Capítulo 34
Estamos llevando a todos fuera cuando Lukas aparece corriendo por el pasillo principal con un libro en manos.
-¡Lo tengo! ¡Lo tengo!- Parece agitado, me detengo de hablar con uno de los líderes del otro grupo y me disculpo antes de ir por Lukas y encontrarlo en el camino.
- ¿Qué ocurre? Por fin apareces, pensé que habías formado parte de las paredes de tu habitación o algo así.- Me burlo de él que sigue jadeando e hiperventilando de una forma poco saludable.
-No es momento de bromas.- Me regaña y yo lo veo con una ceja alzada.-Mira esto.
Alza el libro en sus manos y es cuando me doy cuenta de que no es un libro cualquiera sino el diario que me dejó mi madre. El corazón se me vuelve pequeño.
Verlo causó ese efecto en mi.
Había pasado tanto tiempo de estar fuera de mis manos, se lo había dado a Lukas cuando pensé que iba a morir junto con mi collar y luego cuando intentó devolver los objetos me negué ya que en ese diario aparecían cosas que él necesitaría aprender como hechicero básico y el collar fue un regalo para que tuviera algo preciado para mi en él. Y ahora aquí estaba él, con el viejo diario en sus manos.
Recuerdo que lo busqué por años y ese día en que lo busqué en la bibliotecas del instituto donde mi madre había estudiado casi mato a Abby.
- ¿Ese es...?
-Sí lo es y no vas a creer lo que encontré aquí.- Lo abre junto son de un separador está ubicado un poco más cerca del final.- ¿Ves esto?- Señala una imagen con una pequeña luz ultravioleta en su lapicero y reconozco la piedra del collar que mi padre me dejó.
-Es mi collar.- Asiento.- Pero no lo entiendo, no entiendo nada de esto.
-Lo encontré, estuve buscando en todos los grimorios que tenías, incluso hurgué en varias bibliotecas porque bueno, a ningún ser inteligente se le ocurrió saquear las bibliotecas, pff ilusos. Como sea, estaba por darme por vencido cuando vi el diario y dije ¿Por qué? De todas formas ya me ha enseñado bastante.
Entonces lo estudié a fondo, cada detalle, cada palabra en busca de algo oculto porque por si no lo sabías, a tu madre le gustaba ocultar información valiosa entre palabras mundanas. Y vi la imagen de la piedra...- Saca su collar de debajo de su camisa y chaleco antibalas. El collar también me produce nostalgia. Lo busqué como un loco luego de que lo perdiera, todavía lo recuerdo, parece tan lejano todo aquello.- Decía que tu padre lo hechizó Caín, tiene un hechizo protector de vida, no especifica a qué se refiere con eso.- Ni yo lo entiendo.- Pero eso es irrelevante, lo importante aquí es que es como un talismán poderoso, podemos usarlo para absorber el hechizo, resistirá, lo hechizó uno de los hechiceros más poderosos del mundo. Tu madre.
Se quita el collar con cuidado y lo deja colgando entre nosotros. La piedra naranja que parece contener el sol dentro de ella se mueve de lado a lado en el viejo cordón negro.
Nunca supe lo que era, pensé que fue sólo un regalo de mis padres pero no, fue algo más. Algo más poderoso que eso.
Lukas me lo entrega.- No tienes que arriesgarte Caín, te necesito conmigo, no puedes dejarme.- Mis ojos automáticamente van hacia los suyos, parece angustiado, dolido. ¿Cómo fui tan tonto? Pensé en Elis pero no en él. Quiero golpearme tan fuerte...
Lo abrazo con el collar entre nosotros, él deja salir un suspiro entrecortado.
Lukas me quiere, es la mejor muestra de ello, no quería perderme y buscó como loco una opción diferente, una que me mantuviera vivo.
-Te amo.- Las palabras salen entrecortadas. Pensé que Lukas se tensaría o retiraría bruscamente pero en su lugar, aparta suavemente la cabeza de mi pecho y me mira con ojos soñadores y lo más parecido a felicidad en él.
