Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 18

A la mañana siguiente me visto no como suelo hacerlo cuando salgo de vigilancia, me visto como solía hacerlo antes, una camiseta, unos shorts rasgados y una camisa de cuadros manga larga por encima y unos botines.
Suelto mi cabello largo y cuando lo peino me pregunto por varios minutos si debería cortarlo. Me decido finalmente por no hacerlo, me gusta largo.
Y con la mejor actitud del mundo voy hacia el comedor.

-Wow, te ves diferente hoy.- Julian me alcanza a la mitad del camino entre mi dormitorio y el comedor.
Trato de sonreír.-Gracias, supongo.-¿Cómo has estado? No te vi mucho desde lo de Aaron.

En cuanto cruzamos las voces nos hacen alzar la voz. Como suele estarlo por las mañanas, tardes y noches a las horas específicas, se encuentra lleno.
Varios nos saludan con la cabeza, muchos rostros ni siquiera los reconozco.

-He estado pensando, ya sabes, dentro de poco dejaremos estas comodidades y posiblemente veamos a Mauro, la última vez que lo vi me golpeó hasta casi matarme.- Hace una mueca.- Así que no sé cómo reaccionaré cuando lo vea, supongo que tendré que contenerme.

Mi nuca cosquillea y cuando volteo a ver, me encuentro con la mirada de Sam, sus ojos se apartan rápidamente cuando se da cuenta que lo miro.
No puedo evitar una sonrisa al girarme de nuevo a Julian.
Me vio.

De camino a la mesa en donde nuestros amigos están me atrevo a echarle una mirada a su mesa, no hay ninguna chica en ella, sólo él, Drew, Cam y Devon.
Já, alguien ama sus partes íntimas.

-Buenos días.- Los saludo.
Me contestan con la boca llena.
-Les estaba contando sobre nuestras lecciones.- Dice Lukas entusiasmado.
Me asombra ver a Caín en la mesa, pensé que estaría en su oficina. No disimulo al tratar de buscar a Elis en la mesa o la continua donde se sientan los que no caben en esta. Pero no está.
-Sí, es increíble pero Abby, sabes que tienes que aprender a controlarte, no sabes el límite de tu poder ahora, podría ser peligroso.- Me dice Caín.

-Lo sé, es como regresar todo a cuando tenía miedo de mis poderes y cuando no sabía cómo utilizarlos.- Me encojo de hombros.- Pero si voy a entrenarme no será aquí dentro, podría incendiar las cosas o romper algo que no debo... Me sentiría fatal si alguien entra por error y...
-Lo sé.- Dice Caín.-¿Qué te parece si entrenamos por las noches? 
-Perfecto.

Tardo un segundo en comprender por qué mi mente se sentía pesada.

  ¿Sabes? Si quieres saber algo sólo tienes que preguntar. 

Le digo a Sam por el vínculo.
Había estado escuchando nuestra conversación.

Su cabeza se gira hacia mi y hace una mueca de disgusto.

No sé de qué hablas

Es su contestación.

Necesito hablar contigo

Yo no, gracias.

Deja de ser un idiota, saldrás beneficiado de esto.

No lo creo, nada que tenga que ver contigo me beneficiaría.

Trato de no pensar en aquella noche que involucró un hotel abandonado y velas en el suelo...

Jódete entonces.

Le contesto enojada y cuando miro a mis amigos ellos ya me están viendo.
-¿Qué?- Pregunto demasiado brusca.
-Uh... Nada.- Murmura Lukas con el ceño fruncido.
-No comas tanto, podrías vomitar en los entrenamientos.- Lukas deja su cuchara llena de huevos revueltos a mitad del camino y me lanza una mirada asesina.

-No me digas cuánto puedo comer.

-Bien, pero cuando vomites, que no sea encima de mi, por favor.- Me sonríe maliciosamente.

-Ahora sé a dónde apuntar.- Le lanzo una servilleta y me levanto sonriendo.- Asqueroso.

-¿A dónde vas?- Me pregunta Nat.

-A ver a Cody.- le contesto agarrando mi botella de agua sin abrir.

