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5 - ¿Amigos?

La punta de la navaja penetra la piel de Iván, rasga hasta encontrar el dispositivo localizador. Después de pasar por la desinfección se le colocó el aparato pues como visitante es necesario mantenerlo ubicado hasta el momento que decida regresar a las granjas, y aunque concluyese quedarse en ciudad Ritma él tiene la obligación de portarlo como señal de respeto a sus leyes.

Sin embargo, en este momento Iván ha dejado el sector Jaime para visitar el sector Krisal. Lo que no sabía es que dicho sector es mucho más controlado, una vez dentro una patrulla lo localizó y cuestionó sus motivos para entrar, el joven argumentó querer conocer el lugar, pero no sabía que no basta con vivir dentro del domo para andar libremente, se necesita un motivo que a la capitana le parezca para entrar a su sector.

Para él, que siempre fue un muchacho temeroso, haber salido de su hogar ya representa un enorme reto. Pero sus objetivos fueron más grandes que su propio temor, está aprendiendo poco a poco a ocultar ese miedo al mundo por una sola razón: amor.

De pequeño su mundo era inmenso, no lograba ver el horizonte, mucho menos imaginaba la magnificencia de su capital. Al entrar a la escuela aprendió sobre su historia, porque cuando nació nadie le dijo que vivía bajo un domo que lo protegía del exterior, que ellos habitan tan solo el 50% de su planeta porque el resto podría matarlo, mucho menos el sistema político que rige el lugar en el que le tocó nacer.

Ciudad Ritma se divide en cinco grandes sectores que tienen la obligación de resguardar la seguridad y bienestar de los habitantes, dichos sectores están comandados por mujeres y cada una le rinde cuentas a la Junta. Sus reglas han ayudado a mantener a los ciudadanos satisfechos, las fábricas no son un factor que les impida progresar, sus ciudades tienen lo suficiente para una vida placentera, el sistema económico funciona de acuerdo con los intereses de cada habitante. Quienes han decidido dedicarse a la investigación reciben un salario dependiendo de sus contribuciones, si son profesores del nivel de conocimiento de sus alumnos, también están los que como Iván han nacido en las partes alejadas de la capital y se dedican al campo, ellos —aunque tuvieran un ingreso menor— son los que mejor condición de vida tienen no por las viviendas ostentosas, es porque alimento no les falta sin necesidad del dinero; educación y salud los provee su sector.

Es quizá por esas ventajas que el muchacho jamás imaginó una vida fuera de su hogar, en su mente no existía curiosidad por conocer los otros sectores; él era del sector Amec, y haber llegado al sector Jaime no fue por coincidencia.

Ahora, con su propia sangre sobre sus dedos emprende la marcha. Lo han lastimado lo suficiente para saber que arriesgarse es su única oportunidad. Ha logrado penetrar el sector Krisal, se ha movido por los alrededores con la intención de llegar al edificio en forma de V, un modelo hecho a petición de la capitana y que es ícono en toda ciudad Ritma.

Ante cada leve sonido su corazón palpita con fuerza, sus manos le sudan y su mente le juega absurdos escenarios con el aliciente de abandonar todo acto altruista. Camina con cautela rodeando los edificios, voltea de vez en cuando para asegurarse de que nadie lo sigue.

Ha investigado un poco y sabe que para llegar al edificio en donde Krisal lleva a cabo sus deberes tiene que pasar por un túnel de luces blancas, dicho laberinto está diseñado con la intención de que solo los trabajadores de la capitana tengan acceso y funciona con reconocimiento de voz.

Una vez frente al lugar saca de su bolsillo una bocina del tamaño de un botón; son las dos de la madrugada y supone que debe haber un guardia, pero no tiene su ubicación exacta.

—Vamos, no te acobardes en este momento Iván, es por tu familia —se dijo antes de penetrar el túnel.

Solo debe identificarse, no hay una puerta de alta seguridad, solo una señal clara de que tiene acceso, de lo contrario simplemente no podría ver el camino para ingresar y podría perderse entre los diversos hologramas que lo guiarían de regreso sin que pudiera percatarse.

—Jaime, capitana del sector Jaime.

En cuanto la grabación termina las luces se encienden y él tiene acceso para caminar por el lugar. No le parece que sea tan sencillo penetrar el edificio, pero en realidad lo es, pues dentro no hay más que simples oficinas y laboratorios, no hay información importante ni gente relevante ya que Krisal tiene un lugar más seguro que el sótano para sus propias investigaciones.

Terminado el corredor se encuentra frente al ascensor, mas Iván quiere ir por las escaleras, sería más seguro y sobre todo porque él no quiere subir, Iván desea bajar. No tiene idea de cómo pueda accederse, sin embargo, ha llegado hasta ahí y no va a rendirse tan fácilmente.

Localiza las escaleras por un pasillo para desilusionarse, solo tiene acceso para subir. Palpa la pared intentando encontrar alguna puerta oculta, igual que en las películas que ha visto, pero enseguida se da cuenta de que la realidad es diferente, no hay soluciones rápidas o entradas mágicas, en su ciudad todo funciona con alta tecnología, de haber algún tipo de resguardo es seguro que solo funcione con alguna identificación codificada de Krisal.

Es por lo que ser un hacker es considerado un delito, uno de nivel dos. Es una lástima que Iván guste más de la poesía y el campo que de las computadoras.

Se siente un inútil. ¿De qué le sirve haber llegado hasta ahí si no es capaz de obtener respuestas?, la frustración comienza por llevarse su cordura, ¿qué hace?, ¿por qué lo hace? Él conoce la respuesta de sus miedos, pero se niega a aceptarlo. Sería tan sencillo regresar, pretender olvidar y continuar con su día a día, es así como funciona estar vivo: tiene implícita la muerte.

Respira, no puede darse por vencido tan fácilmente, en especial cuando ya nada tiene que perder.

—¿Te enteraste? A la capitana del sector Jaime se le hará una audiencia.

La voz proviene del siguiente piso e Iván supone que subir es un peligro, pero no se puede negar que escuchar hablar de Jaime le intriga.

—No pasará, Krisal intervendrá como siempre.

—Nuestra capitana en persona fue a ese sector, estuvo en el sótano.

La conversación se hacía más notoria al igual que sus pasos, el muchacho estaba casi a gatas sobre las escaleras para no ser descubierto, subiendo cada peldaño con el mínimo ruido posible hasta que notó que las voces no venían de arriba, pero fue demasiado tarde.

—¿Tú qué haces aquí?

Una vez terminada la frase Iván emprende la marcha, ir hacia abajo no es una opción, dos hombres vestidos de negro con un paralizados en sus cinturas observan el torpe movimiento del joven al intentar seguir subiendo. Los pies de ambos caballeros se mueven al unísono. Su sector es el que menos delincuentes envía al sótano pues nadie es capaz de desafiar a Krisal, y tener a un altruista capaz de invadir su edificio los excitaba.

Sin necesidad de palabras uno sube por las escaleras mientras el otro toma el elevador, está presa no se les irá viva.

—Primera advertencia para el intruso, detente y tendrás derecho de un juicio.

La voz resuena por el pasillo por el cual corre el muchacho, la frecuencia a la que emiten el sonido lo obliga a taparse los oídos. Igual que cuando intentó escapar de Jaime, Iván sonríe; este es un nuevo sentimiento para él, ser perseguido le parece la ironía más divertida, un granjero retando a un par de guardias bien ejercitados, vestidos con prendas caras y armas sofisticadas; si algo había aprendido en el campo es a correr, nadie más veloz que él.

—Lo tengo en la mira —le comunicó a su compañero.

Antes de que se emitiera el segundo aviso Iván da vuelta hacia su izquierda para adentrarse a un piso y salir de las escaleras. Lo primero que observa son pantallas desde donde cartógrafos trabajan, una de ellas parpadea una ubicación que no se encuentra dentro de ciudad Ritma, su escaso conocimiento le dice que ese punto verde está afuera.

No se detiene más, sus nervios han desaparecido para ser sustituido por coraje.

Pasa a la siguiente habitación y localiza una puerta, necesita una salida y está buscando el elevador que conecta a los edificios. Si bien es una construcción única no debe ser muy distinta a las demás y hasta las fábricas se comunican entre sí, el edificio de Krisal también debe tenerlo; pero Iván se equivoca, la fortaleza de la capitana solo tiene una salida y esa es la entrada.

Voltea repetidamente hacia atrás para asegurarse de que ha distraído a su perseguidor, es por lo que a Iván le es imposible esquivar la patada de la capitana en cuanto penetra otra habitación.

El dolor perfora en su pecho y se instala en sus pulmones, navajas de hielo se clavan en su garganta intentando retener un poco de aire mientras su cerebro manda señales para seguir vivo. Su rostro enrojecido expresa su sufrimiento, pero no conforme Krisal clava su zapatilla en su rostro.

—Hasta aquí llegaste.

El muchacho observa a la mujer que lo ha sometido de un solo golpe, su juvenil e inocente rostro engañaría a cualquiera, en especial esa mirada tan ardiente llena de esmeraldas. Con dificultad logra controlar su respiración al tiempo que las palabras se atoran en su garganta.

Una segunda sombra aparece y por un instante Iván cree que irá al sótano.

—¿Así tratas a tus visitas? —Jaime aleja a Krisal de Iván—. Él viene conmigo. Le pedí que me esperara abajo, pero al parecer es demasiado inquieto. Es un simple granjero y no conoce tus reglas.

Termina la oración, Jaime ayuda a levantarlo del piso. Le sisea un «cállate» antes de despedirse de la capitana que la invitó con la intención de mostrarle la lista de los expulsados. Pero Krisal la detiene.

—¿Por qué no trae un chip? Tú sabes que nadie puede entrar sin mi autorización.

—¿Tengo que darte explicaciones sobre mis amistades? No incumplí tus reglas, él vino conmigo porque quería conocer tu sector y aprovechando que yo te visitaba lo traje, con mi autorización él accedió.

—Más vale que no me mientas —amenazó Krisal.

Jaime e Iván regresan a su sector con un silencio capaz de perforar el corazón de la mujer. Más que importante el motivo del joven por invadir sectores, fue la noticia que su colega le dio. La situación era predecible, sobre cualquier autorización ella echaría al delincuente, la diferencia es que ahora Jaime sabe que todo fue una confusión, aquel joven de nombre Oscar en realidad no le robó, solo lo usaron como cebo para hackear su cuenta y entrar a los archivos del sector Jaime, sin embargo, todo lo que encontraron en su casa era una vieja moto y se les hizo divertido sacarla a pasear.

La misión de la capitana es averiguar quién y por qué intentaron entrar a su base de datos. Aunque Krisal no le compartió el método que Oscar usó para escapar del sótano si le dijo que haberlo echado fue lo mejor para ciudad Ritma.

Se siente como un peón en un juego de ajedrez, puede ser simplemente sacrificada o bien convertirse en una pieza clave.

—Parece haber sido una mala noche —interrumpió Iván sus pensamientos.

—Nos seguimos encontrando. Se dice que después del tercer encuentro por coincidencia debe pasar algo más.

A Iván esas palabras le han dado una idea, su mente no lo había pensado, pero Jaime es una escalera, un simple medio para llegar a su objetivo y estaba dispuesto a usarlo.

—¿Y si adelantamos nuestro siguiente encuentro?



¡Hola amores! Un nuevo capítulo ha sido traído a todos ustedes y escrito por la maravillosa de Nelba, ojalá les haya gustado.

¿Qué creen que pasará con Jamie y con Iván? ¿Qué busca realmente nuestro chico? ¿Jamie logrará resolver el misterio? Todo esto y más en el siguiente capítulo (Imaginen con voz de locutora de publicidades jajaja).

¡GRACIAS POR LAS 100 LECTURAS!!!!!

LAS AUTORAS PROHIBIMOS CUALQUIER REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL DE LA OBRA, ASÍ COMO TAMBIÉN LAS ADAPTACIONES.

¡Hasta la próxima!

seulRN Dulce-Miyuki

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