𝟐𝟎 | Los amo
Sarocha entraba a su oficina junto con una pañalera en su mano izquierda y en la otra un portabebés. Su pequeño hijo de tan solo dos meses descansaba muy tranquilamente en el canguro; empezó a quitárselo para acostar a su pequeño en el porta bebé ya que le dolía la espalda.
Después de dos años de casadas, habían tomado la decisión de adoptar. Ambas tuvieron mucho miedo ya que no sabían cómo cuidar a un bebé, pero después de ir a clases de maternidad lo tomaron mejor, igualmente, los trámites no fueron tan largos por lo que el pequeño llegó muy pronto.
—Duerme... Bebé.
Después se levantó y dejó la pañalera en el sillón para posteriormente ir a sentarse enfrente de su escritorio y empezar a trabajar.
—Oh, no te puse música. —Se levantó nuevamente y fue hasta la pañalera, en dónde buscó la cajita musical, la prendió y la dejó cerca para que su hijo pudiera escuchar la dulce melodía. —Osita te consiente mucho, te envidio.
—¿Le tienes envidia a tu propio hijo? —Cuestionó Charlotte desde la puerta.
Sarocha se levantó rápidamente del suelo, sacudiendo su traje y carraspeando un poco su garganta.
—¿Envidia? Soy Sarocha Chankimha, no le tengo envidia a nadie y menos a mi hijo.
—Como digas, en fin. Aquí están los documentos finales acerca del nuevo vehículo que vas a sacar, revísalo y si algo no te convence dímelo. —Dejó la carpeta en el escritorio. —¿Y Becky?
—Ella está descansando, la última semana fue una muy pesada para su repostería. Así que le dije que yo me encargaba de nuestro hijo para que ella no se preocupara por nada y pudiera descansar tranquila. —Respondió con una sonrisa.
—Si yo fuera Becky no estaría tranquila de que mi hijo se quedara contigo. —Comentó con una sonrisa.
—Deja de fastidiar y déjame cuidar a mi pequeño, fuchi. —Tomó asiento en el sillón.
—Es raro verte como mamá... Enserio llegué a creer que seguirías teniendo citas y gastando tu dinero en tus parejas, pero ahora gastas tu dinero en pañales y juguetes. —Soltó una risita.
—Soy una madre muy responsable que consiente a sus bebés.
—¿Bebés? ¿Tienes gemelos o qué? —Preguntó.
—Obviamente no, me refiero a Becky y a Teddy. —Respondió. —Los amo son lo mejor que pasó.
—Eres una tonta enamorada. Te dejo, tengo que hacer otras cosas, cuida bien a tu hijo.
—Lo haré, ¿Por quién me tomas? —Sarocha cerró la puerta de su oficina una vez su amiga salió.
Sarocha ya había terminado todos sus pendientes de dos días, agradecía infinitamente que su hijo fuera tranquilo y muy dormilón, en todo el día solo se despertó cuatro veces, dos porque ya estaba sucio y las otros dos porque tenía hambre.
Estaba cambiando a su hijo con mucho cuidado para no despertarlo, aquella era una noche fría y no quería que su hijo se enfermara. Cargó a su Teddy y después lo cubrió con dos cobertores, luego agarró la pañalera y salió de su oficina.
Los empleados miraban con asombro a su jefa, en la mañana no la habían visto llegar y verla cargando a un bebé era raro. Se habían enterado que ya era madre, pero nunca pensaron que lo llevaría al trabajo, pero la imagen de su jefa con su hijo era muy bonita.
Sarocha llegó al estacionamiento y abrió la puerta trasera de su carro para colocar a su hijo en el moises que tenía ahí, después puso la pañalera a un lado.
—Tu mami Becca ya debe estar en casa. —Murmuró con una sonrisa.
━━━━━┅━━━┅━━━
Becky sonreía al ver a su esposa con su pequeño hijo en brazos, sin duda alguna era una imagen muy bonita. Se levantó de la cama y camino hasta Sarocha, ella le dio al bebé para que lo acostara en la cuna que estaba aún lado de su cama.
La pelinegra dejó la pañalera a un lado y después se acercó a su linda esposa, dejando pequeños besos en el cuello de Becky, la castaña solo soltaba una que otra pequeña carcajada. Lamentablemente su lindo momento fue interrumpido por un empleado que había tocado la puerta delicadamente.
—¿Señora, dejo las bolsas aquí o en la sala?
—Oh, no. Tráelas aquí, por favor. —Respondió sonriendo.
El empleado hizo una reverencia y se fue de ahí. Becky miró con confusión a su esposa, ya tenía una idea de lo que había hecho.
—¿Qué bolsas? —Cuestionó.
—Ya lo verás, mientras me cambio. Luego me regañas por no ponerme mi pijama. —Hizo un puchero mientras tomaba su pijama y se encerraba en el baño.
Becky se quedó sola, tomó asiento en la cama mientras miraba a su pequeño. Momentos después vio como tres empleados dejaban montones de bolsas en la cama, todas eran de marcas prestigiosas y una que otra era de tiendas de bebés.
—Sigues gastando dinero a lo tonto... —Murmuró.
Minutos después, Sarocha salió del baño con su pijama y después se acercó a Becky.
—Mira lo que compré para Teddy. —Sacó de una bolsa varios gorritos con guantes. —Se viene la temporada de invierno y no quiero que Teddy se enferme.
—¿Y... Las demás bolsas? —Cuestionó.
—En está hay un precioso abrigo para mi osita favorita. —Habló dándole una bolsa.
—¿Tienes más ositas, acaso? —Preguntó mirándola fijamente.
—No, no, no... Me refería que tú eres mi única osita y la favorita, bueno, Teddy es mi otro pequeño osito ahora, pero tú sin duda eres mi favorita ya que eres mi esposa y eso. —Rio nerviosa.
—¿Por qué compraste tanto? Siempre llegas con ropa nueva o juguetes todos los días. —Becky abrazó a la pelinegra.
—¿No has escuchado esa canción que dice que es muy bonito el dinero, pero de nada sirve tenerlo guardado? —Bromeó. —Solo gasto mi dinero en mis pequeños ositos.
—Mejor quita todo esto de la cama y dame mimos, esta pequeña osita necesita cariño. Por cierto, ¿Teddy se portó bien? —Cuestionó mientras se cubría con la frazada.
Sarocha estaba bajando todas las bolsas y las dejaba cerca de la ventana. Negó con su cabeza levemente mientras sonreía.
—Se portó bien, estuvo muy tranquilo.
—Me alegra escuchar eso, toda la tarde estuve muy preocupada.
—Mañana revisas todo lo que te compré, estoy segura de que te va a gustar todo. Lo elegimos Teddy y yo, bueno, él estuvo dormido la mayoría del tiempo así que solo eligió dos cosas. —Soltó una risita.
—Los bebés no eligen cosas y menos uno de seis meses. —Habló mientras jalaba a Sarocha para que se acostara con ella en la cama.
—Tienes razón, todo lo elegí yo a excepción de los juguetes esos si los agarró Teddy.
Sarocha sonrió tiernamente cuando Becky se acurrucó en ella, recargando su cabeza en su pecho.
—Mañana te haré galletas por ser una buena madre. —Habló mientras bostezaba.
—Duerme, osita. —Murmuró dando suaves caricias en el cabello de la menor.
━━━━━┅━━━┅━━━
Sarocha miraba la pantalla de su computadora con su ceño fruncido, había miles de fotos de diferentes ángulos de ella junto con su hijo. Al parecer era la gran noticia de hoy, varias notas de diferentes sitios web con las imágenes de ella y su pequeño, afortunadamente no se veía muy la cara de Teddy.
—Becky se va a enojar conmigo... —Soltó un bufido.
Y como si la hubiera invocado, Becky entró a la habitación con un plato lleno de galletas. Sarocha cerró la laptop y la aventó a un lado, después se paró de la cama y se arrodilló enfrente de la castaña quien la miraba confundida.
—Perdón, enserio no quería. Soy una tonta, perdóname. —Suplicó.
—¿Qué sucede? ¿Por qué pides perdón? —Cuestionó. —levántate, cariño. Hice galletitas para ti. —Dejó las galletas a un lado y ayudó a la pelinegra a pararse.
—Es que... Me más a regañar; enserio no era mi intención.
—Dime qué sucede, me preocupas. —Caminó hasta la cuna de su hijo y lo cargó mientras lo arrullaba. Después tomó asiento junto a Sarocha. —Habla.
Sarocha rascó su nuca y agarró su laptop para después abrirla dejando a simple vista de Becky la nota de aquel sitio web.
Estaba en grande y con letras rojas el título "¿Sarocha Chankimha es madre?" y más abajo se veía una foto de su esposa cargando a su hijo, Becky desvió su mirada y miró fijamente a Sarocha.
—Perdóname, enserio perdóname.
—No hay nada que perdonar, esto iba a pasar tarde o temprano... —Sonrió tiernamente. —No te sientas culpable ni pidas perdón, no hiciste nada malo solo saliste con nuestro hijo a caminar. Mejor come una galleta.
—¿No estás enojada conmigo? —Preguntó tomando una galleta.
—Uhm, no. Con esos fotógrafos sí, contigo nunca.
—Te amo mucho, más bien, los amo. Resolveré este problema en cuento llegue a la empresa. Te lo prometo. —Besó las mejillas de Becky.
—Solo hay que tener más cuidado la próxima vez que salgamos, ¿De acuerdo?
Dejó al pequeño bebé en la cama para después abrazar a Sarocha, quien correspondió el abrazo de inmediato.
—¿Podemos ir de compras? Hace un año no salimos a comprar juntas. —Hizo un mohín.
—Eres muy tierna y tienes razón, ya no hemos ido juntas de compras. ¿Vamos hoy o mañana? —Cuestionó dando pequeños besos en los labios de la mayor.
—Hoy. Mañana voy a estar la mayoría del tiempo en la empresa y voy a llegar un poco tarde. —Se aferró más a la castaña.
—Entonces, deja preparo mi bolso y a Teddy, hoy hace mucho frío. —Se levantó de la cama y caminó hasta el closet.
—Yo preparo a Teddy, solo dame la ropa. No soy buena eligiendo la ropa. —Soltó una risita.
━━━━━┅━━━┅━━━
—¿Todavía tiene leche Teddy? —Cuestionó mientras miraba las latas de leche.
—Todavía hay, pero ya se va a acabar, agarra una. —Respondió mirando la lista que traía en su mano. —¿Quieres cereal sabor chocolate o miel, cariño? —Pregunto la castaña manejando el carro del supermercado.
—De miel, ¿Podemos comprar dos cajas?
—Sí. De todos modos, tú vas a pagar. —Sonrió tiernamente.
Sarocha llevaba cargando al pequeño bebé con una cobija encima ya que hacía frío y además como precaución por si alguien les llegaba a tomar fotos.
—Tienes razón. Siempre voy a pagar todos los caprichos de mis ositos. —Caminó detrás de la castaña.
—¿Eso es bueno o malo? —Pregunto deteniéndose en el pasillo de lácteos. —¿Quieres leche de banana?
Sarocha asintió feliz.
—¿Podemos comprar unos juguetes a Teddy?
—Solo dos, ya tiene muchos y todavía ni los sabe usar, ya que prácticamente se la pasa durmiendo.
━━━━━┅━━━┅━━━
—Ya había olvidado que venir contigo significa gastar mucho dinero.
Comentó Becky viendo el largo ticket de las compras que hicieron mientras sostenía la mamila de su hijo.
—No fue tanto. Además, no es como si no lo pudiera pagar. —Sonrío sin despegar su vista de la carretera.
—¿Escuchaste eso, bebé? A tu mamá le encanta gastar mucho dinero. —Habló.
—Hey. No hables así de mí enfrente de nuestro hijo. —Hizo un puchero. —además, todo lo que compro es para ti o para Teddy.
—No es necesario que compres tantas cosas caras, basta y sobra con todo el amor que nos das. —Dijo Becky con una sonrisa.
—Los amo, son lo mejor que me pudo haber pasado. Tal vez deberíamos darle un hermanito a Teddy, ¿No crees?
—Oye. Se suponía que debías decir algo cursi.
—Lo siento mucho. —Soltó una carcajada.
—Mejor vamos a casa. —Susurró
—¿Me haces galletas a cambio de mimos?
—Mmm, aparte de mimos también me vas a decir cosas cursis, ¿Entendido?
—Lo que mi osita quiera.
Sarocha besó rápidamente los labios de la castaña y ella sonrió en grande con un lindo sonrojo en sus mejillas mientras acariciaba el suave cabello del bebé, el cual seguía tomándose su mamila mientras jugaba con su oreja.
La pelinegra estaba muy feliz, nunca pensó formar una familia con alguien, ella pensaba que iba a terminar siendo una sugar ya que siempre la buscaban por su dinero, pero todo eso cambió cuando conoció a Becky, quien siempre la regañaba cuando le daba regalos costosos.
Amaba mucho a su pequeña y linda familia.
🧸🧸🧸🧸🧸🧸
Aquí terminamos otra historia
Espero leernos pronto
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro