EN EL BOSQUE DE LA VACUIDAD
Realmente el bosque era inmenso, ya llevaba varios días sin ver una sola población y por ello el trovador había decidido tomar su forma real por ser más rápida y ágil para esas situaciones, sin embargo a pesar de la velocidad que lleva en estos momentos el lugar no parece tener fin y por ello comienza a pensar que algo no anda bien, ningún sonido se escucha, no hay aves de ningún tipo o animales que pudieran estar en este extraño lugar, ni el susurro del viento mueve las hojas, es como si todo simplemente hubiera dejado de existir.
Finalmente al darse cuenta de la singularidad de tal bosque decide detenerse pensando que puede ser una treta de su enemigo, pero este pensamiento no puede estar más equivocado, sin saberlo, ha entrado al bosque de la vacuidad.
Lo primero en caer en la trampa del bosque es su mente, que comienza a llenarse de pensamientos sin sentido.
-¡JAMAS LO LOGRARAS! – repentinamente escucha de entre los árboles y se dirige hacia donde cree está la voz, esperando por lo menos ver a algún ser que le acompañe en el terrible sitio, sin embargo esta se aleja repitiendo una y otra vez la sentencia, por lo que tan rápido como sus fuerzas se lo permiten la persigue sin resultado alguno hasta que sus extremidades no le responden por el cansancio y decide descansar unos instantes en el sitio al que ha llegado, por lo que se recuesta en las hojas secas a un lado de un árbol, así muy pronto el sueño le invade y su corazón comienza a sentirse solitario.
Al abrir los ojos el trovador no sabe cuanto tiempo ha estado dormido, la pesadumbre le hace pensar que ha sido una eternidad, su corazón ya se encuentra vacío, cada sentimiento que una vez experimentó ya no significan nada para él, ahora la razón y las emociones lo han abandonado, sólo le queda la voluntad y su espíritu, pero el bosque es terrible y después de devorar cada uno de sus sentimientos comienza a minar la voluntad.
La duda comienza a invadir al trovador quien ya no reconoce el camino que una vez siguió, cada ruta le parece igual, los arboles son enemigos que franquean su paso y caprichosamente cambian las veredas que una vez parecían rectas, cada paso es una pregunta que atormenta al viajero, su única guía, el sol, ya no le ayuda y su amada, la luna, lo ha abandonado, todo es oscuridad frente a él, solo el silencio lo acompaña y este es un terrible compañero ya que lo hace ver visiones llenas de desesperación y agonía, mira como todo esfuerzo que ha hecho a lo largo del tiempo es inútil.
Frente al trovador pasan escenas donde los demonios lo han devastado todo, mira como su mentor es consumido por las penas que lo encadenan y aquel que fuera su gran amigo es dominado por el mal, mira el fracaso de todos sus esfuerzos al observar el cadáver de la princesa sobre una roca. Con las pocas fuerzas que le quedan trata de alcanzar las visiones para impedirlas, pero el bosque se oscurece poco a poco e invade cada parte de su cuerpo, es el fin de todo, no importa lo que haga, al final fracasará, su voluntad ha sido desquebrajada.
Ya hace mucho que la noche ha llegado al bosque y el trovador camina sin sentido, su mirada esta perdida en el infinito y su cuerpo no tiene mas voluntad, su cuerpo poco a poco comienza a ponerse rígido y sus extremidades se transforman lentamente en raíces y ramas, solo hasta este momento comprende el verdadero horror del sitio, cada árbol ha sido un desdichado que como él se ha perdido, mas ya es tarde, su alma comienza a abandonarlo también, cada instante se transforma en un árbol sujeto a los caprichos de la vacuidad, los sentidos ahora también lo abandonan, el oído es el primero, ya que sin sonidos no hay razón de su existencia, enseguida es el tacto ya que toda su piel se ha transformado en una dura corteza que no le permite sentir nada de lo que hay en el exterior, una vez perdido el tacto, es el olfato y el gusto los que dejan de funcionar, para ese momento la luz de su alma está a punto de extinguirse y solo la vista le funciona. En un ultimo esfuerzo por recuperar un poco de lo que una vez fue, mira dentro de sí para buscar una pequeña luz que lo salve pero la flama de su espíritu es tan débil que no logra siquiera mirar una chispa.
El final de su vida se acerca así que resignado a su suerte comienza a cerrar sus ojos lentamente y una última visión aparece frente a él; una silueta blanca se acerca y le comienza a extender la mano, el trovador inútilmente trata de ordenar a su cuerpo moverse ya que ahora es un árbol. La silueta se acerca cada vez más hasta llenar toda su visión con una radiante luz, sin embargo el cansancio es tal que simplemente se deja vencer y cierra los ojos.
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