Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3

Capítulo dedicado a marielys_22 por haber sido su cumpleaños y por ser una fiel lectora. Felicidades ;)

Algo me despertó, me hizo abrir los ojos de golpe.

Cuando logro aclarar mi cabeza me fijo a mi alrededor, sigo en la recepción del edificio, donde se suponía debía hacer guardia junto con Devon y Cam, y donde se suponía, no debía dormirme.

Pero lo hice y al parecer y algo estaba ocurriendo.

Veo a ambos chicos avanzar hacia la puerta cubierta por las láminas metálicas y me incorporo del piso.

-¿Qué ocurre?- Les pregunto llegando hasta ellos, Cam me lanza una mirada.

-Escuchamos ruidos en la calle, creo que son los caníbales atacando a un grupo que estaba escondido en un edificio cercano.- Miro hacia atrás, donde las dos velas iluminan tenuemente la sala y me pregunto si sería mejor apagarlas.

Me reprendo a mi misma por dormirme, por dejar que el cansancio gobernara mi cuerpo y empañara mis obligaciones.

-Pobre gente.- Murmura Devon negando con la cabeza. Lo veo acercarse más a la puerta pero obviamente no ve nada ya que las láminas lo impiden.

-No podemos hacer nada.- Le contesta Cam con voz seca.- No tenemos armas suficientes para enfrentarlos y seguramente más llegarían por sus compañeros caníbales así que nos quedaremos aquí,a salvo.

A veces se me olvida que ellos antes eran cazadores, pero cuando los veo luchar y hablar de esta forma lo recuerdo todo de golpe. Sam solía ser así, lo recuerdo.

No sé qué hora es, ya no contamos con relojes o celulares, últimamente usamos el sol para saber qué hora es pero aquí encerrados difícilmente lo sepamos.
Alguien grita en la calle, se siente tan cerca que automáticamente llevo mi mano hacia mi daga. Me acerco tanto como Devon hacia la salida para escuchar mejor. 

Pero pronto me doy cuenta que no era necesario acercarme para escucharlo, porque más gritos empiezan a invadir la noche, gritos desgarradores que retumban en los oídos hasta el alma. 

Hay una explosión cercana, el suelo vibra debajo de nuestros pies pero no es tanta la intensidad como para hacernos tambalear, solo temer por la gente de afuera.

-Deben estar tratando de sacarlos de los edificios.- Murmura Cam.

-Y la gente debe estarse defendiendo.

Esto no es nuevo, he escuchado encuentros así antes, los he visto a través de la ventana de algún edificio, siempre es igual de desgarrador, ver a toda esa gente morir, ser atacada, torturada y despedazada por los Caníbales y era aún peor cuando los veía levantarse y hacerle lo mismo a otros a causa del virus. Me hacía cuestionar cuando sería mi turno.

-Es mejor dejarlo pasar pero estar alerta por si se acercan demasiado...- Empieza a decir Cam y yo le estoy prestando toda mi atención hasta que lo escucho, el grito de una niña, luego otros niños se le unen y yo no puedo evitar angustiarme.

-Hay niños ahí.- Les digo a mis compañeros con tristeza.

Niños, niños inocentes en garra de esos monstruos.

-Las cosas no cambian Abby, no podemos...

-¡Mamá!- Grita una niña a todo pulmón.-¡Mami ayúdame!- Los gritos se hacen más fuertes y también los gruñidos patosos de los Caníbales.

Mi corazón empieza a acelerarse, mi corazón, aún vivo, aún humano a pesar de todo. Sé que si estuviera afuera huyendo de esas cosas, sin un arma, sin esperanza, estaría asustada y deseando morir lo más rápido posible para no sufrir el dolor de ser convertido en uno de ellos, desearía mantener a mi familia a salvo aunque eso signifique arriesgarme por ellos.
-Yo...

-Abby.- Me llama Cam.- No puedes arriesgarlo todo por un par de personas, no puedes salvarlos a todos.

-No a todos, pero a ellos podemos...

-Yo no me arriesgaré, estoy aquí porque quiero, porque confío en todos ustedes y quiero sobrevivir pero te equivocas si piensas que moriré por alguien que no sea yo mismo.

-Lo comprendo Cam, es tu forma de pensar, está bien, pero yo tengo la mía y estoy segura de que a pesar de todo, sigo sintiendo, sigo queriendo salvar a los que pueda y si puedo ayudar a esa gente, a esos pobres niños, lo haré.

Me mira enfadado.

-¿Estás consiente de que estaría arriesgándonos a todos nosotros, nuestra ubicación, nuestras pocas armas e incluso nuestras vidas por unos extraños? ¿Harás eso?¿Arriesgar a tu familia por ellos? 

Me quedo callada procesando sus palabras porque aunque fuertes, sinceras.

Y tiene razón, me doy cuenta con pesar. Porque al salir les enseñaríamos a todos los Caníbales cerca que estábamos escondidos aquí y podrían entrar y acabar con todo lo que quiero en un abrir y cerrar de ojos. Me encuentro entre la espada y la pared. Entre ese grupo de desconocidos en peligro y mi familia, también en peligro.

Una sombra se mueve por el pasillo, alertándonos a los tres, pero sólo es Natalia que se acerca, junto a Zack.

-¿Qué está pasando? Escuchamos los gritos.- Dice ella sin cara de haber sido despertada recientemente.

-¿Se escucha todo hasta las oficinas?

-No, no hasta ahí, nosotros estábamos hablando en la sala de recepción y los escuchamos a ustedes y luego a ellos.- Zack señala hacia afuera con su cabeza inclinándola levemente.  

-Sí, ya se lo decía a Abby, debemos estar atentos por si deciden acercarse demasiado...- Les dice Cam pero Natalia no lo ve a él, me ve a mi y sé el peso de su mirada. En silencio me pregunta lo que pienso y le respondo con una mirada angustiada, sé que lo ve, mi impotencia por hacer algo, por ayudarlos. 

Y capto el momento en que Natalia mira a Zack y este pareciera absorto a sus pensamientos antes de que su mirada viaje a ella como si entendiera... como si leyera lo que ella piensa. Y no es la primera vez que los atrapo haciendo eso, es como si se comunicaran en silencio, así como James y mi madre, así como Sam y yo. Pero la duda sigue en mi cabeza sin poder confirmar mis sospechas todavía.

-¿No han pensado en que podríamos ayudarlos?- Pregunta Zack y veo a Cam rodar sus ojos de forma exasperada.

-Oh vaya, otro mártir.- Se queja él.

-No es por ser mártir.- Le respondo yo.- Es por conservar nuestra humanidad, ellos nos necesitan.

-Y quizá podamos ayudar.-Concuerda Natalia.

-Ustedes no lo están pensando bien, son Caníbales por si lo olvidaron, monstruos que sólo pueden matarse si les cortas o disparas en la cabeza y por si lo olvidan también, si uno de ellos los muerde, están fritos, no, están muertos porque no crean que los dejaré acercarse al resto estando contaminados.

-Tus palabras son duras.- Le regaño.- Pensé que todos estábamos del mismo lado, somos una familia, la familia se protege entre sí.

-Lo sé y aunque  no lo creas los valoro, a cada uno de ustedes y es lo más sentimental que me escucharás decir en mi vida pero incluso para la familia hay un límite, el mío es la muerte y yo no moriré por una estupidez  como esta.

No voy a negarlo, me sorprende escuchar que nos valora e incluso me alegra el hecho de que se ha podido integrar entre nosotros, porque al principio todos estábamos divididos, antes, no éramos un sólo grupo sino que éramos varios grupitos que se juntaban cuando era necesario, ahora somos uno, conviviendo juntos, arriesgando todo por todos, pensando como uno. Pero aún así, a Cam le falta sentir, le falta pensar un poco más como persona y menos como cazador.

-Son niños Cam.- Le recuerda Zack en voz baja.- No tienen con qué defenderse, son más débiles que nosotros e incluso a su edad, puede que ni siquiera sus dones los salven porque son demasiado jóvenes para controlarlo, nos necesitan.

-Nosotros necesitamos sobrevivir, necesitamos que Caín lidere al grupo en ese búnker para que podamos luchar con esos hijos de puta que nos han quitado todo, pero para eso debemos estar vivos, todos y no lo lograremos si se detienen a proteger a alguien en cada vuelta de la esquina.

-Ese es el problema Cam, no lo hemos hecho en mucho tiempo, no realmente. Porque nos ocultamos por meses en Old Town, ni siquiera sabíamos cómo era realmente la vida aquí afuera hasta que nos obligaron a salir como unas malditas cucarachas y ha sido difícil para nosotros, imagina cómo ha sido para todos ellos, niños, jóvenes, adultos, ancianos... todos ellos, que ni siquiera estaban preparados y en todo este tiempo nos hemos preocupado por mantenernos con vida sin pensar en ellos, los que están afuera.- Le contesto con amargura, no sólo por su actitud sino por la verdad.

-¿Te parece poco acaso el hecho de que lucharemos contra los Primeros?- Me pregunta él.

-No, pero incluso eso lo hacemos por nuestras propias razones y lo sabes. Es tiempo de ayudar Cam, de ser diferentes a ellos, a los Primeros¿Y sabes cómo podemos lograrlo?- Lo veo negar con la cabeza y yo sonrío de lado, una sonrisa triste.- Siendo más humanos.

Por el rabillo del ojo veo a Sabrina y Jordy apoyados en el marco de la puerta que lleva a la sala de espera, me sonríen de la misma manera que yo lo hacía hace unos segundos y cuando veo a mi alrededor veo algo en los ojos de mis amigos, algo que las palabras no le hacen justicia.

Cam mira hacia otro lado evitándome y Devon se acerca y lo agarra por los hombros de forma fraternal.

-Nunca antes he luchado por alguien que no sea yo mismo.- Admite Cam.

-Entonces es tiempo de hacerlo.- Lo aliento yo.

Y entonces todos escuchamos una explosión y esta vez cuando el suelo tiembla nos hace mirar hacia las paredes que se empiezan a agrietar.

-¿Qué está pasando afuera?- Se acerca Sabrina de manera ágil en las sombras hasta llegar con nosotros y detrás de ella Jordy hace lo mismo.

Miro hacia la puerta y ruego porque no se abra desde afuera.

-Si vamos a actuar que sea rápido.- Natalia habla rápidamente por los nervios.

-Bien, entonces, deberíamos despertarlos...- Empiezo a decir.

-No, si los despiertas a todos entonces se inquietarán, despertaré a mi hermana, a Maggie y a Elías para que nos cubran mientras salimos.- Dice Zack y un carraspeo nos hace girar.

Y ahí parados están Jesse, Caín, Lukas, Maggie y Elías, con el cabello despeinado cada uno por dormir en el suelo duro de las oficinas.

-Eso no será necesario.- Dice Caín con mirada dura.-¿Planeaban hacer una fiesta sin invitarnos?

-Me parece de mala educación.- Concuerda Elías mirando a su hermano.- La decepción, la traición, hermano.

Jordy se ríe.- Hijos de puta, es nuestro tiempo de brillar, no se metan.
Y entonces Caín y Elías se ríen con él y la tensión en mis hombros que surgió por pensar que Caín podía haberse enojado por actuar a sus espaldas desaparece.

-Entonces.- Dice Maggie animada.-¿Vamos a patar algunos traseros caníbales?

-Oh sí.- Contesto yo.

Un minuto,

un minuto es lo que me lleva enfundarme el traje, dejando en mi piel una estela de recuerdos a su paso.

Un minuto es lo que le lleva a Sabrina y a Jordy subir a la azotea del edificio y ver cuán grande es el grupo al que nos enfrentaremos.

-No son tantos, podemos enfrentarlos, están atacando un edificio lleno de refugiados, la mayoría niños y adolescentes pero al parecer hay un grupo luchando en la entrada es lo que les impide entrar.- Nos dice Jordy mientras Natalia empieza a quitar el metal de la puerta con un movimiento de manos, el metal se desprende y queda suspendido en el aire. Ella se quedará junto con Zack, Maggie, Lukas y Jesse. 

Caín, Devon, Cam, Sabrina y Jordy saldremos a luchar.

Sin armas, al menos no tantas como desearíamos, usaremos nuestros dones como escudo.
Fuerza, rapidez, magia y fuego. Eso es lo que somos.

Cuando Jordy abre la puerta el ruido no tarda en entrar pero no me preocupo por los que están dormidos ya que Caín los hechizó para evitar alarmarlos pero si algo malo ocurre que ponga en peligros, ellos despertarán sin problemas, además los chicos se encargarán e cuidarlos desde adentro. 

Lo primero que veo al salir es el fuego, los edificios ardiendo, las lenguas de fuego saliendo hasta por las ventanas, el humo subiendo hasta el cielo y perdiéndose en la noche estrellada.
Y la gente que corre despavorida y grita y teme.
Y los veo a ellos, gruñendo y tomando lo que no deben. Las vidas de muchos.

Cam y Devon se posicionan frente a mi, lo noto, en un movimiento ágil y que podría pasar desapercibido pero para mi no, es como si lo hicieran de manera automática. Pero tengo la ventaja de no ser tan pequeña por lo que logro ver por encima de sus hombros poniéndome de puntillas.

Y sé que no debería escandalizarme después de haberlo visto tantas veces, pero no puedo evitar las náuseas al ver a un Caníbal encima de una mujer y sacando de su cuerpo lo que para él es comida o el ver a un niño siendo capturado por uno de ellos, veo el reflejo del miedo en sus ojos y no soy la única porque todos empiezan a moverse para ayudar y yo con ellos.

Nos separamos  cubriendo toda la calle, algunos empiezan a percatarse de nuestra presencia, la mayoría Caníbales y empiezan a correr hacia nosotros. Sangre en sus bocas, ojos inyectados en sangre, olor putrefacto, es fácil de distinguirlos.

La primera oleada de ellos es eliminada por Caín, quien con un ayuda de Sabrina los hace retorcer de dolor y en unos segundos, mientras caen al suelo gritando y arañando el suelo, su cerebro se está partiendo en dos y ellos caen rendidos.
Y justo eso es lo que hace que la atención se centre en nosotros, el pequeño grupo de individuos con las agallas de enfrentarlos. Y los civiles aprovechan eso para correr, al menos los que pueden. 

Y entonces el caos se desata.

Porque los Caníbales están furisos y sedientos de sangre y nosotros  cansados de correr en dirección contraria y sed de venganza.

Mi mano va a mi cinturón espada, mis dedos se curvan al rededor de la empañadura escondida mientras avanzo, trazando mis planes en la cabeza mientras saco el arma de mi cintura y cuando los Caníbales corren hacia mi y el grupo yo estoy lista.

Levanto mi espada, la luz de la luna se refleja en la hoja antes de que esta se hunda en la cabeza de uno de ellos, la sangre mancha mis manos y mi mentón pero eso no impide que siga cortando. Cortando y matando, cortando y matando.

Blandiéndola nuevamente logro derribar a dos más, Caín, Sabrina y yo les abrimos paso a Jordy, Devon y Cam para que ayuden a los civiles a escapar y a lo lejos veo al grupo del que Sabrina y Jordy nos hablaron brevemente, cruzo mirada con una chica de cabello rubio y puntas azules por unos segundos y una sonrisa torcida se forma en su rostro, una sonrisa letal que me hace regresarle el gesto.  

Un grupo me rodea, seis de ellos, escucho sus sucios comentarios sobre mi sangre en sus lenguas y mi carne en sus ensillas pero es lo último que dicen antes de que una ola de fuego se libere dentro de mi y produzca que sus cerebros se escalden y luego chamusquen, ellos no sobreviven a eso y yo camino sobre sus cuerpos para hacerme camino hacia adelante y es cuando veo a un Caníbal tomando a un niño por el cuello y abriendo su boca con sus dientes afilados como tiburón, listo para arrancarle un buen trozo de su carne.  

-¡No!- Grito porque estoy muy lejos como para llegar a tiempo.

Veo a mi derecha, donde Caín está arrinconado tratando de eliminar al grupo que lo apresa y donde Sabrina está guiando a un grupo de chicos lejos del caos y los chicos deben estar dentro del edificio, despejando el paso para que los que están ahí puedan salir sin ser mordidos o masacrados. 

Y aunque estoy corriendo para ayudar el chico, los dientes del Caníbal están por enterrarse en el cuello del chico, estoy por darme por vencida hasta que un chico rubio cae de cuchillas de uno de los edificios, justo al lado del Caníbal y le rompe el cuello tan rápido que incluso no he terminado de frenar el paso cuando el Caníbal cae al suelo y mucho menos llego hasta ellos cuando el rubio ya está clavando un cuchillo en medio de sus ojos. El niño aterrado retrocede hasta toparse con el edificio y mira con horror a su anterior atacante. Llego hasta el traspirando pero lo agarro por los hombros.

-¡Espera!- Murmuro cuando intenta alejarse al retorcerse por mi contacto. Me agacho para quedar a su altura y lo tomo de las manos.- Estás bien, estás a salvo.- Le aseguro, él me mira con sus ojitos abiertos de par en par rellenos de dolor, angustia y temor.

-No eres... uno de ellos.- Murmura con miedo pero siento sus manos relajarse y en un segundo sus ojos me dejan para mirar tras de mi.

Siento un golpe a un lado de mi cabeza y con un quejido caigo de espaldas al suelo.

-Auch.- Murmuro tocando mi cabeza y mirando hacia el rostro que me observa desde arriba, un rostro enojado y unos ojos oscuros interrogativos.

Lo veo levantar el mismo cuchillo ensangrentado que atravesó al Caníbal y capto un micro segundo darme cuanta de que quiere clavarlo en mi.

-¡Alto!- Exclamo al mismo tiempo que el niño le grita 

-¡No!
El rubio mira hacia él con una ceja arqueada y aprovecho eso para levantarme y tomar la espada que había dejado caer para tomar las manos del pequeño y apunto en dirección del cuello del rubio.

-Estamos del mismo lado.- Siseo, él ni siquiera parece aterrado, sólo me mira interrogante mientras levanta las manos en alto.