-Nunca pensé que podría escuchar esas palabras...- Su boca se tuerce en un puchero evitando un sollozo y se estrella contra mi con fuerza, lo sujeto contra mi, con las lágrimas siendo liberadas.- Te amo Caín, eres un hermano, un padre y lo mejor de todo, un amigo para mi.-Y a pesar de las lágrimas sonrío. Sonrío porque sus palabras me llenan, me hacen sentir completo.
-Todo esto acabará Lukas y tu, Elis y yo podremos ser libres. Viviremos juntos en aquella vieja casa en el bosque. ¿Es lo que quieres?
-Un hogar.- Repite en voz alta, lo siento asentir.- Es lo que siempre quise.
-Entonces lo tienes, lo tenemos.
Se aparta de mi lo suficiente para darme el collar.- Entonces ten esto y úsalo en tu lugar, te quiero vivo Caín. Porque ten por seguro una cosa, si no hubiera podido encontrar nada para ayudar, entonces me habría sacrificado contigo, habría absorbido el poder junto a ti y mi vieja adicción no tiene nada que ver con esa decisión, simplemente me sacrificaría contigo.
-Oh Lukas...- Sonrío.- Tú vales oro.
Me cuelgo mi viejo collar en el cuello y entonces siento... Siento algo chispeante recorrer mi cuerpo, la piel se me pone de gallina y los vellos de la nuca y el brazo se me erizan. Pero no es poder, es aquella sensación de tener a mis padres cerca. Lo había extrañado.
Mi sonrisa se ensancha.
-Gracias.- Le digo.
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Nos dividimos en grupos como lo hicieron los otros, la oscuridad de la noche es nuestra amiga más preciada ahora.
Las sombras nos envuelven, nos hacen ser parte de la noche, nuestras pisadas son silenciosas.
Sam va a mi izquierda y Jordy a mi derecha.
Un hechicero vino por Natalia, Maggie, Karum y Jared para respaldar al otro grupo, ellos serían junto con Sabrina, nuestros ojos y oídos ahí.
Natalia me había querido decir algo antes de salir pero no hubo tiempo de hablar, me sigo preguntando qué quería decirme, parecía alterada.
Le preguntaría a Zack pero él estaba en un grupo a varios pasos adelante.
Pero me imagino que si hubiera sido información de vida o muerte se lo habría comunicado a su compañero para que él me lo dijera a mi.
-Abby me habló de ese collar.- La voz de Sam me hace salir de mis pensamientos y cuando señala mi cuello me doy cuento de que he estado girando la piedra de forma nerviosa como antes solía hacer cuando estaba enojado o bajo presión.- Dijo que lo tuvo por un tiempo, que tenía vistazos de ti.
-Era porque mis padres lo hechizaron...- Ahora la razón de cómo Abby había tenido esos vistazos de mi era más claro.- Supongo que porque ella antes era mi alma gemela pudo de alguna forma acceder a mi mediante el collar. Es extraño, un año después y sigo sin entender eso del todo.
Asiente.- Espero que funcione, espero que el chico tenga razón y no tengas que absorber el hechizo tú, no quiero entregarle malas cuentas a Abby cuando despierte.- Dice socarrón con una sonrisa lobuna. Eso es lo más cercano que estará a decirme que se preocupa por mi y ese hecho me hace reír.
-Te has ablandado Morrison.
-Supongo que mi chica tiene ese efecto.- Se encoge de hombros, esta vez sonriendo con un matiz sincero, más emocional.
El intercomunicador hace un ruido y luego escucho la voz de Jared en mi oído.
-Warner, han venido varios camiones de carga, no se escucha el nombre de Mauro por ningún lado, creemos que no está presente.
Detengo mis pasos y maldigo.
-Mierda ¿Están seguros de que no estará en camino?
Sería muy pero muy mala suerte de nuestro lado que Mauro justo hoy saliera a hacer sus típicos cargamentos.
Mierda.
-No, son sólo camiones, dijeron algo así como que Mauro está celebrando la pequeña victoria por lo de Cam en la prisión, ya no hay sospecha alguna, los dos están ahí.
