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Capítulo 6

Nadie ha querido mencionar el cambio en mi cabello rojizo ahora varios tonos más encendido o el hecho de que mis ojos son ligeramente distintos y no me creo que no lo hayan notado porque incluso yo lo hago, cada vez que me miro al espejo, lo supe semanas atrás, lo sé ahora.

Algo ha cambiado en mí.

Han pasado varias semanas desde que llegamos al búnker, largas semanas llenas de cosas nuevas, he de mentir si digo que no me siento rara al despertar en mi litera o el recorrer esos pasillos de mañana a noche pero también mentiría si dijera que no me siento segura.

El miedo no se ha ido, el miedo de que los Caníbales entren y nos ataquen o que los Primeros lo hagan sigue en mi interior, de hecho, es justo eso lo que me despierta por las noches, bañada de sudor y con la respiración agitada. Pero aun así me siento segura, porque sé que mi familia puede descansar tranquila en un colchón estable y tener comida los tres tiempos y vestir algo sin agujeros o con olor putrefacto.

Al principio fue fácil perderme cada vez que quise recorrer el lugar pero por lograr aprenderme los caminos exactos, le agradezco a Elis quien me hizo un mapa, descubrí que es una artista, el dibujo que me dio sobre el interior del búnker es realmente preciso.

Las celdas están al fondo y las separa de la enfermería solamente una pared, hay treinta y dos habitaciones equipadas con literas y herramientas quirúrgicas para todos aquellos que necesiten ayuda médica lo cual descubrí es bastante a menudo ya que varios grupos salen a diario y se enfrentan al mundo, a veces sólo por vigilancia otras veces para traer suministros, la cuestión es que siempre hay una habitación ocupada.

Luego de la enfermería está el centro como todos les dicen, donde se encuentran las duchas, la mitad de las habitaciones y la oficina de Aaron que también sirve como sala de reuniones, todo al lado oeste y está la cafetería, la cocina, sala de entrenamientos y la otra mitad de habitaciones en el este.
La cafetería se conecta con la sala de entrenamientos por lo que muchos acostumbramos a ir ahí luego de las comidas.

Luego viene el área principal donde se encuentra un largo y ancho espacio vacío donde todos suelen reunirse cuando hay novedades y donde Aaron y Caín se suben a la tarima de cemento para hablar sobre progresos o para dar alguna orden a nivel general.

Yo estuve unos días a solas, recuperándome de mi pérdida de energía a causa del dolor que Sam me transmitió a través del vínculo pero no pasó mucho tiempo en el que yo reaccionara y me hartara de estar todo el tiempo acostada y mirando hacia el techo, hacia las luces cegadoras.
Y lo primero que hice al segundo día de recuperarme fue ir con Caín y Aaron a quienes les pedí ayuda para la búsqueda de Sam. Y no sé si decir si me sorprendió o no el hecho de que Caín ya había formado un grupo exclusivo para su búsqueda. De inmediato ambos me dieron la autorización para dirigir dichos grupos, le pedí a Elis que me hiciera un retrato de Sam, ella se basó en mis descripciones detalladas sobre su rostro y el resultado fue casi idéntico, y digo casi porque el dibujo no pudo captar ese crepitar en su mirada verde. Dicho retrato es entregado a cada grupo antes de salir a la búsqueda.

Elis, Natalia y Maggie me acompañaron a conocer las afueras del búnker, en otras palabras, me enseñaron el interior de un centro comercial en ruinas.

Hace más de cien años, cuando el centro comercial The Skar aún no había sido construido, se encontraba un búnker militar subterráneo, ahora este está oculto dentro de dicho centro comercial. Por las bombas que fueron lanzadas desde el cielo y detonaron en el edificio, este empezó a derrumbarse y la tierra a hundirse por el peso de la estructura, los escombros revelaron parte de lo que había debajo, lo que fue un milagro para un grupo de personas que buscaban refugio de las guerras y las enfermedades. Un hogar.
Y aunque yo ya había tratado de imaginarme el entorno, cuando las puertas de búnker se abrieron y nosotras salimos al exterior (solo nosotras tres ya que Sabrina todavía necesitaba su espacio) lo que vi se le quedó corto a la realidad.
Y es que cuando salimos, lo primero que vi fueron las partes de techo que se habían venido abajo, los agujeros por donde entraba el sol y los vidrios rotos de lo que antes eran escaparates, escaleras eléctricas partidas a la mitad, luces desperdigadas por el suelo, maniquíes y hojas de papel sueltas por aquí y por allá. Ni siquiera quise imaginarme como fue para las personas que estaban ahí cuando sucedió todo.
Luego de eso, luego de que vi los destrozos del lugar me di cuenta de que todo tuvo que pasar por una razón, que gracias a eso ahora el búnker es habitable y que las ropas en las tiendas ahora podían ser utilizadas por nosotros y los alimentos enlatados del pequeño supermercado dentro del centro comercial podían ser ingeridos también. No todo estaba perdido al final de cuentas.

La primera semana en la búsqueda de Sam me sentía positiva, estaba segura de que lo encontraríamos, yo misma iba incluida en uno de los grupos que salía a diario.
En la segunda semana mi esperanza titubeó, sin embargo no me di por vencida.
En la tercera semana Caín me pidió que lo ayudara con la investigación de algo más así que dejé de ir con los grupos de búsqueda y en cambio me uní a los turnos nocturnos de vigilancia donde tampoco encontré nada sobre él, ni un leve rastro.
Y ahora, en la quinta semana, fui castigada por mi madre al pasar demasiadas horas despierta y me exigió descansar o sino iba a atenerme a sus consecuencias.

Este es el resumen del avance que hemos tenido en la búsqueda de Sam: Nada.
No hemos obtenido ni logrado anda.

