La pareja se encontraba en el grande sofá que había en la oficina de la mayor. Se estaban dando mimos, la castaña soltaba pequeñas carcajadas ya que le daba un poco de cosquillas que Sarocha le diera besitos en su panza.

—Saro, basta. —Intentó alejar el rostro de la mayor.

—Me gusta mucho tu panza. —Dejó un último beso antes de ayudar a su novia a acomodarse la blusa.

—A mí me gustan mucho tus clavículas, son lindas. —Se acercó más al cuerpo de la pelinegra.

—Las tuyas son mucho más lindas. —Dejó un pequeño en las clavículas de la menor. —¿No te gustan mis músculos?

—¿Gustar? —Sarocha asintió. —No me gustan...

La pelinegra se sintió mal por la repuesta. Becky soltó una carcajada y después abrazó a su novia.

—¡Me encantan! —Besó ambas mejillas de la mayor. —También me gusta mucho el tatuaje que tienes en la espalda.

—¿Cómo sabes que tengo un tatuaje en la espalda? Nunca te lo he enseñado. —Miró coquetamente a la menor.

Becky se sonrojó mucho.

—Bueno... Verás, en una de nuestras pijamadas de hace mucho me desperté y cuando no te vi fui a buscarte. —Mordió levemente su labio inferior y desvió su mirada. —Cuando entré al baño te vi desnuda...

—¡¿Qué?! ¡¿Completamente desnuda?! —Cuestionó.

—¡No! Bueno, más o menos. —Tapó su rostro sonrojado. —¡Estabas en ropa interior!

—Dios, Becky... ¿Y por qué no te metiste a bañar conmigo ese día? —Bromeó.

—¡Todavía no estoy lista para mostrar mi cuerpo!

—¿Quieres ver mi tatuaje más de cerca? —Cuestionó mientras se quitaba su corbata y posteriormente desabrochar los botones de su blusa blanca que traía puesta.

—Saro, alguien puede entrar. —Dijo tratando de detener a Sarocha.

—No importa porque todo esto te pertenece solo a ti y a nadie más. —Se quitó su blusa y la dejó a un lado, se volteó dándole la espalda a la castaña.

—Wow... Es muy lindo ¿Te dolió mucho? —Cuestionó mientras pasaba de manera delicada su mano por toda la espalda.

—Un poco, pero valió la pena. —Rio.

Becky dejó un pequeño beso en la zona antes de abrazar a su novia.

—Me alegra que te guste. —Dijo separándose del abrazo para voltear a ver a su novia. —¿Quieres un beso?

La castaña asintió con una pequeña sonrisa; Sarocha recostó a Becky en el sofá y se subió arriba de ella, sin llegar a aplastarla. Unió sus labios con los contrarios, iniciando un dulce beso. Becky posó sus manos en los hombros de la pelinegra.

En eso la puerta de la oficina fue abierta con brusquedad. Ambas se separaron con sus mejillas sonrojadas por ser descubiertas, el sonrojo de Sarocha duro muy poco al ver a la persona que había interrumpido su momento con Becky, en cambio, la castaña solo se sentó correctamente dándole la espalda a la persona mientras tapaba su rostro con el saco de la pelinegra.

—¡¿Qué!? ¡Sarocha! —Dejó caer su bolso la chica.

—¿Qué haces aquí, Nita? ¿Quién te dejó entrar? —Cuestionó molesta.

Becky al escuchar ese nombre se sintió algo incómoda. ¿Qué hacía ella aquí?

—Explícame que hacías besándote con ella y por qué estás sin blusa. —La chica tenía su ceño fruncido.

—No te tengo que dar explicaciones. Lárgate de aquí. —Agarro su ropa y se la puso. —¿Qué esperas para irte?

—Vine hablar contigo, Saro. —Se acercó a la mayor. —Dile que se salga. —Dijo mientras veía a Becky.

—No se va a ir de aquí. Lo que tengas que decir, dilo. —Habló alejándose de la pelinegra.

—¿Enserio? Bueno. —Sonrió en grande. —Vine a recuperarte, éramos una pareja muy feliz y con mucho amor ¿Recuerdas cómo me dabas muchos regalos bonitos?

Sarocha soltó un suspiro.

—Podemos ser nuevamente la pareja de antes solo que está vez seríamos esposas. Solo tienes que dejar a esta y listo.

La pelinegra soltó una carcajada.

—Nita, ¿Qué te hace pensar que me casaré contigo? No voy ni pienso dejar a mi novia por ti, lo mejor será que te vayas por tu cuenta o llamo a seguridad.