Oh bien, estaba por arrancarme los cabellos.
Maldito engreído, maldito sin corazón.
-Gracias por la información, me avisan cuando vayan a atacar.
-Estamos esperando que todos los camiones pasen para que ninguno pueda huir. Por cierto, ya entregamos los brazaletes y los tapones de oído, algunos quedaron sin brazaletes pero nos encargamos de que a ninguno le faltara los tapones, eso sería... trágico.
Sin los tapones, las ondas sonoras que aturden les llegaría a ellos también y los haría caer con los soldados, por eso Elías también hizo esos tapones de oído.
-Copiado, faltan pocos minutos para llegar al área, rodearemos la prisión y atacaremos. Prepárense.
-Cambio y fuera.
Jordy me mira de reojo.
- ¿Todo bien?-Pregunta.
-Por suerte sí, Mauro se dejó llevar por su arrogancia y no fue a hacer sus habituales viajes al pueblo por armas y alimentos.
-Demonios, olvidamos ese punto.- Murmura Sam entre dientes.
-Pero como dije antes, tenemos suerte.- Miro hacia el cielo oscuro.- Alguien nos cuida desde arriba.
El grupo de respaldo queda atrás, nosotros, Sam, Jordy, Lukas, Zack, Jesse y la chica muerte avanzamos de primero.
Algunos suben a los edificios como franco tiradores y arqueros.
La sangre se me vuelve de piedra, o al menos así la siento yo.
Hemos llegado.
Nos dispersamos en la noche para que ninguno sea visible. Lukas nos cubre para poder avanzar y para que yo pueda absorber el hechizo sin ser vistos.
-Ustedes esperen atrás, no quiero absorber la magia de Lukas con esto.- Me quito el collar.- En cuanto la barrera caiga, el primer grupo que sería el central, entrará y nosotros detrás para llegar hasta Mauro.
El grupo que se supone es el central, está escondido entre los edificios, algunos ocultos por hechizos que los hace invisibles en espera a que yo realice el proceso de anulación.
Ellos se alejan, mis amigos, mi familia.
Mis ojos se posan en Elis, que me mira preocupada, pero asiente y yo le devuelvo el gesto, luego miro a Lukas y me sonríe.
Es todo lo que necesito.
Camino hasta los límites de la prisión.
La piedra en mis manos se siente cálida cuando me detengo y la tomo con fuerza.
No me giro porque sé que no veré a nadie detrás, pero puedo sentirlos.
La presencia de mis padres.
Ellos están conmigo.
Una sonrisa surca mi rostro, una de orgullo y poder.
Entonces me arrodillo y alzo mis brazos cerrando mis ojos en el proceso y entonces empiezo a recitar el hechizo, la piedra en mis manos empieza a zumbar y cuando la pongo justo en el límite sin soltarla, emite un leve brillo dorado.
-Et absorbebunt, caeli et terrae, ad venas cantabimus canticum flaventes sanguinem accipiant. absorbuit me.
Lo repito una y otra vez y con cada palabra siento cómo el poder se desprende, se rompe y luego cae directo en la piedra. Mi voz se alza, hace eco en las calles mientras el vello en mis brazos se eriza por tanta energía y magia mientras que la piedra me quema la mano, si no fuera en parte Origen de fuego me habría lastimado.
Pero no me lastima.
Porque yo soy el fuego, yo soy el poder.
Las barreras caen y en cuanto lo hacen me levanto.
La prisión queda a la vista y en cuanto poso el collar en mi cuello el grupo avanza a atacar.
Zack abre las verjas altas con su poder.
Pero cuando entramos, nada es lo que esperábamos.
Algo anda mal.
No hay soldados haciendo guardia, no hay luces, todo está oscuro y demasiado silencioso.
- ¿Qué está pasando?- Pregunta Zack detrás de mi.
-Este lugar parece abandonado.- Dice alguien más, no recnozco la voy y por la oscuridad no puedo ver nada salvo la estructura del edificio.
Todos están igual que yo. Desconcertados.
Y entonces aparece, Mauro aparece frente a nosotros y cientos de armas se levantan a unisono.
Alguien dispara sin mi consentimiento pero la bala no lo hiere, lo atraviesa y este se difumina antes de volver a verse nítido. Frunzo el ceño al mismo tiempo en que los murmullos incrédulos se alzan. Y entonces lo comprendo.
Es una proyección astral.
-Hola, Caín Warner.-Sonríe Mauro mientras se acerca, pavoneándose como el rey del lugar.- Te había estado esperando.
-Así que ¿Nuevamente huyendo de tus problemas?- Me burlo.-¿Tanto miedo nos tienes?
-¿A ti y cuántos más?- Me mira con los ojos entrecerrados pero llenos de diversión. Me doy cuenta al instante que es falsa, que detrás de sus comentarios sarcásticos y su caminado confiado, por dentro sabe el problema al que se enfrenta.
Levanto mis brazos, avanzando hasta quedar a centímetros de él. No puede herirme pero tampoco puedo herirlo ya que básicamente no está aquí, es como un holograma de él mismo. Buena jugada, pero cobarde.
-Todos los que ves aquí, ya deberías saberlo, después de todo huiste como un maldito cobarde.
-Oh no...- Niega con la cabeza.- Yo no huí.
-No sé cómo se le decía en tus tiempos, pero en los míos... se le llama justo así.
-No huí.- Repite, esta vez con una confianza que parece muy real.- Sólo cambié el juego. Cambié el lado del tablero a mi beneficio.
Un músculo palpita en mi mandíbula por la irritación.-¿Vas a enfrentarnos o tienes miedo?- Lo reto.
-La pregunta es... ¿Tú me temes?
-Nunca.
-Pues deberías, porque un gran grupo de tus amigos está aquí, cayendo con cada segundo que pasa. Al parecer te confiaste con que estaría en esa prisión y dejaste al resto menos desprotegidos, es una lástima ¿Sabes? al menos para ti, como beneficio tendré varios soldados más.
Me quedo en shock.
-¿De qué demonios hablas?- Le pregunto a regañadientes.
-No voy a negarlo Caín, tú y tu grupo han llegado muy, muy lejos, incluyo, demasiado para mi gusto . El líder, así te llaman ¿No es así? Pero detrás de esa fachada de líder y esa mierda, sólo eres un adolescente, tu experiencia de combate es tanta como lo fue la mía en mi propia adolescencia y no te imaginas hace cuanto fue eso, por ende... soy más fuerte que tú, soy más inteligente que tú y no dudes ni por un segundo que cuando de experiencia se trata... tú no me llegas a los talones. ¿De verdad creíste que no trataría de arruinar tus planes? Tú fuiste tan inepto mandando a ese par de cazadores, como si no estaría alerta luego de tu última visita.- Mauro llega hasta mi, trato de mantenerme firme pero no lo estoy, si estoy entendiendo bien las cosas, el grupo del pueblo fue emboscado y entonces el doble de soldados los estaban esperando, con Mauro incluido. Esto es un maldito desastre.- Tengo a tu compañero.- Le dice a Devon, Sam tiene que tomarlo de los hombros para evitar que choque contra la proyección.- Tengo a tu pareja.- Le dice esta vez a Zack y luego le dirige una mirada a Sam.- Y oh bueno, mi hermana tiene a tu compañera.
-¿Qué?- Sam se sobresalta y le lanza dagas con la mirada a Mauro.- Eso es imposible.
-Nada es imposible Samuel Morrison, como el hecho de que tu perra amiga siguiera viva luego de que supuestamente la habías asesinado para mi, pero no me sorprende viniendo de una falla como la de tu especie.- Mi hermana Ravena siguió a tu cazador amigo hasta el búnker, por suerte su rostro fue el adecuado para hacerte una visita, Caín. Después de todo, tomó el cuerpo de esta joven luego de ser arrancada de los brazos de su alma gemela.¿Cuál era su nombre?- Mauro ladea la cabeza sin dejar de sonreír. Todo en mi se congela, mi sangre, mis pensamientos... mis latidos. Todo cuando por fin lo comprendo.- Oh sí, ya recordé. Isabel, ese era su nombre.
Me giro hacia Sam tan rápido que choco contra su hombro.- Vete.
Sam le lanza un gruñido a Mauro antes de teletransportarse directamente al búnker para detener a Ravena de hacerle daño a Abby.
Todo fue una farsa. Isabel no estaba loca como creí, simplemente no era ella. Natalia lo sintió y no le hice caso cuando me advirtió que algo pasaba. Idiota, eso es lo que soy.
-No servirá de nada que tu amigo cazador vaya con su amada, no es rival para mi hermana.
-No juegas limpio.
-No hay reglas en el juego Caín pero sí habrá un ganador y no serás tú. Hoy morirás pero antes de eso, verás a tu gente morir primero.
Lo siento cuando el viento sopla, es un ligero aroma putrefacto que se hace más fuerte con el viento. Frunzo el ceño. ¿Qué está pasando?
Miro las luces fuertes que amenazan con cegarnos y cuando trato de escuchar más allá de los bullicios enojados del grupo no puedo hacerlo. Y luego lo comprendo. Este teatro. Es una distracción.
-¡Silencio!¡Todos guarden silencio!- Me giro hacia atrás y veo cómo me miran atónitos, sin saber qué pasa. Camino hacia las puertas del edificio cerrado y el olor se hace cada vez... peor.
Justo cuando estoy por gritar una advertencia, lo escucho. Gruñidos, gruñidos enojados y hambrientos.
-¡Caníbales!- Logro advertirles antes de que las puertas se abran y una horda entera de ellos se abra paso hacia nosotros.
Todo pasa demasiado rápido, la proyección de Mauro nos sonríe complacidos y cuando los cuerpos de los Caníbales lo atraviesan este se vuelve borroso y luego desaparece.
Y cuando creí que no podía ser peor, algo más sucede.
Unos altavoces se activan y reconozco la canción Paradise City sonar como una mala broma.
El sonido de las guitarras se mezclan con los gritos y los gruñidos bestiales.
Escucho a Zack lanzar maldiciones y sé que no es a pesar del desastre frente a nosotros sino que le está hablando a Natalia a través del vínculo y por su expresión asesina ella no ha contestado.
Lanzo por los aires a más de una docena y les prendo fuego, cuando caen sobre los próximos que se acercan a nosotros, los otros también se prenden. Pero eso no los para, ellos siguen avanzando, siguen queriendo nuestra sangre.
Jesse los congela en sus lugares como estatuas, por otro lado Lukas los hace levitar, utilizando a un par como una bola de boliche y derribando a otros para darnos tiempo de combatirlos.
Las armas se disparan y el olor a sangre queda en el aire. Estamos casi ciegos y casi sordos a causa de los obstáculos de Mauro.
-¡Apaguen esa mierda!- Grita alguien... antes de ser devorado vivo. Sus gritos son interrumpidos cuando un grupo de Caníbales le desgarran la garganta y le arrancan la cabeza del cuerpo. Aparto la mirada y disparo de espaldas con Jordy.
-¡Jordy los altavoces!¡Tenemos que apagarlos antes de que atraigan a más de estas cosas!- Ese era su propósito pero estaba de más agregarlo. Jordy dispara precisamente y logra esquivar un mordisco en su brazo derecho rompiendo la quijada de uno de los Caníbales con la culata del arma. La mandíbula se le desencaja y sangre negra y coagulada brota de los agujeros de bala en su cuerpo, le disparo en la frente antes de que llegue de nuevo a nosotros.
-Es una putada.- Dice Lukas agitado.- Siendo mi canción favorita ahora es como una sentencia de muerte. Yo me encargo.- Dice queriéndose abrir paso.
-¡No!- Grito derribando al Caníbal que quería atacarme a mi derecha y sujeto a Lukas del codo.- No, tú no, te necesito a mi lado.
-Pero...
-Por favor.- Le pido.
Tal vez es la expresión de mi rostro o tal vez la impotencia en mi voz, pero se queda.
Es horrible, totalmente horrible ver cómo esas cosas devoran a muchos de los nuestros en segundos, escuchar sus gritos agónicos antes de morir. Por donde quiera que vea, hay Caníbales, por donde vea hay sangre, pedazos de cuerpos a medio comer.
Muerte y sangre, dolor y pena. Eso es lo que hay en este lugar.
Y todo fue planeado por Mauro.
Todo esto...
El cielo relampaguea, truena y hace que el cielo se ilumine en tonos violetas y blancos. La busco con la mirada pero no puedo encontrarla.
Está viva, Elis está viva. Siento alivio inmediato.
Decirle que necesito encargarme del sonido sería más fácil si fuéramos compañeros, compartiríamos esa conexión sin siquiera abrir la boca.
Entonces tengo una gran idea.
-Hay que reunirlos, están esparcidos, necesitamos acorralarlos.
Jordy quien lucha contra dos al mismo tiempo y sin balas, me mira de reojo con la mandíbula tensa.
-¿Cómo demonios planeas hacerlo? No es como si se dejaran manipular o algo así.- Hace una mueca de asco cuando les disparo en la cabeza y la sangre le salpica el rostro.- Como sea, déjame ir por el audio, luego veré cómo hacer lo que quieres, supongo que tiene que ver con esos rayos.- Señala el cielo.
Me quedo sin balas justo cuando cinco Caníbales corren hacia nosotros, los hago levitar y Lukas levanta en el aire balas caídas y los atraviesa con ellas en el cráneo. Me giro a verlo y se encoje de hombros.
-Zack me lo enseñó.
La canción se detiene sólo para volver a empezar.
Pero cuando volteo hacia Jordy ya no está.
Entonces levanto la vista hacia los reflectores, veo una silueta desdibujada cerca de ellos, tengo que entrecerrar los ojos...
Caigo al suelo y estoy cara a cara con un Caníbal con el torso desgarrado y sin piernas, él abre la mandíbula, impulsándose hacia mi rostro.
-¡Caín!- Escucho que me llaman.
Detengo a la cosa de la mandíbula antes de que me muerda y rechino los dientes por la fuerza con la que insiste en abalanzarse hacia mi. Su cabeza se mueve violentamente en busca de morderme los dedos. Lo sostengo con una mano mientras que con la otra encuentro la daga en mi cinturón y la meto en su garganta.
La sangre me cae en el brazo, hago una mueca mientras suelto la cabeza totalmente quieta al suelo.
Estaba por soltar aire pero entonces veo la pequeña manada que amenaza con acorralarme, uno de los más cercanos se abalanza sobre mis piernas y yo retrocedo gateando, cuando sus manos se cierran sobre mi tobillo yo intento cortar la mano con la daga pero entonces otro me desgarra el hombro con sus largas y sucias uñas y luego veo otro venir y luego otro.
Hago que a los dos que me sostienen les exploten las cabezas como si de bombas se trataran. Me tapo la cara con el brazo para evitar ser salpicado de más sangre en los ojos y la boca, con eso me da tiempo de levantarme y seguir atacando con la daga.
Los rayos caen, son tan precisos que asustan.
Sólo Caníbales caen por ellos, a veces en grupos, otros van uno a uno. Es cuando me doy cuenta de que la silueta que vi trepada en el muro cerca de los reflectores es ella, Elis.
-Esa es mi chica.- Digo con orgullo.
Ella podría quemar los altavoces pero se llevaría con ella la energía, si lo hace estaríamos peleando a oscuras y esos ería grave para nosotros. Tiene que ser a mano.
Jesse está en el suelo, hay un Caníbal sobre él y las mandíbulas de este están cerca del rostro de Jesse.
Corro hacia él, clavando la daga en diferentes cráneos Caníbales hasta llegar a él. Pateo a la cosa en un costado y cae de lado antes de que le explote la cabeza con un movimiento de manos.
Le tiendo la mano a Jesse y él la toma y se levanta.
Respira con dificultad, sus ojos asustados y furiosos.
-Maggie está en el otro grupo.- Traga saliva, totalmente alterado.- Nadie contesta por el intercomunicador...
Congela a los Caníbales más próximos a nosotros y sacude la cabeza con brusquedad.- Sé que algo le ha pasado, me duele aquí.- Señala su pecho con preocupación.
-Iremos por ellos, lo prometo Jesse, esto no ha terminado, no hasta que el último de nosotros muera y eso no sucederá esta noche. Ahora, necesitamos que esa jodida canción se calle de una vez porque sino...
-¡Se acerca otra horda!- Alguien informa con un grito.
-Mierda.- Eso es justo lo que me temía que pasara.
-Necesitamos esquivarlos para poder salir de aquí, están invadiendo la salida.
Estamos en medio de un gran terreno protegido por un muro de concreto tan grueso como las llantas de un camión, si queremos salir entonces debemos derribar las barreras.
-Necesitamos a Devon.- Puede traspasar el muro, estoy seguro de que puede.
-La última vez que lo vi... yo... no recuerdo.-Jesse niega con la cabeza. Los Caníbales nos rodean.- Encarguémonos de ellos primero.
Nos ponemos espalda con espalda.
El chico que una vez odié y yo, ahora cuidándonos el uno al otro, el fuego y el hielo luchando juntos, sin barreras, sin discordia.
Mientras él los hace estatuas de hielo y los hace añicos después, yo los hago estallar como bombas.
Y más allá Elis los hace caer con el poder de sus rayos, otros atacan con sus armas, otros usan sus maravillosos y poderosos dones.
Caníbales vuelan por el aire, se hacen piedra y hielo, son desgarrados, envueltos en burbujas de agua gigantes, otros son convertidos en cenizas y partículas por la chica muerte.
La música cesa, siento que pasaron mil años hasta que por fin lo hace y cuando miro hacia donde estaban los altavoces en lo alto del techo de la prisión, veo a Devon junto con Jordy. Devon está dándole puñetazos al aparato ahora mudo y Jordy es acompañado por un grupo de arqueros quienes le disparan a los Caníbales desde el techo.
Jesse y yo corremos hacia el edificio, llevándonos sustos de muerte al casi ser asesinados por balas perdidas.
-Tenemos que entrar al edificio para entrar.- Dice Jesse apurado. Lo sujeto del brazo.
-Eso no.- Lo tomo por debajo de las axilas y lo siento removerse.
-Caín ¿Qué demo... ? Ahhh- Grita mientras nos llevo hacia el techo de un salto.
Jordy se nos acerca pasando a los arqueros, Jesse se sostiene las rodillas.- La próxima vez me avisas.- Dice levantando la mirada.
Jordy se ríe.
-No seas marica.
-No habrá una próxima.- Le digo a Jesse. O al menos eso espero. Y luego me giro hacia Jordy.- Necesito que Devon haga agujeros en el muro para que podamos salir. Hay una horda que se avecina y entrarán por la entrada principal, nos encerrarán aquí y para ser sinceros, no toleraremos más tiempo así.
Devon se acerca.- Puedo hacerlo pero tengo que hacerlo ya, el muro parece demasiado grueso, me costará más atravesarlo.
Si Abby y Sam estuvieran aquí...
-Esperen, Lukas una vez se transformó en Aaron¿Cierto? Entonces el recuerdo del cambio quedó en él, puede volver a transformarse para tomar la textura que quiera, justo ahora necesitamos que tome una para poder atravesar los muros.
-Así como hizo con Aaron la vez pasada para ganarle a Aaron.- Dice Jordy.- Pero eso consumirá demasiada energía.
Me saco el collar del bolsillo y la piedra se desplaza de un lado a otro con lentitud. Casi podría sonreír.
Soy un genio.
-Podría hacerlo yo mismo, el camuflarme, sin embargo fue él quien lo hizo la primera vez, yo no tengo la esencia de Aaron así que no podría, ni siquiera puedo recordar bien su rostro. Lukas puede.
Confío en que puede.
-Entonces vamos por el chico.- Dice Devon.- Salgamos de aquí y vayamos por esos hijos de puta.
Buscamos a Lukas entre la gente, cuando lo encontramos le explico el plan lo más rápido que puedo y se queda viendo la piedra que cuelga entre nosotros.
-¿Crees que pueda hacerlo?- Sé que no se refiere a que si podrá conjurar el hechizo de camuflaje o cambio de cuerpo, se refiere a que si podrá absorber un poco del poder de la piedra sin consumirlo todo por su anterior adicción.
-Sé que puedes.- Le aseguro.- Confío en ti, eres fuerte, incluso más que yo y sin duda más valiente. Ve y sácanos de aquí.
Sus ojos se iluminan mientras toma la piedra con las manos temblando. Se quita las gafas y las guarda en uno de sus bolsillos.
-Puedo hacerlo.- Se dice así mismo.- Puedo hacerlo...
Entonces lo hace. Le damos espacio para hacerlo mientras eliminamos a los Caníbales que quieren atacarnos. Rodeamos a Lukas dándole la espalda. El golpe de poder me hace estremecer cuando sucede el cambio y cuando miro hacia atrás ya no es a Lukas a quien veo sino a Aaron.
- Hola queridos, he vuelto.- Aaron nos sonríe de forma irónica, le lanzo una mala mirada.
-Vamos Lukas, hay que darnos prisa.
Lukas logra encontrar un material metálico dentro de las instalaciones porque cuando sale del edificio, él es de metal, un metal grueso que lo hace ver del doble de su tamaño y tan pulido que topo el caos se refleja en su cuerpo.
-Vamos a trabajar.- Le dice Devon antes de abrirse paso entre la multitud.
Los Caníbales se abalanzan sobre Lukas, intentan morderlo y lo único que logran es desfigurarse la boca, Lukas se los quita con una sacudida del cuerpo y a los que golpea con sus puños salen volando a más de dos metros de distancia.
-Ese niño a veces me da miedo.- Comenta Jordy.
-Dímelo a mi.- Dice Jesse.- Es peor que Caín.
Y entonces volvemos a la batalla.
Con cada segundo que pasa, más de una docena cae, ya sea de los nuestros o de los Caníbales.
Con cada segundo, las balas se empiezan a agotar.
Lukas y Devon hacen grandes agujeros en los muros, la gente está empezando a evacuar.
No todos lo logran, algunos son atrapados por garras y dientes, otros son golpeados por balas por error.
Otros que ya están mordidos deciden quitarse la vida o sacrificarse para ayudar a los otros a salir.
Cuando ayudo a Elis a bajar de lo alto del muro veo el dolor en sus ojos cuando ve a Lukas pareciendo ser Aaron y envuelvo mi mano en la suya.
Y cuando los últimos intentamos salir, disparando las últimas balas que nos quedan, utilizando hasta lo último de nuestras energías tratando de que ellos no se acerquen a las salidas hechas por los chicos, algo terrible sucede. Los pocos Caníbales que quedaban se duplican porque la horda que antes estaba siendo retenida por el grupo número dos de apoyo ya ha llegado hasta la prisión.
Eso sólo significan dos cosas.
O ese grupo ya fue vencido o fueron inteligentes y se batallaron lo más que pudieron antes de retirarse.
-¡Elis, ahora!
Elis da un paso hacia adelante y eleva sus brazos al cielo.
El cielo parece partirse en pedazos por el estruendo de sus truenos. Lenguas eléctricas azotan la tierra con fuerza y poder.
Se nos eriza el pelo a los que nos quedamos para ver a Elis en acción. Yo no puedo evitar estremecerme por la sobrecarga de poder.
Ellos caen por grupos, sus cuerpos putrefactos quemados, rostizados y echando humo.
El grito de ella es tan fuerte que en algún momento se le rompe la voz. Sus dedos se crispan y cuando se cierran en puños fuertemente cerrados quedamos a oscuras.
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