9 - Coraje
Iván recorre las amarillas calles del sector Nitel, es de todos los sectores, el más exuberante, por sus avenidas se muestran las construcciones en cristal y estatuas talladas en piedra rosada, así como sus múltiples centros alimenticios chatarras en donde los niños se entretienen en el mundo virtual mientras sus padres se llenan la boca de comida hasta reventar.
La decoración muy adecue a un mundo infantil es debido al exótico gusto de su capitana, pese a ser una joven de muy corta edad se le asignó un establecimiento libre y sin tantas restricciones gracias a ser hija de Mirlo, sin embargo, no por eso menos peligroso.
Las personas del sector Nitel son de pensamiento libre, sus vestimentas en colores pastel y con telas que dejan muy poco a la imaginación, los identifica en toda ciudad Ritma. Iván no puede pasar desapercibido, aún lleva puesto su traje oscuro y camina con desconfianza buscando la manera de no ser rastreado por Jaime. Regresar a su sector ya no es una opción, entrar al sector Krisal ya no tiene sentido y estar cerca de Jaime le es imposible, solo le queda pedir ayuda.
Camina desorientado, no ve nada relevante que le ayude a detectar a las personas que se supone saben cómo escanear su cuerpo y hacerlo desaparecer de los radares de la Junta. Los rumores lo llevaron a determinar que el sector Nitel era la cuna de los hackers pues la seguridad ahí es la menos restrictiva, la delincuencia hasta cierto punto era permitido, pues antes de que la capitana enviara a alguien al sótano les daba la opción de pertenecer a sus soldados con quienes se entretenía en sus tiempos libres. Básicamente los usaba en peleas clandestinas en donde la apuesta es su libertad.
Había un equilibrio impuesto por la Junta, había corrupción por parte de las capitanas, había inconformidad en sus habitantes, mas ninguno levantaba la mano o un arma para cambiar las cosas, el sistema funciona o las capitanas las hacen funcionar sin importar el método. La sociedad se construye por sus reglas para evitar una destrucción masiva como les sucedió en su antiguo planeta, pero esa historia ya casi nadie la conocía, solo importa avanzar porque Ritma no es la Tierra.
—¿Te has perdido forastero?
La voz heló la sangre de Iván. Una mujer de pantalones cortos, botas altas y cabello completamente morado aprieta las nalgas del muchacho al tiempo que de su bolsillo saca las pocas monedas que lleva.
—Te equivocas de persona si crees que puedes llevarte mi dinero.
Acto seguido toma la mano de la desconocida y haciendo una llave le arrebata el dinero. Ella contorsiona su cuerpo hasta zafarse y arrodillándose golpea la pantorilla del chico y lo hace caer al suelo. Se sienta a horcajadas sobre él y bloquea sus manos.
—Me gustas. Soy Nana —Los perfectos dientes de la chica contagian a Iván con una sonrisa.
—Y yo Iván. Por favor, vas a quitarme todo el aire.
Nana se levanta, le tiende la mano a su compañero y lo guía hacia un lugar más tranquilo. Ella parece más joven de lo que es, y aunque no puede evitar ser infantil trasluce en su mirada una seguridad mortal. Si algo tiene Iván es que puede ver a través de las expresiones, así como vio en Jaime a una mujer infeliz, ve en su nueva amiga una mirada tan feroz como la de Krisal.
En su vano intento por sacar información sobre el sector, Iván se da cuenta de que su encuentro no es completamente una coincidencia. Nana lo había observado en las calles, perdido y asustado, curiosa como es decidió acercarse para saber qué buscaba en su sector. El joven cansado de mentirse a sí mismo decide decirle la verdad, su travesía por el sector Jaime y su pérdida con la gente que han expulsado.
Para Nana la información recibida es dinamita pura, la lista de los expulsados sale por la noche, pero el desconocido ya lo sabe; además de haber estado en el sector más resguardado. Si bien todos sabían que la capitana Nitel, hija de uno de los poderoso de la Junta, no se comparaba con Krisal, ni en liderazgo, ni por despiadada, ambas eran rivales por la atención de los poderosos.
—Sígueme.
Las palabras resonaron en la cabeza de Iván. Ante sus ojos se abren puertas desconocidas. Antes, sumido en su ignorancia no imaginaba el sistema completo, pero ahora todo lo parece una absoluta mentira. Se siente como un animal en engorda para alimentar el control de solo cinco seres humanos.
La chica se trepa un vehículo que se eleva medio metro sobre el nivel del suelo y emprende la marcha. Lo aleja del centro del sector, sobrepasa su límite con las fronteras del sector Lina y entre los verdes bosques se pierde. Frente a una conglomeración de rocas se detiene para asegurarse que nadie los ha seguido y entonces, bajando bruscamente a Iván del vehículo, pronuncia palabras del antiguo idioma igual que Jaime al abrir el Teatro digital. Las rocas se mueven en sincronía al reloj creando una apertura por donde ambos penetran.
Iván está lleno de preguntas, pero teme las respuestas.
—Creo que puedes ser útil chico. Nosotros existimos con un solo propósito y ese es demostrar que la Junta abusa de su pueblo, porque su pueblo es capaz de gobernarse solo.
La habitación en la que llevó a Iván le recuerda al departamento de Jaime, igual de lujosa, con los mismos paneles y controles, un solo hombre observando los sectores, uno solo deseando la llegada de este momento.
—Padre, este forastero tiene información.
Iván observa cuidadoso el lugar, camina para intentar distraer su mente y no ceder a su nerviosismo. Nota el gran parecido de Nana y el hombre de frente, la misma ferocidad en la mirada.
—¿Por qué se esconden? —le pregunta directo.
—¿Quien dice que nos escondemos?
—Somos ciudadanos de un sector, igual que tú —responde la chica—. Cuéntanos qué te ha llevado a buscarnos.
Hay mucha confusión dentro de Iván, le parece que todo es un peligroso juego y aún no define en qué bando jugar.
Le muestra el mensaje de Jaime y los nombres de los expulsados al hombre de frente.
—Quince almas. Muy pocos este mes.
—¿Por qué adelantaron la expulsión? —Se cuestiona Nana.
—Eso mismo pensé yo —continúa Iván—, yo contaba que tenía otro mes para... Pero al final los sacaron antes de tiempo.
—Me quedaré con esto —Nana le arrebata de las manos el aparato y se retira de la habitación.
La chica examina con cuidado el aparato, revisa las llamadas y contactos de Iván con la intención de averiguar si es alguien en quien confiar y lograr que se integre a su grupo político. A ella le parece un hombre atractivo, pero quien realmente define si vive o muere será su padre. Ahora lo interroga, le sacará toda la información sobre su origen y sus objetivos. Nana tiene una buena corazonada con el chico, confía en que se quede.
Al abrir el aparato descubre un localizador, alguien rastrea a Iván. Nana busca la dirección de donde proviene la señal y descubre que el chico no le mintió, sí estuvo en el sector Jaime.
Iván reposa en una habitación blanca alejado de toda civilización, ha hecho un trato con Feiro, padre de Nana, con la única intención de obtener su venganza. Le ha dado una noticia favorable: la audiencia de Jaime; a cambio el muchacho se volverá ciudadano del sector Jaime y su misión será estar cerca de ella, una petición con una intención oculta, porque no se puede negar que antes de que sus ojos se cierren para dormir él la observa, la siente y la desea.
El mismo pensamiento de deseo lo comparte con la capitana Jaime, quien ahora se encuentra preparándose para recibir visitas. Será la segunda vez que tenga de frente a las capitanas de cada sector, le es innegable el sentimiento de frustración no era necesario la audiencia, pero ahí está esperando a ser masacrada sin saber por qué.
Krisal le advirtió que era solo un protocolo, había una nueva propuesta que debatir con respecto a la sobrepoblación, que su audiencia no tenía que ver con el ladrón de motocicletas, pero si con el sótano y sus expansión o bien una nueva localización pues la Junta considera que el sector Jaime ya no es muy seguro.
Ella se encuentra de nuevo en el límite de ciudad Ritma, el lugar en donde se encontró con Iván, observa el exterior para asegurarse que sigue igual de inhabitable y solo.
—Soy capaz de dar la cara por mi hogar. Me quedé en ciudad Ritma y no me detendré por nimiedades. Los errores existen, Oscar fue uno y si es necesario duplicar esfuerzos lo haré pero el sótano no se mueve de mi sector.
Se dice para reforzar sus objetivos. Desea ser la mujer fuerte que Krisal quiere, pero no puede negar que una parte de ella desea ser otra persona.
Su celular parpadea con un mensaje por video, no reconoce el enlace, ni la dirección de la que se envía. Antes de abrirlo compara la ubicación a través de un programa especial para las capitanas para detectar intrusos que quieran entrar a su sistema o bien robar información cifrada, pero se sorprende al descubrir que el lugar proviene de su casa.
Abre el video y en él se observa a una chica de cabello morado en ropa interior de espaldas. Al alejarse de la cámara, en el fondo, un hombre la recibe con los brazos abiertos y el deseo en su mirada, se la devora con urgencia, la toca con pasión, la besa con frenesí. Jaime queda embelesada con la imagen, deja de respirar al reconocer el rostro de Iván como el protagonista de tan pasional encuentro.
En seguida guarda el aparato y se dirige a su casa, sabe que ahí no están ambos jóvenes, pero tiene la esperanza de que al llegar pueda saber exactamente en donde sucede tal acto a través del rastreador que le colocó, sin embargo, Jaime no sabe no encontrará rastro alguno de él.
Krisal limpia con vehemencia sus manos, pese a haberse bañado más de dos veces, aún siente como la suciedad del sótano está impregnada en su piel, en sus uñas, en su mente. No es de la idea de tener que estar bajando a un lugar tan repugnante tan seguido, pero es necesario para el nuevo proyecto.
La mujer mueve los dedos sobre el teclado cristalino mientras mantiene fija la mirada en la pantalla, su mente maquina las estrategias que presentará y los resultados de la entrevista a la Junta, está tan absorta por terminar que no se percata de la pequeña araña que trepa por su mano, incluso omite el cosquilleo de sus peludas patas en un milisegundo en que su cerebro lo interpreta como hormigueo.
No es hasta que Jaime grita que logra sacarla de su labor y nota la manera en que el arácnido va escalando sus dedos hasta bajar hacía el frío cristal sobre el que escribe. De reflejo la mujer levanta la mano con toda intención de ver las vísceras manchando la perfecta decoración en tonalidades blancas y verdes.
—No te atrevas a ponerle un dedo encima —suelta Jaime al instante.
Krisal desvía su atención hacía su compañera.
—¿Cómo entraste a mi departamento?
—La pregunta correcta es ¿qué hago aquí?, querida no es que penetrar tu privacidad sea difícil.
Aquellas palabras le calan a Jaime, sabe que su compañera no se refiere a entrar sin avisar, se refiere al primer día en que se conocieron; ella quien se ha convertido en una colega molesta fue en principio una amiga, una consejera que le ayudó.
—Entonces, ¿qué quieres Krisal?
—Tú lo sabes Jaime, sigo esperando el día en que regreses a mí. Pero hoy, en específico, he venido a ver la transmisión contigo.
—Bastaba con una llamada, no era necesario venir.
—No quería irme de tu sector sin antes ver los nombres que fueron expulsados.
Sobre la pared el anuncio grabado con anterioridad se proyecta. Dan, uno de los cinco, aparece saludando a la comunidad e informando que la Junta con ayuda de las capitanas de cada sector están dando soluciones a la sobrepoblación, hay nuevas propuestas y pronto habrá cambios —una mentira que repite siempre que muestra la lista—. Da un discurso sobre lo valioso de cuidar ciudad Ritma.
Jaime enciende el mapa y busca la ubicación de Iván, pero para su sorpresa el punto que parpadea sigue en su casa, en su recamara. Sin prestar atención a los comentarios de Krisal se dirige a su habitación, al entrar las pantallas encendidas muestran el acto entre Iván y Nana, se queda estática en una imagen con las palabras: te tenemos.
—Parece que aún no sabes quién violó tu privacidad Jaime.
En esta ocasión Krisal no se burla, su semblante se mantiene serio y preocupado. Si bien Jaime no es la más fuerte, tampoco es débil y existe un propósito para el cual atacaron exactamente su sector, porque puede ser cualquiera, pero eligieron el de ella, en donde el sótano se resguarda.
La transmisión se termina e Iván observa la pantalla mientras abraza el cuerpo desnudo de Nana, posa sus dedos sobre su espalda y se repite mentalmente el nombre de la persona que legalmente está muerta gracias a Jaime.
PROHIBIMOS LA COPIA PARCIAL O TOTAL DE NUESTRA OBRA, ASÍ COMO TAMBIÉN LAS ADAPATACIONES.
TANTO LA HISTORIA COMO LOS PERSONAJES NOS PERTENECEN.
Espero que les haya gustado, la cosa se está poniendo peluda, así que no pierdan detalles que cada vez se pondrá mejor.
¡Nos leemos la próxima!
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