—¿Es por qué es más joven que yo? ¿Qué tiene ella que no tenga yo? Estoy segura que es fea por eso se tapa el rostro. —Hablo enojada.

—Es muchísimo mejor que tú. —Se sentó al lado de Becky y la abrazó. —Ahora lárgate.

La chica soltó un pequeño bufido y salió de aquella oficina enfurecida. Pensó que Sarocha dejaría a su pareja por ella.

—¿Estás bien, osita? —Cuestionó quitando su sacó del rostro de la castaña.

—Estoy bien... —Respondió con un ánimo bajo.

—Becca, te amo. Nunca lo dudes. —Dejó un pequeño beso la frente de la castaña.

—Ella me hace sentir incómoda...

—No te preocupes, no dejaré que vuelva a entrar aquí. —Tomó la mano de Becky con suma delicadeza. —¿Podemos continuar lo de hace unos momentos? —Besó la mano de su osita.

—Ponle seguro a la puerta, no quiero que nos vean otra vez. —Comentó.

—Lo que mi osita quiera. —Se levantó del sillón y fue a ponerle seguro a la puerta.

Después se volvió acercar a la menor, dejó pequeños y suaves besos por toda la cara y cuello de la menor.

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—¡Fue maravilloso! —Exclamó Gemini con una sonrisa.

—¿Qué se siente viajar en motocicleta? —Cuestionó Becky.

—Maravilloso, el aire en tu rostro... —Gemini empezó a balbucear cosas mientras sonreía, su cita con aquel chico fue la mejor que ha tenido. —Hasta me aferré a él y pude sentir su abdomen.

—Debe ser divertido viajar en moto con la persona que amas o te gusta ¿No?

—En efecto. Es maravilloso. —Se acostó en la suave cama a un lado de Becky.

—Me gustaría viajar en una. —Comentó.

—¿Por qué no le dices a Sarocha que compre una moto? ¿Acaso no es tu sugar? A cambio le puedes hacer no sé una... —Hizo un movimiento obsceno con su boca y sus dejos índice y medio.

—¡¿Qué?! ¡No! —Golpeó a Gemini con una almohada. —No es mi sugar y tampoco le puedo pedir eso.

—Perdón. —Le quitó la almohada a su amiga. —Cuando ese chico guapo y yo seamos oficialmente novios le voy a decir que te suba a su moto.

—¿Enserio? —El pelinegro asintió. —¡Muchas gracias, Gemini!

—Becky, cambiando de tema. ¿Por qué no te gusta que Sarocha te consienta?

—Si me gusta que me consienta, pero no con cosas extremadamente caras. Sarocha es capaz de compararme cualquier cosa que yo diga y no quiero eso.

—¿Enserio?

—Sí. No hace mucho comenté que me gustaría viajar en bote y al día siguiente ella ya había comprado un yate. —Habló soltando un pequeño suspiro. —Por eso cuido mucho lo que digo enfrente de ella.

—Está perdidamente enamorada de ti. Entonces ¿Cómo te gusta que te consienta?

—Con comida.

—Oh Becky, eres una glotona. —Soltó una carcajada.

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—Sí. Dijo que le gustaría viajar en moto con la persona que ama. —Gemini se acomodó mejor en la silla.

—¿Moto? ¿No te dijo algún modelo en específico? ¿Qué color la quiere? —Interrogó.

—¿Eres idiota? —Pregunto. —Obviamente no la quiere para ella. Quiere viajar en moto con la persona que ama y adivina qué. Tú eres la persona que ama.

—Entonces. Compro una moto para mí, voy a su casa, la sorprendo y conduzco. —Sarocha se levantó de su silla.

—Sí. Ella quiere abrazarte mientras siente el aire en su rostro.

—Ahora mismo compro una motocicleta. —Agarro su teléfono.

—Sarocha...

—¿Sí?

—Becky es feliz más con un tazón de fideos que con un abrigo Gucci. —Dijo.

—¿Qué quieres decir con eso? —Cuestionó confundida.

—No deberías comprar todo lo que Becky mencione mejor cómprale comida, a ella le encanta la comida.

—¿Comida? —Gemini asintió. —¿De restaurante?

—No. Comida de la calle o barata. —Habló mientras tomaba su mochila. —Por cierto, ya no te voy a decir nada de lo que le gusta a Becky.

—Pero ¿Y si le doy algo que no le gusta? No dejes de ayudarme.

—Que fastidiosa. A Becky le va a gustar cualquier cosa que le des solo por el simple hecho de que eres tú. —Dijo y frunció su ceño cuando vio la cara de confusión de la pelinegra. —Cualquier cosa que le regales a ella le va a encantar. Si le das un chicle va a ser feliz, Becky es una persona sencilla.

—Gracias por ayudarme, ahora vete.

—Si, gracias. —Salió de la oficina de la mayor.

Sarocha se quedó sola en su oficina, agarró el portarretratos que tenía la foto de Becky y sonrió tiernamente.

—Sin duda alguna, eres la mejor persona que he conocido.

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Becky se estaba arreglando, hoy tendría una cita con Sarocha y se quería ver linda.

—Creo que ya. —Se miró una última vez en el espejo antes de agarrar su teléfono junto con su dinero para esperar pacientemente a que Sarocha llegara.

Pasaron unos minutos y su teléfono vibró, prendió su teléfono. Era un mensaje de su novia, inmediatamente lo leyó.

"Estoy afuera. Sal, osita ♡"

Becky salió de su habitación, se despidió de sus padres y salió de su vivienda con una sonrisa.

—¡Saro! —Corrió a abrazar a su novia.

—Osita. —Besó los labios de Becky.

—¿A dónde iremos? —Cuestionó con una sonrisa.

—Iremos a pasear. —Respondió.

—¿Y tú carro? ¿No lo traes? —Interrogó. —Oh. ¡Ya se! Vamos a caminar.

—No vamos a caminar, iremos a pasear en motocicleta. —Dijo con una sonrisa.

—¡¿Qué?! ¡Pero tú no tienes moto!

—No la tenía hace unos días, pero ya tengo una. —Caminó hasta donde estaba su motocicleta. —Ven.

Becky abrió un poco su boca por la sorpresa. Después miró a su novia.

—Es muy bonita, Freenky. —Comentó.

—Hasta compré un casco para ti, tiene un estampado de ositos cariñositos. —agarró el casco y se lo coloco a la menor. —Listo.

Sarocha de igual manera se puso su casco y después se subió en la moto, Becky también se subió y abrazo a la pelinegra.

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En estos momentos ambas estaban tapándose de la lluvia en el quiosco de un parque, estaban empapadas debido a que estuvieron encadenando la motocicleta a un poste para que nadie se la robara a Sarocha. Iban a esperar que la lluvia se calmara para ir a dejar a Becky a su casa, no quería conducir mientras llovía ya que era muy peligroso y no quería que ocurriera ningún accidente.

—Perdón... —Sarocha agachó su cabeza.

—¿Por qué te disculpas?

—Estás mojada por mi culpa. —Respondió.

—No tienes por qué pedir perdón, solo es agua, además, disfruté mucho este día. —Sonrió tiernamente.

—Cualquier otro día podemos ir a dar otro paseo en moto. —Dijo abrazando a su osita.

—Siempre me he preguntado ¿cómo se sentirá besar a tu pareja bajo la lluvia? —Susurró mientras veía la lluvia caer.

—Si quieres un beso en la lluvia solo dímelo.

—¿Que? No, solo era una duda. —Rio nerviosa. —Gemini dijo que se siente bien, ¿Será cierto?

—Lo vamos a comprobar. —Jaló a su novia.

Ambas se miraron fijamente mientras eran mojadas por la lluvia. Sarocha puso sus manos en la cintura de la castaña para acercarla más a ella, por inercia Becky colocó sus manos en los hombros de la mayor. Se fueron acercando poco a poco hasta llegar a juntar sus labios, un beso algo apasionado.

La primera en separarse fue Becky con un lindo sonrojo en sus mejillas.

—Se siente bien... —Rio algo nerviosa.

—La lluvia no para, ¿Crees que tus padres de ten permiso de dormir en mi casa?

—Les preguntaré.

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Sarocha salió del baño con una polera blanca y una toalla tapando su parte inferior. Becky estaba acostada en la gran cama con un pijama de Sarocha.

—Solo vine por unas cosas. —Dijo caminando a su ropero para sacar algo de ropa interior.

Becky se levantó de la cama con nerviosismo y abrazó a Sarocha por la espalda, recorrió todo el abdomen de la pelinegra con su mano.

—Osita... Para. —Soltó un pequeño jadeo.

—Quiero hacerlo...

Sarocha se volteó para mirar a Becky.

—¿Estás segura? No quiero que te sientas obligada. Osita yo puedo esperar hasta que estés lista...

—Quiero hacerlo, Saro.

La pelinegra unió sus labios con los de la menor, iniciando un beso suave.

—Lo haremos...

—No tengo ninguna experiencia así que soy algo... Muy torpe en esto. —Confesó desviando su mirada a otro lugar.

—No importa. Estoy segura de que va a ser fantástico solo porque eres tú, seré muy cuidadosa.

—Te amo mucho.