Siento unos bracitos envolverse a mi alrededor y cuando bajo la mirada miro al niño pegado a mi, me entra una oleada de emociones que no puedo explicar en este momento pero no dejo que el chico al que apunto con la espada lo note.
Lo escucho resoplar.- Pues te aconsejo que en vez de apuntarme a mi le apuntes al putrefacto que se acerca corriendo a nosotros.

-¿Qué...?- me giro a tiempo de verlo.- Oh mierda.

El rubio se mueve rápido y arranca al niño de mi pierna y yo ataco al Caníbal con una estocada que le da erróneamente al pecho, retiro la hoja y esquivo el puñetazo que el calvo me da y la siguiente estocada le arranca la cabeza de su cuerpo. Bajo la espada y me giro al rubio, le tapa los ojos al pequeño y él me está mirando con una sonrisa maliciosa.

-Vaya, ahora sí me convenciste.- Blanqueo mis ojos.

-Tú a mi no.- Miro al niño que se escapa del agarre del chico y corre hacia mi.

-Parece que se ha encariñado contigo.- Dice levantándose e irguiéndose.

Lo ignoro para dirigirme al pequeño.-¿Tienes a alguien que espere por ti?- Asiente.-¿Quién?

-Mi madre, ella estaba en ese edificio.- Señala el mismo edificio en el que los chicos entraron, hay una pequeña horda de Caníbales, sin duda mucho más pequeña que antes en la entrada y algunas personas que luchan contra ellos.

-Tengo unos amigos ahí, mantendrán a tu madre a salvo.- Le aseguro acariciando su cabello sucio y pegajoso por la sangre que brota de una herida en su frente.

-Gracias señorita.- Me río y asiento.

-Te llevaremos con ella.- Levanto mi mirada hacia el lugar donde estaba el rubio pero hora no hay nadie.

Miro a mi alrededor y tomo la mano del pequeño, deslumbro a Sabrina a lo lejos, le está despejando el camino a varias personas.

-Vamos, por aquí pequeño.- Empiezo a trotar con él a mi lado y les prendo fuego a los Caníbales que amenazan con acercarse.

-¡Abby!- Escucho cómo alguien me llama, miro hacia los dos lados en busca de la voz de Caín y puedo verlo correr hacia mi con ímpetu pero en medio del camino algo lo derriba, su cuerpo cae debajo de otro al suelo y me doy cuenta de que otros Caníbales se aproximan a él.

Miro al niño a mi lado y aunque me cuesta respirar por la adrenalina le digo:- Ven detrás de mi y grita si alguien se acerca para atacarte, él asiente violentamente y cuando empiezo a correr hacia Caín, lo siento venir detrás.

Lanzo mi espada hacia la espalda del Caníbal y lo atraviesa dejándolo congelado, Caín aprovecha eso y se lo quita de encima con una patada, incorporándose agarra el mango de la espada que atraviesa al hombre y la saca sólo para cortar su cabeza. 

Su cabeza rueda y produce un sonido viscoso cuando rebota en el suelo, miro a Caín quien me lanza la espada de regreso, la tomo del mango y me posiciono a su lado para enfrentar a los Caníbales que se acercan.

-Déjamelos a mi, puedo con ellos.- Me dice agitado. Lo codeo y me mira.

-Presumido.- Sonríe al tiempo en que señala al edificio con la cabeza.

-Ve a ayudarlos, yo estaré bien.- Asiento sabiendo que es lo mejor y tomo la mano del niño que sin duda está traumatizado por lo que ha visto esta noche y nos guío al edificio. La entrada está despejada por Sabrina y Jordy en la entrada.

Hay todavía grupos de Caníbales pero la mayoría corre lejos y los pocos que se quedan se enfrentan a los desconocidos, veo al rubio entre ellos y a la chica que me sonrío antes, luchan espalda con espalda y parecen realmente buenos en lo que hacen.

Cam con su don de la velocidad ayuda a sacar al doble de personas que Devon y las guía a otro más seguro ya que el anterior estaba envuelto en llamas.
Me acerco a Sabrina.- Necesito que lo vigiles, apagaré el fuego para evitar que más de ellos vengan.

Tomo al niño de la mano y asiento para que confíe en mis palabras.- Regresaré.

Sus labios tiemblan mientras asiente y respirando profundo dejo que Sabrina lo envuelva en sus brazos.

Cam me pasa, deja a dos señoras mayores fuera.-¡Necesitamos ayuda adentro, el edificio se cae a pedazos!- Me advierte. Y yo corro hacia la entrada. El humo oscurece más el ambiente y debe ser horrible para los que no son Orígenes de fuego.

Subo unos escalones y me encuentro con Devon, su rostro manchado con negro en sus mejillas y frente, carga a un adolescente desmayado.

-Un anciano en el último piso Abby.- Me dice bajando.

Corro lo más rápido que puedo y me doy cuenta de que en el tercer piso es donde el fuego se originó, lo noto por la fuerza de las llamas. 

Estiro mi brazo e inhalando profundo llamo silenciosamente al fuego que asecha a mi alrededor. Soy un imán, las llamas empiezan a inclinarse hacia mi, yo camino en medio de la habitación y succiono con más fuerza, soy el núcleo ahora y yo le estoy ordenando al fuego que se extinga. 

Abro mis brazos y como un abanico hago que el fuego se apague, desaparece frente a mis ojos y ni la más mínima chispa queda a mi alrededor.

Puedo sentir el bajón en mi cuerpo, ese mismo que siento cuando consumo mucho poder y sé que serán necesarios varios días de sueño para recuperar del todo mi energía. 

Llego al último piso y veo al hombre, al anciano en el suelo presionándose el hombro con los dientes apretados por el dolor, corro hacia él. Primero me mira con miedo pero al ver que lo ayudo a levantarse suelta aire aliviado.

-¿Yo lo hice?- Me pregunta con voz temblorosa mientras lo ayudo a bajar por las escaleras chamuscadas. 

-¿Disculpe?

-El fuego¿Lo apagué yo?

Lo miro de reojo con el ceño fruncido.- No señor, yo lo hice.

Suelta un suspiro apenas audible.- Oh, pensé... pensé que habían vuelto.

Paro en el segundo piso para revisar su hombro.-¿Es usted un Origen de fuego?- Le pregunto sonriendo amablemente. El señor asiente cansado.

-Sí, pero hace años que no usaba mis dones ya hora, mientras ellos le prendían fuego al edificio para hacernos salir quise ayudar pero...  es como si mi don no contestara a mi llamado.

Hago un torniquete con un trozo de su camisa sobre su herida para evitar que siga sangrando.- Sé cómo se siente señor, hubo un tiempo en el que mi don me mandaba directo al buzón de voz.- Logro sacarle una risita.

-Gracias niña, pensé que me abandonarían ahí arriba¿Cuál es tu nombre?
-Soy Abigail Williams.

Sus ojos se agrandan y parece escanearme con la mirada.- No puede ser.- Murmura confundido.-¿Conoces a Caín Warner?

Es mi turno de mirarlo de esa forma y no puedo evitar que mi ceño se frunza.-¿De dónde lo conoce?

-Niña, el nombre de Caín Warner y Abigail Williams es bastante sonado ahora.

-¿Qué?¿Por qué?- El corazón me late rápido mientras seguimos bajando hasta el último piso, preguntas se formulan por sí solas en mi cabeza, sinceramente no entiendo lo que pasa.

-Ustedes desenmascararon a los Primeros, hicieron que la cultura de los cazadores desapareciera y nosotros, los que los conocemos, al menos sus nombres, hemos tenido esperanzas de que se levantaran para enfrentarlos una vez más.

Mi corazón se encoge y no puedo evitar sentir algo en mi pecho, sólo sé que mi corazón late como loco y que las manos y piernas me tiemblan.
-Tenemos fe en ustedes, al fin se han levantado para luchar.- El hombre sonríe y tose a causa del humo, pero no deja de sonreír.

Y para cuando llegamos a la salida noto ese cambio en mi, también cierta presión pero eso no evita que me sienta... diferente. Me conocen, la gente me conoce, sabe mi nombre y lo que he hecho. Nos conocen y confían en nosotros, en que podemos salvarlos.
-Sí, esa soy yo.- Le digo al hombre mientras tomo un sorbo del aire desde afuera.

Devon llega hasta nosotros y me ayuda con el hombre, lo toma con suavidad y lo lleva con el resto del grupo de sobrevivientes que se han quedado cerca.
Lo miro alejarse, parada en medio de la calle y con las piernas hormigueando. Soy Abigail Williams y ellos lo saben. 

Despierto de mi ensueño cuando miro a mi alrededor y noto que no hay ni un sólo Caníbal. Hay familias reunidas, sollozos desesperados y gente abrazada en el suelo. 
Y una fogata en medio de la calle a unos metros de donde me encuentro parada donde la gente está empezando a quemar los cuerpos de sus fallecidos. Así, como la última vez...

Sabrina me toca el hombro y la miro, hay un corte en su mentón pero ella parece no darse cuenta.

-Lo hicimos.- Murmura con cierto tono de orgullo.

Miro a ambos lados.-¿Dónde está el niño?- Pregunto preocupada.

-Oh, su madre lo encontró.- Se encoje de hombros.- Qué bueno que lo hizo, pobre pequeño.

Por alguna razón, aunque sé que es una buena noticia me llega un sentimiento amargo que me hace pasar saliva.- Bien, ahora está en buenas manos.

Toco mi cadera para asegurarme de que mi espada sigue ahí.

-¡Chicos vengan!- Nos grita Caín y nosotras empezamos a acercarnos, noto el dolor en mis pies con cada paso que doy. 

Pasamos la fogata, a su alrededor la gente llora a sus seres queridos que se han ido.

Veo el cabello blanco de Caín entre la gente y reconozco al chico rubio y a la chica junto a él, hay otro chico de cabello café oscuro y ojos de del mismo tono que no reconozco.

Justo cuando llegamos noto la presencia de Devon y Cam detrás de mi.

-¿Dónde está Jordy?- Pregunta Sabrina mirando de un lado a otro hasta que una figura se acerca del lado de Caín y Jordy aparece sonriendo de manera cansada.

-Aquí estoy.- Sabrina sonríe levemente, casi imprescindible.

El rubio me mira y yo le regreso la mirada de forma asesina, aún no olvido el golpe en mi cabeza, las constantes pulsaciones de dolor no me dejan olvidarlo.

-Chicos, ellos son Elis.- Caín señala a la chica quien asiente con una mirada penetrante y seria.- Este es Alexander.- Señala al rubio sonriente y luego señala al castaño, este es más alto que los dos anteriores y sin duda parece un poquito más mayor que ellos.- Y este es Aaron.

-Ajá¿Y quiénes son?- Pregunta Jordy confundido.- Digo, ya sabemos sus nombres pero ni idea de dónde vienen o qué hacen aquí.
-Venimos porque nos dimos cuenta de lo que pasaba en la zona.- Explica el tal Aaron.- Y somos de por aquí.- Agrega seriamente, no parece muy agradable el tipo, me recuerda a Sam cuando lo conocí pero sin duda mi chico es más sexy que este de aquí.

-Nosotros también hemos venido para ayudar a estas personas, me alegra que estuvieran ustedes para apoyar.- Les dice Caín de manera civilizada, esa forma suya de hablar como todo un líder.

La chica, Elias se le queda viendo.-¿Quiénes son ustedes?- Pregunta.- Y no te lo tomes a mal, gracias por salvarme y eso pero déjame aclarar que no lo necesitaba, lo tenía arreglado.

Caín carraspea y ladea la cabeza.- Si tú lo dices...
-Bueno, para contestar tu pregunta chica rubia...- Empieza a decir Jordy.- Somos Devon, Cam, Sabrina, Abigail, Caín y mi persona, Jordy.

Los ojos del rubio... digo, de Alexander se abren asombrados.- Espera ¿Tienen un Caín y una Abigail?¿Por casualidad no serán Abigail Williams y Caín Warner?

Aaron mira a su amigo (O supongo que lo son) con el ceño fruncido.- Eso es prácticamente imposible¿Qué estarían haciendo aquí?

Todos miramos confundidos al grupito de extraños.-¿Qué tiene si son ellos?- Pregunta Sabrina.- Y trataré de no ofenderme porque no se sepan mi nombre.

-Bueno, ambos son una leyenda, ellos y el grupo.- Dice Alexander aún pareciendo poco convencido.- Luego de lo de los cazadores no se ha sabido mucho de ellos, salvo que iniciaron los saqueamientos a hospitales.

-¿Disculpa?¿A qué te refieres?- Pregunto.

-Ellos entraron al hospital de Canadá y quemaron las muestras de sangre de infectados, luego de eso varios grupos de Orígenes y Medio Origenes, varios seguidores suyos han hecho lo mismo en todo el mundo.- Nos explica él.-¿No lo sabían?

Cam bufa.-¿Que si no lo sabíamos? Hombre, estuvimos ahí, estás parado frente Abigail Williams y Caín Warner.

Los tres nos miran, sus rostros sorprendidos y dudosos. Leyendas, así nos llamaron¿Es esto cierto? Sabía que nos conocían pero no sabía hasta qué grado. Y si lo que ellos dicen es verdad, si lo que ese anciano lo es, significa que el mundo necesita una voz, que para mochos, somos esa voz.
Y tendría aún más sentido el hecho de que los Primeros nos querían muertos, porque la gente habla de nosotros, la gente tiene esperanza de vencerlos.
-No puede ser.- Dice Alexander.- Te acabo de golpear en la cabeza...

Sonrío de lado.- Sí, como dije antes, no lo he olvidado.   

-Pero¿Qué hacen aquí? ¿Acaso piensan luchar contra los Primeros?- Pregunta Elis.

Nos miramos entre todos, sin duda pensando lo mismo. Que no podemos confiar tan rápido en ellos.
-Entiendo.- Dice Aaron.- No nos dirían aunque así fuera, es normal, no nos conocen.

Caín me mira como pidiendo una opinión para hablar o no pero me encojo de hombros, él es quien mejor decide. Noto el momento en que decide encararlos.

-Ese es el plan, enfrentarlos, sin embargo no tenemos gente aún, ni muchas armas.

-¿Sólo son ustedes?¿Qué pasa con los cientos que los ayudaron con los cazadores?- Pregunta Elis.  

-Luego de la guerra cada quien tomó su camino.- Le explico yo.- Nosotros sólo somos una parte de lo que queda del grupo.

Elis y Aaron se miran entre sí, Alexander tiene la mirada perdida. 

-¿Me equivoco si pienso que ustedes no estaban aquí de paso?- Les pregunto directamente, eso los toma por sorpresa. Es Aaron quien contesta.

-No, no lo haces y supongo que ustedes tampoco.- Asiento.

-No, no lo hacemos.

-¿Entonces a dónde se dirigen?- Pregunta Alexander volviendo por fin de su mundo imaginario.
-Hemos escuchado sobre un búnker, hay gente y armas ahí, planeamos ir y tratar de convencer a le gente para que nos dejen guiarlos.- Dice Caín.

Elis toma a ambos chicos del hombros y los hace retroceder, la miro con el ceño fruncido y ella levanta un dedo en nuestra dirección.- Un minuto.- Nos pide antes de empezar a hablare entre ellos en voz baja.
-Esto no me gusta.- Murmura Sabrina en mi oído

-Sí, siempre he odiado que se secreteen frente a mi.

-Parecen sospechosos.- Dice Devon.

Y Cam y Caín se nos unen segundos después y en menos de lo que esperaba nosotros también estamos secreteando entre nosotros, la cosa casi me causa gracia.
-Parecían afectados cuando mencionaste el búnker.- Apunta Cam.

-Sí, quizá sepan algo.- Concuerda Caín.

-¿Entonces, confiamos o no?- Pregunta Sabrina.

-No lo sé.- Contesto.- Es mejor escuchar lo que tienen que decir.

-Bien podríamos matarlos...- Agrega Cam.

-No crean que es tan sencillo.- Dice Caín.- He visto los dones de ella, electroquinesis, estaríamos muertos en un parpadeo con un choque de su poder. 

Ellos, los otros, dejan de murmurar y se acercan, nosotros nos separamos para encararlos.- Bueno, les tenemos buenas noticias.- Comenta Elis con esa misma sonrisa fría de antes.

-Y es...
-Que los llevaremos hasta el búnker, nosotros venimos de ahí, conocemos al líder y todo.

Todos nos quedamos en silencio, mirándonos entre sí.

Se me hace casi irreal el haberlos encontrado aquí.¿Justo ellos son parte de ese grupo? Se me hace difícil creerlo.

-¿Cómo sabemos que no es una trampa?- Les pregunto yo.- No es personal, pero no podemos confiar de la nada en ustedes.

-Sabemos cuán poderosos son todos juntos.- Dice Aaron.- Estaríamos muertos a pesar de tener dones impresionantes, ustedes, todo el grupo son letales y muchos estamos consiente de ellos así que nos quedan mejor como aliados que de enemigos.

-Respuesta sabia.- Inclino mi cabeza hacia Caín.- Tú lo decides.

Pasan unos momentos en lo que lo único que se escucha en la calle que antes estaba atestada de muerte y sangre son los murmullos lejanos y calmados de la gente. El sonido del viento que pasa entre los edificios y las ventanas rotas y alborota mi cabello y el de Sabrina a mi lado. Pienso que es un riesgo que debemos correr, un regalo que bien podría ser una bomba. Si Caín lo rechaza encontraremos una forma de llegar por nuestra cuenta, y si acepta y resulta ser una trampa entonces ellos tendrán que enfrentarnos.

-Aceptamos su ayuda, sin embargo, si llegan a traicionarnos no vivirán para contarlo porque es una promesa, si derraman sangre de mi gente lo pagarán el doble.- Esas son las palabras de Caín, fuertes, precisas y sobretodo, sabias. 

Aaron se acerca a Caín sin vacilar y cuando están uno frente al otro, Aaron le ofrece su mano y él la toma.
Un regalo, un rayo de esperanza que podría salvarnos o arruinarnos. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro