformado por cinco hombres, son los que dictaminan el futuro de la sociedad.
—A mí no me parece que seamos caballos de Troya —dijo Bolívar.
El líder de esta brigada se caracteriza por ser imprudente. Su puesto y destreza han obligado a la Junta a soportar sus indiscreciones pues siempre ha llevado ante ellos resultados extraordinarios.
Nico no se molestó por la interrupción, esa sensación también le provoca alivio porque él está vivo. Los ojos cansados de Bolívar aparentan más edad de la que tiene, entre su cabellera oscura se asoma un mechón completamente dorado que ha tenido desde su nacimiento, es un hombre bajo, de piel olivácea y de su rostro asoma una prominente nariz.
—Insinúas —continúo diciendo— que vayamos de infiltrados y finjamos que somos rebeldes cuando el enemigo ha formado una barricada con escáner para identificar quien entra al sector Krisal. Todos los guardias estamos registrados en la computadora, solo basta una huella para que ellos sepan quienes somos.
Nico se quedó callado, la intención en realidad era meter a unos cuantos que Feiro usaría como rehenes, solo para crear una distracción.
—Las órdenes no están en discusión. — Y el monitor se apagó.
Bolívar se río a carcajadas, estaba convencido de que la Junta no tenía idea de como solucionar el problema.
Desde la creación de la académica, todos los que ingresaban sólo tenían un rango, ser guardias y algunos muy aptos aplicar para ser escolta de capitanas. Cuando se dio a conocer sobre la apertura de un centro en los suburbios, la Junta creó un nuevo concepto llamado Líderes y ahí colocó a los hombres más inteligentes, letales y leales para separarlos por brigadas. Bolívar fue uno de los seleccionados, pero no siguió las reglas tal cual las establecieron, él le puso nombre a su equipo, creaba sus propias estrategias de ataque e investigaba a su enemigo. Sin embargo, las brigadas enviadas al sector Krisal fueron derrotadas, pero no con armas de la ciudad, él vio los cuerpos por lo que supo de inmediato que varios hombres derribados cerca del domo fueron asesinados con armas antiguas, casi como los de la Tierra. Y ahora querían enviarlo junto a un grupo de jóvenes a enfrentar a Feiro. Para Bolívar, algo no cuadraba, ni las órdenes de los Primeros, ni el ataque del sector, mucho menos el destino de las capitanas.
—¿Qué haremos, Bolívar? —Uno de los guardias se dirigió cabizbajo a su líder.
—Por ahora seguir las órdenes, pero no tan imprudente. Rita y Elías, así como están se acercarán a los límites del domo. Donde los primeros cuerpos fueron recogidos, tratarán de investigar, si los atrapan fingirán que han escapado y harán su mejor actuación para que ellos los dejen ingresar al sector.
Ambos guardias se miraron, aceptaron sin titubear pues su deber es resguardar ciudad Ritma.
—Bolívar —Elías, es uno de los guardias más jóvenes e inteligentes, lo interrumpió— hemos localizado a la capitana Krisal.
El hombre en cuestión sonrió. Tal como lo había predicho, krisal estaba viva.
—Vamos por esa belleza.
Iván despertó de un profundo sueño, hacía tanto que no dormía tan bien, no sabía si había pasado una hora o un año, pero seguía vivo y eso le dio gran alegría. Ahora recordaba todo claramente. Marina, antes de que él disparara, le había dicho: reacciona, tú no eres así, recuerda quien eres, un muchacho de corazón noble. Pero ese muchacho lo asesinó su destino, su camino desde que salió de Amec estuvo lleno de tristezas y no se puede decir que no lo intentó, quiso creer en que su vida significó algo.
En el pasado se limitó a suponer que Ritma tenía un sistema único e inquebrantable, pero Oscar le demostró que tener sueños no era malo. El resultado se mide en la satisfacción del ciudadano y hasta el momento todos parecían felices dejando que Los Primeros decidieran sus vidas, si alguien estaba inconforme pasaba a convertirse lentamente en delincuente, pero que de malo tenía si esa era su naturaleza humana, desear siempre más.
Observó sus manos, le era todavía increíble que haya matado a una capitana, siente culpa y dolor por aquel acto. Sus miedos saltan a la vista, tiembla por las consecuencias que puede tener, después de todo él no es un asesino, simplemente un muchacho con ganas de ser alguien. Recuerda todo el entrenamiento que Marina le dio, las palabras que lo inspiraron y la fortaleza de la mujer, ahora se siente una basura.
Pensar en la posibilidad de que Oscar esté vivo lo reconforta, sentirse lejos del mundo le daba un poco de tranquilidad, no tenía ambición de meterse en la revuelta de Feiro, ni dar la cara por el pueblo, él solo quería ver a Oscar.
Había descubierto la verdad de su entorno: sobrevive el más apto. Hasta Marina cambió, él también quería hacerlo. Iván ya tenía la destreza física, la inteligencia de predecir el movimiento de sus enemigos, solo le hacía falta el coraje de aniquilar sus propias emociones y se convertiría en un hombre libre.
—No entiendo qué vio Marina en ti, eres un llorón. —Krisal quería provocarlo.
Pero el muchacho no estaba listo para enfrentarla. De no haber sido por Ángela no sabría que hacer, ella lo ayudó mientras el moralmente se destruía.
Deja sola a la capitana, necesita aclarar su mente. Sin embargo, no se percató de su invitado.
—¡Identificate! —Ordenó una potente voz.
Iván no obedeció.
—¿Qué día es hoy? —Quiso saber. No deseaba un enfrentamiento, no es capaz de dar pelea, pero el guardia lo irrita, Iván se molesta de solo verlos.
—Las preguntas las hago yo —Bolívar hizo una señal para que el guardia que lo acompañaba bajara el arma y se aproximó a Iván—. Estamos resguardando a los ciudadanos, y necesitamos identificar si no formas parte de los aliados de Feiro.
Iván sabía que estaban lejos de los sectores, no había manera de que aquellas palabras fueran ciertas.
Las facciones del muchacho se relajaron, su juvenil rostro adquirió un brillo.
—No hay gran diferencia, sabes, Feiro y la Junta hacen lo mismo, pero a uno le dicen la ley y a otro un asesino.
—Nuestro deber es ponerte a salvo, así que coopera.
—¿Deber? —Iván miró con desprecio a Bolívar, para él la ley solo resguarda a los privilegiados ricos—. Mirate, tu traje es de color gris mientras que el de tu compañero es azul, significa que entre ustedes hay una diferencia. Seguro él aplicó como guardia porque así lo dictaminó el sistema, pero a ti... ¿Eres hijo de Mirlo? No, seguro eres nieto de Nico, tiene la misma maldita mirada —Bolívar se sorprendió por la fácil deducción—. Naciste entre los ricos, seguro tu abuelo te quiso cerca de las capitanas y terminaste siendo guardia. ¿él te pidió asumir este cargo? O lo elegiste tú.
—Soy un líder porque nací para este puesto —dijo sonriente.
—Te haces llamar un líder y no tienes idea de quién es tu enemigo. Yo asesiné a Jaime. —El muchacho intenta desesperadamente infundir miedo en su adversario. Bolívar se apresuró a tomar su arma, no tenía idea de que la capitana Jaime estuviera muerta—. Me da tristeza, no eres más que un perro de caza.
El guardia escuchó ruido y por un breve segundo le dio la espalda a Iván confiando en que Bolívar estaría pendiente del chico. Pero el líder también se distrajo. El joven se sentía en desventaja, dos uniformados armados, él solo porque Ángela hacía tiempo que salió. Cuando la vio irse tuvo miedo de que lo abandonara, pero ella le dejó el arma con la que asesinó a la capitana, y entonces, como un impulso sobrehumano supo que esta era una oportunidad. Tragó saliva y levantó la pistola de plasma. Cuando ambos regresaron la mirada a Iván, este disparó directo a la cabeza del guardia. Bolívar se enfureció y con ímpetu apuntó el rostro del muchacho.
—Eres demasiado bonito para ser asesino.
—Solo quiero que dejen de seguirme, por favor no quiero hacer esto. —Suplicó mientras sus ojos se humedecieron.
—No te des tanta importancia, he venido a llevarme a Krisal. —Iván sentía profunda tristeza, su llanto era verdadero, en su interior algo se apacigua, pero tiene claro que no es la manera correcta—. Vamos a calmarnos, bajaré mi arma y tú la tuya.
Iván no pretende seguir ese absurdo juego. Conocía las reglas y los guardias solo quieren hacer su deber.
—Me voy cinco minutos y te metes en problemas —Ángela regresó con comida—. Voy a meter mi pie en tu trasero para que sientas que es realmente lidiar contigo.
Acto seguido sujetó a Bolívar apuntando el arma en la cabeza para hacer espacio y que Iván pudiera moverse.
—Ve por la idiota de Krisal y larguémonos.
Iván obedeció sin más. Se alegró de que no lo abandone.
—Me postro a tus pies —susurro Bolívar. Ángela apretó el agarre.
—No digas idioteces.
—Todos —el hombre hizo un gran esfuerzo por hablar— le dan el crédito a Feiro del gran golpe que dio, pero pocos saben que fuiste tú quien hizo muchos movimientos para que este día llegara. Él está sentado sobre la silla de una capitana, sin embargo, ese lugar te pertenece.
—No seas ridículo. Feiro es quien desea ese lugar, yo no.
—No me mal interpretes, Ángela —Y la chica sintió helarse de pies a cabeza— es tu derecho, eres hija de Azu.
Iván salió con Krisal en sus hombros.
—¿No me recuerdas? Soy yo, Bolívar.
Ángela ya lo había soltado, y caminando de espaldas apuntaba a Bolívar.
—Claro que te recuerdo, ¿Cómo olvidar tu fea cara?
Acto seguido disparó en una pierna al líder. Bolívar sintió el plasma quemar su articulación, rápidamente pidió ayuda y se tumbó mirando el domo de Ritma, sintiendo felicidad absoluta por volver a ver a Ángela.
El día en que mataron a Jaime, Marina llegó a la torre Linna cargando el cuerpo de su compañera, la rodearon amenazando con un arma, pero no se inmutó, había fallado en atrapar a Krisal y peor, Iván se había convertido en asesino. Geral confía en ella, así que debía intentar hasta lo imposible para ver a Los Primeros.
Un escolta la interceptó. Después de unas horas aislada, le concedieron hablar con alguien en la Junta, llevaba tiempo sin probar alimento y cuando por fin uno de los cinco decidió recibirla, hablaron mucho y ella logró hacer un trato.
—Hay un líder que te acompañara, no te dejaré ir sola. —Aseguró Triscal.
Marina aceptó sin repeler. No tenía intención de escapar, había conseguido su objetivo, estar al lado de los Primeros. Solo tenía hambre.
Triscal hizo pasar a su invitado. Un hombre de facciones finas, ojos verdes, cabello rubio y ejercitado cuerpo. Marina pensó inmediatamente en Jaime, eran muy parecidos. Se levantó de improviso para mirarlo más de cerca.
—Juraría que es...
—No lo soy —la interrumpió el susodicho—. Mi nombre es Rafael, líder de la brigada ubicada en el sector Jaime. Señora, trabajaremos juntos y pido su total cooperación para evitar asesinarla.
—Como verás tiene órdenes de acabar con tu vida si pretendes traicionarnos.
Jaime movió afirmativamente la cabeza, sin entender el parecido tan agobiante con la excapitana. No importaba qué, haría su parte, así la vida la perdiera.
—Hemos capturado a Geral —Informó Rafael.
Marina evitó alguna reacción, la captura de Geral no era parte del plan.
Espero que les haya gustado, fue escrito por la maravillosa Nelba y los banners pertenecen a su historia Damín, vayan a su perfil y léanla, no se arrepentirán.
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