Camino por los pasillos de la enfermería en silencio hasta llegar a su puerta, me asomo y lo veo comer.
Bueno, me alegra verlo comer.
Pero no el hecho de que tenga esas horribles ojeras oscuras.
Cada vez que vengo no puedo evitar pensar en Isabel.
Golpeo la ventanilla y me ve, le enseño la botella de agua y lo señalo. Asiente y mira hacia la rendija.
Meto la botella por ahí y la hago rodar hacia él.
Camina hacia ella y la toma, me da un asentimiento y se me rompe el corazón. Cuánto extraño hablar con él.
Le digo que me espere con la mano y corro a buscar hojas y un par de marcadores.
Vuelvo con ellas y las señalo. Cody ya ha terminado de comer y asiente acercándose.
Ambos nos sentamos en el suelo, los dos recostados a la puerta. Le paso las hojas y su respectivo marcador.

  ¿Te sientes solo? 

Su respuesta no tarda en llegar.

No sé si lo que siento es soledad, no puedo reconocer las emociones.

Yo era tu amiga antes, conocía tus emociones.¿Quieres que te ayude?

No lo sé.

Vamos a intentarlo. 

Bien.

Describe cómo te sientes en este momento.

Me pasa la respuesta casi de inmediato.

Las paredes son asfixiantes pero al mismo tiempo me hacen sentir cómodo. A veces repito mi nombre en voz alta para escuchar algo porque todo es demasiado silencioso, odio el silencio pero no quiero escuchar esas voces que dicen que mate.

De inmediato reconozco lo que le pasa y no dudo en escribirlo.

Quieres compañía, tú odiabas estar solo.

  ¿Qué más odiaba?

No puedo evitar sonreír. Cody quiere saber cómo era.

Creo que podría llorar con los recuerdos.

Odiabas la soledad y el moverte lento. Por lo general adorabas pasar tiempo Natalia nuestra amiga y conmigo. Odiabas el sabor a fresa en el helado y no mojarte cuando íbamos al lago, siempre tenías que mojar tus pies o una parte de tu cuerpo. Odiabas a las personas falsas y a las que no son justas, por eso fuiste nuestro amigo, tú defendiste a Natalia cuando unas niñas vanidosas la molestaron. Odiabas los lunes y los exámenes sorpresa, amabas a los perros pero no a los gatos. Tú solías correr por las mañanas y jugar fútbol con mi hermano. Siempre soñaste con ser como tu padre, querías ser el alguacil del pueblo como él pero te metías mucho en problemas por lo que un día decidiste mejor no tomar ese camino. 

Con cada frase que agrego el corazón se me rompe y la hoja sigue y sigue llenándose.

Eras un gran amigo pero te odiaba cuando nos dejabas plantadas en la cafetería del instituto por coquetear con chicas, porque sí, eras muy coqueto pero tenías tus razones. Moriste una vez, o eso creímos, pero resultó que no fue así, que tu eras un Origen de hielo y tu don había despertado, no lo sabíamos, así que te lloramos en tu funeral, fue muy duro, casi me rompí esa vez.
Cuando nos reencontramos  eras diferente, eras mejor. Caín, nuestro amigo te enseñó a defenderte, a ser un buen guerrero, me sentí tan orgullosa de ti al verte tan bien formado. Conociste a alguien, su nombre era Isabel, tú la querías pero no sabías cómo, no quiero ser vanidosa pero yo  los insté a unirse. Resultó ser tu alma gemela, eras feliz, siempre lo fuiste. Y luego te fuiste con ella, querías hacer una vida con ella a parte y yo me sentí aún más orgullosa de ti por haberte superado. 

Eres Cody Sammer, un chico amado, un chico feliz y el mejor amigo del mundo.

Doblo la hoja y se la paso con manos temblorosas. Las lágrimas la manchan, no pude evitarlo.
Y cuando levanto la mirada miro a Sam, mirándome con el ceño fruncido. Por primera vez desde que nos topamos en el búnker, él no me mira con odio sino con confusión.
No le digo nada,no quiero pelear con él en este momento.

Esta vez no aparta la mirada.
Y yo no lo hubiera hecho si Cody no me hubiera pasado su respuesta.
Sorbo mi nariz y abro la página, es otra, no en la misma que escribí,
Y escrito en marcador negro hay sólo una palabra.

Gracias.

