Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

X - El Gobernador

       Luego de subir por las escaleras, Aikanaro se acercó a la puerta de madera con laminas de metal acopladas por los bordes y golpeó tres veces. Nume miró hacia atrás para ver si había alguien por la calle y vio a una pareja que iban al mismo paso en dirección a la calle por la que los viajeros habían aparecido.

Sus rostros mostraban los mismos síntomas que los demás habitantes, miradas perdidas y la tez pálida. Si la teoría del ladrón era cierta, ellos podrían ser padres que perdieron a sus niños durante las desapariciones.

Evander comenzó a olfatear el suelo y un momento después la puerta se abrió hacia el interior. Un hombre muy delgado, con el cabello muy alborotado y un pequeño bigote se había quedado mirándolos con gran sorpresa, sobre todo por la presencia del enorme oso.

—Venimos a ver al gobernador —dijo Aikanaro haciendo una inclinación.

—¡Oh! Pues, pasen, por favor —invitó con el brazo extendido—, pero me temo que el animal deberá quedarse afuera.

—Evander viene conmigo, es mi compañero —Aikanaro frunció el ceño—, espero que lo entienda.

El hombre miró al oso y regresó a ver al alto hombre para darle el paso. Cuando Aikanaro entró, descubrió que el lugar era muy hermoso y cálido. Había un montón de cuadros de personas muy antiguas colgados en los muros, grandes candelabros y una alfombra roja con bordes dorados cubrían un sector del piso de madera.

Evander siguió al alto hombre y provocó un gran susto al portero luego de que le gruñera muy cerca. El ladrón fue el último en entrar, mientras miraba que el hombre se veía demasiado sorprendido al ver que semejante bestia estaba en el interior de la gobernación.

Cuando el portero cerró la puerta, se acercó a Aikanaro para pedirle que esperaran ahí, para luego caminar muy rápido hasta el fondo del pasillo, en donde había una puerta similar a la de la entrada. La abrió y metió la mitad de su cuerpo en la otra habitación. El alto hombre permanecía firme junto a Evander, que olfateaba el suelo en ese momento.

El portero venía de regreso y se acercó a Aikanaro con sumisión.

—El señor Gork los recibirá —dijo el hombre—, pero me temo que su bestia no podrá entrar, espero que lo entienda.

Aikanaro entrecerró los ojos, pensando en que quizás había imitado su repuesta en el momento de entrar. Inclinó levemente la cabeza y le ordenó a Evander que se quedara en el lugar esperándolo mientras que Nume, por su parte, seguía al portero hasta la otra habitación.

Luego de recorrer el pasillo, el pequeño ladrón cruzó el portal que había abierto nuevamente el sujeto, reconociendo a un hombre sentado tras un escritorio bastante lujoso y un hombre sentado frente a él que lo miraba. Luego hizo su aparición Aikanaro, quien comenzó a contemplar el bello decorado del lugar. Hermosas pinturas plasmadas en el techo y unos cuantos cuadros de paisajes que estaban en los muros. Una chimenea con el fuego encendido le proporcionaba un ambiente cálido a la oficina, algo que confortó a los viajeros luego de haber estado a la intemperie.

Quien seguramente era el gobernador, se puso de pie con un suspiro, se desvió por su escritorio y se acercó al alto hombre de los bosques para hacerle una reverencia. Aikanaro hizo lo mismo y se quedó mirándolo sin decir nada.

—Soy el gobernador Gork. Usted debe ser el hombre al que envió el rey, ¿verdad?

—Así es.

—No sabe lo mucho que esperaba este día, la verdad es que esta ciudad ha sufrido bastante.

—Siendo sincero, me parece que con usted ha sido todo lo contrario —Aikanaro se cruzó de brazos.

El gobernador se mostró incómodo ante el comentario del alto hombre, quien había dado dos pasos hacia adelante con el ceño fruncido.

—No me malinterprete, señor. Muchas familias gozan de una buena vida a pesar de esta terrible maldición. Pero existen otras que han vivido un verdadero calvario.

—Eso es lo que decía su carta, ¿puede darme más detalles? —Aikanaro avanzó dos pasos más.

—Sí, señor. Se los daré —asintió—. Pero primero, quiero que conozca al señor Diggorn.

Diggorn se levantó de su asiento e hizo una reverencia al alto hombre, quien hizo lo mismo. Nume miraba a los dos como si fueran un par de sacerdotes saludándose entre sí, tuvo que apretar sus labios y mirar para otro lado para evitar que sus risas se dieran a la fuga.

—Mi familia y yo los recibiremos en nuestra casa —dijo con una sonrisa—. Hasta ahora hemos tenido la fortuna de que la maldición no ha caído sobre nosotros.

—Esperemos que se mantenga así, señor Diggorn.

Mientras Gork le comentaba a Aikanaro acerca de las cosas que habían estado sucediendo, le explicó que las noches se habían vuelto cada vez más largas. El clima había cambiado tanto que el frío se adueñaba de las calles como si se tratara del invierno. A pesar de que la temporada en la que estaban actualmente era el mismísimo verano, se volvía demasiado extraño que unas nevadas intermitentes cayeran sobre Shurlle, puesto que era muy poco común.

Habían realizado un censo cada día después de la primera semana de desapariciones, y pudieron comprobar que noche tras noche, los ataques resultaban ser en una casa aleatoria. A pesar de que la ciudad era bastante grande y poseía muchas familias, parecía que cada vez iban quedando menos niños.

El destino de Shurlle pendía de un hilo muy fino.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro