Capítulo 5
Abby
Es como un suspiro, un soplo de aire fresco al despertar, un sentimiento frío que me recorre las venas de pies a cabeza, a pesar de que cuando abro los ojos no hace tanto frío.
Oscuridad, oscuridad absoluta y un colchón cómodo debajo de mi cuerpo, sábanas limpias con olor a lavanda, una almohada que se hunde bajo mi peso y silencio.
No me muevo de inmediato, porque mi cabeza aún latente de dolor me produce náuseas pero mi mente reacciona como por un rayo que me golpea de inmediato.
¿Dónde estoy? ¿Qué me pasó?
Lo último que recuerdo es haber caído al suelo y escuchar voces lejanas, luego una luz y silencio.
El pánico me invade.
¿Y si causé un escándalo y atraje a los agentes de los Primeros y ahora estoy bajo sus garras?¿Dónde están los otros?
Me levanto y golpeo mi cabeza con algo duro, emito un gemido mientras sobo mi cabeza y tanteo con la otra mano con lo que choqué. Metal y algo suave.¿Acaso es una litera?
Me muevo en la oscuridad, hay una luz roja en lo alto de la pared frente a mi, es la única luz y es tan baja que no ilumina ni el suelo, ni siquiera puedo ver mi mano cuando la levanto frente a mi. Estoy encerrada¿Es eso? Estoy en problemas.
Y luego vienen los recuerdos, los ecos de mis pensamientos que pasaron por mi mente cuando me retorcía de dolor. La revelación del por qué me sucedió. Sam.
Un jadeo se escapa de mi garganta y yo apoyo mi peso sobre la pared mientras trato de no hiperventilar.
Sam estaba siendo herido, estaba pasando por demasiado dolor.
Trato de calmarme, de sentir esa conexión entre nosotros y me asusto al darme cuenta de que la cuerda imaginaria que nos mantiene unidos, es tan débil que con costo y logro sentirla y su corazón, oh, su corazón latente se escucha tan lejano que algo dentro de mi se rompe. ¿Qué ha pasado?
Mi cabeza impacta con algo cuando intento controlar mis temblores y entonces la luz se enciende. Parpadeo desconcertada aún respirando con dificultad por el miedo y el pánico en mi interior y veo la litera en la que estaba y la litera al otro lado de la habitación, ambas de dos pisos, entrecierro los ojos en dirección a la que me encontraba y avanzo hacia ella, notando el levantamiento del metal en el lugar que golpeé con mi cabeza. Meneo mi cabeza, negando ante la situación, seguro ya estaba así antes, sólo alguien realmente fuerte o con cabeza de piedra lograría levantar y resquebrajar de esa manera el metal y sin duda, la fuerza no es mi don.
-¿Pero qué mierdas estoy pensando?- Me regaño a mi misma en voz alta.- Debería salir de aquí, buscar a los otros.
Busco un arma, algo que pueda servirme para atacar a cualquiera que intente negarme la salida y cuando palmeo mi ropa noto el material suave de una pijama y miro embobada las piezas que me cubren. Desde hace semanas no uso algo tan cómodo y sin duda, hace bastante que no me había sentido tan limpia.
Más pánico.
¿Quién me duchó? ¿Quién me curó de aquel horrible dolor?
Bloqueo el resto de las preguntas cuando miro la puerta de metal que sin duda había ignorado antes y vamos, estaba a centímetros de donde había estado recostada antes.
Si está cerrada con llave, significa que soy prisionera y que si logro salir seré un blanco inmediato.
Si no lo está significa que.... bueno, no sé pero lo averiguaré.
La manija sede y con el corazón latiendo a mil por hora, jalo la puerta.
No abre.
Los nervios me invaden y murmuro maldiciones mientras intento otra vez hasta que... En vez de jalar la empujo y casi me caigo al suelo cuando esta se abre.
Me río histéricamente por mi idiotez, genial¿Será que la locura por fin vino por mi?
y entonces miro a mi alrededor dejando todo pensamiento atrás y me quedo sin habla,
sintiendo un hielo en mis huesos increíble, como una carga de energía dentro de mi.
Concreto.
Paredes y paredes de concreto. Tan fuertes y gruesas, casi impenetrables.
Arriba hay lámparas largas que alumbran el pasillo en donde me encuentro ahora y mirando a ambos finales de este, me doy cuenta de que hay más pero ni una sola persona cerca.
Me preparo mentalmente para.... nah,¿A quién engaño? Estoy aterrada, me siento débil y al mismo tiempo ansiosa pero si alguien viniera desde el final del pasillo y corriera hacia mi con un arma, no estoy segura de que pudiera defenderme como usualmente lo hago, porque es como si estuviera llena de hierro por dentro, demasiado pesada, demasiado cansada y mis suposiciones sobre lo que le pasa a Sam no ayuda. Es como si él se encontrara al otro lado del mundo a penas respirando y yo... yo no sé qué hacer al respecto, ni siquiera sé si caminar hacia la derecha o izquierda del maldito pasillo fantasmal.
Miro a ambos lados.- Derecha o izquierda.- Me digo en voz alta, lo que tal vez fue un error porque mi voz retumba en todo el lugar.
Me decido por la derecha.
Trato de no hacer ruido mientras camino y me voy apoyando en la pared por si mi fuerza falla, y es cuando me doy cuenta que hay algunas puertas a lo largo del pasillo, todas a una distancia prudente de la otra. ¿Celdas?¿Pero por qué dejar la mía abierta?
Una idea me viene a la mente y tomo la manija de una de ellas para abrirla. Debo ser sincera en algo, no sé lo que hago sólo lo hago y ya.
La puerta no hace ruido al abrirse y dejo unos centímetros para ver si escucho algún sonido extraño pero no hay ruido, ni pláticas ni gritos así que me asomo y cuando los veo, cuando veo a esas personas vendadas y acostadas en esas camillas se me cae el alma a los pies.
¿Qué es este lugar?
La habitación es como en la que me encontraba, espaciosa, con literas, sólo que esta no está vacía, las literas están ocupadas con personas heridas y dopadas.
Trago duro mientras camino dentro, busco algo en la habitación que me sirva como arma y cuando veo unas jeringas al lado de unas vendas corro hacia ellas sin pensarlo dos veces, quito la delgada y frágil tapa de tres de ellas y las empuño en mi mano, no son para esos heridos, ellos ni siquiera está despiertos.
Las dudas me consumen y decido acercarme a las literas para verlos mejor y tal vez así entender algo de lo que pasa.
Una mujer, tal vez de la edad de mi madre, tiene el torso y el pecho vendado, en el costado derecho la sangre mancha el vendaje y se le notan varias contusiones en el rostro, sin duda está herida y cuando miro a los otros tipos, desde jóvenes hasta adultos me doy cuenta de que todos están igual.
Estoy mirando fijamente a la mujer cuando una mano se posa en mi campo de visión y yo salto hacia atrás soltando un chillido bajo y cayendo sobre mi trasero dolido. Las jeringas no dejan mis manos ni cuando el dolor en mi espalda se vuelve insoportable.
Miro hacia arriba resignada a ver a un hombre tratando de atacarme pero me doy cuenta de que la mano es de uno de los heridos que está acostado en una de las literas de arriba, suelto un respiro aliviado y me incorporo.
Compruebo que no he despertado a ninguno y luego salgo de ahí, el pasillo aún está en silencio cuando cierro la puerta tras de mi.
Y cuando llego al final del pasillo me encuentro con tres opciones, dos a los lados y una en frente, podría doblar a la derecha o a la izquierda o simplemente seguir recto o devolverme y ver las opciones del otro lado, esto es como un laberinto, pasillos y pasillos que se conectan entre sí.