Es de mañana, apenas he dormido dos horas pero el café que Natalia me ha traído a la sala de entrenamientos me mantiene despierta.
Desde la esquina de la sala veo como los grupos practican en parejas movimientos de combate mano a mano, dirigidos por Jordy, Devon y Cam.
El lugar es espacioso por lo que alcanzan docenas de personas al mismo tiempo y con la libertad de movimiento. Como todo el lugar, las paredes son de concreto y acero pero aquí hay estanterías con armas, desde ballestas a espadas y pistolas a lanzas.
Incluso hay un espejo que cubre por completo una de las paredes pero eso fue agregado por Aaron porque le parecía más conveniente que los novatos practicaran frente al espejo y asimilaran sus errores en movimientos.
Arriba hay vigas de metal, en sí no servían para nada más que reforzar la estructura pero ahora los tres entrenadores cabezas de pollo han ordenado hacer ejercicios de equilibrio desde arriba.

Natalia ríe por lo bajo cuando un chico se resbala y casi cae de cara sobre la colchoneta, lo hubiera hecho si no fuera por el arnés.
Yo la golpeo.- No te rías, recuerda que tú no podías mantener el equilibrio sobre aquella canoa en la que recorríamos el lago.
-En mi defensa...-Empieza a decir con voz segura pero luego para de hablar y se queda pensativa.- En mi defensa esos eran otros tiempos.
-Sí claro.- Me burlo yo sin dejar de ver los entrenamientos. De fondo se pueden escuchar los sonidos que hacen cada vez que lanzan un golpe, es como si el aire abandonara sus pulmones con cada movimiento, deben estar cansados.
-Si así estamos entonces es mi turno de recordarte que no aguantabas correr ni tres vueltas en educación física.- Hago una mueca, recordando lo floja que era y lo mucho que odiaba educación física. ¿Quién diría que las pruebas de resistencia me ayudarían más tarde a correr por mi vida?
Estoy por contestarle cuando la veo, su expresión mejor dicho.
Natalia mira hacia Zack, que está del otro lado del lugar, su cabello se le pega a la frente y su camiseta tiene manchas oscuras, los ojos de él no dejan los de ella ni en la distancia.
Y entonces ella ríe y él niega con la cabeza, los miro extrañada.
Otra vez lo están haciendo, es como si se comunicaran entre ellos.
Eso me recuerda a lo que quería preguntarle a mi amiga desde hace un par de semanas.
-Oye Nat...- La llamo y ella parpadea ante el sonido de mi voz y me mira.
-Ah oh, lo siento, me distraje.
-Sí, así vi.- Le lanzo una mirada a Zack, él me intersecta y me saluda con la mano, yo le saludo con una sonrisa.- Oye, te quería preguntar algo importante...
-¡Abby!- Devon se acerca trotando hacia mi. A diferencia que sus estudiantes él no parece cansado o a punto de morir por un paro cardiaco.
-Ey ¿Qué pasa?
-Me llamaron en la enfermería, al parecer otro grupo de soldados ha atacado al grupo de vigilancia a unas cuadras de aquí, tengo que ver a los heridos.- La noticia me cae de piedra, no es la primera vez que pasa, incluso Caín les había advertido a todos que si se encontraban frente a frente con esos grupos, pasáramos de largo ya que si atacamos a un grupo, otros más vendrán a investigar el caso y eso significa que llegaría a oído de los Primeros. Y aunque suene prometedor... no puede pasar.
-Dioses ¿Cuántos heridos son?- Le pregunto.
-No me lo han comunicado, por favor ¿Puedes hacerte cargo de esos chicos?- Señala a uno de los grupos que entrena.- Sé que últimamente no quieres verte involucrada en combates innecesarios pero sólo serán unos minutos y ellos saben qué ejercicios siguen, sólo tienes que supervisarlos.

Miro hacia el grupo, parecen coordinados, concentrados en lo que hacen, él tenía razón, yo misma dije que a menos que fuera necesario no volvería a meterme en otra pelea, es más, esta es la primera vez que vengo a visitar la sala de entrenamientos desde que llegamos. Pero los heridos lo necesitan así que acepto con un asentimento.
-Gracias, no tardo.- Lo veo alejarse a trotes y suelto aire.
-¿Me acompa...? Ah no, ya te fuiste.- Digo en voz alta al darme cuenta de que Natalia ya no está a mi lado. Genial.

Recostada a la pared observo al grupo hacer sus movimientos, las combinaciones son dos golpes a la derecha, el oponente va hacia la izquierda, luego este lanza dos golpes a la izquierda y el anterior va en dirección contraria, la siguiente combinación consta de un gancho izquierdo al rostro del oponente por lo que este debe bajar antes del golpe y regresarlo con una combinación al torso pero Lukas, el adolescente hechicero y sin duda el más pequeño de nuestro círculo interno no captó la parte de esquivarlo y bajar antes de que el puño conecte con su rostro y por eso, veo como en cámara lenta lo recibe directo en su rostro, en un microsegundo me muevo y me sorprende la rapidez con la que llego hacia él antes de que caiga al suelo, lo tomo desde atrás evitando su caída y lo enderezo, él jadea erráticamente y sangra de la nariz.
-Santo cielo Lukas, pensé que Caín te prohibió recibir estas clases avanzadas.- Le regaño en voz. No lo soltaré hasta estar segura de que pueda mantenerse en pie por sí solo.- Puedes descansar.- Le indico al chico que luchaba contra Lukas. ¿Cómo se le pudo ocurrir a Devon ponerle semejante mole? Es como dos veces su tamaño y peso.
-Estoy bien.- Gruñe él agarrando su nariz.
-Está rota.- La observo de cerca, torcida ligeramente y aun sangrando.
-No se lo digas.- Me pide y no en un tono dulce, nop, es como un mini Caín hasta en su forma de hablar.
Ignorando su pedido les indico al resto que dejen de quedarse sin hacer anda y sigan con el siguiente ejercicio, mientras yo guío a Lukas a una esquina, su cabello oscuro se le ve despeinado y pegajoso por la sangre, lo siento en una de las bancas y me arrodillo frente a él para examinarlo mejor.
Uh, esto le va a doler.
-Bien Lukas, necesito que te agarres a la banca y dejes de respirar unos segundos.- Asiente con el ceño todavía fruncido mientras yo lo hago. El chasquido de su nariz cuando la enderezo me hace estremecer.
-¡Jesuuuús!- Exclama Lukas con los ojos apretados y su boca hecha una mueca.
-Lo siento, lo siento.- Me disculpo mientras limpio la sangre en su rostro.
-¡Ah!- Se queja.- Tienes fuerza, demasiada, creo que casi me la rompes más de lo que estaba.

Ruedo mis ojos.
-Deja de quejarte ¿O quieres que el mismo Caín te la revise?

La mirada que me lanza es asesina.- Nop.
-Bueno, pero tenemos que ir a la enfermería, quiero asegurarme de que todo esté bien contigo.
-Querrás decir "Quiero asegurarme de que lo que hice me salió bien o si lo jodí más de lo que estaba"
-Esa boca.- Lo regaño y de inmediato me invade un recuerdo de mi regañando a Sam con esas mismas palabras, el corazón se me estremece.- Iremos en cuanto venga Devon para ocupar mi lugar.

No pasó mucho tiempo para cuando él al fin llegó, le comenté rápidamente lo sucedido y le reclamé por dejar a Lukas participar en la clase avanzada y por haberle puesto semejante contrincante y él pareció sorprendido de ver al chico, ahí fue cuando el propio Lukas admitió haber hecho un hechizo cambia forma mientras estaba entrenando, por lo que, a vista de todos, él era solo otro chico más del mismo peso y altura que todos, eso hasta que el golpe que recibió hizo que el hechizo se disolviera a su alrededor.

Para cuando llegamos a la enfermería me había arrepentido totalmente de hacerlo y llevar conmigo a Lukas, porque por accidente él abrió uns puerta en donde habían varios heridos y estos gemían de dolor mientras médicos (dirigidos por Drew y otros por otro tipo cuyo nombre no recuerdo) le cosían las heridas.
Cerré la puerta al instante y lo miré.
Sin embargo no parecía afectado.
-Deja de verme como un niño pequeño, agradezco que me cuides pero creo que a veces todos olvidan por lo que pasé antes de venir aquí. He visto sangre, no me afecta el verla ahora también, además, no reconozco a ninguno de esos tipos, sólo busquemos a un doctor y olvidemos que esto pasó ¿De acuerdo?- Me dice con una simpleza que me deja muda. Su rostro no muestra emociones, parece más bien aburrido y yo solo puedo pensar en que lo que vivió en las garras de los Primeros debió haber sido tan horrible como para que esto no lo afecte, incluso a mí me afecta.
¿Será que él está demasiado dañado o soy yo la que es demasiada blanda?

-De acuerdo.- Le contesto con un asentimiento mientras nos llevo a otra sala, por suerte logramos encontrar a alguien que lo revisara.
Un hombre con dones curativos hizo que la nariz de Lukas dejara de sangrar por completo y que los moretones que se había estado haciendo en los últimos días de entrenamiento desaparecieran. Cuando salimos, él seguía en silencio y yo decidí romperlo.

-Creo que ya sé por qué lo has hecho.

Levanta su mirada y no me sorprendo al ver cierta chispa ahí.-¿Ah sí?- Me pregunta dudoso, como si creyera que es un comentario con trampa.

-Sip. Creo que lo haces porque, a pesar de ser poderoso, te sientes vulnerable.

Habíamos estado caminando por el pasillo, pero él se detiene, me encara de frente.- No estás mal, pero al parecer eres la única que lo entiende. ¿Por qué?

-Porque estuve en tu posición una vez, a pesar  de que sabía lo que era, no podía defenderme por mí misma, sabía que los que quería estaban en peligro y que no podía hacer nada al respecto.

-¿Así que me estás diciendo que tú, la guerrera de la que muchos hablan ahí afuera y aquí dentro del búnker, una vez estuvo indefensa? - Suelto una risita baja.

-Todos, siempre estamos indefensos Lukas, los peligros no se alejan sólo porque sepas cómo defenderte, ellos siguen viniendo.

-Lo sé, créeme que lo sé y por eso quería entrenar, porque quería estar preparado para... por si ustedes necesitan...- Se traba con las palabras, ya sea por nerviosismo o por miedo.

-¿Tienes miedo?¿Es eso?- Lukas asiente, ahora que lo veo mejor, no usa lentes, debió habérselos quitado para entrenar. -¿A qué le temes?

-No recuerdo el rostro de mis padres, no recuerdo mi niñez fuera de los barrotes de esas celdas pero sí recuerdo algo y es mi desesperación al ser arrancado de los brazos de mi madre y el miedo de no volver a ver a los que amaba y eso... eso pasó y ahora tengo miedo de que ustedes salgan y no regresen, porque este mundo es oscuro, doloroso y yo no estoy listo para perder a más familia, quiero estar ahí si algo sucede porque... porque sería peor esperarlos y recibir la noticia de que no volverán.

Sus palabras hacen que mi corazón se encoja, este chico ha sufrido mucho más que muchos de nosotros, ha perdido todo y ha estado roto y ahora que ha empezado a sanar, a ver a otros como su familia, teme repetir el dolor, el sufrimiento que vivió.

Coloco mi mano en su hombro y lo aprieto, él se pone firme, levantando el mentón y mirándome con ojos color ónix que me transmiten todo lo que él no ha dicho.

-Si sigues colándote en esos entrenamientos avanzados entonces te herirán y no terminarás por aprender nada, tienes que empezar por lo básico y yo te lo voy a enseñar.- Mis palabras hacen que de un respingo pero lo disimula con la mirada seria.

-¿De veras?

-De veras.- Sonríe, disimuladamente pero lo hace y hay esperanza en sus ojos y yo veo en él a alguien grande, un poder oculto en un cascarón tierno.- Nos vemos a media noche, es la hora perfecta para entrenar, eso me lo enseñó mi maestro.- Sonrío de lado y remuevo su cabello pero mi sonrisa se esfuma al ver a la persona que camina hacia nosotros.

Sus ojos azules se encuentran con los míos. Ojos derrotados y cansados al igual que el portador.
Jesse Thompson tiene las ropas hechas jirones, barro en su cara y brazos y sangre seca en la camisa. Eso quiere decir que él estuvo entre el grupo que fue atacado.

-Debo irme.- Le escucho decir a Lukas.- Tengo unas clases de hechicería con Caín y en serio no le gusta que llegue tarde, la última vez me hizo mantenerlo flotando con todo y silla mientras leía.- Me río pero es una risa falsa.

-Vamos entonces...

-Abby.- Suelto aire exasperada cuando Jesse trota y llega hasta nosotros.- Hola.

Mis ojos van hacia Lukas.- Ve, nos vemos luego.- Asiente inseguro y capto una mala mirada hacia Jesse antes de darse la vuelta e irse.

Me quedo a solas con él y no me siento para nada cómoda.- Hola.- Lo saludo de manera seca.

De verdad espero que alguien se aparezca necesitando mi ayuda o algo así o simplemente Natalia queriendo robar helado orgánico de la cocina.

-No te he visto en días.- Comenta relajado, a pesar de que su postura no lo está, sus manos retorciéndose y su cabeza baja demuestran en él nerviosismo.

Quiero contestarle "Esa es la idea" pero mi boca no se abre, evito su mirada.

-¿No deberías ir con alguien para que te revise?- Le pregunto evitando el tema que estoy segura, quiere tocar.

-Estoy bien, no es mi sangre, ayudé a los heridos.

-¿Qué pasó? No he escuchado los detalles.

-Estábamos vigilando arriba de uno de los edificios, ellos aparecieron y atacaron a mucha gente, no pudimos quedarnos atrás.

-¿Hay muertos?

-No.

-¿Cuántos heridos?

-Media docena.

Asiento distraída. Pobres hombres, tremendo susto debieron haberse dado.

-Abby.- Vuelve a llamarme y yo aprieto mis manos, formando puños para contener mis ganas de... golpearlo.¿Por qué su voz me desagrada tanto? - Oh vamos, ¿ni siquiera puedes mirarme? 

Lo tomo como un reto y lo hago, no siento nada cuando me encuentro con su mirada, ni un cosquilleo, ni un sentimiento oculto. Nada.

-¿Qué es lo que quieres, Jesse?

Parece nervioso cuando se digna en hablar.- Necesito que esto acabe ahora.- Mi cara se contorsiona por la confusión ya que creo que estaba más que obvio que él y yo no somos nada.

-¿Acabar qué?

-Esto, la tensión entre nosotros.

-A ver Jesse, creo que estás confundido, no hay un nosotros y no hay tensión, lo único que hemos hecho es tomar un camino distinto¿Entiendes? Nada más.

-Eso es lo que no entiendes, odio esto, odio que me alejes de esa forma, como si no fuera más que... un monstruo.

-Si eso piensas de ti es tu problema.

-Es lo que tú piensas de mi.- Se acerca, yo no retrocedo pero me enderezo, así no me siento intimidada.- Y es doloroso.

Sus palabras son tan egoístas, se queja de dolor, odia sentirse herido pero no se ha puesto a pensar que hace mucho yo estuve peor, que sentí cosas peores, tal vez justo eso es una de las razones por las que no puedo perdonarlo, está cegado, sigue estándolo, tal vez lo estuvo por mucho pero no lo había detectado hasta que fue tarde. 
-Necesitas superarlo.- Aparto su mano cuando intenta tomarme del hombro y me lanza una mirada herida.- Así como yo lo hice.

-Abby no hagas esto, al menos déjame ser tu amigo.

-Los amigos requieren confianza y tú no tienes la mía.- No quiero agregar que no sólo la mía sino la de muchos de los del grupo, no quiero agregar que incluso Julian siendo quien es se ha ganado nuestra confianza porque eso es cierto, al principio desconfiamos del hombre pero por semanas nos demostró que estaba realmente de nuestro lado, a él incluso lo teníamos custodiado, siempre acompañado por alguien y él al percatarse sólo soltó bromas, bromas que llevaban cierta verdad en ellas. Pero Jesse sigue siendo ese Jesse, el desertor, el paria. Y quizá algún día, cuando la guerra pase o cuando el tiempo lo haga, tal vez logremos perdonarlo, yo al menos sé que necesito tiempo, y espacio.  Lo peor de todo no fue perderlo a él sino perderme a mi.

-Sé que me odian, sé por qué pero Abby...- Suelta aire y baja la mirada tensando sus labios en una fina línea, como si quisiera hablar pero al mismo tiempo quisiera ahorrarse sus palabras, está indeciso, ni siquiera él sabe cómo explicar lo que hizo.- Tienen que entender que era mi padre.

-Ahí está la cuestión, eso lo entendemos a la perfección Jesse, lo que no entendemos y no perdonamos es que nos traicionaras, que asesinaras a Natasha. ¿Qué acaso no podías sólo irte con él?

-Mi padre me pidió información.

-Entonces debiste saber desde ese momento que algo malo pasaba, debiste sospechar que algo te ocultaba. ¿Cuál es tu escusa por lo de Natasha?¿Sólo la mataste porque se cruzó en tu camino?

Ahora está enojado, lo noto por la tensión en su cuerpo, por la forma en que su mandíbula se tensa y sus ojos se oscurecen. Lo estoy torturando con mis palabras, estoy haciendo que recuerde lo que hizo, lo estoy quebrando.

Y tal vez el hecho de que me haga sentir mejor verlo así me vuelve una mala persona, pero en estos momentos no me importa.

-Mi padre me pidió una prueba de lealtad Abby, tenía que hacerlo, era ella o Caín o cualquiera del grupo.- Eso me toma por sorpresa, eso Jesse no lo había mencionado antes, sus palabras, cuando llego a comprenderlas con precisión me producen nauseas, enojo y asco. Porque algo cobra sentido de ese día, algo que debo admitir, me duele.

-Era James¿Verdad? ¿Por eso él estaba atado en ese árbol?- Asiento, contestando yo sola a mi pregunta.- Ibas a matarlo pero como lo liberamos tenías que buscar a alguien más y justamente Natasha estaba ahí.

Algo en mi interior se endurece, como acero, como concreto, como las paredes de este lugar. Veo su expresión y no tengo que confirmarlo dos veces.

Jesse sabía que James era especial para mi, incluso en esos breves momentos de conocerlos, porque maldita sea, ¡él era la pareja de mi madre!  ¡El le había prometido a mi madre que me cuidaría como a su hija incluso cuando no me conocía! 

Mi puño le alcanza el rostro, lo golpeo fuerte, con odio y dolor, no por mi, por mi padre, por cada gota de sangre que derramó ese día, por cada lamento en sus labios y cuando me doy cuenta estoy encima de él y en su rostro heridas empiezan a abrirse pero no me detengo porque lo estoy descargando todo sobre él.
Hay gritos, hay pasos que se acercan y luego unos brazos me toman desde atrás agarrando mi cintura y alejándome del maldito de ojos azules.

-¡Te odio!¡ ¿Me oyes bien Jesse Thompson!¡Te odio y el día en que mueras me reiré sobre tu cadáver maldito enfermo! 

Me tapan la boca. ¡Me tapan la maldita boca! 

Pego manotazos a la persona que me aleja, no aparto la mirada de Jesse y de las personas que lo ayudan a levantarse mientras que todavía trato de gritar, incluso cuando bajamos los escalones de cemento sigo pataleando, no descubro quién me carga hasta que me depositan alñ pie de los escalones. Cam. Lo miro enojada.

-Debiste dejarme acabar.- Le gruño cerca del rostro, Cam no se mueve ni un centímetro, tampoco parece intimidado por mi o mis ojos locos, porque sí, estoy segura de que parezco una psicópata en estos momentos.- ¡Maldición!¡Debí dejar que Aria lo asesinara cuando ella quiso!

-Oh vamos Abby, eres mejor que eso.- Se burla Cam, me mira con diversión y sarcasmo, sin duda disfrutando del espectáculo. 

-Tú no lo entiendes Cam, no escuchaste lo que dijo, él iba a matar a James.

Eso parece alertarlo.-¿Qué?¿Ahora?

Suelto un bufido, tonto.

-No, hace un año, cuando él se fue con su padre y eso.

-Jesús, ya me habías asustado.- Hace una mueca y se queda en silencio.- Tal vez debí dejarte propinarle unos cuantos golpes más.- Lo miro apartando los mechones de cabello que se me habían pegado al rostro.

-Sí, debiste.

Lukas se acerca junto a Julian, parecen tranquilos hasta que me ven y entonces la confusión los llena y empiezan a trotar hasta donde estamos Cam y yo.

-¿Qué demonios pasó?- Pregunta Julian con el ceño fruncido.- Parece como si te hubieras caído de los escalones.

Le lanzo una mirada asesina hasta que me doy cuenta de que habla en serio, por preocupación o sarcasmo pero al parecer mi aspecto grita eso al aire.

-Ah no, sólo estaba golpeando a Jesse en la cara, ya sabes, lo normal.- Trato de sonreír pero sólo me sale una mueca cínica que Lukas observa con desconfianza.

-Llevaba esperando ese día por semanas.- Murmura Julian.- Me había estado preguntando por qué no lo hiciste en cuanto llegó al pueblo, ya sabes, por las miradas asesinas que le das cada vez que está cerca.

-Sí, es como si en tu mente imaginaras su muerte una y otra vez.

-No era tan... mala, hasta que descubrí lo de hace unos segundos.- Bajo la voz para que no noten mucho mi amargura, pero supongo que mi rostro me delata.- Y no quiero hablar de eso.

-Perfecto porque hay otras cosas de las que hablar.- Comenta Julian en voz neutral pero sus ojos me advierten que algo ocurre, cuando miro a Lukas lo primero en que me fijo son sus manos inquietas.¿En qué se metió ahora?
-Cam, necesito irme.- Lo escucho carraspear y lanzarme miradas dudosas.- Sí, sí, prometo no volver a hacerlo... hoy.

-Me conformo con eso.- Se encoje de hombros.- No hagas nada que yo no haría.

Le lanzo una sonrisa de lado.- Claro.

Desaparece en la cafetería, yo le lanzo una última mirada hacia la cima de los escalones, Jesse no ha bajado, hay dos razones que pueden ser correctas.

O lo dejé muy golpeado, lo suficiente como para acallar mis gruñidos de hambre por sangre y necesita suturas o algún analgésico.

O teme bajar.

Con cualquiera de las opciones me conformo.

-Vamos.- Nos dice Lukas nervioso, mira hacia ambos lados del pasillo para, seguro, asegurarse de que nadie nos vea.
Los sigo a ambos a la habitación de Julian.

Cuando llegamos al búnker, Aaron y Elis se presentaron con todos nosotros oficialmente y todos dimos uno que otro detalle de nosotros, como por ejemplo, cómo es que nos conocimos y decidimos sobrevivir juntos, cuando llegó el turno de Julian ya estaba decidido que ocultaríamos sus orígenes por su propia seguridad, así que para todos excepto para la familia, él es como cualquier otro chico Origen que al escuchar sobre Caín Warner, quiso buscarlo.
Y Aaron y Elis se lo creyeron.

Escucho con atención lo que Lukas y Julian me dicen, tengo que levantarme de la cama, al cama de Julian para poder procesar todo con más libertad.

-Jesús santo Julian¿Cómo pudiste meter a Lukas en esto? Es demasiado peligroso.

Pero al parecer al Origen de más de quinientos años no le parece de esa forma el involucrar a un crío para comunicarse con agentes cercanos a sus hermanos malvados.

Voy a explicarme mejor, así yo también termino de procesar todo.

Julian, nuestro querido Julian necesitaba comunicarse con sus contactos, agentes confiables que se hacían pasar por trabajadores de su hermano Mauro, dichos contactos le brindaban información a Julian, como por ejemplo, le facilitaron la ubicación de la casa de Caín en Old Town, pero eso ya nos lo había dicho antes, lo nuevo es que consiguió una manera para hacerlo, sin celulares ahora, sin correos, la mejor opción era un mensaje de fuego.

Pero ojo, al ser secreto dicha cubierta, sólo habían tres opciones, tres personas que podían hacer dicho mensaje y enviarlo. Uno de ellos estaba demasiado ocupado investigando lo que le había sucedido a esos soldados heridos, la otra opción estaba demasiado afectada por la muerte de su hermano hechicero y se aisló para que nadie (Incluyendo a Julian) la molestara y bueno, tenemos al tercero, el ganador. Lukas.

Estaba claro que ningún otro hechicero del búnker tenía nuestra suficiente confianza como para entregarle dicho trabajo, además de que descubrirían o tratarían de descubrir quién es Julian realmente.

Así que Lukas todo gustoso por ayudar, envió dicha carta a escondidas de Caín (El mismo que le había ayudado a perfeccionar dicho hechizo). Con lo que no contaban era con la respuesta de dicho mensaje.

Vuelvo a mirarlo en mis manos, se siente tan irreal y al ser obligada a aceptar lo que mis ojos veían nada más que escalofríos y miedo me invadieron. 

Una nota sencilla.
Cuatro palabras.
Un significado claro y terrible.

Voy por ti, hermano.                                  -M.

La cosa está más que clara, los contactos de Julian fueron descubiertos, ahora probablemente están muertos.

Si la idea de mandarle un mensaje de fuego a Sam antes rondaba por mi cabeza, ahora la descarto por completo.
-¿Eso significa que pueden rastrear la ubicación de esta cosa?- Le pregunto a cualquiera de ellos, Lukas es quien me quita la carta, se hace polvo entre sus dedos.
-Ya no.
Suelto aire.-¿Sin tus contactos cómo se supone que los encontremos?- Esto va dirigido a Julian.

-¿Recuerdas lo que Caín y Aaron dijeron sobre seguir a los soldados?

-Por supuesto, que está prohibido porque podemos ser descubiertos.- Le respondo en voz baja, de veras que espero ver a Caín cruzando esa puerta y apuntándonos con un dedo acusador, pero no lo hace, porque él no sabe lo que pasa. Al darme cuenta de las intensiones de Julian mi cabeza empieza a llenarse de ideas, ideas peligrosas y arriesgadas que podrían o no, llevarnos a la muerte, una muerte inmediata o dolorosa.-¿Estás pensando lo que yo estoy pensando?

-¿Están diciendo que sigamos a los soldados para ver hasta dónde nos llevan y lograr localizar a Mauro para asesinarlo y al mismo tiempo buscar a Sam?- Pregunta Lukas con una emoción demasiado evidente, es como si estuviéramos hablando de video juegos y no de algo de vida o muerte.  Parece excitado por la idea y me pregunto por qué, ya que...

-No irás.- Le aclaro.- Si es que llegamos a hacer esto.

Veo el cambio en su rostro, ahora está enojado.-¿Sólo porque tengo dieciséis? 

-No, porque todavía no tienes experiencia.

-¡Oh vamos!¿Cómo la tendré si no me incluyen?- Abro la boca para hacer un comentario más pero él me detiene.- Además, tú ibas a entrenarme¿Cierto?  Pues podemos hacer de esto un entrenamiento básico con todo incluido. Espionaje, velocidad, combate...

-Esto no es básico, es todo menos eso.- Ruedo los ojos.- Cielos, me recuerdas demasiado a mi. 

-¿Eso es un sí?

-Es un "Veremos lo que Caín dice"- Su rostro decae.

-Listo, no iré.- Se resigna negando con la cabeza, Julian sonríe de lado mirando la escena, sí claro, no dice ni hace nada por temor al adolescente hormonal con magia.

-Caín ni siquiera estará de acuerdo con que sigan  a esos soldados.- Prosigue ya sin inmutarse.

- ¿Cómo lo sabes? 

-Sólo lo sé.

-Oh vamos, él es racional.
Veo la burla en su mirada dañina.
-¿Quieres apostar?

                                                   .............................................................

Caín Warner

He escuchado tantos planes alocados en mi vida, la mayoría provenientes de la misma Abigail Williams sentada frente a mi, otros, de mi misma creación. Pero este era demasiado arriesgado, conozco el límite en las cosas y el seguir a esos soldados hasta la guarida del lobo donde sin duda hay cientos o quizá miles de soldados más, es sobrepasar el límite.

Y la respuesta que Julian recibió de su hermano en ese mensaje de fuego lo prueba. Nos había puesto en peligro a todos, por suerte Aaron no estaba en la oficina para escuchar lo que este trío ha confesado en estos momentos.

Veo a Lukas que al parecer encuentra las paredes más interesantes que mirarme directamente a la cara, y luego está Abby que su mirada acosadora me hace querer dichas paredes. Parece una niña pidiéndole algo a sus padres, esa mirada agrandada en su rostro, sonrisa tensa y apretada... es casi escalofriante. 

-No, lo siento, buscaremos otra forma de llegar a los Primeros y a Sam pero esta no es una opción, es demasiado arriesgado.

-¡Eres irracional- Se queja ella, Lukas murmura un "Te lo dije" Por lo bajo y luego me mira.
-Seeh, ya lo veía venir.

Tuerzo el gesto.- Sabes por qué...

-Si, ya comprendimos, es demasiado peligroso.

-Pero ya hemos hecho cosas peligrosas, incluso más peligrosas¿Qué me dices de entrar a un pueblo atestado de Caníbales y cazarlos arriesgando el pellejo en el proceso?- Ella habla apresuradamente, sin duda intenta contener su ansiedad.

-¿Olvidas que casi mueres ahí si no fuera por Sam?

-Por supuesto que no lo olvido, sin embargo logramos quedarnos con el pueblo y sobrevivimos ahí por meses. Hemos hecho muchas cosas así o más arriesgadas, ni siquiera quiero mencionar nuestra lucha contra los cazadores. 

Sabe que la mención de eso es como un golpe bajo, para todos, ese día todos perdimos algo o a alguien.

Ese día perdí a Natasha, ese día Abby perdió su amor hacia Jesse y también se perdió a ella misma, Zack a su hermano, Sam a su mejor amigo.

Pero esos detalles a la gente de afuera, esos que nos proclaman héroes no lo saben o decidieron no prestarle atención. Para unos un día memorable, para otros, un día de oscuridad.

No es un no rotundo, tampoco quiero que me crea el villano, sólo que es demasiado pronto. Para hacer tal cosa como seguir a los soldados hasta su guarida necesita tiempo de organización, no es tan sencillo. Eso mismo se lo explico pero la mirada persistente sigue ahí. Y lo capto, no es sólo por su venganza con los Primeros, es por Sam, su Sam.
-Hagamos algo, dame tres semanas, convenceré a Aaron de hacer redadas de vigilancia, les daremos seguimiento e idearemos un plan, tres semanas Abby, es lo que pido.

-¿Y qué pasa si Sam no tiene tres semanas? Ese mensaje enviado puede alertar a Mauro de más infiltrados¿Y si lo descubren? Caín, no quiero perderle.

-Y no lo harás, es una promesa, sólo déjame organizar las cosas, por favor.- Ella baja la mirada, capto el temblor en su mandíbula, ya sea por enojo, decepción o tristeza.  

Sé lo que es perder a alguien, conozco el impulso que crece dentro de uno al querer arriesgarlo todo por las personas que quieres, por querer recuerperarlas. Yo no pude recuperar a mi familia ni a Natasha pero sé que puedo salvar a Sam.

Los tres se van, antes de que se cierre la puerta Lukas asoma su cabeza.

-Por cierto....¿No irás a cancelar nuestro entrena....?- Le lanzo una mirada, esa mirada y se calla antes de salir disparado lejos.
Logro soltar aire y me levanto de la silla posicionada detrás del escritorio y en su lugar empiezo a caminar por la habitación.

Seguir a esos soldados ya había pasado por mi mente pero eso fue antes de descubrir lo de hoy, antes de escuchar los informes de los heridos.

Los soldados humanos estaban a unas cuadras de aquí, nuestro grupo vigilaba arriba de un edificio cuando vieron lo que sucedió. La historia que Jesse me contó es perturbadora y no sé si incierta, me contó sobre una mujer que salió a la calle y encaró a los soldados, se interpuso en medio del camino y empezó a nombrar a alguien, el nombre de un hombre, lo hizo con desesperación y tristeza, Jesse y los otros piensan que llamaba a su hijo o a su esposo y cuando los soldados bajaron de su camión ni siquiera dudaron en disparar. Ni uno.

Varias personas salieron de sus escondites y los atacaron pero ellos eran demasiado rápidos, demasiado ágiles y fuertes. Y entonces fue cuando los chicos, el grupo decidió salir también y ayudar a esa gente pero salieron más heridos ellos que los soldados mismos.

¿Cómo es que tan sólo cuatro soldados humanos pudieron herir tan gravemente a soldados como los nuestros?

¿Qué esta pasando aquí?¿Por qué son tan insensibles?¿Por qué son tan fuertes, tan ágiles y rápidos? 

Mis pensamientos se disipan cuando capto un movimiento en la habitación, me giro confundido ya que estaba solo, o al menos eso creía, porque Elis está sentada en uno de los sillones, mirándome directamente.

-Tu hijo adoptivo no se veía muy feliz.- Comenta con una sonrisa ladeada. Algo sobre sus sonrisas capta mi atención, siempre parecen ser sarcásticas, siempre parecen estar cargadas de algo más, como un tipo de maldad oculta o simplemente poder.

Sin querer me quedo viendo sus labios pintados de un rojo intenso, aparto la mirada cauteloso.

-¿Hace cuanto estás aquí?

-Lo suficiente como para notar tu preocupación.- Se levanta y camina hacia el escritorio, abre un  cajón sin dejar de verme y saca una botella de vino.-¿Te apetece?

A pesar de que la propuesta me llega hasta los huesos y mi cabeza me susurra la palabra sí muchas (Demasiadas) Veces, niego con la cabeza.

-No es buena idea, en estos momentos debo tener la mente clara y el vino produce la reacción contraria.

Ella tuerce el gesto.

-Creo que te juzgué mal.- Comenta mientras se sirve un vaso y luego saca otro del mismo compartimiento que la botella y lo llena, dejándolo en el escritorio, por si decido acceder, no lo hago, sólo me siento con las piernas cruzadas frente al sillón donde se encuentra ella en la misma posición.

Su comentario me confunde.

-¿A qué te refieres con eso?

-Esa noche en que nos conocimos, cuando...- Rueda los ojos.- Me salvaste según tú de esos Caníbales, pensé que vi algo en tus ojos, algo como...- Chasquea la lengua y ladea su cabeza, su cabello platinado le cae como cascadas por los hombros hasta por debajo de los pechos. ¿Pero por qué rayos le estoy viendo los pechos? ¿Por qué sigo haciéndolo?
Me levanto de golpe y voy por el trago, me lo bebo de golpe y luego me acerco a ella para que me sirva más, lo hace, sonriendo de manera maligna y con chispa en sus ojos, pero no una chispa de fuego sino de electricidad, como su don.- Ya lo recordé, era vida la que veía en ellos, pensé que no serías un amargado como Aaron pero me equivoqué, supongo que por esa mirada asesina que me lanzas es que muchos o te temen o te ven como lo que eres.

-¿Y qué soy?- Le pregunto como un reto, la voz me sale ronca.

-Un líder.

-¿Y tú quién eres?

Parpadea confundida.- Yo.... yo no soy nadie.- Se levanta buscando espacio.

-Cuando venimos nos pidieron una historia, nuestra historia pero la tuya no me convence.- La sigo hasta frente al mapa, ella me da la espalda. 

Debería dejar este juego, este maldito juego que me ha seguido desde que nos conocimos, sus miradas como si supiera algo de mi que yo no o sus sonrisas llenas de secretos o mis miradas cargadas de algo que no estoy dispuesto a admitir.

No es sano, no es amor, es algo más, algo eléctrico y fogoso, carnal y excitante.

Algo que no había sentido antes, por nadie ni nada.

¿Será que esto que siento es porque no he estado con una mujer por casi un año? ¿Es porque necesito sentir un cuerpo contra el mío, caliente y sudoroso o porque justamente necesito el de ella?

Algo hierve dentro de mi, ella lo enciende.

-¿Cuál es tu historia?- Le pregunto yo, mi voz siendo un susurro, un ruego comprometido.

Ella se gira, encarándome y en sus ojos puedo ver el mismo deseo que en los míos. 

¿Lo sientes, verdad?  Quiero, no, necesito preguntárselo porque no quiero hacer un movimiento brusco si ella no lo quiere.-¿Quieres hablar?- Le pregunto rozando un mechón de cabello y al mismo tiempo su cuello.-¿Por qué estás aquí, Elis?¿Qué quieres de mi?

Ella se acerca, sus manos recorren mis hombros, sus uñas tanteando mi la piel por encima de mi camiseta, su boca está entreabierta pero no parece agitada, yo tampoco lo parezco pero por dentro... por dentro me estoy quemando.

-Quiero que me ayudes con algo.- Me dice en un tono parecido a un ronroneo oscuro.

Sus manos ahora están tocándola parte trasera de mi cuello, se acerca a mi hasta el punto en que sus cuerpo choca contra el mío, su boca... tan cerca de la mía.  

-Dime qué quieres.- Le ordeno en voz baja, acercando mi rostro al suyo, mi boca a su oreja, suelto aire poco a poco a propósito y ella se estremece, yo sonrío de lado.

-Quiero que me tomes.- Susurra en mi oído y yo la tomo de la cintura en cuanto lo dice, la insto a subir, ella envuelve sus piernas a mi alrededor y la cargo hasta el escritorio, mientras camino mis ojos no se despegan de los suyos y aunque quisiera ver sus labios carnosos y rojos tentadores no lo hago porque sus ojos me llaman, me cantan, me hechizan.

Siento sus uñan recorrerme, haciendo que la piel se me enchine.

Le ordeno a las cosas del escritorio que se aparten y estas salen volando y chocan contra el suelo con un ruido estridente, ni ella ni yo las vemos, no nos interesan.

La apoyo en el escritorio, ella no desenvuelve sus piernas de mi y yo no aparto mis brazos de ella, mis manos viajan hasta por debajo de su camisa y tocan su piel fría y suave, la veo deleitarse con mi calidez natural.

-Voy a tomarte.- Susurro a centímetros de sus labios.- Junto aquí.- Y entonces me inclino hacia ella para por fin poseer esos labios, labios con los que he tenido sueños, que acompañan a sus caricias y besos prohibidos.

Sus labios tocan los míos y entonces.

-¡Por favor no me dejes sin mis entrenamientos de mag... oh mierda!- Me separo de Elis y miro hacia la puerta sorprendido por la presencia de Lukas, un Lukas con los ojos tan abiertos como un búho y parece pálido. Entrecierro los ojos en su dirección.

-Voy. A. Matarte.- Murmuro con los dientes apretados. Lukas suelta una risita tensa.

-Lo siento, ya me voy.-Se apresura a decir nervioso, se empieza a retirar pero entonces vuelve a asomar su cabecita de chorlito y se dirige a Elis esta vez.- Por cierto, no seas brusco con él, es virgen.-  Abro mis ojos y entre abro mi boca pero antes de que pueda decirle (O hacerle) Algo, él ya no está.

Elis se está riendo, aún sobre el escritorio, la miro.

-Oh mierda, te has sonrojado.- Se ríe con más fuerza.

Esta vez le pongo seguro a la puerta, con sólo un movimiento de manos y voy hacia ella, tomándola de la nuca.

-No hables.- Murmuro contra su boca.
Y entonces la beso y se siente... tan bien. 

Los observo pervertidos 7v7
¿Cómo están? Aquí les dejo un regalito, como he avanzado bastante últimamente en los capítulos decidí publicar un extra esta semana, espero que les haya gustado.
Se viene lo interesante chicos, una personita regresará al grupo así que... 7v7

Por cierto, déjenme saber ¿Qué opinan sobre lo que Jesse hizo? Sobre por qué asesinó a Natasha ¿Lo odian? ¿Creen que merezca el perdón de Abby o el de ustedes?
Comenten, quiero saber, estaré leyéndolos.

Saludos.

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