𝟏𝟕 | ¿Por qué lloras?
—Bec, vístete. —Ordenó mientras se colocaba una sudadera.
—Estoy vestida. —Dijo.
—Vamos a salir, ándale, vístete. —Cepillaba su cabello un tanto desordenado.
—¿A esta hora? —Cuestionó sentándose en la cama
—Sí. En las mañanas y tardes hay mucha gente, ahorita no hay tanta. Vamos. —Besó un cachete de la menor.
—Está bien, Freenky. —Se levantó de la cama y caminó al ropero, dónde sacó un pantalón algo holgado y una chaqueta.
Sustituyó el pantalón de ositos por uno de pana color café, después se colocó encima de su blusa de pijama una chaqueta de un marrón oscuro. Sarocha caminó hasta ella e hizo que se sentara en la cama, Becky se confundió e iba a decir algo, pero se quedó callada al ver como Sarocha le ponía sus calcetas y sus tenis.
—Listo. Ahora vamos al centro comercial.
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—Cariño. Tengo que ir a recoger unas cosas muy importantes... ¿Por qué no vas a una tienda y compras todo lo que te guste? —Sacó su tarjeta de la billetera y después abrió el pequeño bolso que traía puesto Becky y guardó su billetera. —Ya te sabes mi PIN de todas mis tarjetas, también tengo dinero. Compra lo que quieras, te llamaré cuando termine de recoger eso, cuídate mucho, amor.
Sarocha se alejó de la castaña sin que esta pudiera decir algo. Becky volteó a mirar hacia todos los puestos para poder entrar a uno que llamara su atención.
En una vitrina vio un abrigo muy bonito y se podía ver qué tenían mucha más ropa bonita, decidió entrar para ver la ropa, si le llegara a gustar posiblemente lo compraría.
En el momento que entró, el personal se le quedó viendo. Ella lo ignoró ya que lo único que le importaba en esos momentos era ver la linda ropa. Empezó a caminar por los pasillos mientras miraba la ropa con una sonrisa, pudo notar como una chica estaba detrás de ella, pero no le importó. Ya que la mayoría de las tiendas lo hacían para que el cliente pudiera pedir ayuda en cualquier momento y ser atendido lo más rápido posible.
Becky sonrió cuando vio una chamarra muy bonita, la tomó entre sus manos para observarla mejor.
—¿Me la puedo probar? —Cuestionó.
—Uh. Si la piensa comprar, adelante. —Respondió la chica. —Solo que se le va a revisar antes de entrar al probador y después de salir. Cómo precaución, ya sabemos cómo es la gente como usted.
Becky tenía su ceño fruncido.
—¿Gente como yo?
—Se nota desde lejos que no tiene para pagar ni una de las prendas que hay en esta tienda, lo mejor será que se vaya.
—No me iré. Vengo a comprar.
—Váyase antes de que llame a seguridad.
—¿Me está corriendo solo por mi apariencia? Eso es absurdo. —Se quejó.
—Niña, vete. Antes de que llame a seguridad. —Jaló el antebrazo de la menor para arrastrarla hasta la salida de la tienda.
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Becky lloraba mientras estaba sentada en una de las bancas del centro comercial. Solo quería que Sarocha la llamara para irse de ese lugar, ya no quería seguir ahí.
—Cariño... ¿Por qué lloras? —Cuestionó Sarocha arrodillándose enfrente de ella.
—Saro. —Abrazó a la mayor con mucha fuerza. —Vámonos, no quiero seguir aquí.
—¿Por qué lloras? ¿Ocurrió algo? ¿Te hicieron algo? —Interrogó con preocupación.
—Me metí a una tienda a ver la ropa... Me gustó mucho una chamarra y... Cuando quise. —Mordió su labio inferior. —La señorita me sacó porque dijo que no tenía dinero.
—¿En dónde fue? Dime. Ahorita mismo vamos. —Estaba enojada.
¿Quién se creía esa tipa para tratar mal a su novia?
—No, Freenky... No quiero. —Murmuró.
—No voy a permitir que te traten así, así que en este momento vamos a ir a esa tienda para arreglar esto.
Becky notó que su novia estaba enojada y no quería hacerla enojar más así que accedió. Guio a la mayor hasta la tienda y ambas entraron; la empleada que había corrido a Becky rodó los ojos antes de acercarse a ellas.
—¿Qué te dije, niña? No puedes estar aquí sino vas a comprar, no se para que trajiste a esta también. —Miró de mala manera a Sarocha.
—Cariño, dime cuál es la prenda que te gustó. La compraré. —Le dijo a Becky. —Hazte a un lado. —Miró mal a la chica.
—Ya no quiero nada de aquí. —Murmuró.
—Tienes razón, se ve que la ropa es de muy mala calidad. Mejor vamos a Gucci o a Louis Vuitton. —Habló lo suficientemente fuerte para que la chica escuchara. —Oh, mira. Calcetines con orejitas, te voy a comprar unos, amor.
Sarocha agarró unos cuantos pares y después se los dio a la chica.
—Me los llevo.
—Si no tiene dinero para pagar ni agarre.
—Los voy a comprar, ¿No escuchas? —Habló molesta.
La chica soltó un pequeño bufido y caminó a la caja, dónde empezó a pasar los pares de calcetines.
—¿En efectivo o tarjeta? —Cuestionó molesta.
—Tarjeta. —Respondió mientras abría el bolso de Becky y sacaba su billetera. Le dio la tarjeta negra que tenía para que se cobrara.
La chica miró sorprendida a la pelinegra y tomó con vergüenza la tarjeta, la pasa y pudo ver el nombre de "Sarocha Chankimha" en ella.
—Aquí está. También sus calcetines. —Le devolvió la tarjeta junto con la bolsa de calcetines. —Uhm... Una disculpa por lo sucedido no pensé que una señora como usted saliera vestida en esas fachas. —Rio nerviosa.
—Eso no quita el hecho de que voy a poner una queja de ti y tus malos tratos hacia mi pareja. Te recomiendo que nos juzgues solo por la apariencia. —Tomó la bolsa. —Ah, posiblemente mañana no tengas que venir a trabajar.
Sarocha salió de aquella tienda junto con Becky y le dio un pequeño abrazo.
—Mañana te compraré un abrigo muy lindo.
—Me gusta ese. —Señaló uno de la tienda de enfrente.
—Entonces vamos a comprarlo.
Ya en la tienda Rebecca comenzó a escoger más ropa.
—¿También podemos llevar estos? —Pregunto la castaña con una sonrisa.
—Osita, ya te dije que todo lo que quieras lo agarres. —Respondió mientras daba dirección a aquel carrito de compras.
—Solo espero no te arrepientas después.
—No lo haré, te lo aseguro. —Dijo con una sonrisa.
Estaba feliz de que a su novia se le olvidará aquel momento en aquella tienda. En estos momentos no quería que su linda osita estuviera triste y menos cuando en unas semanas más le pediría matrimonio.
Solo esperaba que Becky aceptará. Miró el carrito de compras y posiblemente ya se estaba arrepintiendo de decirle eso a su novia pero que más daba, no es como si no pudiera pagarlo.
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