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Capítulo 27

Elías se acerca a mi de camino a la sala de operaciones.
Hoy todos están nerviosos. Es la cirugía de Sam.
Por mucho que intenté convencerlo del riesgo y sobre retroceder si es necesario, se negó a seguir sin sus recuerdos. Pero creo que a lo que más se niega es a estar despierto sin que ella lo esté.
-Estuve estudiando el expediente de Leah, la hermana de Mauro.- Me informa mostrándome dichos documentos y sacudiéndolos como en un saludo.-Se me hace horripilante lo que hacen con ella a diario.¿Será que ella se ofreció a eso o está siendo obligada por su hermano?
-Me he hecho esa pregunta tantas veces...- Niego con la cabeza sin saber qué más decir.
-Es doloroso. Le han perforado el docenas de agujas que la drenan de sangre. Esa sangre como ya sabemos, la utilizan para la cura, lo que me lleva a otra pregunta.¿Por qué querrían una cura? Obviamente a ellos no les afecta el virus, básicamente su sangre es la cura.

-Fácil Elías, ellos tienen un ejército, me imagino que a diario más de un soldado resulta mordido. No es como si pudieran desechar soldados a diario, se quedarían sin nada en unos años.
-Buena hipótesis, lo había sospechado también.

-¿Alistaron la habitación para Sam?
-Sí, sacamos todo lo que no es esencial para la operación. Agregamos luces y mesas para los instrumentos médicos, sólo los mejores participarán. Está en buenas manos.- Me asegura con un encogimiento de hombros.
-Elías, necesito que Sam salga vivo de esa sala.- Tal vez mi voz es relajada pero estoy hiperventilando por dentro.

-¿Por qué tan preocupado? Sabes que si hay complicaciones no lo tocaremos.
-Ese es el problema, Sam se rehúsa a despertar sin esos recuerdos. Prácticamente ordenó que siguieran con la operación aún si se complica.

-Pero ¿Le hablaste de las consecuencias?
-Por supuesto, pero se niega.- Sacudo la cabeza. Elías sonríe tristemente diciendo justo lo que yo estaba pensando.

-Es tan testarudo como ella.
-Lo sé. Por eso debes traerlo de vuelta. Sam no puede morir hoy.

-¿Estarás hoy en la operación?- Me da una mascarilla, la tomo vacilante y lo veo ponerse la suya.

-¿Debería? Creo que es mejor si lo espero afuera.

-O puedes estar ahí con él.- Mi amigo me mira divertido.- No me digas que le tienes miedo a la sangre, es sólo una pequeña incisión. 

-No, definitivamente no puedo estar dentro, quiero acompañar a Abby mientras él no pueda y oh, asegúrate de trasladarlo a la misma habitación que ella cuando salga.

Le entrego la mascarilla y me dirijo hacia la habitación de Abby, su madre está dentro y sonríe cuando me ve.  

-Hola hijo ¿Sam ya está en la operación?

La abrazo y me siento junto a ella.

-Está entrando justo ahora, lo van a preparar y dormir.- Me quedo viendo a Abby, sus dedos están ligeramente curvados, es como si ella supiera que Sam debería estar tomando su mano en estos momentos. Como si sintiera su ausencia.- Hay una posibilidad de que él no vuelva con nosotros.
-Oh no me digas eso- Sarah mira tristemente a su hija.- Ella merece despertar y que lo primero que vea sea a él.
-Sin duda sería lo mejor para ella.

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La primera hora pasa.

No he sabido nada de Sam y mis pies no paran de sacudirse por el nerviosismo.

La madre de Abby ha ido a ver a Jesse. De alguna forma siente que tiene que cuidarlo luego de lo sucedido con su madre.

Lilith y Sarah eran amigas desde la infancia, algo así como Natalia y Abby lo son. 

Así que ella comprende el dolor que Jesse siente, ambos perdieron a una persona en común que querían demasiado.

Jesse sólo tiene a su hermano y ahora a su alma gemela.