Mi cabeza está en blanco, si elijo sería por impulso no porque tuviera un leve indicio de a dónde me dirijo, ni siquiera sé qué haré cuando me encuentre con alguien. No sé si los que me tienen aquí son buenos o malos, o si mi familia está aquí conmigo y por eso sigo caminando, sigo recto y cuando se me presenta la siguiente oportunidad doblo a la izquierda y sigo así, caminando y caminando a ciegas hasta que doy con unos escalones de concreto que van hacia arriba y antes de subir miro hacia atrás para encontrarme con que hay un rótulo que me indica que vengo del pabellón A, me pregunto cuántos pabellones recorrí y cuántas puertas exactamente pasé. Bajo de manera silenciosa ocultando mi mano con las jeringas detrás de mi, a mi izquierda hay un largo pasillo medio iluminado ya que una de las lámparas está parpadeando, lo que le da al lugar un toque más tenebroso pero a pesar de la escasa luz noto el rótulo de duchas al final del pasillo y una entrada abierta a la izquierda antes de llegar a las duchas, a mi izquierda hay ruido, voces, puedo escuchar a personas reír y conversar, lo que me hace desconfiar de inmediato.¿Quién puede estar riendo en tiempos como estos?
Cuando me asomo a ese lado del pasillo noto el rótulo de la cafetería en letras blancas que cuelga del arco cuadrado en la entrada. Pero me doy cuenta que para ver a las personas dentro tengo que avanzar bastantes pasos por ese pasillo y es bueno porque significa que ellos tampoco pueden veme. Así que tomo el pasillo de enfrente caminando de puntillas y rezando porque la gente que come no les de por ir al baño o a las duchas porque sino me verían y eso sería malo, muy malo.
A medio camino ya dejando las duchas y la cafetería atrás veo las entradas a ambos lados del pasillo, otros pasillos con varias puertas a lo largo. Sin duda este lugar es cómo un laberinto. Paso ambas entradas sin molestarme en averiguar de qué se trata en esta ocasión y cuando llego al final del pasillo me topo con otros escalones largos que van hacia arriba nuevamente. ¿Más arriba aún?¿Es que acaso vengo del infierno y no lo había notado?
Hay otras dos entradas a cada uno de mis lados antes de llegar al pie de los escalones pero tampoco me detengo a observar y subo, subo casi corriendo porque algo en mi me dice que estoy cerca de encontrar la salida. Pero entonces me quedo de piedra cuando un mar de rostros se giran hacia mi. Cientos de personas, todas viéndome.
Y es cuando me doy cuenta de que estoy perdida.
Dudo entre bajar otra vez los escalones y correr pero sería estúpido porque este lugar es desconocido para mi pero para estas personas debe ser tan fácil encontrar cada pabellón como lo sería para mi encontrar mi vieja casa en Old Town, aún con todo esos destrozos. Así que me quedo parada, firme y con las agujas en mi mano lista para atacar aún si tengo que descargar sobre ellos hasta la última onza de mi agotada energía.
Y en ese gran espacio lleno de cientos de personas murmurantes rostros noto cosas que llaman mi atención.
-Es ella.- Escucho decir a alguien, no reconozco de quién procede su voz.
-Ha despertado.- Dice alguien más.
-Sin duda luce mejor que cuando...
-Shhh luce asustada.
Cuando doy dos pasos al frente los veo retroceder y eso también capta mi atención. Mi corazón late tan rápido que creo que podría explotarme fuera de los oídos.¿Qué está pasando? ¿Quiénes son ellos? ¿Por qué no me estacando? Un momento.... Esa tarima...
Miro hacia la tarima a mi izquierda y a las personas sobre ellas a quienes sin duda reconozco.
Los miro a ambos mirarme sorprendidos y él aún más que de momento a otro baja de un salto de la alta tarima mientras que la multitud se aparta como un mar abriéndose a la mitad y camina hacia mi a paso decidido y yo no puedo contener un jadeo o evitar que el alivio invada mis venas.
Suelto las jeringas y corro hacia sus brazos.
-Caín.- Murmuro contra él. Y es ahí cuando lo acepto, cuando me doy cuenta de cuán asustada estaba.
-Estás despierta.- Murmura aliviado en mi hombro. Yo sigo sin dejar de ver a todas las personas aquí y a Aaron aún parado en la tarima, entonces unos rostros emergen de los desconocidos y reconozco a mi familia viniendo por mi.
-Dios mío.- Natalia chilla al verme.- Al fin.
Caín me suelta y voy sin dudarlo a los brazos de mi mejor amiga.
-¿Qué es esto Natalia?¿Dónde estamos?
Ella me aparta levemente y me mira con ojos sorprendidos.
-¿Aún no lo sabes?
Veo hacia las paredes de concreto que parecen impenetrables, sin duda este lugar es seguro y... secreto. Miro a la multitud, al centenar de personas que miraban a Caín y a Aaron sobre esa tarima con admiración antes de que me miraran a mi sorprendidos y vacilantes, entonces lo comprendo, estaba demasiado asustada para verlo antes, no me había detenido a pensar en las posibilidades, es unas buenas posibilidades hasta ahora.
-El búnker, estamos en el búnker.- No puedo contener mi alegría, ni siquiera en mi voz y cuando la veo asentir, comprobando mis palabras es como si algo dentro de mi se aclarara. Paz, un poco de tranquilidad me invade.
Y entonces miro a Aaron viniendo hacia aquí con una sonrisa amable en su rostro.
-Bienvenida Abigail Williams, te hemos estado esperando.
¿Esperando?
Al parecer él nota mi confusión porque su mirada se ablanda.- Tranquila, te lo explicaremos todo pero primero debes comer algo, has estado dormida por días.
-¿Cuántos?- Pregunto rápidamente sin poder evitar darle una mirada de desconfianza a Aaron. ¿Quién era él realmente?
-Dos.- Me contesta Caín.- Tenemos mucho de qué hablar pero primero tienes que comer.
-Y ponerte algo más bonito.- Agrega Jordy.- Porque perdón pero pareces vagabunda y créeme que todas estas personas están esperando conocer a la guerrera no a la vagabunda.
Frunzo el ceño.-¿La guerrera?- Pregunto extrañada.
-Somos leyendas, Abby, incluso tienen apodos para nosotros.- Sonríe de lado.
Esto es demasiado para procesar y más para mi cabeza adolorida, me limito a asentir, como si tuviera alguna idea de lo que hablan y trato de sonreírle a las personas que no dejan de verme y no parecer asustada por sus miradas acosadoras.
Así que me dejo guiar por mi mejor amiga de regreso por los escalones mientras me agarra del brazo, Sabrina, Maggie y Elis nos acompañan.
Cada paso que doy me recuerda a las arenas movedizas y cómo se comen todo lo que las pisa, con cada paso siento que me hundo, odio esa sensación tanto como odio el no saber qué pasa.
Natalia parece tensa a mi lado, un recordatorio de que me ocultan algo y no saben cómo soltarlo y las chicas que nos siguen desde atrás están demasiado silenciosas, como si aguardaran, como si aguardaran algo.
-Así que Aaron es el líder.- Decido cortar el silencio.- Debí saberlo, su forma de hablar, de pararse, en realidad parecía un líder.
Natalia asiente mirando al frente, pasamos las primeras entradas que estaban al pie de los escalones.- Estas son las oficinas de Caín y Aaron.
-¿Entonces Aaron le cedió el título a Caín?
-No, ambos son líderes, si hay un problema entones lo discutirán entre ambos sin dejar al otro fuera.
Vaya, eso es sorprendente, no estoy segura de que estuviera dispuesta a hacer lo mismo si yo fuera Aaron, seguro vacilaría y dudaría del otro casi todo el tiempo hasta que ganase mi confianza.
Nosotras seguimos caminando por el largo pasillo hasta que llegamos a las siguientes entradas.- Estos son los dormitorios, todo el grupo se ha estado quedando en los dormitorios del ala este.- Señala a a su derecha.- Tu dormitorio está ahí también, vamos, tenemos que cambiarte de ropa.
Me dejo guiar sin vacilar.-¿Qué era el lugar en el que desperté?- Le pregunto sin apartar la mirada de las numerosas puertas, el pasillo es suficientemente ancho como para que pasen al menos cuatro personas al mismo tiempo.
-Es la enfermería, ahí tratan a los heridos en combate, hay varias habitaciones como en la que despertaste para aquellos que no pueden ni moverse por las heridas y necesitan recuperarse.
-Sí, noté que eran muchas, parecía un maldito laberinto.-Ella finge una risa y eso me confirma todo, algo pasa.
Dejo de caminar y por ende ella también. El miedo se apodera de mis venas, levantando un frío sepulcral en mi columna vertebral.-¿Qué es Natalia? Sé que algo me estás ocultando.
-No es nada Abby, sólo... vamos a cambiarte.
Trata de agarrarme el brazo otra vez pero lo aparto.- Lo sabes¿Verdad? Sabes lo que me pasó, el por qué estoy así.
Ella se queda callada y aparta la mirada mirando hacia atrás de mi, hacia las chicas y yo me giro hacia ellas que tienen la misma mirada de culpabilidad.- Ustedes también lo saben.
Bajan la mirada y yo...yo las odio por eso.
-Natalia, eres mi mejor amiga, mi hermana y confío en que me lo dirás ahora mismo¿Qué está pasándome?- Pero su silencio es comprometedor. Hago un esfuerzo para no explotar ahí mismo y aclaro mi cabeza, buscando preguntas claves que quizá la haga contestar solamente con la mirada.-¿Es Sam?¿Es él verdad? Algo le pasa.
Asiente cabizbaja y ahí mismo siento como si algo presionara mi pecho.
-Lo siento Abby, creemos que...- Su voz se quiebra y yo retrocedo un paso, buscando estabilidad. Me falta aire.
-No lo digas Natalia.- Le dice Sabrina.- Aún no.
-No.- Le ordeno yo, a ambas.- Dímelo Natalia, ahora.
Ella viene hacia mi y me toma de las manos, es cuando me doy cuenta de que las mías tiemblan.
-Creemos que él está muerto.
-No.- Digo de inmediato, con quizá un tono más alto del esperado.- Es imposible, puedo sentirlo, puedo escuchar sus latidos, él está vivo.
Sus ojos se abres por la sorpresa.-¿Aún escuchas su corazón latir junto al tuyo?
Yo asiento temblorosa.
-Es lejano, casi doloroso pero sí, sé que él está vivo.
-Pero no sabemos en qué condiciones.- Se acerca Sabrina.- Imagínate en qué estado debe estar para que sus latidos a penas sean prescindibles para ti. Cam y Devon que son compañeros y también conocen a Sam desde hace mucho tiempo saben cómo es el vínculo, pensamos que ese dolor agonizante que tuviste fue porque sentiste su muerte, no era tu dolor, era el de él.
Puedo recordarlo, en parte porque algo de ese dolor aún sigue en mi y también por lo horrible que fue, la luz tragándome me recuerda a cuando casi muero desangrada en Old Town y Sam tuvo que traerme de vuelta. Esa luz... esa luz que consume tu alma.
¿Es eso entonces?¿Será que en ese momento Sam estaba a punto de morir?
Me agarro el pecho para tratar de aliviar el dolor que se asoma a través de mi corazón.
La necesidad de encontrarlo se hace más importante que la necesidad de respirar misma.
-Está vivo, eso es lo que cuenta.- Murmuro en voz baja, tratando de que los sollozos que amenazan con salir de mi garganta se queden donde están, atascados, como me siento yo en estos momentos.- Pero¿Por cuánto tiempo más?
Miro a las chicas que me rodean, las miradas comprensivas en sus rostros.- Necesito encontrarlo.
-Y lo haremos.- Me asegura Elis.- Fue una de las condiciones de Caín, antes de ir en contra de los Primeros teníamos encontrar a tu compañero.
-¿Caín ha dado ese mandato?- Pregunto sin aliento y ellas asienten.
-Vamos a encontrarlo pero primero tú debes estar en condiciones de buscarlo, estás débil ahora y necesitas fuerzas para lo que viene.
De algo estoy segura y es que por todo lo que me han hecho, por cada cosa que me han arrebatado ellos sufrirán.
Hay una parte oscura en mi, quizá haya una parte oscura en cada quien, la que uno trata de ocultar, la que sale cuando uno menos espera o cuando uno quiere pero no admite, es el monstruo, la sombra de nuestra alma, la parte corrompida, podrida que no podemos evitar poseer, el legado de Adán y Eva y la manzana prohibida, una manzana que mordemos cada vez que esa parte nuestra sale a la luz, tanto tiempo escondiéndola que estoy cansada de ello, ya no me avergüenzo ni trato de evitar lo que soy, fuego y sombras, cenizas y hierro, en eso me han convertido, soy el monstruo que ellos crearon, ahora sólo falta que reconozcan a su creación.
Traeré a Sam con vida, es una promesa que me hago desde el alma y que el diablo mismo se adueñe de mi alma si ocurre lo contrario.
Asiento hacia ellas, las chicas que se preocupan por mi y me dejo guiar a lo que supuestamente será mi habitación.
Mi vacío se llena de odio y aunque sé que eso es malo, dejo que aquello fluya y se apodere de mis venas porque estoy segura que en cuanto Sam esté de nuevo conmigo, él llenará ese vacío no con odio sino con amor.
Miro a mi alrededor cuando entro con ellas detrás de mi.
No hay ventanas por supuesto ya que estamos bajo tierra, la habitación, o cajón como mi mente lo llamó en cuanto lo vio, es pequeño y sencillo. Una litera pero no doble como en la que desperté hace rato y un ropero pegado en la pared del fondo. Sólo eso, al menos diez pasos y ya estaba en el tope de la habitación.
-Pensé que compartiría habitación, son demasiadas personas¿Cómo es que caben todos aquí?
Es Elis quien me contesta y lo hace en tono orgulloso.- El lugar es engañoso, pero hay más de doscientas habitaciones sin contar a las del área médica.
Natalia se dirige al ropero y saca unos pantalones oscuros, una camiseta negra y unos botines militares.
-Vaya, hace rato que no siento olor a ropa limpia.-Digo asombrada cuando toco y huelo el material.
-A diario salen grupos que traen comida, agua, ropa, medicina y a veces incluso a nuevas personas que están dispuestas a luchar con nosotros.- Contesta Maggie.- Son geniales.
-Supongo que eso es lo que hacían esa noche antes de que el ataque de los Caníbales ocurriera.- Le digo a Elis, no es una pregunta pero igual contesta.
-No exactamente, ya había un grupo cerca pero era un grupo de vigilancia, ellos nos informaron y nosotros, uno de los grupos de combate salimos a ayudar a la gente.
Eso me deja sorprendida.-¿Entonces lo han hecho antes?¿Ayudar a las personas?
-Cuando podemos sí, hay ocasiones en las que incluso nosotros sabemos que son demasiados o que es demasiado peligroso para intentarlo pero tratamos de salvar tantas vidas como podemos.
- Me alegra escuchar que Aaron no tiene las mismas ideales que Scott.- La veo tensarse.
-A mi también, fue una época oscura a su mando y en el de... ella pero gracias a ti eso cambió, Caín nos contó que fuiste tú quien los derrocó a ambos.- Yo asiento.- Eres increíble, tus habilidades de lucha son impecables.
-Eso se lo debo a mi compañero, él me enseñó a pelear como una cazadora sin dejar de ser quien soy.- Su sonrisa aminora entendiendo la situación en la que me encuentro.
-Tu traje está a salvo, lo colgamos en el ropero, con todas sus armas en su lugar.
-Te lo agradezco.- Asiento en su dirección.
