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𝟏𝟗 | Osita celosa

—Lo siento mucho... Debes de tener mucho trabajo. —Habló mientras se ponía el cinturón de seguridad.

—Tranquila, osita. Te he dicho varias veces que no me importa acompañarte a hacer tus entregas. —Dijo empezando a manejar.

—Solo será máximo una hora. —Sacó su teléfono para confirmar las entregas y todo.

Después de casi veinte minutos de manejar al fin llegaron a dónde Becky entregaría sus galletas, durante los dos años que pasaron el pequeño negocio de su osita creció mucho. Todos los fines de semana entregaba pedidos y como la buena esposa que era, cuando tenía tiempo la acompañaba.

—Espera aquí, amor. —La castaña se bajó del carro y abrió la puerta de los asientos traseros para empezar a sacar las cajas de galletas.

La pelinegra veía por la ventana como su esposa entregaba sus deliciosas galletas, tal vez después le pediría algunas. Hace mucho que no probaba una ya que Becky solo hacia para sus entregas.

Escuchó como alguien tocaba el vidrio de la ventana, vio que era una chica. Bajó el vidrio de la ventana para saber que quería o se le ofrecía a la persona.

—¿Sucede algo malo? —Cuestionó.

—Soy una estudiante de preparatoria y estoy vendiendo estas pequeñas galletas para recolectar fondos suficientes para la graduación de mi generación, ¿Me compraría un paquete? —Habló con una sonrisa en su rostro.

—Uh, verás... Yo. —No sabía que decir, no le iba a responder "mi esposa hace galletas" eso sería un comentario innecesario e incómodo.

—Por favor, solo uno. —Pidió mientras hacía un pequeño mohín.

La pelinegra lo pensó un poco, ella también fue estudiante y a pesar de ir a una preparatoria privada también tuvo que vender algunas cosas con sus compañeros para la graduación.

—Supongo que... Compraré dos paquetes.

—¡Estupendo! —Le dio los dos paquetes de galletas mientras sonreía feliz.

—Toma, quédate con el cambio.

—Espere, yo la conozco. —La chica tapó su boca mientras veía con sorpresa a la persona enfrente suya. —¿Sarocha Chankimha?

Sarocha sonrió levemente mientras asentía.

—¿Puedo... Tomarme una foto? Es que usted es mi modelo a seguir, cuando sea más grande quiero trabajar para usted. —Habló emocionada.

—¿Te gusta lo que hace mi empresa? —Cuestionó, no era muy común encontrar a una chica que le gustaran los autos.

—¡Si! ¡Mi papá es mecánico y me interesa todo eso! Siempre me han gustado los autos. —Respondió. —Entonces... ¿Me regala una foto?

—Por supuesto...

La chica sacó su teléfono y abrió la cámara frontal, Sarocha sonrió levemente para que la chica tomara la foto.

—¡Muchas gracias! ¡Tenga bonita tarde! —Hizo una leve reverencia para retirarse, pero Sarocha la sujetó del brazo para evitar que se fuera.

—Toma... Cuando termines tu carrera una vacante te estará esperando en mi empresa, solo dime tú nombre. —Habló mientras le daba su tarjeta de presentación.

—Mi nombre es View, View Benyapa.

—Espero que lleguemos a trabajar juntas en un futuro. —Sonrió levemente.

—Me esforzaré mucho, adiós. —Sin más se fue de ahí corriendo.

Sarocha dejó las galletas a un lado de la palanca y volvió a subir la ventana. Momentos después su esposa subió al carro con un rostro neutral, intentó darle un beso, pero lo esquivó.

—¿Sucede algo malo? —Cuestionó un tanto confundida. —¿Un mal cliente?

—Vamos al departamento. —Dijo en voz baja mientras miraba hacia la ventana.

—Uh... Está bien. ¿Quieres ir por gomitas? Te compraré todas las que quieras. —Comentó tratando de romper el silencio.

—No. Quiero ir con Fluffy. —Respondió.

—¿Podrías hacer galletas para mí? Extraño mucho tus galletitas.

—¿Para qué? Ya tienes quien te dé, no creo que quieras mis galletas.

—¿Cómo? ¿Cuándo? No he comido galletas desde hace mucho, la última vez que comí fue cuando me llevaste una caja que te sobró. —Se defendió de tal acusación.

—Ajá. No te daré galletas ni hoy ni nunca.

—¿Que sucede contigo? ¿Pasó algo malo? ¿Un mal cliente? —Interrogó.

—Tú sabes lo que hiciste yo te vi, no soy ciega. —Habló. —Tonta.

—¿Me acabas de decir tonta? La única tonta aquí eres tú, te estoy preguntando qué sucede y por qué te comportas así y no respondes. —Soltó un suspiro tratando de calmarse, no quería insultar o pelear fuerte con Becky.

—Pues esta tonta no te va hablar ni te hará galletas. —Limpio las lágrimas que había empezado a derramar.

—En la casa hablamos.

—No quiero hablar contigo, tonta.

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Becky veía el plato de galletas que había hecho hace poco para pedirle una disculpa a Sarocha. Su comportamiento fue muy infantil, pero recordar como su esposa y esa chica se tomaban una foto, como se sonreían, como su esposa le daba una tarjeta.

—Fluffy... Ojalá tu mamá me perdone. —Susurro cargando al can. —Necesito mimos.

Bajó al can y después lavó sus manos para agarrar el plato con las galletas, caminó a la habitación tratando de hacer el menor ruido posible, abrió la puerta con delicadeza y vio a su esposa recostada en la cama mirando el gran televisor con una expresión sería, eso era grave ya que su esposa siempre veía la tele con una sonrisa.

Empezó a gatear hasta llegar a la cama, agradeció que Sarocha aún no la viera. Dejó las galletas en la cama y dio un leve pellizco al muslo de la pelinegra.

—¿Ahora sí me quieres hablar? —Cuestionó.

Becky no dijo nada y le acercó más el plato, después se escondió debajo de la cama junto con Fluffy.

Sarocha vio el plato con galletas y la nota que decía "Perdón, soy una osita celosa" dejó las galletas en el pequeño mueble de al lado y después se bajó de la cama para agacharse y ver a su esposa escondida.

—Osita... Perdón por tratarte mal. Sal. —Pidió ya que ella no cabía abajo de la cama.

Becky salió de su pequeño escondite con ayuda de Freen y en el momento que salió inmediatamente se lanzó a los brazos de su mayor.

—Perdón, perdón... Es que ella te sonreía y tú igual. —Soltó un sollozó. —Luego le diste tu tarjeta ¡Y te dio galletas!

—Osita celosa. —Soltó una risita. —Esa chica me vendió galletas para recaudar fondos para su graduación y le di mi tarjeta porque le interesa trabajar en mi empresa. —Explicó mientras acariciaba el cabello de la castaña.

—Me siento muy tonta. —Se quejó.

—Tranquila, lo bueno fue que arreglamos este problema.

—Ahora come mis galletas, sino no lo haces te voy a meter una por una a la boca. —Amenazó.

—Está bien, comeré tus galletas, además ya tenía bastantes ganas de comerlas.

—¿Me das un besito? —Cuestionó. —No, mejor dame muchos besitos.

—Te daré muchos besos y abrazos, mi pequeña osita celosa. —Empezó a dejar besos por toda la cara de la castaña mientras esté reía.

—¿Cómo no ponerme celosa si eres muy guapa? Tienes muchas personas detrás de ti. —Hizo un mohín que fue besado por la pelinegra.

—Pero solo me interesas tú y solo tengo ojos para ti. —Besó la mejilla de la castaña. —Además, no te lo he dicho, pero... Desde que revele nuestra relación varias empresas de modelaje querían conocerte y darte la oportunidad para que fueras su modelo, perdóname, te lo debí decir, pero imaginar que muchos te iban a ver... Perdón.

—Tranquila, no me interesa eso de ser modelo. Esas personas suelen hacer dietas y ejercicios; y eso no va conmigo a mí me gusta estar gordita. —Sonrió feliz.

—Ven, vamos a la cama para darte muchos mimos. —Jaló a Becky.

Ambas se acurrucaron en la cama, Becky empezó a darle galletas en la boca a su esposa y ella las comía muy gustosa. 

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