Aprieto mis labios para evitar un sollozo. No sé por qué pero esto pareciera una despedida.
Me levanto del suelo con las hojas en mis manos, siempre las guardo, como recuerdo.
Cody me mira del otro lado y sonrío al ver que sostiene la hoja que le di contra su pecho, aunque no tenga ninguna expresión en el rostro sé que lo siente, debe sentir algo.

Me da la espalda después y se sienta en su litera.
Entonces por fin le hago cara a Sam.

-¿Sí?- Le pregunto limpiando mi rostro.

Me escudriña por unos segundos, luego contesta.
-Dijiste que querías hablar conmigo.

-Vaya, no pensé que aceptarías.- Murmuro en voz baja. Empiezo a caminar, lo paso y luego me giro para ver si me sigue. No lo hace.- Sígueme, aquí no.

Por fin se mueve.
-No deberías dejar que alguien que quiere herirte camine detrás tuyo nunca.- Me advierte.
-Lo sé, ya me lo habías dicho antes.- Me encojo de hombros.
-¿Sí?- Pregunta. Sin dejar de caminar lo miro. Parece sorprendido.
-Sí.

Llegamos hasta la puerta de mi habitación y nos abro la puerta, mientras yo entro él se queda del otro lado del marco.

Levanta una ceja arrogante.-¿Me trajiste a tu cuarto?¿Acaso esto es una insinuación?

Pongo los ojos en blanco.
-Deja de ser tan idiota y entra.- No se me pasa por alto que ha hecho una broma, tal vez sí vamos progresando después de todo.
Cuando pasa lo primero que hace es mirar a su alrededor, reconozco sus movimientos como en estado de alerta.

-No es como si te tendiera una emboscada aquí adentro.- Hago una mueca, él me mira serio.

-No sé qué esperar.
-Todo menos eso.- Le digo con sinceridad.
-Entonces...- Mira hacia otro lado.-¿Qué quieres?

-Llegar a un acuerdo.
-Te dije antes, no quiero nada que tenga que ver con...
-Conmigo, lo sé.- Tenso la mandíbula.- Pero esto va a beneficiarte, con mi ayuda podrías recuperar la memoria, yo podría...

-No.- Me corta y en su tono puedo reconocer el miedo.
Sumando esto más su comportamiento más... bueno, mejor dicho menos amenazante diría que le ha pasado algo.

-Oye¿Estás bien?¿Acaso has recordado algo?

Su mirada enfurruñada vacila por unos segundos, pero es suficiente para mi.
-No, nada.

-Estás mintiendo.- Le regaño, eso lo enoja, lo noto en su mirada.

-No, es no.

-Has recordado.- Afirmo convencida.- Y estás asustado por eso.

Se acerca a mi tan rápido que ni lo veo venir hasta que estoy contra la pared y él entrecierra sus ojos casi sobre mi cara.- No vuelvas a decir que estoy asustado, los cazadores nunca nos asustamos.
-Y ahí está el problema.- Quito su maldita mano de mi garganta de un manotazo.- Tú ya no eres un cazador.

-Nunca dejé de serlo, incluso cuando creíste que sí.- Se aparta de mi y arregla su camisa en un movimiento fluido.

-Tú solías serlo y yo solía odiarte por ello, era un odio mutuo.- Eso parece atraer su atención.- Sí, aunque no lo creas, nuestra historia no fue de color rosa. Ninguna buena historia lo es.

Sam camina por la habitación, no hay mucho que pueda ver, ni siquiera he decorado el lugar, no lo siento como mío por lo mismo pero aún así, él parece muy concentrado en las cosas básicas como la cama y el ropero con ropa.
-Prosigue.- Me insta.

-Por un buen tiempo así fue y aunque decíamos no sentirnos cómodos el uno con el otro creo que ambos sabíamos muy dentro de nosotros que no era así porque aunque no teníamos por qué encontrarnos, tú siempre parecías estar cerca.
-Tal vez era para matarte y no lo sabías.- Hay sarcasmo en su voz, arrogancia también, pero si algo he aprendido de él es que cuando emplea esas dos cosas lo hace para que no vean sus verdaderos sentimientos.

-Tal vez, pero entonces no tenías por qué enseñarme a defenderme.

Para de andar y me mira con el ceño fruncido.-¿Qué?
-Sí, una noche yo estaba entrenando en mi patio, había pasado mucho desde que lo había hecho porque yo tenía... problemas conmigo misma. No quería volver a eso, a tomar otra arma otra vez pero las cosas se estaban complicando y era necesario, y esa noche yo estaba haciendo mi mayor intento de pelear y prácticamente te reíste de mi, entonces no sé cómo pasó pero terminamos luchando, practicando juntos. Ahora que lo recuerdo bien...- Me siento en mi cama con los pies en el suelo.- Hubo un momento en que pusiste una daga en mi cuello, la dejaste ahí por un tiempo y en tus ojos algo vi... Me asustó.
-Pero no te maté.- Cuando lo veo no me mira, su mirada está perdida, es como si hablara con él mismo en ves de hablarme a mi. Como si tratara de convencerse de algo.

-No, no lo hiciste.- Sonrío tristemente y miro mis manos.- Luego de eso te pedí que siguieras entrenándome.
-Pero tú odiabas a los cazadores¿Por qué querrías ser entrenada por uno? 
No puedo evitarlo, me río.- Eso mismo me pregunté yo en ese entonces, pero si quería entenderte debía pensar como tú, además, sabía que eras bueno luchando, quería ser entrenada por el mejor.

No se sienta conmigo, ni siquiera parece cómo cerca de mi.
-¿Ahora lo ves?   Ya hemos pasado por esto, el odio incluido, pero a pesar de todo encontramos un lugar con el otro, te conozco tanto como tú llegaste a conocerme a mi, puedo tratar de que recuerdes, puedo traerte de vuelta.¿Acaso te sientes cómodo así?¿Sabiendo que hay una parte de tu vida que no recuerdas? Puedes creer que este eres tú, el cazador que no le teme a nada ni a nadie, el que no es capaz de amar o sentir, quien sólo vive para asesinar Orígenes y para odiarme, pero eres mucho más que eso Sam, lo sé, vi el momento en que dejaste de ser consumido por las sombras.- Con eso último me mira. Sabe que sé, lo de las sombras, lo de los rostros de los que mató, esos que lo atormentan, lo que no sabe ahora es que soy yo quien las aleja de él. Soy su luz.
-No puedo confiar en ti, lo sabes.- Su voz es ronca cuando contesta. Es casi dolorosa para mi.
-Y no voy a pedirte que lo hagas, sé que no recuerdas los motivos por los que llegaste a confiar en mi pero puedo ayudarte a recordar, sólo necesito que tú también quieras hacerlo.

Me levanto de la cama y le tiendo la mano.-¿Estás dentro?
Sam mira mi mano por demasiado tiempo y eso me da esperanza, me da esperanza porque está considerando las cosas.
-No.- Contesta y levanta su mirada hacia mi, sus ojos se topan con los míos y me dejan helada.- No soy ese Sam y no lo seré otra vez, creo que es hora de que lo vayas aceptando.

No me da tiempo de contestar porque entonces desaparece. 
Me deja sola en la habitación y ya no sé si llorar, gritar o sólo quedarme en silencio.

  ¿Y si de verdad mi Sam se ha ido?

No, no dejaré que eso suceda, porque cuando yo estuve rota, él me ayudó a mi y no dejó de intentarlo hasta que estuve completa de nueva, y ahora a él le falta un pedazo de él mismo y yo se lo devolveré.

Miro hacia el ropero y voy hacia él, saco su mochila que carga dentro algo de su ropa, su traje de cazador, mi porta retrato, libro y separador que sacó de mi trabajo cuando lo conocí.
Es sólo el principio del plan para traerlo de regreso.
Me cuelgo la mochila en el hombro y salgo de mi habitación.

Me encuentro con Cam en la sala de entrenamientos, está entrenando a un grupo de hombres y yo los paso para llegar hasta él.
-Oye.- Lo saludo.- Necesito que le des esto a Sam.

La mirada que me da me dice todo lo que necesito saber. Posiblemente la bote o tire fuera de su vista, pero no importa, tengo que intentarlo.
-Por favor.- Le pido.

-Claro Abbs, yo se la doy.
-Gracias.

Luego hago mi camino fuera.
Me paso la tarde en las calles junto con un grupo de recolección.
Hemos visitado supermercados, todos vacíos, es preocupante, dentro de poco tendremos que ir más lejos si queremos tener comida decente o suficiente para un mes.
Estar al aire libre me hace pensar en lo que quiero, considerar si lo mejor es que vaya con el grupo al pueblo o me quede aquí dirigiendo a la gente, oh bueno, no voy a mentirme a mi misma, no sólo para eso. Simplemente no quiero revivir lo sucedido ahí.

Regresamos con casi nada, en mi mochila únicamente hay cosas personales. Encontré una caja para hacer pastelitos instantáneos, no pude resistirme y tomé los otros ingredientes.
Creo que tendré tarea por el resto de la tarde.
Pero cuando llegamos a las puertas del búnker y nos abren, siento que no estoy lista para volver dentro.
Donde quisiera sentirme en casa pero no puedo, donde quisiera abrazar al chico que amo y que este me devuelva el abrazo, donde quisiera levantarme un día y no estar rodeada de gente que se prepara con armas y suministros para sobrevivir.

Así que le digo a un chico al azar que si Caín u otro pregunta por mi que les diga que sigo afuera.

Me quedo en el centro comercial abandonado, nunca había estado aquí afuera sola, tampoco había tenido tiempo en mirar con más claridad los destrozos que nuestra pelea con Aaron provocó.
No sé por qué no había tomado mi tiempo para ver las viejas tiendas. 
Algunas están saqueadas por completo, otras incluso parecen intactas.

Me meto en una tienda de ropa. Los maniquíes están rotos y en el suelo con sus ropas aún puestas.

Reconozco el nombre de la tienda en rojo y en grande. 
La tienda es enorme y tiene dos pisos, las escaleras eléctricas que llevan a la segunda planta están claramente descompuestas.

Todo está en silencio y estaría completamente oscuro si no hubiera un agujero en el techo. El trozo faltante cayó sobre una pila de edredones colocados en una pirámide, bueno, ya no lo era más.

Para ver mejor enciendo una linterna y me voy entre los pasillos de ropa.
Vaya, a Natalia le gustaría venir.

Encuentro unas blusas de mi talla y que sin duda son mi estilo.
Entre la variedad de tonos oscuros, son camisas con abertura en los hombros y con manga larga.
Sonrío.
Esto se sentiría tan mundano si el centro comercial no estuviera abandonado y yo no cargara una daga en mi pierna.

Meto las camisas en mi mochila y también tomo otras que son del estilo de mi madre.
Hay una chaqueta de cuero azul marino que en cuanto lo veo me hace pensar en Sam usándola. Compruebo su tamaño, podría quedarle.

Un ruido como de algo arrastrándose me hace soltar la chaqueta al suelo y llevar mi mano a la daga, la saco de la funda ajustada a mi pierna y con la linterna en la otra mano empiezo a buscar el origen del ruido.

Me deslizo silenciosamente por el pasillo de la ropa y salgo de entre los percheros.
No puedo evitar la sorpresa cuando mi luz enfoca el rostro de Sam.

-Me asustaste.- Jadeo llevando la mano con la daga a mi pecho.
Sam no se mueve, sus ojos no están en mi sino en algo detrás de mi y entonces vuelvo a escuchar el ruido, pero esta vez se convierten en pasos.
Sam levanta un arma que apunta a mi cabeza.

-¿Sam?- Pregunto asustada.

  ¿Y si son soldados?

Siento la presencia de algo detrás de mi pero no me muevo porque Sam sigue apuntándome, cuando su dedo juega con el gatillo y el sonido de un disparo llena el aire, cierro los ojos.

Cuento los segundos y mentalmente me pregunto si me duele algo. Pero estoy intacta y el sonido de algo cayendo detrás de mi me confirma que no ha sido a mi a quien ha apuntado. Cuando abro los ojos, Sam está bajando su arma y yo miro hacia atrás.
-Un Caníbal.- Digo entre aliviada y asustada.

Hay una sonrisa engreída en los labios de Sam cuando vuelvo a verlo.-¿Qué?¿Pensabas que iba  a matarte?- La ironía en sus palabras está latente. 
Yo me atraganto con mis palabras.- Yo... lo pensé.
-Bien, pero recuerda nunca darle la espalda a tus enemigos.- Esa frase me produce un clic instantáneo cuando recuerdo que él ya me lo había dicho antes y fue cuando estábamos entrenando.
-¿Lo has recordado?- Pregunto sorprendida.
Tuerce el gesto.
-No deberías estar aquí.- Me aconseja serio.
-No iba a quedarme tanto tiempo, sólo no quería volver de inmediato.
Asiente pensativo y luego mira hacia la daga en mi mano, la sigo sosteniendo.
-Pudiste lanzarla, ya sabes, si pensabas que esa bala iba directo hacia ti pudiste defenderte.- La miro en mis manos y luego la guardo en su funda sin vacilar.
-No iba a hacerlo, no me lo perdonaría. Yo... eh, encontré algo que podría gustarte.- Trato de que mi voz sea casual y no que se escuche emocionada, porque bueno, eso podría alejarlo.

Le hago una seña de que me siga y sorprendentemente lo hace. Llego hasta la chaqueta que había dejado caer y la sacudo para quitar la suciedad que se la ha pegado.- Lo siento, la dejé caer porque escuché ruidos, pero creo que puede quedarte, es algo que sueles usar.- Se la tiendo, no lo miro y finjo buscar algo más entre la variedad de prendas. Sam toma la chaqueta.

-Uh... aquí hay ropa de tu talla, por si no quieres usar la ropa que hay en el búnker, por lo general buscamos ropa fuera.
Sam me está mirando serio.- Si quieres, claro.
El silencio es incómodo mientras busco un par de jeans o shorts para mi, como los que estoy usando ahora.

Un par de segundos pasan y entonces lo escucho remover ropa cerca de mi.

Sonrío en mi interior.
No sé si agradecerle por matar a ese Caníbal por mi, posiblemente me diga algo irónico o algo como "No lo esperes otra vez"
-Recordé algo.- Admite de la nada. Yo me congelo con unos pantalones en las manos y me giro a verlo, él sigue viendo unas camisetas.

-¿Ah sí?- Asiente.-¿Puedo saberlo? 
-Estábamos en un auto.- Su auto.- Y discutíamos sobre la gente que habíamos perdido, estábamos en desacuerdo por lo que había sucedido entre nuestras razas, sobre que los nuestros cazaban a los tuyos, yo estaba enojado por lo que había sucedido con los míos,por el cambio que la guerra causó y tú lo estabas por la gente que perdiste por manos de nuestra gente, quedamos en que nada de lo que había sucedido en... no lo recuerdo, es confuso, la cuestión es que fue una discusión fuerte y yo me sentía frustrado contigo así como lo estoy ahora.

-Por eso actuabas raro hoy.- Le digo.- Parecías un poco diferente.
Lanza una fea camisa de color chillón lejos y me mira.
-Ese recuerdo me hizo pensar en que tal vez lo que dijiste no era mentira, porque te odiaba en ese momento pero... pero también sentía curiosidad, quería conocerte y no recuerdo por qué.
-Yo sé por qué, tú me lo dijiste cuando supe la verdad.
-Entonces dime por qué, por qué no te asesiné a pesar de que lo quería.- Es como una súplica mezclada con amenaza.

-Porque te diste cuenta de la imagen de mi que tenías en la cabeza no concordaba con la verdadera yo cuando me conociste.- Mira hacia abajo como asimilando mis palabras.- Y si no me equivoco, diría que estás en la misma situación ahora.
-Quiero odiarte.- Dice frustrado, incluso enojado.- Y te odiaba cuando no te había visto de frente pero entonces te vi en esa sala de entrenamientos, sola y pareciendo tan... humana y por alguna razón, mi cuerpo reaccionó a ti involuntariamente, como si ya te conociera y... ¡tú maldita sea! ¡     ¡Me confundes!
-Y lo odias.- Termino por él.- Odias sentirte frustrado. Lo sé.

Se queda callado, respirando con dificultad y con sus latidos acelerados.- Por eso te frustrabas tan fácil conmigo cerca, por eso lo haces ahora. Lo entiendo.
-No es lo único que recuerdo.- Admite caminando lejos en busca de unos zapatos.- Cuando hablamos más temprano sobre que te entrenaba... Mientras hablabas tú estabas recordándolo y sin querer me metí en tus pensamientos y lo vi, tan claro como una imagen. No pude sentir mis sentimientos como lo hago si recordara por mí mismo pero... vi cómo vacilé con esa daga y yo no vacilo y esa noche lo hice.

-No he retirado mi oferta, Sam, puedo ayudarte a recordar.

-No me malinterpretes.- Me mira.- No somos amigos, todavía siento disgusto al verte pero me siento incómodo al no recordar una parte de mi vida. Veo a Cam, Devon, James y parecen totalmente diferentes a cómo eran en mis recuerdos, parecen más...
-Humanos.
-Sí, más humanos, y no éramos así y siento que ya no los conozco y que ellos no me conocen y la única persona que parece entenderme es a la que odio.- Su mandíbula se tensa y niega con la cabeza.- O al menos, la que debería odiar.

-Sin resentimientos por mi parte.- Me encojo de hombros.- No fue lo peor ¿Sabes?
-¿Ah no?- Pregunta divertido.

-No, creo que la peor fue cuando me hiciste casi caer de un edificio, si me hubiera soltado unos segundos antes de que cambiaras de opinión entonces estaría muerta. 

Se queda pensativo, tal vez tratando de recordarlo.

-Siento que hablas de alguien más, siento que todos lo hacen y me siento como un extraño metido en el cuerpo de alguien que se parece a mi.
Guardo en mi mochila las nuevas prendas y luego lo insto a que guarde las suyas también. Lo hace lentamente, precavido como siempre, veo que ha dejado dentro la chaqueta que escogí para él y casi sonrío del alivio.

Esto sin duda es un gran paso.
-Salgamos de aquí.- Dice en voz baja.- Este lugar hace que me sienta observado. O tal vez eres tú mirándome de reojo, deberías dejar de hacerlo...
Lo golpeo en el hombro y me mira con los ojos entrecerrados y recelosos.
-Por cierto, recibí mis cosas, no entiendo qué significa esa foto enmarcada, supongo que eres tú.

-Es una larga historia.- Me encojo de hombros.

-¿Por qué firmaste como Pastelito?- Escucharlo decir nuevamente pastelito hace que algo se encienda en mi interior,o mejor dicho, que esa parte de mi que había muerto cuando se fue vuelva a la vida. Pero a pesar de que siento alivio al escucharlo, también siento decepción por que no pueda recordarlo.

-Otra larga historia, pero tranquilo, te haré recordarlo. 

Más tarde, cuando la cena está lista, camino junto a Caín a la cafetería.

-Estás de buen humor.- Apunta sonriendo.
Me encojo de hombros.- Hubo un progreso con Sam.
-Uh...¿Están bien?

-Aún no, todavía lo irrito, todavía piensa en las formas de matarme pero al menos accedió a dejar que lo ayude a recordar.
-Creo que deberías quedarte.

-¿Qué?¿Por qué?
-Haz pasado por mucho, hecho demasiado, creo que te mereces esto, tomarte tu tiempo para arreglar tus propios problemas, puedes permitirte ser egoísta a veces, mandar todo a la mierda si con eso estás salvando una parte de ti misma.

-No quiero que todo el peso caiga sobre ti tampoco.

-No lo hará, los chicos vendrán conmigo, puedes quedarte, no, te pido que lo hagas.

Suelto aire.-¿Seguro?
Caín asiente y cuando llegamos a la mesa nos sentamos él dice en voz alta.

-Chicos, Abby no se nos unirá, pero se quedará a cargo del búnker.
Zack me da una mirada comprensiva y aprieta mi mano.
A ninguno parece molestarle, luego de un par de comentarios cambiamos de tema y nos enfocamos en otro tema.

Cuando nos vamos a nuestras habitaciones busco a Sam con la mirada pero no lo encuentro.
Encuentro mi mochila en la cama y me digo a mí misma que le entregaré sus cosas mañana.
Se siente tan irreal, tenerlo de nuevo conmigo, antes incluso parecía imposible porque no podía acercarme a él, pero ahora tengo esperanza.

Feliz fin de semanas chicos y chicas.
Aquí les dejo un nuevo capítulo y de paso quiero informarles que se acerca el estreno de mi nuevo libro "Lurk" el prólogo ya está publicado por si quieren pasar a leerlo mientras esperan la publicación del primer capítulo.

¿Creen que Sam esté confundido ya que su mente no la recuerda pero su corazón sí?
Comenten lo que piensen y yo los leeré.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro