Capítulo 35
Sam Morrison
En esta vida he sido muchas cosas.
He sido un mentiroso, un asesino, un amigo, un enemigo pero jamás pensé que llegaría a ser un hombre enamorado.
No hasta que la conocí a ella.
La chica del cabello color cobre y los ojos color plata.
Aquella chica que quise odiar tanto que terminé amando.
La que me demostró que la vida no es sólo de matices blancos y negros sino que también pueden haber colores vivos.
Abigail Williams, la chica que robó mi corazón y jamás lo devolvió.
Mi compañera, mi amiga, mi amante, mi futuro.
Y gracias a ella he dejado de ser muchas cosas que antes era, ella como que eliminó mis partes malas, iluminó mis sombras. Me hizo ser alguien nuevo.
Y la había olvidado, por un largo, largo tiempo y cuando al fin la recordé, ella no estaba ahí para besarme, para mirarme con amor. Estaba en coma porque se había sacrificado por mi.
Yo no valía la pena en absoluto, no cuando su vida era el precio.
Así que cuando Mauro dijo que su hermana estaba en el búnker y que tenía a Abby, algo dentro de mi, algo que por mucho tiempo creí muerto, se removió y rompió.
Tenían a mi compañera y ella no podía defenderse.
Fui egoísta, lo sé.
Bien pude quedarme con Caín y luchar con ellos. Habría ayudado mucho.
Pero eran ellos o Abby.
Y aunque ella borró mucha maldad de mi, siempre quedará una pequeña parte de ella en mi ser. Una que se activará contra cualquiera que quiera hacerle daño.
Porque hierba mala nunca muere, sólo crece en otro lado.
Así que me fui, me teletransporté directamente al búnker y cuando aparecí dentro de este no sólo era Samuel Morrison.
Era Samuel Morrison, el cazador.
Aparecí de pie en el área de la tarima, lo primero que vi fueron los cuerpos.
Docenas de personas, entre ellas hombres y mujeres estaban congelados en sus lugares, pareciendo poco más que estatuas de hielo esculpidas.
Algunos yacían en el suelo, otros estaban de pie, apuntando sus armas en dirección a donde, me imagino, había estado Ravena antes de congelarlos.
Reconocí muy pocas caras pero sentí lástima por ellos, sin embargo no lo suficiente como para detenerme y tratar de ayudarlos en vez de ir por mi compañera.
Me teletransporté al pasillo que iba hacia la habitación de Abby, fue entonces cuando vi a sus padres en el suelo, yaciendo como estatuas tomadas de la mano.
Me pregunté si estarían vivos aún, sin duda Abby no lograría superar la muerte de ambos pero yo no podía hacer nada por ellos, salvo salvar a su hija.
Le rogué a Dios que les diera tiempo y luego me adentré en la habitación. La puerta había sido arrancada y había escarcha en el marco donde antes había estado esta.
Y entonces sentí como si algo fuera arrancado de mi, prácticamente corrí hacia su cuerpo.
Ravena había desconectado el respirador de Abby y su monitor cardiaco estaba enloqueciendo, ella se estaba ahogando y su cuerpo parecía sufrir pequeñas convulsiones. Podía sentir en mis pulmones la falta de aire, me estaba ahogando a un grado menor que el suyo pero podía sentirla, podía sentir su corazón palpitando cada vez más lento.
-¡Nooo!
Levanto el rifle justo cuando Ravena levanta la mirada y disparo una, dos veces.Ella logra tirarse al suelo a tiempo.
Me acerco a Abby con el corazón en la boca, sostengo el arma con una mano mientras busco cómo volver a colocarle el respirador.
Una risa me hace estremecer.
-Hola cazador, me preguntaba cuándo vendrías.
No logro colocarle el respirador, Isabel está a pocos metros de nosotros con una mano levantada y vapor frío saliendo de sus dedos.
Levanto el arma antes de que pueda lastimar a Abby.
Pero la bala choca contra un escudo de hielo.
Le disparo a su pierna y sucede lo mismo.
-Ahora sé por qué ella está te quiere, Dios, eres un bomboncito.- Ronronea en un tono enfermizo para mis oídos. Cuando vuelvo a apretar el gatillo, nada sucede.- Oh, ya me cansé de estos juegos.
El arma se vuelve fría en mis manos, la suelto a tiempo para verla congelarse en el suelo. Casi pierdo los dedos. Demonios.
La miro, luego a Abby.
Me lanzo hacia la máquina para volver a colocarle el respirador, puedo sentirla muriendo, no tolerará más tiempo así.
Logro llegar al tubo, lo muevo hacia su boca, colocándolo en su lugar y entonces una mano tira de mi brazo y cuando me doy cuenta estoy por chocar a la pared. Me teletransporto, teniendo en mi cabeza la imagen de la habitación desde otro ángulo y aparezco detrás de ella. Estampo mis botas contra su columna y caigo de rodillas mientras ella cae al suelo y golpea sus codos contra el concreto.
Me enderezo sacando un par de dagas de mi traje de cazador. Juego con ellas en mis manos antes de ir por ella.
Se pone de pie, desaparezco y aparezco a su costado, ella esquiva las hojas que iban directo a su cuello y me lanza una ráfaga helada que me hace rodar por el suelo. La pared al fondo se llena de escarcha y esta se expande poco a poco por toda el área.
-¿De verdad crees que puedes contra mi? ¿Siendo yo una de los primeros Orígenes?- Se hecha a reír mientras desaparezco y aparezco frente a ella, barro sus pies con un movimiento rápido y ella cae de espaldas, cuando intento ir por ella mis pies se quedan en su lugar, mirando hacia abajo me doy cuenta de que hay hielo que me clava al suelo.
Siento el hielo mordiendo mi piel, me estremezco por el dolor y gruño por enojo.
Lanzo mi brazo hacia atrás y le lanzo la daga y como esperaba ella vuelve a utilizar el escudo a su favor así que aprovecho para a los segundos lanzar la otra daga en mi mano. Fui demasiado rápido para ella y la hoja se clava en su pecho, gracias a lo que su hermano me hizo también soy capaz de levantar mi pie con fuerza y romper el hielo.
Me quito los trozos restantes del pie y la pateo en el estómago, ella suelta aire y rueda lejos de mi, tomando la daga que sobresale de su pecho y tomándola en su mano con una sonrisa sádica en su rostro y ojos asesinos, me pregunto si alguna vez Abby vio esos rasgos en mi. Tan sólo de pensarlo me enferma.
Y entonces Isabel hace su movimiento. Había pensado que estaba lista para lanzarme la daga a mi pero en cuanto mueve su torso hacia un lado y mira en dirección a Abby, lista para lanzarle la daga, yo me muevo, tan rápido como la luz. Desaparezco y aparezco al lado de su camilla, recibiendo la daga en su lugar.
El golpe fue fuerte, tanto así que la empañadura es lo único que queda fuera de mi piel. Dejo salir un gruñido mientras me llevo las manos hacia el arma para sacarla de mi cuerpo.
No me ha dado en el corazón.
Es lo primero que pienso.
No moriré. No hoy.
Eso es lo segundo.
-Ay pero qué heroico nos salió el muchacho.- Se burla Ravena.- No sabes lo patético que se vuelve con los años, siempre es lo mismo. Las personas muriendo por sus amantes, todo es llanto y sangre al final, totalmente patético.
La hoja filosa está fuera de mi cuerpo, mi sangre se desliza por ella y gotea en el suelo.
Una gota, tres...
La miro.
-Lo patético es que nadie nunca te ha amado tanto como para hacerlo por ti.- Sonrío a pesar del dolor y me lanzo nuevamente por ella.
Todo se vuelve un torbellino.
Ella me golpea con su fuerza brutal, sus años de experiencia la hacen una buena rival. Sin embargo mis años siendo cazador no se sienten amenazados por ella sino excitado por verla morir, por ver el último brillo en sus ojos hasta que su corazón deje de latir.
Se metió con lo que más quiero en la vida, con lo único que quiero.
Y eso no se lo perdonaré, tendrá que pagar con su vida.
Así como ella me golpea yo la golpeo.
Logro herirla, hundir las dagas en su piel pero siempre logra esquivarme cuando van dirigidas a su corazón.
Me lanza hacia el suelo cuando me golpea con un puño de hielo en el estómago, mi cabeza rebota contra el suelo y el me aturde por segundos.
-Mauro dijo que matara a cualquiera que se interpusiera entre la muerte de Abigail Williams y yo, lo siento guapo pero tendrás que morir.
-Entonces ven e intenta detenerme.
Me levanto, mis movimientos son más débiles que lo normal pero la caída me sirvió de algo, pude recordar lo que guardaba en mi bolsillo.
Isabel me lanza otra ráfaga helada y desaparezco antes de que me golpee pero cuando reaparezco, veo con horror cómo las máquinas que mantenían viva a Abby empiezan a congelarse. El monitor, el suero intravenoso, el respirador...
Con un grito de furia corro hacia Isabel y moviendo mi muñeca libero varias de las dagas ocultas, ella se mueve como un rayo, sltando, rodando por el suelo mientras las esquiva, luego aparezco detrás de ella y la aviento contra la pared utilizando toda la fuerza en mis venas.Utilizo mi enojo como detonador y mientras estampo su cabeza contra la pared una y otra vez, ni siquiera me detengo cuando ella empieza a perforar mi estómago con una de las tantas dagas que le lance.
Logro alcanzar mi bolsillo y saco lo que necesito a tiempo porque Isabel ya está levantando una de sus manos hacia mi rostro, lista para utilizar su don contra mi. Entonces suelto su cuello sólo para colocar el brazalete en su muñeca.
Sólo funciona. Pienso. Funciona por favor.
Nada sucede. Ni un sólo copo de nieve.
Ella abre la boca con horror y sus ojos furiosos se dirigen a mi.
-El juego acabó.- Le avisó.- Y yo gané.
Entonces muevo mi muñeca, liberando una daga que clavo en su pecho, directamente a su corazón.
Ella deja salir un quejido mientras se aferra a mi mano en un intento de sacar la hoja de su pecho pero yo me aferro más y le gruño en la cara mientras empujo más hacia dentro, ella se queda clavada a la pared por mi fuerza y la estoy levantando en el aire mientras da sus últimos esfuerzos en no morir y luego le rasgo la garganta con mis dientes. Un sólo mordisco en la yugular y ella se desangra.
Tengo su sabor en mi boca, escupo la sangre que me resbala por la barbilla en el suelo a tiempo de ver sus ojos abiertos, totalmente muertos y entonces la dejo caer.
Es un peso muerto.
Si no hubiera sido modificado por su mismo hermano, no habría sobrevivido a sus golpes, incluso siendo tan bueno como soy.
Justo cuando me giro hacia Abby siento el tirón en mi pecho. Me deja sin aire y me hubiera hecho caer al suelo sino hubiera tenido la suerte de sostenerme de la pared cercana.
Dejé soltar un sollozo. Sabía lo que ese tirón signififcaba.
Más que un tirón parecía un desgarro en el corazón.
Sólo lo había sentido una vez con Isak y eso fue cuando él estaba desfalleciendo.
Ignorando el dolor ardiente dentro de mi prácticamente me arrastro a donde ella está.
Las máquinas ya no sirven para nada, están hechas hielo y aunque el monitor cardíaco no suene, sé que su corazón está por deja de latir.
Las manos me tiemblan mientras le quito el respirador que estaba empezando a congelarse, no quería que el hielo llegara a ella y de todas formas aquel aparato ya no servía.
-No... no.. por favor.- Le acaricio el rostro con el temblor en mis manos, dejo manchas de sangre en sus mejillas y al tratar de limpiarla la embarro más.- Por favor no me dejes, te lo pido, te lo pido por favor.
Me subo a la cama unipersonal y la sostengo contra mi pecho, dejando que su cabeza caiga sobre mi pecho. Le acaricio el cabello, su cabello ahora rojo como el fuego y dejo que las lágrimas caigan sobre las hebras.
-Si te vas, yo me voy contigo.- No era mentira.¿De qué me servía una vida si ella no estaba en ella? No viviría, sólo existiría.
Sabía que iba pasar, aunque yo no lo quisiera en unos segundos su corazón dejaría de latir, no hay suficiente oxígeno en ella.
Todo mi cuerpo tiembla, se desgarra por dentro y sangra, sangra y llora.
-Tenemos mucho que vivir todavía, ni siquiera hemos podido tener una cita decente, yo no te he dicho que te amo lo suficiente...- La aprieto con más fuerza contra mi, sintiendo la tibieza de su piel. Cierro mis ojos y trato de concentrarme en nuestra conexión y ni siquiera la encuentro, es casi nula. Se está marchando, Abby se está muriendo.- Quiero una casa para los dos, quiero construirla para ti, un lugar en donde seamos felices y tengamos paz cada día, donde tú puedas sentarte y mirar el atardecer conmigo, donde pueda proponerte matrimonio, donde tú digas que sí...- Puedo sentirla cada vez más ausente. Se está alejando de mi y por mucho que intente retenerla como la última vez, no puedo sostenerla. Tiro y tiro de nuestra conexión y se me va de las manos.
Dejo salir un suspiro tembloroso.
-Está bien cariño, estoy aquí, justo aquí.- Pienso en que no sirvió de nada que viniera todos los días a trasmitirle un poco de mi energía para que ella se curara más rápido, todo se perdió en segundos. El saber que Abby pudo despertar en cualquiera de estos días sino fuera porque Ravena le quitó el respirador me hace llorar aún más fuerte.- Estoy justo aquí Pastelito, no estás sola cariño, si estás lista entonces puedes dejarte ir y no te preocupes porque yo no tardaré en alcanzarte.- Siento el momento exacto en el que su pecho deja su sutil movimiento, y a pesar de mis sollozos soy capaz de escuchar su último aliento.- Puedes dejarte ir.
Y entonces ella se va.
Su corazón se detiene, muere y se lleva el mío con ella.
......................................................................
Abby
Oscuridad, hay oscuridad y luego hay una luz cegadora y mientras aquella luz me envuelve y consume siento frío.
Cuando me examino el cuerpo se me hace casi imposible verme porque es como si la luz me estuviera devorando.
Y entonces, cuando la luz estalla y me consume por completo.
Despierto.
Lo primero que veo son unas estrellas fluorescentes pegadas en un techo, las reconozco al instante. Durante años era lo primero que veía al despertar.
Me enderezo de donde estoy acostada, ni siquiera tuve que comprobarlo, sabía que estaba en mi cama situada en mi vieja habitación.
Mirando a mi alrededor me siento confundida.
Se supone que esta casa no existe ¿Entonces cómo es que estoy aquí?
Y luego lo recuerdo.
Los últimos sucesos me golpean como un ladrillo en la cabeza.
Tengo la respuesta al instante.
-Estoy muerta.
Quisiera decir que me arrepiento o que al menos estoy sorprendida pero no, no a ninguna de las dos cosas.
Si estoy muerta entonces eso quiere decir que Sam está vivo.
Una sonrisa temblorosa aparece en mi rostro.
Sam está vivo, es todo lo que importa.
Me levanto de la cama y cuando mis pies tocan suelo tengo un momento de déjà vu.
Se me es imposible no sentir nostalgia al ver mi vieja habitación.
¿Se supone que esto es el cielo? ¿O es el...? No, no puede ser, porque este lugar no es un castigo sino un regalo.
Lo primero que hago es ver por la ventana.
Corriendo las cortinas hacia un lado me fijo en la casa de al frente y no puedo evitar sonreír.
La casa de los Thompson también está intacta, es como si el tiempo nunca pasó aquí.
Incluso el jardín de Lilith está lleno de flores.
Ojalá hubiera podido perdonar a Jesse a tiempo, me duele saber que nunca pudimos tener esa última conversación, la merecíamos, ambos la merecíamos. Sólo espero que él tenga una larga y agradable vida, ya pagó lo que tenía que pagar al estar tanto tiempo encerrado por su padre.
Espero que todos puedan conseguir la victoria, incluso si es sin mí.
Apuesto a que mi familia estará destrozada, pero me consuela saber que mis padres se tienen a ellos mismos y que Jared tiene a Karum. Estarán bien sin mí, lo superarán con el tiempo.
Y Sam, oh Sam...
Creo que lo mejor es que no me recuerde, al menos mi muerte no lo afectará tanto como lo habría hecho si tuviera su memoria.
Sólo espero que sea feliz, que no me recuerde como la chica que mató a su mejor amigo sino a la chica que lo amó tanto que hasta la vida dio por él.
Y Caín, espero que pueda perdonar algún día a Elis y que le pueda dar una última oportunidad.
Yo voy a estar bien, sé que dentro de varios años no estaré sola.
Un ruido en el piso de abajo me hace sobresaltar.
Mi frente se arruga y por acto reflejo me llevo la mano a la cadera pero no hay ningún arma.
Visto de pijamas y estoy desalmada.
Pero es el cielo ¿Qué esperaba?
Me precipito hacia mi puerta, hay un póster de mi banda favorita y hubiera sonreído sino fuera porque pensaba que estaba sola y ahora dudo que eso sea así.
Bajo las escaleras de dos en dos y me deleito al escuchar los crujidos de la madera.
Un olor a tocino y huevos fritos me invade y aunque no siento hambre, el olor se me hace agradable.
Pero sigo sin entender lo que pasa.
Cuando termino de bajar y sigo el ruido hasta la cocina, me quedo de piedra.
Hay alguien ahí, me da la espalda mientras vierte los huesos de la sartén al plato lleno de tocino recién hecho.
Y entonces el extraño hombre se da la vuelta y me mira.
Siento un nudo en el estómago y unas ganas de llorar me invaden.
No puedo creer que esté aquí.
Me cubro la boca con las manos cuando un sollozo se me escapa.
-¿Papá?
Me sonríe y es todo lo que necesito.
Corro hacia él, deja todo a un lado y viene a mi encuentro.
Sus brazos me envuelven, cálidos y protectores a mí alrededor.
-Eres tú, realmente eres tú, realmente eres tú.
-Hola cariño, ha pasado un tiempo.
Lo sostengo con más fuerza contra mí.
-Yo... te he extrañado cada día.- Me aparto para verlo, su cara... oh, su cara me parece irreal. Está justo como lo recuerdo, tanto tiempo tuve miedo de olvidar su rostro y ahora aquí está.
-Lo sé, yo también te he extrañado cada día.
Me limpia las lágrimas con sus pulgares y por varios segundos nos quedamos en silencio.
Es papá. Oh Dios, no puedo creerlo.
-¿Eso quiere decir que no estaré sola? ¿Tú estarás conmigo?
-Este no es el cielo aún querida.
-¿Ah no? Pero...
-Lo sé, yo sí estoy muerto.
-¿Y yo no?
-Estás en el limbo, para tu liberación tienes que cruzarlo, estoy aquí para llevarte.
-Oh...- Suelto de pronto. Así que esto no ha terminado aún.- ¿Si no estoy muerta aún entonces en qué estado estoy?
-Ven, siéntate pero no tenemos mucho tiempo.
Lo acompaño al sillón.
Hace más de un año los Thompson y mi familia habían estado sentados juntos aquí, esperándome porque yo había estado demasiado tiempo en el bosque la vez que sucedió el incendio.
-Estoy confundida papá.
-Verás, hace más de un mes que has estado en coma.
-¿Más de un mes?- Pregunto confundida.-¿Me estás diciendo que lo que recuerdo que sucedió pasó hace más de un mes?
-Así es.- Asiente.- Tus amigos lograron salvarte pero tu cerebro estaba demasiado dañado cuando le diste a ese chico toda tu energía, te quedaste sin oxígeno en la cabeza, estabas viva pero no consiente. Fue ese chico quien diariamente te visitó y de alguna forma por medio de su conexión contigo hizo que tu curación fuera más rápida. Creo que sin él no hubieras podido sobrevivir.
Oh Dios.
Había estado pensando que lo sucedido acababa de pasar pero estaba equivocada.
Más de un mes. ¿Sam me había salvado? ¿Qué habrá pasado en este tiempo?
Un momento...
-Pero si eso pasó y estoy en coma entonces ¿Por qué estoy ahora aquí?
La manera en que me mira me dice que algo no está bien. Tengo tantas preguntas sobre él pero tantas preguntas sobre cómo estoy aquí. Se acumulan y no hay mucho tiempo para respuestas.
-Algo ha pasado cariño, el respirador que te mantenía estable ya no funciona.
-¿No funciona? ¿Por qué?
-Es demasiado complicado.- Trata él de explicarme.
-Pero... ¿Me desconectaron? ¿Eso es?
-No, por supuesto que no, no fueron ellos quienes te desconectaron. Fue una mujer... no la conoces pero es malvada.
-Entonces... estoy muriendo, sin el respirador y sin poder respirar por mí misma significa que...
-En unos momentos tu corazón dejará de latir del todo. Estás más de este lado que el de los vivos
Trato de asimilarlo todo.
Casi lo logré, casi logro regresar con ellos.
Sam no se había dado por vencido conmigo, no quiso dejarme morir.
¿Pero quién era esa mujer? Ni siquiera sé si lograron sacar a los soldados del búnker.
Miro a mi padre.
-¿No tengo ninguna opción más que cruzar, cierto?
Me sonríe pero es una sonrisa triste. Lo veo negar con la cabeza.
Oh bueno, eso es... triste.
-Al menos... al menos no estaré sola.- Lo tomo de la mano.- No me dejarás sola ¿Verdad?
-Nunca más mi niña, cruzaremos de la mano y cuando estemos allá, no habrá más que paz.
Sonaba hermoso pero una parte de mi ahora que sabía que no estaba realmente sino que iba a estarlo, no se sentía preparada.
Una lágrima cae de mi ojo.
Sam.
Su nombre retumba en mi cabeza.
No tuvimos nuestra oportunidad.
-¿Abby?- Mi padre me llama y levanto la mirada.
-Hay alguien allá papá, lo amo demasiado y yo... no quiero dejarlo.
Se acerca más y me envuelve en sus brazos.
-Lo lamento querida.
-Yo no papá, al menos él estará vivo, aunque sólo viva en su memoria.
-Sam es su nombre ¿Verdad?
Me río.
-¿Acaso me has estado espiando desde arriba?
-Siempre.
No puedo evitarlo, mis labios hacen un puchero antes de que un sollozo se me escape.
Esto duele demasiado.
-Espero que sea feliz incluso si no lo es conmigo, ahora sé que podré verlo desde arriba, eso me reconforta más.
Un golpe en la puerta me hace despegarme de mi padre.
-¿Esperabas a alguien?- Bromeo mientras me limpio las lágrimas con el dorso de la mano. Lo veo caminar a la puerta.
-De hecho sí pero no me vienen a ver a mi sino a...- Abre la puerta.- A ti.
Sebastian Anderson y Sebastian Galeano entran por la puerta.
Me levanto tan rápido que mis movimientos parecieron un borrón.
-Chicos.-Sonrío.- Están aquí.
Me abrazan, los dos al mismo tiempo.
-Oh Abby ha pasado tiempo.- Me dice Sebas, el hermano de Jesse y Zack.
-Sebas... No sabes lo mucho que tus hermanos y yo te extrañamos, Lilith estaba destrozada.
-Lo sé, pero ahora está aquí conmigo.
Me separo de ambos.
-¿Qué? No es posible ella está bien.
Me mira con tristeza.
-No es así, murió hace un mes y algo. ¿No lo sabías?
Niego con la cabeza, mi boca parece estar abierta por la sorpresa.
Algo había pasado en mi ausencia, algo muy malo.
-¿Jesse?
-No está aquí.- Suelto aire, aliviada de que él esté bien.
-Lo lamento tanto por Lilith.- Me giro hacia Sebastian Galeano, me sonríe. Me sorprende que ambos, incluso mi padre parezcan tan felices incluso estando muertos.- Te nos fuiste muy pronto eh.
-¿Sabes? Lo primero que hizo este tonto fue reírse de mi ¿Puedes creerlo?
-Tantos tipos de muertes y vienes y mueres por una bala ¿Es en serio?
-¿Quieres que te recuerde cómo moriste?- Le dice Sebastian.
-Oigan, eso no es divertido.- Digo angustiada.- ¿Cómo es que pueden bromear con eso? Es triste.
-Lo es, pero eso es lo que pasa cuando mueres, lo superas de alguna forma.- Una tercera voz se nos une, esta es femenina.
-¿Natasha?
Los chicos se apartan y la dejan llegar hasta mí.
-Abigail Williams, cuanto tiempo.- Sonríe de lado, pareciendo tan feroz como la recordaba. Su cabello no ha cambiado, sigue siendo blanco en las puntas y largo y sedoso.
-Yo... no puedo creerlo.
-No pude evitar venir cuando escuché que estabas a punto de cruzar.- De alguna forma su respuesta me parece sarcástica. Dios, no ha cambiado.
-No querías perdértelo ¿Verdad?
-Nunca.
-Lo lamento.- Digo.- No sabes cuánto.
-No lo hagas, estoy bien, ya he perdonado a ese bastardo, incluso le hice un pequeño favor, pero esa es historia para después.
-Gracias por venir.- Les digo a todos.
Se tomaron la molestia de venir para acompañarme a cruzar. Eran familia, incluso si no habían estado con nosotros físicamente por un tiempo.
Escalofríos me recorren el cuerpo y es como si algo me llamara porque de pronto quiero ir hacia la puerta.
-Está sucediendo.- Dice mi padre, llegando hasta mi.-¿Estás lista?
Miro hacia todas las caras que esperan una respuesta.
Luego miro hacia la puerta y lo comprendo. Al pasar por ahí será todo, estaré completamente muerta, sin marcha atrás.
Y no quiero cruzar.
No cuando algo pasó, no cuando he descubierto que la madre de los Thompson murió ¿Quién más lo habrá hecho y no me di cuenta? Necesito respuestas...
Me falta el aire y me sostengo de mi padre.
-Papá...
-Es tu cuerpo cariño, tu corazón está dejando de latir, falta poco.
No, no quiero que falte poco.
En busca de aire abro mi boca y tomo bocanadas.
Escucho a los chicos consolarme, diciendo que todo estará bien. Siento la mano de Natasha en mi hombro, es el consuelo que no esperaba de ella.
No quiero, pero tengo que hacerlo.
Camino hacia la puerta, pasos lentos y dolorosos.
Sam
Sam
Sam
Su nombre retumba en mis oídos.
Imágenes de cómo nos conocimos vienen a mi mente y hacen que mis pasos se vuelvan temblorosos, cada vez más pesados.
Abro la puerta.
Veo luz. Sólo luz.
-Es hermoso.- Me asegura Natasha.- Una vez que cruces no sentirás dolor ni pena, sólo paz.
Sam sonriendo.
Sam tomando mi mano.
Sam a mi lado, sentado mientras me acaricia el cabello.
Eso es lo que veo, lo único que veo es a él.
Se me hace un nudo en la garganta.
Las lágrimas no faltan.
Natasha me pasa sonriendo cálidamente y luego cruza, luego le sigue Sebastian Galeano, me hace un saludo tipo militar sin borrar de él su sonrisa y luego cruza, le sigue Sebas, no sonríe, me mira melancólicamente pero asiente y luego cruza.
Mi padre toma mi mano, camina primero, se me adelanta y lentamente va cruzando la puerta, sólo veo la mitad de su cuerpo, nuestros brazos están estirados, sus dedos entrelazados con los míos. Me está esperando.
Doy un paso hacia él, él retrocede otro.
Tengo miedo, tengo miedo.
Doy otro paso más cerca y entonces lo escucho.
Sus palabras no son claras pero reconozco su voz como un eco en mi cabeza.
Es Sam, mi Sam.
Miro a mi padre a los ojos y aprieto su mano con fuerza.
No, no, no quiero.
Su voz es maravillosa, su voz me produce una calma blanquecina, su voz es... mi ancla.
Mi ancla.
Sam es mi ancla.
Siento como si tiraran de mi pero no hacia la puerta sino hacia abajo, abajo, más abajo.
Suelto un suspiro entrecortado.
No puedo irme, no con su voz llamándome.
Aflojo mi agarre de la mano de mi padre, sin embargo no deja de sonreír, yo no dejo de llorar.
-Papá, lo siento.- Niego con la cabeza.- Lo siento pero no puedo.
Sus dedos también suavizan su tierno agarre.
Dejo que Sam tire de mí, eso es lo que es, nuestra conexión, ¿Qué otra cosa podría ser?
Y mientras me aferro a nuestra conexión, suelto mi agarre de mi padre, hasta que nuestras manos se sueltan y nuestros dedos dejan de tocarse.
-Te amo pequeña, nunca lo olvides.- Y entonces ya no puedo ver más su rostro, la luz se lo traga y yo cierro los ojos.
Me aferro, me aferro lo más que puedo.
Tiro de la cuerda que nos une y dejo que mis recuerdos me guíen en la oscuridad.
Dejo de sentir las piernas, luego los brazos y luego nada.
No siento nada más que nosotros. Escucho sus sollozos, me parece sentirlo tocándome y hay humedad, pequeñas gotas cayendo en mi rostro.
Entones tomo un aliento profundo y abro los ojos.
Lo primero que veo es a él.
Sus ojos verdes me devuelven la mirada asustado y es todo lo que necesito para saber que estoy más que viva.
Holis 7v7 sé que les he causado varios sustos hoy, espero que valiera la pena su espera.
Realmente tuve que hacer malabares para poder tener estos capítulos listos y aunque sé que no son muchos están cargados de acción.
Subiré el siguiente capítulo el jueves y tal ves sea un capítulo doble.
Hasta entonces, saludos ❤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro