Capítulo 16
Abby
Cuando mis ojos se abren se enfocan directamente en la persona sentada en la esquina de la blanca habitación.
Caín se levanta con el rostro preocupado.
Mi cabeza está que explota por toda la información que he repetido al segundo de despertar.
Y el hecho de que lo último que vi fue a Sam parado a unos metros de mi me lleva a cuestionarme si fue real, tengo que preguntarlo, no importa si la respuesta no me gusta, no basta el poder sentir sus latidos a juego con los míos, tengo que saberlo, confirmar que es real.
-Sam, Sam estaba aquí¿Verdad?- La voz me tiembla por la emoción contenida, él me detiene cuando intento incorporarme.
-No te muevas mucho.- Me indica sentándose a mi lado.
-Contesta Caín.- Le pido.- Por favor dime que no fue un sueño.
-No lo fue.
Un sollozo seco se me queda atorado en la garganta.
Mi Sam está aquí, él realmente regresó a mi.
-Abby, escucha.- Me dice Caín con voz, suave, es como si temiera romperme.- Tienes que escucharme con atención.
-Y-yo... Claro ¿Qué pasa?- Estoy emocionada, quisiera levantarme en este momento y correr a buscarlo, quiero estar en sus brazos de una vez, sentir su olor y que se quede impregnado en mi ropa.
Extraño su rostro, su mano tomando la mía, incluso sus frases sarcásticas, saber que tendré la oportunidad de volver a verlo, de volver a escucharlo me hace olvidar todo lo malo que la vida y el destino me han regalado.
-¿Qué es lo último que recuerdas?- Me pregunta.
-Bueno... Derrotamos a Aaron, oh Caín, tuviste que ver a Lukas, él es... es impresionante.- Digo emocionada, esta vez me permite sentarme en la cama. Cuando miro a mi alrededor me doy cuenta de que estoy en una de esas habitaciones de la enfermería, como en la que se encuentra Cody.- Y sentí algo en mi cuerpo, como una sobrecarga de...
-Poder.- Termina de decir por mi.- Sí, fue eso.
-No lo entiendo.
-Aquí viene la parte en la que me escuchas Abby.- Suelta aire y toma mis manos.
-Oh no...- Digo con voz temblorosa.- No me digas que alguien murió...
-No, no.- Se apresura a decir pero continúa teniendo esa cara de preocupación e inquietud que me mortifica de tan sólo ver.- Lo lograron, todos ustedes lo lograron. Aaron murió y al parecer soy el líder ahora.- Me sonríe tristemente.- Gracias por eso.- Asiento nerviosa. Hay algo que no me dice todavía y que por lo visto, le cuesta decir.
-Dilo de una vez.- Le pido.- La espera no lo hará menos doloroso.
-Has estado un par de horas dormida.- Ah, pensé que fue más tiempo, pero me alivia saber que no fue así.- Cuando nos emboscaron hace unos días, tuvimos que enfrentarnos con unos soldados, uno de esos soldados era... era Sam.- Lo entiendo. No estoy muy sorprendida, antes ya sospechaba que Sam se hacía pasar por un soldado para que Mauro no lo descubriera.- verás... Sam no es el mismo que se fue para ayudarte a recolectar información.- Mi ritmo cardíaco aumenta, casi dolorosamente por la anticipación de lo que dirá a continuación.- Lo modificaron Abby, le hicieron lo mismo que a Cody.
Mi mandíbula tiembla y mis ojos se vuelven llorosos.
No quería aceptarlo antes, supongo que fue un error de mi parte.
Pero hay un detalle que pudo haber cambiado y que... tengo esperanza de que no sea como creo que es.
-Pero¿Sam puede recordarme?- Le pregunto eufórica. Necesito saberlo, debo saberlo. Aunque mi corazón se rompa con la respuesta.
Sus labios se tuercen, un gesto nervioso de su parte.
-Te recuerda pero no como crees.- Cierro los ojos con fuerza, estoy empezando a comprender lo que quiere decir.
- Déjame adivinar.- Me limpio las lágrimas antes de que caigan por mi rostro.- Lo último que recuerda es que asesiné a su amigo.
Mi pecho se retuerce, mi corazón late tan rápido que es preocupante.
Una furia amiga hace que mi fuego se encienda sin siquiera quererlo y cuando me doy cuenta, hay chispas saliendo de mis manos. Caín las toma, apaga las chispas y murmura palabras en un intento de tranquilizarme. Pero nada puede hacerlo porque ya sé la respuesta.
-Lo siento Abby.- Me dice él.- Es lo último que recuerda de ti.
No puedo evitarlo, suelto un jadeo doloroso.
Busco el cuerpo de Caín y lo abrazo con fuerza, me aferro a su espalda con fuerza mientras el frota la mía con suavidad.
No, no por favor...
Las lágrimas manchan su camisa pero no me aparta.
-Pero de alguna forma es diferente a Cody, él no recuerda absolutamente nada, Sam sí, recuerda su vida antes de esa guerra, todo así que no entiendo esa parte aún, tuvimos que hacer un trabajo enorme para convencerlo de que no éramos su enemigo, tuve que meterme en su cabeza y mostrarle con imágenes lo que sucedió, poco a poco fue comprendido lo de los Primeros, el virus, esta guerra, por suerte nos creyó pero él sigue recordándolo, lo de Isak, prometió que no te haría daño.
-¿Sabe que somos compañeros?- Pregunto entre sollozos.
-Lo sabe, te sintió a pesar de que la conexión era silenciosa, fue una de las razones por las que prometió no lastimarte.
-¿Y cuáles son las otras?
-Le dijimos quién eras para todos, él sabe que si alguien puede contra los Primeros, esa eres tú, él sabe que eres esperanza para muchas personas, también le dijimos que lo ayudaríamos a recuperar sus recuerdos. Fue difícil convencerlo de quedarse con nosotros pero... pero él está aquí, ahora.
-No me recuerda.- Digo con tristeza sin apartarme de él.
No importa cuánto me lo repita, el dolor no cesa.
-Lo hará Abs, lo prometo.- Me dice él.- Lo prometo. Pero hay otras cosas de qué hablar. No sólo su mente fue alterada sino también sus habilidades.
-Esa parte ya lo sospechaba, absorbí una parte de ellas.
-No una parte Abby, todo lo que le hicieron pasó a través de su vínculo contigo, por eso te desmayaste cuando él estuvo cerca, porque en la distancia fue poco lo que tomaste, te hiciste más fuerte, más rápida.... cosa que olvidaste comentar, por cierto.
-Lo siento.- Me disculpo sin soltarlo.
-Ya no importa, la cuestión es que cuando estuvo cerca todo eso explotó, lo tomaste todo, eres tan fuerte y rápida como él, como el resto de los soldados, prácticamente tus genes volvieron a modificarse, ya no eres solamente una Origen.
-Oh Dios mío.- Gimo con los ojos cerrados. Soy un fenómeno.
-Como Sam no recuerda su estancia con Mauro todavía no podemos explicarnos qué les hicieron.
Me separo rápidamente.- Pero podríamos, en una semana...
-Lo sé, ya hablé con todos, tu... amiga me lo contó.
-Oh sí, ¿qué te parece?
-¿Sinceramente? es aterradora.- Sonríe.- Pero te ayudó así que es bienvenida.
-¿Cómo están todos?¿Lukas...? Supongo que Sam recuerda a Cam, Devon, Drew y James ya que estuvo con ellos desde antes.
-Sí, los recuerda. De hecho son los únicos a los que deja acercarse. Lukas está bien, aunque está muy callado.
-Tomó sus primeras vidas, es mi culpa.
-No lo es.- Me asegura.- Lukas sabe que hay que hacer lo que sea necesario para ayudar a la familia.
Lo que me lleva a...
-¿Y la madre de Aaron?
-Tuvimos que...- Tensa la mandíbula.- Ella era peligrosa.
-Lo sé.- Murmuro.
Y sé que no la conocí y que aborrecí a su hijo pero eso no quita que fuera una madre.
No quiero imaginarme qué haría si mi madre se contagiara el virus, creo que haría todo a mi alcance para curarla pero no a costa de un montón de vidas, no como Aaron decidió actuar.
Mi parte humana lamenta esa pérdida de una vida inocente.
Caín vuelve a consolarme sobre Sam, él me dice que todo estará bien, que sólo necesita tiempo para recordarme porque la conexión entre ambos le hará más fácil recordar sus sentimientos hacia mi.
Pero sus palabras las escucho a lo lejos, yo estoy como en otro mundo.
Un mundo oscuro y agrietado en el que puedo quedarme sentada en una esquina pensando en todo lo malo que la vida me ha mandado.
Se me fue arrebatado un pedazo de mi ser y cuando volvió a mi es como si no fuese capaz de integrarse a mi.
Un miembro fantasma.
Nos quedamos un rato en silencio, él asegurándose de que esté bien y yo tratando de asimilar el hecho de que Sam no querrá besarme en cuanto me vea sino arrancarme la cabeza.
-Cuando estés lista podemos entrenar y así podrás controlar tus nuevas habilidades.- Me insta Caín.- Te dará una ventaja con los Primeros.
Yo sólo puedo asentir.
-Abby, en una semana regresaremos a ese pueblo para ver lo que hay ahí, quiero estar seguro de que podrás con eso, de que podrás ir sin derrumbarte.
-Yo sí puedo, será difícil, no sólo para mi. Pero Sam no puede ir¿Me entiendes? está prohibido que Sam vaya, eso empeorará las cosas para él.
-No irá.- Me asegura.
Suelto aire agradecida.
-¿Ya puedo salir de aquí?
-Te tenían bajo observación y estaban pendientes de que te administraran medicamentos si los necesitaban pero creo que ambos sabemos que eso ya no será necesario.
-¿Así que...?
-Puedes salir.- Me asegura.- Pero lo mejor será que no lo busques.
- Pidió no verme, ¿No es así?- Asiente mirando hacia abajo.-¿Dónde está él?
-A unas habitaciones de aquí, lo están checando pero él estará ahí un poco más por cualquier cosa. Al estar en esa habitación no podrá teletransportarse, Aaron modificó ciertas habitaciones para contener a cualquier Origen o Medio Origen.
-¿Y Cody?
-Sigue igual, no deja que nadie entre, ni para la comida, tienen que pasarla por la rendija sino se arriesgan a que los ataque.
-Cielos.- Suelto aire.- Dos de mis personas favoritas no me recuerdan. Prométeme que tú no te sumarás a ellas.
-No controlo el destino pero prometo evitarlo a toda costa.
-Bien.- Asiento y me dejo caer en su hombro.-No me has dicho¿Por qué no mataste a Elis?
Se queda en silencio.
Elis nos traicionó también pero la había visto entre los rostros antes de caer inconsciente.
-¿Eso te molesta?
-En realidad no lo sé.- Le contesto con total sinceridad.- Dices que lo supo hasta que estuvieron lejos del búnker y que cuando Alexander y el otro tipo los atacaron ella los ayudó,¿Sabes que ella no tuvo por qué hacerlo, verdad? Pudo haberlos dejado, pudo haberlos asesinado con una descarga eléctrica.- Lo siento tensarse.
-Hablando de eso, no te conté que ella como que lanzó un rayo hacia Sam.
Me sobresalto por la sorpresa.-¿De veras?- Asiente.
-Pero no sabía quien era.
-Oh.- Digo.
-Sí...
-¿Por qué le perdonaste la vida?
Le cuesta contestar, se queda callado por mucho tiempo y con la mirada perdida. Si no lo conociera tan bien, diría que esa chica logró hacerle sentir algo.
No lo culpo, uno no elige de quién enamorarse.
A veces solo sucede y puede ser en el peor momento y de la peor persona pero los sentimientos no cambiarán sólo porque sea o no correcto.
Uno no controla al amor, no controla las sensaciones, no controla los dolores que conllevan a amar.
-Yo... no pude.- Dice sincero.- Diablos Abby, cuando supe que ella también estaba detrás de esto quise odiarla, lo juro, pero una parte de mi quería no creerlo.- Suelta aire exasperado.- Elías quería matarla, yo lo convencí de que no lo hiciera para utilizarla como intercambio con Aaron pero en realidad lo que buscaba era más tiempo para saber qué hacer con ella. La dejé ir, unos segundos dejé abajo las barreras que la mantenían dentro de la casa y ella escapó, por poco tiempo me sentí aliviado pero luego... supe que había sido un error.
Me dije a mí mismo que debía matarla pero no pude, hay algo aquí.- Se señala el pecho.- Y aunque no es correcto, aunque me arrepiento de sentirlo sigue ahí. ¿Qué crees que debo hacer?
-Sinceramente... Deberías hacerle caso a tu corazón.- Con mi cabeza señalo la mano que tiene posada en su pecho.- Créeme Caín, no servirá de nada resistirse.
-Pero ella no es buena...
-La única razón por la que no la odio es porque te salvó, se decidió al final por elegirte por encima de las personas que conocía, ella no lo hubiera hecho si no sintiera nada.
-¿Es así como te sentías con Sam? Miles de voces en la cabeza, unas te advierten que te alejes, las otras te dicen que sedas... Es tan confuso.
-Así fue al principio.- Sonrío tristemente al recordar esos días. Mi instinto me gritaba que me alejara y no estuvo del todo equivocado ya que Sam quería matarme.- Ese es el problema del amor, lo arriesgas todo y corres el riesgo de que el resultado sea desastroso o puede ser glorioso. Pero Caín, no ganas una batalla sin haber sangrado primero.
-¿Qué sugieres que haga?
-Date tiempo, conoce mejor a Elis y ve si vale la pena, una vez hayas hecho eso, calla todas esas voces y haz tu propio camino.
Caín se fue media hora después de nuestra charla sobre Elis y yo me quedé sola en esta habitación a pesar de que ya podía salir.
Pero no estoy lista para eso, para enfrentarme a la realidad en que Sam no puede verme sin querer matarme.
Es como irreal, así me sentí cuando supe la verdad. Pero las cosas son diferentes ahora, antes él seguía a mi lado, yo pude decidir si alejarme o aceptarlo con todo y su pasado, ahora él es quien decidirá si me quiere lejos y sospecho que ya ha elegido. Pero yo sigo aquí, eso no cambia, eso no cambiará ni aunque él decida atravesarme con la daga más filosa de su colección pero yo no dejaría de amarlo.
Por muy estúpido que suene, incluso yo me sorprendo por semejante pensamiento, nunca pensé decir algo igual sobre alguien pero ahí lo tienen, eso es Sam para mi. Todo.
Cuando por fin me decido por salir es porque mi estómago no para de rugir por hambre.
Llevo ropa cómoda. Unos shorts y una camiseta sin mangas de color gris, me coloco unos calcetines antes de meter los pies en los botines y salgo.
No puedo evitar caminar con cuidado, con temor a romper algo por error o ir demasiado rápido sin querer.
Soy como al principio, sin control de mí misma, con el temor de hacerle daño a la gente con mis dones.
La gente que pasa me saluda con una sonrisa cálida, me esfuerzo por regresarla con la misma intensidad pero mi cabeza está en otro lado.
Lo primero que hago antes de ir a la cafetería es pasar por la puerta de Cody.
Levanta la cabeza cuando me asomo por su ventanilla y dejo salir un suspiro de alivio al verlo con vida.
Lo veo levantarse de la camilla y asombrado por ello, retrocedo un paso, él se asoma por su propio lado. Señala abajo, donde está la rendija, comprendo lo que quiere y me dejo caer a un lado, lo escucho hacer lo mismo.
-Pensé que estabas muerta.- Dice con aparente confusión.- O al menos eso fue lo que ese hombre dijo. Le creí cuando dejaste de visitarme.
-¿Te has preocupado?- Pregunto asombrada.
-No, no soy capaz de sentir nada, pero eres uno de los pocos rostros que conozco así que...- Se queda callado, casi puedo imaginármelo encogiéndose de hombros.
-Estoy bien.- Le aseguro.- Ese era un mal tipo, no lo sabíamos, logró engañarnos a todos.- Espero unos segundos en los que él no dice nada.- He escuchado que no dejas que nadie entre.
-No lo quiero, ya te he dicho que las voces se mantienen calladas si estoy dentro.
-¿Esas voces son tuyas o de alguien más?
-No lo sé, si pienso en ello me duele la cabeza.- Admite.
-Estarás bien.- Le aseguro.- Encontraremos una forma de hacerte recordar.
-No sé si quiero hacerlo.
-¿Por qué?
-Hay una mujer en mi cabeza, su rostro, lo veo cuando estoy dormido, a veces lo recuerdo cuando despierto y otra veces no puedo hacerlo, pero ella... ella me suplica.
-¿Qué te suplica?- pregunto angustiada por la respuesta.
-Que no la mate.- Suelta demasiado bajo, como si tal cosa le diera vergüenza.
Un nudo se forma en mi garganta.
Puedo imaginarme a Isabel, vulnerable ante él y rogando por su vida y también puedo imaginármelo a él, mirándola con ojos vacíos mientras...
-¿Y lo hiciste?¿La mataste?
-No lo sé... no puedo recordarlo, nunca puedo.
Lo escucho levantarse y hago lo mismo, cuando miro por la ventanilla él se está alejando y dándome la espalda.
Oh Cody.
Me abstuve de revisar cada una de las puertas en busca de Sam. Tuve que recordarme una y otra vez que él no quería verme.
Al llegar al comedor no me costó divisar a Natalia, Zack, mi hermano, Karum, Jesse y Lukas.
Mi mejor amiga corrió hacia mi en cuanto me vio y prácticamente me arrastró hacia su mesa.
No había tenido la oportunidad de abrazar a mi hermano antes, ni a mamá o James.
Pero aproveché el momento para hacerlo con las personas que tenía cerca.
Miré a Jesse pero no lo abracé, en estos momentos estoy demasiado hecha polvo como para dejarme llevar por la rabia que siento con él.
-Así que... No moriste.- Trato de aliviar la tensión.- Oí que te dispararon.
-Supongo que me lo merecía.- Sonríe de lado. Maggie llega a la mesa y me sonríe. Me siento mal instante al no recordar que ella se había quedado con nosotras, pero a pesar de que me olvidé de ella, Julian no lo hizo al momento de ponerla a salvo junto con mi madre.
Jesse le sonríe amablemente cuando se sienta a su lado.
-No, no lo merecías.- Le digo tomando un bocado de la comida de Natalia.- Me alegra saber que estás bien.
-Lo mismo digo.
Es lo único que decimos entre nosotros, luego cada uno empieza a hablar con el resto.
Zack y Natalia me cuentan sobre cómo Sabrina y Jordy los ayudaron con los hombres que querían asesinarlos y cómo luego de eso anduvieron todos a la deriva hasta encontrar a Caín. Fue aterrador para ellos el no saber dónde estaban y no saber a dónde ir.
Temían por todos nosotros, ella no sabía si estaba viva y eso la carcomía por dentro.
Y aunque me alegraba de tenerlos nuevamente conmigo no paro de pensar en que mi compañero está cerca de mi pero no puedo buscarlo.
Estoy tentada en hablarle mentalmente pero posiblemente me bloquearía otra vez, de hecho, estoy asombrada de que hiciera lo contrario a eso.
-Así que ¿Iremos a ese pueblo?- pregunta Natalia.- Zack ha dicho que es un pueblo fantasma.
-Sí, el lugar estaba totalmente desolado, puedo recordar que había tanto silencio que cada suspiro se escuchaba.- Le digo yo.- Los edificios abandonados daban miedo de noche.
-Nunca pensé que volvería a ese lugar.- Dice Zack con un tono demasiado amargo.
-No tienes que ir.- Le digo.- No iremos todos porque Caín sabe que para algunos de nosotros es demasiado para procesar.- Cuando sus ojos me encuentran estoy segura de que ambos repetimos el momento exacto en que Sebastian estaba en brazos de Zack.
Es algo horrible de recordar.
El silencio cae sobre la mesa como un manto oscuro y transparente a la vez.
Muchas malas sucedieron en ese pueblo, demasiadas muertes, demasiadas traiciones.
Ni siquiera sé si seré capaz de ir, los recuerdos podrían tambalearme una vez pise esos suelos de nuevo.
Miro a Jesse de reojo, está pálido y ha dejado de comer.
Lo recuerda, lo recuerda tanto como yo.
-No hablemos de eso.- Les insto.- No es necesario en este momento.
-Tienes razón, faltan días para tener que ir.- Luego se acerca a mi.-¿Estás bien? Quiero decir... Lo vi antes y él... no parece ser el mismo.
Sé a quien se refiere.
-No sé si quiero sacar ese tema a la luz, no estoy lista tampoco.
-Entiendo.- Dice ella.
-Es... demasiado doloroso.- Me encojo de hombros.
Más tarde, cuando la noche cayó y la mayoría, exhaustos se fueron a dormir, me pase el tiempo con mamá, Jared, Karum y James, todos en la habitación de mamá y James.
Me sentí normal por unas cuantas horas, incluso me negué a pensar en todo lo malo que había ocurrido.
Fue a eso de la media noche cuando decidí ir a la sala de entrenamientos y ahí me encontré con Lukas.
Estaba golpeando un saco con fuerza cuando me vio entrar y entonces paró.
-Hey.- Me saludó vacilante.
-Hey, no te había visto antes.
-He estado aquí desde que llegaron, habías estado noqueada por dos horas y media.¿Ya estás bien?
-No del todo.- Hago una mueca. Pero no me refiero a físicamente.-¿Y tú?
-No del todo.- Admite de la misma forma.- He tenido... demasiada energía, estaba sobrecargado.
-Quiero que sepas que entiendo lo que sientes en estos momentos. Nunca olvidas tu primera vida arrebatada.
-No fue la primera.- Admite. Yo abro los ojos hasta el tope, sorprendida.- Sí, me lo había guardado.
-¿Puedo preguntar?
-Fue cuando salimos Jesse, tu hermano, Karum y Maggie de ese lugar, les freí el cerebro a muchos guardias, incluso antes de eso, una de las veces en que sentí demasiado dolor físico por lo que me hacían, yo hice que la sangre de uno de los doctores coagulara y... murió. Pero estuve demasiado tiempo enojado como para ponerme a pensar en lo que hice de una forma humana. pero hoy recordé todo eso, lo que tuve que hacer, lo que tuve que soportar para sobrevivir.
-Algunas cosas nunca las olvidas, aunque quieres, intentes o finjas hacerlo, hay recuerdos, rostros que nunca te abandonan. Hay tantas cosas de las que me arrepiento, otras que quisiera cambiar a toda costa pero no puedo y he aceptado que fueron esas cosas las que me formaron en la persona que hoy soy. Lukas, tú no tuviste la culpa, fueron ellos los que te alejaron de tu familia, los que olvidaron que solamente eras un niño.
-No estoy solo, desde que los encontré nunca más me he sentido solo.- Sonríe.- Cuando desapareciste sentí como si una parte de mi se hubiera ido contigo, eres como una hermana mayor para mi, me prometí a mí mismo que nadie me arrancaría de los brazos de mi familia nunca más y ellos te llevaron lejos, no lo permitiría.
-Estoy tan orgullosa de ti, no sabes cuanto. Y me alegra que antes tuvieras el coraje de buscar como entrenarte porque lo hiciste muy, muy bien.
-Aprendí de los mejores.
-Quiero hacerte una propuesta. - Eso llama su atención y veo ligeramente un brillo en su mirada.-¿Qué te parece si llevamos a un siguiente nivel tus entrenamientos?
-Bueno, no voy a mentirte, eso me encantaría.- Su sonrisa opaca las sombras que habían en su mirada.
-Bien, empezaremos mañana¿Te parece? Pero hoy tienes que descansar, prometo enseñarte todo lo que sé si me prometes cuidar de ti.
-Lo prometo.- Me sorprendo cuando me da un abrazo, se lo devuelvo sin vacilar y luego lo veo irse, suelto aire cuando me quedo a solas.
Es increíble pero ni un minuto más tarde, él vuelve a mi mente, Sam ocupa mi cabeza y no deja espacio para nada más.
En un fallido intento de no pensar en él empiezo a ordenar la sala de entrenamientos, colocando las armas en sus debidos estantes y quitando el saco que Lukas estaba ocupando anteriormente.
¿En qué habitación estará?
Es inevitable no pensarlo.
También lo es el no pensar qué será lo primero que le diré cuando lo vea.
No puedo decirle lo que siento, o cuánto lo extrañé cuando no estuvo conmigo, cuantas noches soñé con él y quise que me abrazara hasta despertar nuevamente.
No puedo decirlo sin recibir una mirada asesina de su parte, él me odia, creo que es lo peor que podría pasarme, un retroceso mortal en nuestra relación.
Me siento en un banco y recuesto mi espalda y cabeza en el espejo incrustado en la pared y jugueteo con mis manos en la barra de estiramiento, pruebo sentir el frío metálico para distraerme y empiezo a contar el número de veces que la luz parpadea a mi alrededor.
No escucho ruidos, salvo las voces de los pocos que siguen levantados y andan por el pasillo, pero hablan en voz baja, no me molesto en intentar escucharlos.
Me duele el pecho y me pican los ojos por las lágrimas.
Quisiera estar con él en este momento, poder abrazarlo.
-Mierda.- Murmuro en voz alta al darme cuenta de lo patética que me debo ver en estos momentos.
-En realidad, así es.- Me incorporo ante el sonido de su voz y en el camino me golpeo la cabeza con la barra de metal, hago una mueca y sobo mi mente pero olvido el dolor cuando lo veo.
Sam está de pie en una esquina, recostado a la pared y mirando en mi dirección, las luces no llegan lo suficiente hasta esa esquina así que irónicamente está en la oscuridad.
Acalrando mi mente me doy cuenta de algo.
-¿Y-yo dije eso a través del vínculo?- Podría golpearme mentalmente por esto.
No me contesta, tampoco se mueve para que pueda verlo.
Me empieza a latir el corazón muy rápido, entre emoción y miedo.
No miedo a él, sino al miedo que siento por esperar la peor reacción de su parte. Sé qué esperar más o menos, después de todo, él ha confirmado que me miraba patética.
-¿Sabes? Sería más fácil si te acercaras a hablar.- Mi voz es baja pero audible.
-¿Y dé qué quieres hablar? Déjame adivinar.- Dice con burla.- Sobre cuánto sientes haber asesinado a Isak, sobre que me amas y no importa si no lo recuerdo, con el tiempo lo haré. No te molestes niña, tus amigos ya me lo han dicho por ti, demasiadas y exageradas veces, no es necesario que me hostigues tú también.
Rebobinando mi mente, me doy cuenta de que a Sam tampoco le gustaba hablar de Isak conmigo cuando empezamos a conocernos.
Y si quiero que él recuerde, debo olvidarme momentáneamente del Sam que me ama y recordar al Sam que me odiaba para poder entender al chico que está a unos metros de mi, hablándome mientras se contiene de hacerme daño.
-No voy a disculparme contigo, sería estúpido hacerlo, como echarle sal a la herida y sé muy bien que no estás aquí para darme las buenas noches, sabías que estaba sola cuando llegaste, sé porqué estás aquí.
Da unos pasos más cerca. Es cuando veo su rostro.
Se me escapa el aire.
Su cabello está ligeramente más corto pero el mechón que cae sobre su frente no se ha ido, extrañaba ver ese mechón rebelde.
Su rostro se ve más maduro por el rastro oscuro de su barba corta, sus labios rellenos no tienen las esquinas levantadas en una sonrisa, todo lo contrario, hacen una mueca de disgusto y sus ojos verdes que una vez me miraron con amor, ahora me ven con desprecio.
Mentiría si dijera que no duele.
-Entonces dime por qué estoy aquí.- Pide en tono mordaz y se cruza de brazos, la camiseta negra que viste se tensa sobre sus músculos.
-Viniste porque quieres matarme y te preguntas cómo sería hacerlo en este momento.- Mi garganta se seca al decirlo en voz alta. Pero sé que no me equivoco, la manera en que fugazmente pasa el asombro por su mirada me dice que estoy en lo correcto. Pero tan rápido como esa emoción llegó, se va y deja en sus ojos nuevamente un vacío oscuro.
-Al parecer eres lista.- Hace una mueca.- Pero no tanto como estar sola sabiendo que estoy aquí.
-No te temo, nunca lo hice.- Y es verdad, si alguna vez le temí fue porque empezaba a sentir algo por él, no porque temiera que me hiciera daño.- Esta vez no es la excepción.
Se queda callado, observándome y yo osadamente, hago lo mismo.
Sé mirada demasiado caliente en esos pantalones que parecen estar hechos de cuero, kevlar seguramente. Sus brazos parecen más anchos y fuertes, los entrenamientos que Mauro lo hizo hacer no sólo lo cambiaron mentalmente sino también de manera física.
-Además...- Prosigo para aprovechar que he captado su atención.- No es como si no hubieras tratado de matarme antes.- Me encojo de hombros.- Puedo enumerarte las veces que lo intentaste.
-Al parecer fui demasiado estúpido para no lograrlo a la primera.- Su tono y palabras me hacen retroceder, es imposible esconder el dolor que ellas me provocan porque nuestra conexión nos permite sentir lo que el otro siente si nos empeñamos en quererlo y sé que Sam se da cuenta de mi dolor porque hacen que sus ojos brillen con malicia.
-Entonces no lo seas ahora.- Le reto en voz alta, la tristeza se ha convertido en frustración.-¡Vamos hazlo ahora! Nadie lo sabrá, será tarde cuando encuentren mi cuerpo mañana.
Sam levanta el mentón mientras empieza a avanzar hacia mi con la cara seria y sus ojos cargados de oscuridad.
Va a hacerlo.
Pienso en cuanto saca una navaja de su bolsillo.
Empiezo a retroceder, con cada paso que doy hacia atrás, el avanza dos hacia mi.
Mi espalda choca contra la pared, contra el espejo que la cubre y cuando Sam llega hasta mi, lo primero que hago es aspirar su aroma.
Es un soplo de aire fresco.
Luego su mano envuelve mi garganta y mis ojos se abren sorprendidos.
Cuando acerca su rostro al mío aprieta su agarre y por acto reflejo yo me aferro a su mano.
No aparto la mirada de sus ojos, quiero verlo a los ojos, a sus ojos verdes y retarle a que lo haga.
Tal vez sea estúpido pero le apuesto a nuestro pasado para que no lo haga.
El aire empieza a faltarme pero no aparto la mirada.
-S-si muero...- Farfullo con dificultad.- T-tus... ojosss serán... l-lo último que...- Empiezo a toser.- Veré y... será l-lo mejor d-de morir...
Su agarre se aleja tan de pronto que caigo de rodillas agarrando mi garganta, lo único que veo es el suelo y sus botas hasta que levanto la mirada hacia él.
Sam nunca había llegado hasta tal punto, este Sam pudo haberme matado.
Se pone en cuclillas y me hace verlo, nada ha cambiado en su rostro.
-Matarte sería demasiado rápido.- Sus palabras son un puñal directo a mi corazón.- Quiero verte sufrir Abigail Williams, quiero ver cómo te desboronas desde adentro y el que me ames será más fácil para mi porque sé por donde atacar primero.- Sus dientes están apretados por la furia y su mandíbula tensa, tan tensa como mi pecho en estos momentos. Veo como señala hacia mi pecho con su dedo, hacia mi corazón.- Empezaré por ahí.
Luego se aleja, lentamente sin apartar la mirada de la mía y deja caer la navaja en el piso. No será necesaria al parecer.
Y luego se gira, dándome la espalda hasta que sale de la sala y se pierde en el pasillo.
Me quedo aturdida en el suelo, sin saber si quiero llorar o gritar, tal vez ambos pero no hago ninguna de las dos cosas porque mi cuerpo no responde a mis llamados.
Me acaban de arrancar el corazón, lo peor de todo es que quien lo hizo es la persona que más amo en el mundo y el que menos esperé que lo hiciera.
Cierro mis ojos para contener las lágrimas pero no hago nada contra los sollozos.
Nuevamente Sam era un cazador y yo era su presa.
Sabía que él cumpliría con su promesa, Sam hará todo lo posible por verme caer, no me matará, él sabe tanto como yo que hay peores cosas que la muerte.
Como por ejemplo, un corazón roto.
Hola personitas hermosas❤️ yo sé que los he tenido con el corazón en la boca y el final de este capítulo los hizo empeorar.
¿Cuántos sospechaban que algo así sucedería con Sam?
¿Piensan que Sam será incapaz de amarla o una parte de él sabe que está destinada a amarla a pesar de que parezca incorrecto?
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