Nita caminaba por los pasillos de aquel gran edificio, estaba buscando el departamento de Sarocha. Llegó a la dirección que conocía de memoria y sacó de su bolso una copia de las llaves de este, solo esperaba que las cerraduras siguieran siendo las mismas. Soltó un chillido cuando la puerta se abrió, ingresó al departamento y empezó a inspeccionar todo.

—Te volviste más infantil, iugh. —Dijo cuando vio varios peluches en el sofá.

Caminó a la habitación de la pelinegra y dejó su pequeño bolso en la cama mientras quitaba el gran oso de felpa de la cama y lo aventaba al piso.

—Bien, debo de cambiarme antes de que llegue. —Empezó a cambiar su ropa por el conjunto de seda que había comprado. —Espero que funcione esto, no gasté mi poco dinero para nada.

Una vez ya cambiada se recostó en la cama mientras esperaba pacientemente que la pelinegra llegará.

Escuchó como la puerta era abierta y se acomodó mejor en la cama, vio como la niña de la otra vez se asomaba por el marco de la puerta.

—¿Tú? ¿Qué haces aquí? —Cuestionó la chica soltando un bufido.

—No. ¿Qué haces tú aquí? —Dejó su mochila en el piso.

—Fácil. Espero a Sarocha, ahora lárgate de aquí.

—Sarocha ya no te quiere, no entiendo porque la sigues molestando. —Jaló del brazo a la chica, provocando que esta se levantara de la cama y soltara un quejido.

—¿Qué te pasa? —Sobó su brazo. —¿Qué te hace pensar que Sarocha ya no me quiere? Eres una ilusa, Sarocha me sigue amando.

—Eso es totalmente falso, Sarocha me ama a mí. —Dijo con su ceño fruncido. —Tú eres su pasado. Vete de aquí.

—No me iré, niña estúpida. —Se volvió a sentar en una esquina de la cama.

—Vete, por favor. Antes de que yo misma te saque de aquí.

—¿Enserio crees que Sarocha te ama? ¿Sarocha ya te ha llevado a conocer a su padre? —Becky negó levemente. —Eso mismo pensé, de seguro solo eres un pasatiempo. Sarocha siempre vuelve a mí, no importa si en el pasado le hice daño.

—Mientes...Sarocha me ama a mí no a ti.

—No lo creo. —Soltó una risita. —Yo soy la mejor opción para Sarocha. Si no te ha presentado a su padre dudo mucho que Sarocha te esté tomando enserio.

—¡Ya cállate! —Le jaló el pelo a la chica.

—¡Niña estúpida! —Arañó la cara de Becky.

Empezaron a pelearse, Becky no golpeó en ningún momento a la chica, solo le jaló el pelo y le decía uno que otro insulto. En cambio, la chica si le daba golpes, jalones, le hacía rasguños y la insultaba.

Sarocha llego a su departamento y al escuchar el escándalo se preocupó, se sorprendió cuando vio a su novia y a su exnovia peleándose.

Nita, al ver a Sarocha dejó de insultar a la chica y de pelear contra ella.

—¡Suéltame, Becky! ¡Ayuda! —Gritó.

—¡Cállate!

Sarocha corrió a separar a las contrarias.

—¡Becky! ¡Suéltala! ¿Qué te pasa? —La pelinegra sujetó a su novia de la cintura y la separó de la chica, está empezando a llorar mientras tapaba su rostro. —¿Estás loca? ¿Por qué la golpeas?

La pelinegra se acercó a su exnovia y la ayudo a levantarse.

—¿Estás bien? —Le pregunto, Nita asintió limpiando sus lágrimas.

—¿A ella si le preguntas como está y a mí no? —Cuestionó triste. —¡Mírame! ¡Mira mi tonta cara!

—Becky.

—¿La sigues amando? —Pregunto mientras lágrimas escurrían por su mejilla.

—¡Claro que no! ¡Yo te amo a ti! Pero ¿Por qué golpeaste a Nita? —Se intentó acercar a la castaña, pero esta la empujó.

—¿Le crees a ella?

—Vi como la tenías en el piso, Becky... Pídele una disculpa y ya, asunto arreglado.

—No me voy a disculpar, ¿Qué te pasa? —La castaña limpiaba sus lágrimas con brusquedad.

—Becky...

—Sabes, quédate con ella. —Caminó hasta donde estaba su mochila y la abrió para sacar el teléfono que Sarocha le regaló. —¡Quédate con tu estúpido celular! ¡Tus tontas golosinas! ¡Tus llaves! ¡Tú estúpida mochila! —Le aventó las cosas.

Becky se acercó a la pelinegra y sujetó su muñeca.

—Te regresaré todos tus tontos regalos, tonta. Terminamos. —Le quitó la pulsera que le había dado y salió del departamento llorando.

Sarocha corrió detrás de Becky, pero no sabía a dónde se había ido. Regresó a su departamento y agarró del brazo a Nita, la aventó al baño.

—Vístete y lárgate de aquí. —Agarró el bolso de la chica y buscó la llave que nunca le regresó. —Esto es mío.

—Sarocha.

—Dime lo que en verdad paso. —Exigió enojada.

—Pues le dije la verdad. —Alzó sus hombros sin importancia.

—¿Cuál verdad según tú? —Cuestionó con su ceño fruncido.

—Que me sigues amando. —Sonrió.

—¿Qué te hace pensar eso? Entre tú y yo no volverá a haber nada.

Nita soltó una carcajada.

—Saro, me creíste a mí en vez de a tu novia o debería decir Exnovia.

—Lárgate de aquí.

Nita se metió al baño a cambiarse mientras Sarocha recogía las cosas que Becky le había aventado.

—Soy una tonta.

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Becky trataba de calmar su llanto, no quería que las personas se le quedaran viendo ni que la juzgaran, también trataba de calmarse porque su casa estaba muy cerca.

Una vez estuvo enfrente de su casa entró mientras sonreía. Se quitó sus tenis y los cambió por unas pantuflas, caminó hasta llegar a su habitación, trataba de hacer el menor ruido posible.

—¿Becca? —Cuestionó su madre mientras se asomaba por el marco de la cocina.

—Sí. Soy yo. —respondió.

—Oh. Espera, hija. —Secó sus manos mojadas en el mandil que llevaba puesto. —Haré una deliciosa cena el fin de semana, invita a Sarocha. Haré som tam, la otra vez tu novia comentó que era una de sus comidas favoritas

—Sí, yo... Le aviso, voy a mi cuarto...—Fue interrumpida por la mujer al ver la cara de su hija.

—¡Becca! ¿Qué te paso en la cara? ¿Estás bien? ¿Te asaltaron? —Su madre se acercó con preocupación mientras tocaba las heridas de su hija.

—Ugh, un gato me atacó. Intente acariciarlo, pero... Me atacó. —Mintió.

—Ten más cuidado. Ahorita que termine la comida iré a curar tus heridas. ¿De acuerdo?

—Gracias, mamá. —Sonrió.

Se acostó en la cama mientras abrazaba una almohada.

—Soy una tonta, pero tú eres más tonta que yo. —Murmuró.

Se levantó de la cama y caminó a su pequeño escritorio, abrió uno de los cajones de este y sacó su antiguo celular. Lo puso a cargar y comenzó a sacar de su closet la ropa que Sarocha le había regalado junto con algunos otros obsequios. Los estaba poniendo en una caja que tenía ahí de unos libros, tal vez pasado mañana le devolvería todos esos obsequios.

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—¡Es una estúpida, idiota! —Gritó Gemini jalando algunos mechones de su cabellera.

—No la insultes.

—¡Es mayor, se supone que la gente mayor es más sabia! —Gritó frustrado. —Cuando lo vea le daré una merecida paliza también a esa tipa.

—¿Puedes darle esto a Sarocha? —Le entregó la caja. —Lo haría yo misma pero no quiero verla. —Soltó una risa amarga. —Soy muy infantil ¿No?

—Hey, no eres infantil solo porque no quieras ver a la persona que te dañó. —Abrazó a su amiga.

—La extraño mucho, me acostumbré a siempre darle un abrazo y besarla. —Sonrió tristemente. —Siempre que estaba con ella me sentía protegida, cuando me abrazaba sentía una calidez inexplicable...

Becky limpió las pequeñas lágrimas de sus mejillas y sonrió.

—Tú... ¿Lo hiciste con ella? —Cuestionó.

Gemini sabía perfectamente que su amiga quería guardar y entregar su "virginidad" a la persona correcta, dónde el amor fuera mutuo.

—Sí... esa noche fue cariñosa conmigo, me dijo palabras muy dulces mientras me daba pequeños besos. —Soltó un sollozó. —Me dijo que me amaba y que siempre me iba a proteger.

Gemini se sintió mal por Becky, nunca la había visto tan dañada ni tan vulnerable.

—Pero la protegió a ella... La defendió a ella a pesar de que mi cara estuviera rasguñada y con golpes.

Empezó a llorar nuevamente y abrazó a su amigo, este le correspondió el abrazo de inmediato y acarició la cabellera castaña.

—Becca. —No sabía que decir.

Lo único que se le ocurría eran insultos hacia Sarocha, pero no los iba a decir mientras su amiga sufría.

—Duele mucho... Ella dijo que la había olvidado.

Gemini estuvo consolando a su amiga hasta que se quedó profundamente dormida entre sus brazos.

—Maldita estúpida, vieja verde e idiota. —Murmuró Gemini con odio. —Me acuerdo de tu cara y solo la quiero golpear. No mereces a Becky.