-Bueno, te llevaré a las duchas y luego iremos todas a comer.- Me indica Natalia. -aún hay mucho de qué hablar.
El agua que cae sobre mi, ni siquiera la siento, no noto la cerámica bajo mis pies o la pared de concreto en la que estoy recostándome, y ahí, bajo el chorro de agua fría dejo salir las lágrimas que me habían estando oprimiendo el pecho.
No puedes estar muerto ¿Me entiendes? Tú debes esperarme del otro lado del abismo .
Un sollozo retumba en las paredes de las duchas y sé que Nat está del otro lado del cubículo, uno de tantos que hay aquí pero si me escucha no lo menciona cuando salgo envuelta en la toalla limpia color verde musgo.
Me visto y trenzo mi largo cabello sin importarme de que aún esté mojado y luego voy hacia la cafetería donde me doy cuenta, todos nos han dado un espacio a solas, a las chicas y a mi.
Hay varias mesas metálicas redondas con bancas pegadas al suelo, todas vacías y Natalia me lleva hacia donde uno puede servirse la comida, me hace escoger entre frijoles o maíz y agua o café y luego de eso caminamos hacia la mesa que ocupan Sabrina, Maggie y Elis.
Primero, todo está en silencio, ellas si niegan a hablar a menos de que mi plato esté vacío y mi botella de agua quede arrugada y con nada más que gotas.
Y cuando por fin termino y cumplo su pedido, me preparo.
-Ninguno de nosotros tuvo suerte al principio.- Dice Elis con noto neutral.- El reinado de Scott fue oscuro, sus visiones eran malvadas y una vez que estabas dentro no podías salir, la gente aceptaba unirse porque él nos atraía con mentiras hasta que lo asesinaste, a él y a su compañera, lo supe, Aaron lo supo también, nosotros estábamos en unas celdas.
-¿Por qué?- Pregunto con la boca seca a pesar de que me bebí toda una botella de agua.
-No queríamos iniciar una guerra en vano, no cuando el verdadero enemigo estaría intacto, nos negamos y nos encerraron. Así que cuando se supo que murió, todos se volvieron en contra de los hombres de Scott,nos sacaron a todos de las celdas y Aaron se levantó, no sobre nosotros sino con nosotros , lo aceptamos como líder, fue un buen líder desde el principio. Las celdas están vacías ahora. Creamos grupos de medicina, de combate, de limpieza, tenemos cubierto todo, todos estamos dispuestos a pelear, nosotros, todos nosotros teníamos la esperanza de que su grupo se levantara otra vez, que Abigail Williams, la guerrera que venció a nuestro verdugo viniera hasta aquí, que encontrara el camino hasta nosotros para poder unirnos a su lucha.
-La guerrera y el líder.- Dice Natalia en voz alta con tono orguloso.
-¿Qué?- Le pregunto yo.
-Es como los llaman, la guerrera y el líder.
Miro hacia Elis, ¿Ella, todos aquí ya nos esperaban?
-¿Están dispuestos a morir con tal de que los Primeros sean derrocados?- Le pregunto a ella directamente ya que conozco la respuesta de Natalia, Sabrina y Maggie, ellas sí están dispuestas, al igual que mi familia, al igual que yo.
-Totalmente, cada uno de nosotros, nos ponemos a disposiciones de ustedes, seremos uno si eso es lo que quieren, si es lo que necesitan para vencerlos.
-Voy a aclarar algo, no soy una líder, Caín lo es así que quien realmente los guiará a la gloria será él, yo estaré en frente del combate, protegeré a mi gente, ese es mi puesto.
-No esperamos menos de ti.- Me contesta ella.- Creo que sería bueno que los conocieras, que les muestres que los rumores son ciertos y no cuentos que la gente sin esperanza inventa, enséñales de qué estás hecha para que ellos puedan levantarse contigo.
Me toma la mano fuertemente y una leve carga eléctrica pasa por mis dedos, no me hace daño pero hace que los pelitos de mi brazo se enchinen.
Soy esperanza, un rayo de luz en medio de la tormenta, es lo que soy para ellos.
Para mi es irónico ya que a veces incluso yo la pierdo, incluso yo no la tengo a veces pero para otras personas yo soy suficiente.
¿Cuánto habrán perdido hasta qué punto para poner su fe en una desconocida?
Con cada paso que doy para subir los amplios escalones el hierro en mi sangre se solidifica, mi pecho se ensancha.
Lo tenemos, tenemos lo necesario para empezar.
Tenemos un techo estable,
un ejército,
armas,
y lo más importante, nos tenemos a nosotros mismos.
Y el día en que estemos frente a ellos, listos para atacarlos, nosotros aullaremos y nos alzaremos, levantaremos nuestros puños y nuestras voces contra ellos.
Ya no somos solamente personas heridas, no somos solamente sobrevivientes, somos el futuro de este mundo.
Los rostros empiezan a girarse, sin duda notando nuestra presencia, Caín y Aaron paran de hablar para vernos también.
Mi mentón está levantado y mis hombros firmes mientras camino hacia la tarima, subo los escalones hasta llegar hacia arriba al lado de los dos hombres de alto rango. Aaron asiente de modo de saludo.
-Es bueno verte recuperada del todo.
Aún no lo estoy.
Sin embargo no contradigo y me limito a sonreír de lado.
Señalo la multitud atenta.-¿Puedo?
-Por supuesto.- Contestan ambos y yo les doy la espalda par dirigirme a mi gente, a los que se mantienen de pie en medio de la tormenta.
-Mi nombre es Abigail Williams soy una origen de fuego que como ustedes, ha sentido miedo.
He perdido mi hogar, he perdido a gente que me importa, incluso he llegado a perderme a mi misma en ciertas ocasiones, pero aquí estoy ahora, no de rodillas, no de cuchillas, de pie y con la frente en alto, no en pedazos, en una pieza y estoy lista para luchar contra los Primeros.- El vitoreo empieza a alzarse entre la multitud, con cada silbido, con cada aplauso que dan, en mi pecho algo se levanta, algo se endurece, siento el martilleo de sus esperanzas en mi corazón.-¿Pueden escucharlo?- Les pregunto alzando la voz, mi voz resuena en las paredes pero ellos no paran de vitorear y sonrío ante eso, señalo mi odio.-¿Lo escuchan? ¿Saben qué es?
Miro a Caín, miro a Aaron que sonríen abiertamente, en sus ojos puedo ver lo mismo que en los ojos de los que están gritando por esperanza, veo un brillo poderoso, no veo mi reflejo en estos momentos pero estoy segura de que lo tengo también, me giro levantando mi puño al aire.
-¡Es la revolución que se aproxima!- Grito a todo pulmón, mi voz no se rompe, se mantiene firme.
No pueden mantenernos abajo porque nosotros nos levantaremos siempre.
Seré la guerrera, Caín será el lider y todos venceremos, el mundo no arderá por siempre.
Veo puños levantarse en el aire, a la gente gritar furiosos y llenos de sed de justicia.
Busco con la mirada a Julian, lo encuentro en primera fila mirándome, me saluda con la cabeza y levanta su puño derecho al cielo y gritando junto con el resto.
Estamos listos.
Hola mis Orígenes, decidí subir hoy el capítulo en vez de mañana porque en mi país es el día de la madre y quiero celebrar con ustedes esto.
Hay algo que debo admitir y es que en mi país las cosas están difíciles, el gobierno ha estado matando a los estudiantes y estos se han levantado al igual que el pueblo, me parece algo sorprendente que lo que yo he escrito sobre cómo es la guerra, aquí en Nicaragua lo vivimos realmente, la parte final se la dedico a mis lectores de NICARAGUA y VENEZUELA que hemos estado luchando contra la opresión y se la dedico a las madres que me leen porque sé que también me leen❤❤.
Un saludo, hasta la próxima.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro