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Capítulo 23

Uno no sabe cuán fuerte realmente es hasta que se está frente a frente con los obstáculos que la vida nos pone.

Y justo en ese momento es el que dos cosas pueden suceder.

O flaqueas o te enderezas.

La vida es efímera, la muerte es un soplo de aire fresco.¿O es al revés?

El arma en mis manos se siente pesada a pesar de que he cargado cosas más pesadas anteriormente y el acero de ella se siente frío en mis manos a pesar de que estas están hirviendo.

Dejo que mis sentidos se extiendan hasta su límite y cuando llego al pasillo principal junto con Sam empiezo a disparar. Su espalda choca contra la mía mientras nos deshacemos de los soldados más cercanos.

El arma se sacude en mis manos pero no la suelto, la tomo con más fuerza. Cinco caen a mi derecha, diez a mi izquierda. Cuando las balas se acaban corro hacia el siguiente que apunta en mi dirección y arrebato la pistola de sus manos para apuntar hacia él. Los sesos salen de su cabeza cuando una ráfaga de balas le roban la vida. 

Le lanzo el arma a Zack y este la toma en el aire y empieza a disparar a las cabezas de los hombres que lo rodeaban.

Hago de mis manos puños de fuego y dejo todo salir de mi.

Corro hacia el grupo de atacantes más próximo y lanzo hacia ellos una ráfaga mortal de fuego.

No fuego celestial, sino fuego del mismísimo infierno. No quedan ni sus huesos cuando termino. 

Varias armas son apuntadas en mi dirección e incluso antes de que los gatillos sean presionados siento a Sam a mi lado. Nos teletransporta detrás de los armados y ellos ni siquiera tienen el tiempo de reconocer mi rostro cuando los rostizo vivos.

Sam es golpeado por una mujer de brazos gruesos y nariz torcida y a pesar de que sabe moverse, no lo hace tan bien como él. Sam la ataca directamente con sus dagas pero no me quedo a ver el resultado porque veo a mi madre luchando contra un hombre que la tiene contra el suelo.

Me lanzo hacia el hombre, derribándole y cayendo ambos al suelo. Lanza una bola de fuego en mi dirección y yo lo veo con arrogancia. ¿Es enserio? Novato.

Saco una daga de mi escondite y lo lanzo directamente en su cráneo.

El sonido de su cabeza al chocar contra el suelo hace eco y se camufla con el resto de los ruidos escalosfriantes.
Ayudo a mi madre a levantarse. 

Su rostro está magullado, sus labios sangran y su ropa está hecha girones.

-Te amo mamá.- Le digo rápidamente. Porque si no vuelvo a verla quiero que sepa que lo hago.

Luego corro hacia otra dirección donde me necesitan.

Doy giros en el aire, derrapo en el suelo, todo para intentar capear las balas o los golpes pero de todas formas ya estoy sangrando.

Tengo cortes en mis labios, partes de mi cabello han sido arrancados y por mucho que me esfuerce, me estoy cansando.

Veo a Sabrina luchar contra un hechicero y dejar escombros a su paso. Zack levanta a hombres y mujeres por los aires y los avienta contra las paredes hasta que todos sus huesos están rotos.

Veo a los gemelos incendiando a todos los soldados que pueden y luchar contra los Orígenes de hielo que se enfrentan a ellos.

Mi madre y James pelean espalda contra espalda muy parecido a los movimientos que hago con Sam para cubrirnos entre nosotros.

Karum está congelando las armas que puede y ayudando a las personas que están escondidas en sus habitaciones, Drew sana a los más heridos pero no hace nada por los muertos.

No veo a Michael otra vez pero temo por la vida de los Thompson porque de ellos sólo he visto a Zack que es un borrón en medio de todos.

No hay rastro de Jesse, Maggie o su madre por ningún lado.

Soy derribada una vez más y recibo puñetazos directamente en mi garganta, la respiración me falla mientras intento no ahogarme con mi saliva, la mujer que me ataca me lanza una patada en el rostro que me hace doblarme hacia atrás.

Escupo rojo en el suelo a mi lado y me incorporo sólo para recibir otra patada en mi costado.

Siento un goteo en mi nariz y ya no sé si es sangre o sudor.

Cuando la mujer vuelve a lanzar su pierna hacia mi la atrapo en el aire y aplico un movimiento de Sam para derribarla, doblando su pierna y barriendo con mis pies la otra.

Ella cae hacia atrás y cuando llego hasta ella rompo su garganta con mi pie hasta asegurarme de que lo único que une a su cabeza con el cuerpo es la carne.
Y así mismo como vi a los míos levantarse, los veo empezar a caer.

Alguien le dispara a James en la pierna, haciendo que caiga al suelo y que yo grite a todo pulmón como mi madre.
Soy acorralada por un grupo de hombres, uno de ellos levanta su mano hacia mi y un sonido sordo hace que mis oídos empiecen a sangrar.

Abro mi broca y a pesar de que el dolor me hace querer gritar, no me escucho cuando lo hago. Caigo de rodillas sosteniendo mis oídos y sintiendo la sangre fluir de ellos. 

El sonido penetra en ondas cada vez más profundo en mi cabeza.

Envío a mi fuego hacia ellos pero el aparente hechicero lo repele de él, dejando que los otros se quemen vivos.

Empieza a cerrar su puño y con cada movimiento de su mano el sonido se hace más estridente.

La vista se me vuelve borrosa.

A como puedo me levanto y lo intercepto en contra del suelo.

No sé cómo hago pero termino con mi mano dentro de su pecho y su corazón entre mis manos. Lo aprieto con fuerza hasta que hago de su corazón una bolsa fragmentada de músculos.

El sonido se acaba dejando un pitido lejano que me afecta la cabeza.

Me dejo caer al suelo ya que todo me da vueltas y no puedo escuchar nada más que el pitido.

Y desde el piso veo sangre y cuerpos. Ya no escucho gritos pero sé que siguen en el aire. 

Ayuda.

Necesitamos ayuda.

Estamos cayendo, cayendo y tocando fondo. No podemos tocarlo porque una vez que eso suceda, estaremos perdidos.

Alguien pisa mis manos y cuando levanto la mirada me encuentro con otro rostro desconocido.

Alguien le dispara al tipo antes de que pueda hacerme más daño.

Karum me levanta del suelo con dificultad. Lo miro, su boca se mueve, me está diciendo algo pero no puedo escucharlo. Hago una mueca por el dolor en mi cabeza.

Me sacude los hombros.

"No entiendo". Quiero decirle.

Y entonces señala más allá de él. Donde un portal está siendo abierto.

Mis ojos se abren como platos y mi boca parece ansiosa por hablar.

¿Caín?

No, no es Caín.

Personas armadas salen del portal, disparando a quema ropa a los soldados, otros le avientan armas a los nuestros y cuando la última persona sale me doy cuenta de quien es la responsable de la ayuda. Sabrina.

Ahora somos más.

Pero siguen siendo más los soldados.

Hago un esfuerzo por hablar, me obligo a mí misma a esforzarme.

-Armas. La gente necesita armas.- No sé si me entiende. 

No me refiero a los que ya estamos en la batalla sino los que están escondidos. Ellos necesitan cómo defenderse.- Karum, los que están escondidos.
Empieza a asentir y corre hasta el pasillo que da a la sala de entrenamientos, de paso se lleva con él a varios de los nuestros para que le ayuden.

El pitido en un segundo se detiene y es cuando el sonido de la guerra vuelve a mis oídos.

Recojo las dagas que he dejado caer cerca y vuelvo a meterlas en los bolsillos para una segunda ronda. O tercera, cuarta o... lo que sea.
Aunque soy más lenta, me aseguro de seguir siendo eficiente.

Le cubro a mi madre las espaldas para que ella pueda llevar a James a una esquina. Disparo a todo aquel que se nos acerque.
Un segundo después que mi madre recuesta a James a la pared, el suelo empieza a temblar.

Miro a mi alrededor, no segura de lo que está sucediendo.

-Puedo pelear.- Se queja James.- Es sólo una herida.
-En la pierna.- Le aclara mi madre con horror.- Quédate ahí y dispara...- Me quita el arma de las manos.- A todos los que te miren mal.

James se ríe.

-Te amo.- Le dice. Los ojos de mi madre se ponen vidriosos cuando le responde a su pareja.

Aparto la mirada de ellos queriendo encontrar a Sam pero en vez de ver su rostro, veo cómo todas las balas que estaban en el suelo, empiezan a flotar en el aire. 

Zack está en medio del gentío, con sus brazos alzados y ojos ardiendo de furia.

Y dirige esas balas a los soldados.

Diez, quince, veinte mueren en un parpadeo.

Y cuando las balas se acaban, Karum se le acerca y crea una pared de hielo que fragmenta, Zack hace flotar los trozos de hielo filosos y repite su anterior movimiento.

Un dolor agudo me atraviesa el pecho y me hace apoyarme en la pared más cercana. Poso una mano en mi pecho y medio espero encontrar sangre cuando la retiro. Pero no hay sangre, ni siquiera estoy herida. 

La comprensión de los hechos me hace tener un frío estremecimiento.

Han herido a Sam en el pecho.
Necesito encontrarlo.

La última vez que lo vi estaba cerca de la tarima.

Empiezo a correr, empujando a los que están más cerca y apuñalando a los que me atacan.

Me quedo en medio del caos.
Mi cabeza gira de un lado a otro y lo único que puedo ver es caos.

Sam, Sam ¿Dónde estás?

El dolor en mi pecho es intenso, es como si tuviera algo dentro y no pudiera sacarlo.

A los pies de la tarima.

Escucho su respuesta casi lejana y sin duda sus palabras están cargadas de dolor.

Alguien me corta la mejilla con una cuchilla.

Cierro mi ojo casi afectado por el corte y trato de arrebatarle el arma a quien me ataca.

Ve a través de la sangre que cubre mi rostro para toparme frente a frente con el padre de Jesse.
No ahora.
-¿Buscabas a alguien?- Me pregunta con una sonrisa abierta. Sé de inmediato quién hirió a Sam.

-Maldito.- Le suelto con odio. Mi puño hirviendo se topa con su pecho pero con una mueca de dolor me tuerce la mano.

Suelto un gruñido de dolor mientras esquivo sus golpes a mi cara. Sé que sus puñetazos duelen y más si los dirige directamente a mi nariz.

Me agacho y levanto mi pierna directo a su entrepierna. Clavo el talón de mis botines justo en su miembro.

Deja ir mi mano con un aullido y cuando se encorva por el dolor le propino una patada en la mandíbula que lo tira hacia atrás. Respirando con dificultad me aparto, dejando que lo pisen.

Sosteniendo mi muñeca dolorida me dirijo a los pies de la tarima. Sam está tirado en el suelo con su espalda descansando en la estructura de la tarima. Su rostro está cubierto de sangre y cortes. Pero es la parte de su pecho la que me hace correr más deprisa hacia él.

Su espada lo está atravesando.
-Oh por Dios no.- Me arrodillo junto a él. Sus ojos son apenas rendijas entreabiertas.
-El filo de la espada...- Hace una mueca cuando su hablar lo lastima.- Está rozando mi corazón.

El padre de Jesse es un soldado modificado, sabe que para asesinar a los modificados hay que dañar su cabeza o su corazón. Ese cerdo hijo de puta.

-No, no te muevas.- Le digo cuando su mano busca la mía. Me muevo más cerca de él y me debato entre tocar la espada o su pecho para ver qué puedo hacer.

-Abby... si el filo atraviesa mi corazón estoy muerto.- De su boca sale sangre y es ahora que me doy cuenta de que no es a causa de ser golpeado ahí sino que es debido a la herida en su pecho.

Sam podría morir.

-Voy a retirar la espada pero te daré de mi energía para que te cures más rápido.- Niega con la cabeza.

-Tú ya estás débil.- Dice en voz baja, sin duda cansado por los esfuerzos. Está desfalleciendo.

-No voy a dejar que mueras.- Trato de esconder el dolor en mis palabras pero incluso si lo lograra, el dolor sería evidente en mi rostro.- Por favor Sam, vuelve a mi.

Siento el apretón que me da en la mano que sostiene.

-Si retiras la espada rozará el corazón, puedo... puedo sentirlo. Los lados filosos están haciendo presión.- Puedo imaginar el filo dentro de él, uno de los costados de la espada rozando a penas su frágil corazón y si intento sacarla entonces el movimiento hará que el corazón se desgarre, sufriría una aneurisma en segundos. Sam moriría. 

La respuesta es clara para mi.

-Drew, él es un sanador, iré a buscarlo...- Intento levantarme pero su agarre me mantiene en mi lugar.- No ¿Qué estás haciendo?- Pregunto horrizada.

-No me dejes solo.- Me pide.

Tal vez no lo dice en voz alta pero casi puedo escucharlo terminar la oración. "No quiero morir sólo"

Algo dentro de mi empieza a morir y no sólo a causa de sus palabras.

Puedo sentirlo en mis venas, su debilidad, sus latidos cada vez más débiles.

-Tú vivirás.- Le advierto con una sonrisa amarga. 

La decisión está tomada.

Sam vivirá, incluso si tengo que dar mi vida por ello.

Vivirá si le doy toda mi energía, toda mi fuerza.

Eso me drenará por completo pero valdrá la pena.

Le rozo la mejilla con mis nudillos, haciendo que sus ojos se queden fijos en los míos.

Me deleito a través de mis lágrimas con el verde de su mirada, lo afilado de sus facciones.

Desde la primer vez que lo vi sentí ese cosquilleo que aún me persigue.

Sam estaba destinado a cruzarse en mi camino, él estaba destinado para devolverme a la vida cuando yo estaba marchita y yo estuve destinada para esperar por él, para ser reparada por él y aceptar que incluso las cosas que parecen malas, están hechas para hacer de tu vida algo mejor. Somos uno, lo éramos incluso antes de saberlo.

Y por eso no pesará dar mi vida por él.

-Te amo.- Son las palabras más sinceras que he pronunciado en mi vida y las que más siento dentro de mi. Tal vez él no me recuerde del todo pero puedo irme con la satisfacción de que recordará lo poco de mi que conoce hasta ahora y que recordará que un día, una chica dio su vida por él.

Sam abre su boca para contestar pero no lo hace porque yo tomo la empañadura de la espada y la retiro de un tirón. No dejo que mis manos vacile o tiemblen en el movimiento limpio.
Sus ojos se abren con dolor y deja salir un grito que destroza mi alma.

Tiro la espada y me siento en su regazo, la sangre ya brota de su pecho y por la rasgadura en mi propio pecho sé que está sufriendo una aneurisma y que si no me apuro... no, eso no pasará.

Coloco mis manos en su nuca y mi frente en su pecho oliendoa sangre que brota de él a montones, cerrando mis ojos le transfiero todo de mi.
Siento cómo la energía me abandona, como la fuerza es expulsada de mi cuerpo. Mi cuerpo hormiguea y se estremece pero no me concentro en el sentimiento de desvanecer que me empieza a dominar, me concentro en los latidos del corazón de Sam que poco a poco se van haciendo menos lentos.

Un tatareo me viene a la mente mientras debajo de mis párpados todo empieza a nublarse.

Reconozco la canción al instante. La letra con el sonido de la voz de Sam.

Sólo que no sé si es el recuerdo de él cantándome aquella vez que casi muero o si es él en estos momentos. Dudo que sea él porque sus ojos están cerrados, inconsciente por el dolor y los esfuerzos.

Pero vivo.

Siento el tirón en nuestro vínculo que se tensa cada vez más y un frío que crece dentro de mi, como si mi alma amenazara con salirse de mi cuerpo.

Empiezo a temblar. No importa, él sigue vivo.

Me dejo caer del todo en él cuando no tengo fuerzas para sostenerme.
Soy consiente de que su herida ha cerrado y que mientras mi corazón empieza a latir con más lentitud, el suyo empieza a latir con más fuerza.
Una sonrisa surca mi rostro mientras mis ojos se cierran.
Te amo. 

Dejo de sentir mis miembros adormecidos para no sentirlos en absoluto.

Pero no sin antes sentir la sacudida de su pecho al tomar aire y luego sus brazos sosteniéndome con fuerza.
Una sola lágrima cae de mis ojos cuando me dejo ir por completo.

Adiós Sam. 

Este es el segundo capítulo :)
Me dolió escribirlo y créanme cuando les digo que si hubiera pasado al revés, Sam hubiera hecho lo mismo. Estando sin memoria ni nada, él hubiera actuado por instinto de salvar a esa parte de él que moría.

¿Qué les pareció los dos últimos capítulos?
Pronto vienen los otros, no crean que ya pueden respirar tranquilos, todavía quedan muchos problemas por resolver.
Saludos :)

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