Creyó perder a su padre de pequeño sólo para años después darse cuenta de que todo fue mentira.

Fue usado por su padre, engañado con cariño y luego llevado a celdas por meses.

Perdió a su hermano y ni siquiera lo vio morir o pudo enterrarlo.

Perdió a su primer amor por un tonto amor y ahora también perdió a su madre.

Debe estar perdido en estos momentos.

Siento lástima por él a pesar de que lo odié en muchas ocasiones, creo que en estos momentos es cuando demuestras quien eres y de qué está hecha tu alma.

Podría alegrarme por lo sucedido, echarle en cara que lo que pasó fue su culpa por algo que hizo hace un año.

O podría estar ahí para él, ayudarlo a reponerse de su pérdida y ayudarlo a empezar de nuevo.

Escojo lo segundo.

A pesar de que tiene en sus manos la muerte de Natasha que era importante para mi. Porque entiendo por qué lo hizo. Después de tanto tiempo lo entiendo.

Si mis padres estuvieran vivos yo también estaría anonado, querría escucharlos, saber la razón por la que siguen en este mundo. Y sin duda me dejaría engañar por ellos, después de todo serían mi sangre, se supone que debes sentirte seguro con la gente que lleva tu sangre en ellos.

Fue justo lo que le pasó a Jesse. Creyó en su padre, sintiéndose seguro con sus palabras. 

Conociendo quien fui una vez podría decir que años atrás hubiera tomado muchas decisiones parecidas.¿Quién dice que no lo hice? Fue esta chica conectada a un respirador que me enseñó que a veces, hay dos formas de llegar al mismo lugar. Que no todo es blanco o negro y que no todos los buenos son buenos y no todos los malos lo son.

Cuando cambio turno con Sarah voy directo a ver a Jesse.
Zack lo ayuda a levantarse, Jesse hace muecas de dolor mientras camina a pasos de bebé.

-Es bueno verte de pie, Thompson.- Me mira, sus ojos opacos pero aún así me regala una pequeña sonrisa.

-Es bueno verte, Warner.

Zack me saluda con un asentimiento, no se mira mejor que su hermano a pesar de que no fue él quien se llevó la mayoría de los golpes físicos.

-Me han dicho que en una semana te quitan los puntos.- Camino dentro de la habitación mientras lo miro hacer sus ejercicios diarios.  
-Sí, ¿Ya viste la herida? cruza de mi pecho hasta el ombligo.- Hace otra mueca, esta vez no de dolor sino de disgusto.- Es asqueroso.
Iba a comentar que lo que importaba era estar vivo pero me muerdo la lengua al recordar que su madre no tuvo la misma suerte.

-Sigues siendo atractivo.- Bromeo.- Pero si le dices a alguien que lo admití.- Lo apunto con un dedo de forma amenazante y él levanta sus manos en señal de rendición.

La sonrisa de Zack vacila y agacha la cabeza antes de que pueda ver las lágrimas en sus ojos.

-¿Alguna mejoría?- Pregunta Jesse refiriéndose a Abby. Niego con la cabeza.

-Me temo que no. Sigue sin respirar por su cuenta y por desgracia no tenemos los aparatos adecuados para hacerle exámenes más profundos. Sabemos que sus riñones están bien por su orina lo que nos da esperanza de que sus otros órganos estés mejorando también. Pero es su cerebro el que me inquieta.

-¿Crees que el daño sea peor de lo que se pensaba al principio?

-Se creía que... si ella iba a despertar, lo haría en una semana, por lo que ella cura rápido y todo eso, o que al menos podría respirar por su cuenta. Pero no. No sabemos cuán dañada está o si realmente despertará algún día, sin instrumentos médicos necesarios para hacerle exámenes y doctores especializados no podemos hacer mucho, además su cuerpo y todo en ella es diferente por su ADN, estamos... estamos en manos de Dios.

-Me siento tan frustrado.- Jesse resopla demostrando que lo está.- Sea quien sea el infeliz, debe pagar.

Eso hace que Zack levante la cabeza de golpe y mire entre su hermano y yo.

Sí, claramente él no le ha dicho quien fue el que provocó el incidente. Tanto Zack como yo sabemos que la revelación sobre el culpable podría afectar a Jesse aún más, por eso mismo nadie se lo ha dicho. Con costo y camina en estos momentos, no sabemos cómo de mal podría reaccionar. 

-Créeme, él pagará.- Le aseguro.- Pero por el momento debemos concentrarnos en lo más importante. La razón por la que vinieron a atacarnos por ejemplo, debemos saber si ellos sabían que yo estaba fuera o si fue mera coincidencia que entraran cuando yo no estaba para ayudar.

-No lo sabían, no había forma.- Contesta Jesse.- Ello vinieron con la esperanza de acabar con todos, incluyéndote.

-Además, si Mauro hubiera sabido que estabas en su zona te estaría esperando.- Concuerda Zack con su hermano mientras lo ayuda a regresar a la cama. Jesse hace gestos de dolor y veo cómo su cuerpo se estremece con cada paso que da.

Lo ayudo a llegar, entre su hermano y yo lo ayudamos a acostarse, para cuando su cabeza toca la almohada está pálido.

-Hay algo que quería decirte Caín pero...- Jesse mira a Zack.- Quería que fuera a solas.

Zack entiende de inmediato y asintiendo nos da espacio, me siento en la silla vacía tratando de no mostrar mi cansancio. No he podido dormir, no las horas que debería y mucho menos la noche pasada cuando entre Elías y yo escogimos a los mejores doctores para la operación de Sam. 

-Es curioso, cuando estaba seguro de que mi padre estaba muerto yo solía creer que cuando yo muriera, él sería el primero a quien vería, ya sabes, se tiene la creencia de que cuando mueres, alguien, un alma te ayuda a llegar hacia tu destino así que para mi siendo un niño, se me hacía reconfortante creer que sería mi padre quien me guiara.- Jesse mira distante hacia la esquina de la habitación mientras que posa sus manos en su estómago. La herida ha cerrado en su mayoría pero aún falta mucho para que esté del todo recuperado. No sé a dónde va esto.¿Acaso sabrá lo que padre hizo? Lo dudo.-Y ahora, durante este año que he sabido que él nunca murió sino que fingió hacerlo, la idea por alguna razón nunca desapareció, cuando me di cuenta de que lo único que quería de mi era información y no un hijo lo comprendí. El por qué todavía seguía creyendo que él me guiaría cuando muriera, en esas celdas donde me mantuvo, créeme que pensé en el suicidio muchas veces, en parte porque estar ahí era horrible, sin poder ponerme de pie por las drogas y el poco espacio que había, por el hambre y la sed que me hacían pasar... Pero también pensé en ello por todo lo que hice, todo lo que les hice. Comprendí que seguía creyendo lo mismo de mi padre porque para mi, él murió cuando tenía ocho, como debió ser, como debió quedarse. Este hombre... ya no lo veo como tal, tan sólo es un desconocido que me usó, que usó a mi madre. Pero cuando estaba muriendo lo primero en que pensé fue en que lo vería otra vez, no a ese hombre, sino al padre que recuerdo de pequeño y fue tan... relajante para mi. Pero... cuando mis ojos se estaban cerrando y mi cuerpo adormeciendo no fue él ni su voz la que escuché.- Levanto la mirada de su herida a sus ojos por el rumbo que toman sus palabras. Y es cuando me doy cuenta de que están vidriosos.- Fue una voz femenina, llena de fuerza y valor que me llamaba. Y no, no era Abby. Cuando llegué a un punto donde me encontraba rodeado de oscuridad y yo estaba en medio, ella apareció, Natasha.

Tengo que soltar aire ante el repentino comentario y me hace removerme del asiento. Algo dentro de mi se estremece ante los recuerdos de ella.

Nuestros momentos juntos, la primera generación del grupo, cuando sólo éramos cinco.

Su sonrisa torcida y maliciosa, su cabello en ondas con el degradado a blanco en las puntas... lo recuerdo todo de ella y duele, duele porque era parte de mi y se me fue arrancada en el peor momento.

No puedo evitarlo, los ojos me empiezan a picar y aparto la mirada de inmediato.

Cuento hasta diez para calmarme pero no llego a terminar porque la voz de Jesse me interrumpe y sinceramente, no sé si quiero escuchar lo que diga.

-Pensé que venía por mi ¿Sabes?. Me lo merecía, ni siquiera me moví cuando se arrodilló frente a mi, sólo pude mirarla y pedirle perdón. Y ella no parecía enojada en absoluto, eso hizo que doliera más. Y entonces ella me tendió su mano, fue cuando vi la sangre...- Su voz se entrecorta.- Miré hacia su estómago y... había sangre en él...- Me estremezco, incapaz de soportarlo me levanto y me agarro del cabello para buscar estabilidad de mis emociones. No puedo, simplemente no puedo seguir escuchando esto.

-Jesse, no quiero seguir...

-Aguarda, no lo digo para enfadarte o herirte, esto es...  Importante, ella me dijo algo para ti.

Me giro hacia él con el ceño fruncido y el ritmo cardíaco acelerado. 

Duele, esto duele demasiado.

-Habla.- Mi voz se rompe en esa simple palabra.
-Cuando me tendió la mano ella dijo que podía irme con ella, descansar en paz... porque yo estaba perdonado, o podía quedarme y seguir luchando aquí ya que mi propósito no había sido cumplido. Le pregunté si ella me había perdonado, yo no podía creerlo, pensé que había sido mi inconsciencia pero... Ella dijo que no me guardaba rencor, que verme desde arriba todo este tiempo la hizo comprender por qué hice lo que hice, ella supo en cuanto perdí a Abby, en cuanto perdí a mi hermano, mi padre y madre que había tenido suficiente castigo. Me advirtió que si tomaba su mano en ese instante iba a ser un gran error, así que no lo hice. Pude haberme ido... con ella pero no lo hice y fue cuando me sonrió, fue una sonrisa tan sincera que me sentí lleno al verla así y entonces me dijo que había tomado la mejor decisión y luego fue cuando me pidió darte un mensaje.- Lo veo limpiarse las lágrimas. Una sonrisa se forma en su rostro mientras me mira y puedo describirla de la misma forma que él describió la de Natasha.- Ella dijo que el amor es algo complicado. Que puede ser luz u oscuridad, esperanza o dolor. Que a veces, las personas a las que creemos amar no son el destino sino quien nos lleva a él. Ella dijo que lo entenderías, que tú sabrías lo que significa.

Es como si pudiera escucharla decirlo, con un tono de voz bajo y exigente, puedo imaginarme sus ojos, su expresión al hacerlo, como si me estuviera regañando pero a la vez salvando.

Se me hace pequeño el corazón al darme cuenta de lo que quiso decir con eso y sonrío a pesar de que hay lágrimas que quieren salir, a pesar de hay gritos de dolor que quiero liberar.

Ella vio todo lo que hice para tratar de que Abby me amara, ella misma intentó que la amara de esa forma pero nunca pude, solamente tenía ojos para Abby y ahora ya no más. De alguna forma, increíble y dolorosa, ella sabe que he encontrado a alguien a quien quiero pero no puedo amar. Alguien que podría ser mi destino pero temo aceptar.

Y quien me llevó a ella fue la misma chica de la que estaba enamorado. Si Abby nunca hubiera salido esa noche para salvar a esa gente de los Caníbales quién sabe qué hubiera pasado en el camino al búnker, probablemente abríamos llegado pero estoy seguro de que las cosas entre Elis y yo no habrían sido las mismas, probablemente hubiéramos sido enemigos. 

Abby fue el viaje, no el destino.

Tomo una gran bocanada de aire y suelto una risita sacudiendo mi cabeza con incredulidad. 

Algo dentro de mi se libera, tan grande, tan pesado que me hace respirar con mayor facilidad. 

Alguien allá arriba me cuida.

Cuando por fin me atrevo a ver a Jesse, este está sonriendo tristemente.- Lo quiera o no, esas palabras también me han llegado.- Admite.- Y creo que aceptarlo por fin me hizo aceptar mi unión con Maggie. Me hizo abrir los ojos de nuevo.

-Natasha fue una gran persona, sin duda merecía más tiempo con nosotros pero...- Aprieto mis labios juntos y luego asiento para mí mismo.- Algunas personas no pueden estar con nosotros en persona, pero pueden estarlo permanentemente en nuestros corazones. Ella nunca será olvidada. 

Veo un destello rubio en la puerta y me giro queriendo en silencio que sea Elis, pero me encuentro con Maggie en su lugar. Sonrío amablemente mientras le doy pasada. El rostro de Jesse se ilumina al verla mientras que ella parece incómoda.

-Yo eh... quería saber si necesitabas compañía pero veo que ya la tienes...- Me mira nerviosa mientras se empieza a alejar pero la voz de Jesse la detiene.

-¡No, espera!- Ella le mira sin saber qué hacer y cuando lo ve extender la mano hacia ella puedo ver el brillo en sus ojos, justo en este momento me doy cuenta de algo en ella y es que su cabello no es rubio del todo, hay mechones más oscuros, sin duda negros, y puedo jurar con los ojos cerrados que eso se debe al vínculo de almas gemelas. En poco tiempo ella tendrá el cabello negro como Jesse.- Quédate.

Le pide él en voz baja y cuando ella toma su mano, lo tomo como señal para retirarme.

Pasando por la sala de entrenamientos veo a un remolino rubio dar golpes a Jordy. El tono de rubio que estaba buscando, de la persona que deseaba ver. Una sonrisa se extiende en mi rostro sin poder detenerla y como un tonto me quedo recostado contra una de las paredes, viendo como Elis se mueve, salta y golpea.

Destino.

¿Era ella mi destino?

-¿Puedo unirme?- Ambos se giran hacia mi, sorprendidos de mi presencia.  Elis quien respira con dificultad ladea sus labios en una minúscula sonrisa.
-Claro.- Acepta ella.

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Una hora después estamos a solas, es increíble la manera en que pierdo la noción del tiempo junto a ella.

-Te he ganado, debes admitirlo.- Se burla desde arriba, yo levanto mis ojos hacia su rosto.

-Haz hecho trampa, se suponía que no podías usar tus dones y no creas que no he sentido esa corriente eléctrica cuando intenté noquearte.- Me quejo adolorido mientras me levanto, ella se ríe sin descaro, los ojos le brillan. 

-¿Así que no se podían usar nuestros dones?¿Qué me dices de cuando te hiciste invisible y me empezaste a golpear?

Suelto un bufido, es imposible no bufar cuando estoy con ella. 

-Cuando lo dices así, suena a trampa.

-¡Porque lo es, tonto!

-¿Tonto?- Arqueo una ceja y ella para de reír.

-Sí, tonto.- Dice seria pero sus ojos no me engañan, ella contiene sus carcajadas. 

-Um...- Ronroneo mientras me le acerco, ella se tensa y yo levanto las manos como diciendo "Estoy desarmado" Pero no deja de mirarme atenta. Cuando quedo justo frente a ella la siento estremecer. Toda la diversión se ha drenado de su sistema.

-¿Qué haces?- Pregunta confundida por mi cercanía. Mis manos antes elevadas ahora van bajando lentamente, acariciando su cabello atado y bajando por sus mejillas, ella contiene un jadeo y yo contengo un gruñido de aprobación. Su piel se siente tan bien contra la mía. No cierra los ojos, ni siquiera aparta la mirada incluso cuando por lo bajo murmuro un hechizo para volverme invisible ante sus ojos. Su respiración se entrecorta. Sabe que no me he movido, aún puede sentir mis manos sobre ella, acariciando su piel, memorizando los bordes de su cara. Sus ojos a pesar de que no me ven, no abandonan los míos. 
Y entonces me inclino hacia ella, llevando mis labios hacia su frente. Contiene el aliento, aferrándose a mis manos sobre ella y entrelazando sus dedos con los míos.

-Caín...- Se calla al sentir mis besos en su cuello y recorriendo el camino hacia su oreja izquierda.

Las luces empiezan a parpadear a nuestro alrededor.

-¿Tonto?- Vuelvo a preguntar, esta vez con mis labios besando la comisura de los suyos. 

Y casi sin aliento ella contesta:- Sí, tonto.

Con una mano desato su cabello que le cae en suaves ondas por los hombros, ella se aferra a mis hombros pero no sé si lo hace buscando fuerzas para alejarse o para acercarse a mi.

Como sea, no lo descubrimos porque justo cuando estoy por besarla, una voz confundida pregunta:

-¿Estás bien, Elis?- Maldigo en voz baja y me giro para ver a Lukas en la entra. ¿En serio Lukas?¿En serio?

Elis abre sus ojos y cierra su boca entreabierta cubriéndola con su mano. No sé si Lukas escucha su jadeo sorprendido pero yo sí lo hago.

-Lukas.- Murmura ella. Casi me río por su expresión, si no fuera porque me debato entre arrojar a a Lukas fuera de aquí y seguir con lo nuestro o...

-¿Te pasa algo? Es que te mirabas... rara.- Lukas ladea su cabeza y yo ruedo los ojos, haciendo que el hechizo se desvanezca. Miro a Lukas de la forma más asesina que conozco y cuando me mira abre sus ojos como platos.- Oh mierda... Utedes estaban... oh, la expresión de Elis cobra sentido.- Se ríe.

-Oh Dios...- Murmura ella apenada.

-¿Qué demonios Lukas?- Pregunto enojado.-¿Por qué siempre tienes que interrumpir...?

-Esta vez no fue por hacerte enojar, es Sam.

Como un balde de agua helada, dejo caer mis brazos del rostro de Elis y me giro por completo hacia él.

-Dime que todo está bien.- Le pido.

Su expresión se relaja.

-Sí, Caín, él está bien.  

Dejo salir aire agradecido.

Bien, la interrupción valió la pena.

-Pero hay cosas que debes saber...- Me insta con la mano a acompañarlo y asiento, él sale y nos deja a Elis y a mi solos.

La escucho carrapear.

-Sí, yo... eh, me voy.- Empieza a atarse el cabello pero la detengo.

-Espera.

-Caín, nos hemos dejado llevar, no creo que...- Le frunzo el ceño.

-¿No crees qué?

-No creo que sea bueno jugar entre nosotros. Somos amigos, los amigos no hacen esto.- Señala entre nosotros de forma apresurada.

-¿Así que tú no lo querías? Antes de que Lukas viniera ¿Tú ibas a pedirme que parara?- Pregunto curioso. Ella se me queda viendo.

-No voy a hacer esto.

-Nuevamente Elis  ¿Qué es esto?

-No quiero más heridos y si nos dejamos llevar como al principio, eso es lo que hará.

La miro curioso mientras acomodo su cabello, aprovechando su vacilación para apartarme. 

-¿Y quién dice que es eso lo que quiero?

-¿No quieres tenerme?- Pregunta confundida. Veo su pequeña nariz y me dan ganas de besarla.

Es increíble, esto es increíble, cómo puedo sentirme tan aliviado, libre y por fin, con valor de hacer esto.

-Oh sí, quiero tenerte. Tu cuerpo, tu alma... tu corazón.- Ella jadea retrocediendo de mis manos y niega con la cabeza.

-¿Qué...?

-Prepárate Elis porque voy a cazarte.- Mi sonrisa torcida es maliciosa de la misma forma en que mis ojos la miran en este momento.-De ahora en adelante, nuestro viaje empieza y cariño, tú res mi destino.

El corazón me aletea en el pecho y estoy seguro de que nunca había estado más seguro con algo que tuviera que ver con nosotros como ahora. Estoy dispuesto a hacerlo, ya he sanado, he perdonado, estoy listo para volver al juego, estoy listo para volver a arriesgarme y ganar o arriesgar o perder. En cualquiera de los casos gozaré de la dicha de saber que lo intenté. 

Me retiro en silencio, dejándola con la respiración agitada y con la mano en su pecho, podría incluso silbar de camino a la habitación de Sam sino fuera porque la situación de mi amigo es seria.

Sam estaba en la camilla, al lado de Abby, ambos inconscientes y con aparatos midiendo sus pulsos. Los pitidos eran casi iguales.

Elías se me acercó y yo palmeé su espalda en un casi abrazo.

-Gracias por salvarlo.- Estaba aliviado. pudimos lograrlo, pudimos salvarlo para ella. Ahora cuando despierte, será él mismo otra vez.

-Por suerte la operación fue sencilla.- Dice al lado mío en voz baja.- Cuando lo abrimos nos llevamos una gran sorpresa al encontrarnos con que el chip estaba dañado, quemado.- Me le quedo viendo confundido sin saber si se refiere a lo que yo pienso.

-¿Es posible?

-Sí Caín. Esa descarga eléctrica que Elis le dio a Sam cuando lo encontramos lo salvó, hizo que el chip sufriera cortocircuito, lo que lo dejó libre de las órdenes de Mauro y recuperar la consciencia hasta donde sus recuerdos no fueron borrados, lo malo era que como el chip seguía dentro de él y conteniendo los archivos, se le era imposible recordar y si lo hacía, el dispositivo servía como un limpiador automático. Por eso él y Cody eran diferentes, Cody aún escuchaba las voces sólo que el cuarto en el que se encontraba se lo impedía pero Sam fue diferente, si Elis nunca hubiera lanzado esa descarga en él, probablemente el chip se le hubiera encarnado, hubiera sido parte de él.

Mi chica es grande.
Cuando sepa esto va a alegrarse.

-¿Si el chip estaba descompuesto y no habían riesgo de encarnarse en él entonces por qué tardaron tanto en la operación?  

-Porque las cosas se nos complicaron, el ritmo cardíaco de él empezó a acelerarse demasiado cuando estábamos retirando el chip, las partes quemadas de este provocaron ciertas yagas en su tejido que tuvimos que arreglar con ayuda de Drew pero nada grave, él está y estará bien. En cuanto despierte él recordará quien es y justo por eso puede que tarde días en despertar, ya que la cantidad de información que se le fue arrebatada es demasiado grande. Estará inestable emocionalmente por unos días y será por la sobrecarga de sentimientos que tiene que asimilar, sabes que será duro cuando recuerde amarla y la mire a su lado sin despertar. Tenemos que estar listos para él, administrarle sedantes hasta que pueda valerse por sí mismo.

-Todo esto es tan...- Niego con la cabeza.- Solamente espero que se recupere.

-Es una lástima que Cody se haya ido durante el ataque, pudimos haberlo salvado.

-Sabes que es cuestión de tiempo para que ellos vuelvan a atacar, ahora saben dónde estamos.

-No lo harán.- Me asegura con tanta tranquilidad que incluso podría creérmelo.

-¿Por qué lo dices?

-Porque saben que estaremos esperándolos, porque saben que somos mucho más de lo que esperaban.

-Sólo espero que sea cierto, no estamos listos para volver a pelear tan pronto.

-¿Y ahora qué?- Pregunta mi amigo, cerrando la puerta de la habitación y empezando a caminar a mi lado por el pasillo blanco.

-Tú sabes qué viene ahora.- Digo tristemente.

-No es el final Caín, volveremos a estar todos juntos de nuevo. Sólo voy a pedirte una cosa antes de irme.

-Tú sólo pídelo y se hará.

-Cuida a mi hermano por mi.- Su voz es calmada pero puedo notar la desesperación brotar de él.

-Claro que sí, él es como mi hermano también.

-Y pase lo que pase... no te rindas.

-Nunca.


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